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conspiración contra obispo


[Patrick J. McDonnell] Funcionarios de la iglesia creen que el prelado argentino visto en un video comprometedor fue víctima de una vendetta política.
Buenos Aires, Argentina. El obispo católico pro-reformista fue captado en un comprometedor video con un joven.
En un país fuertemente católico, eso es suficiente escándalo. Pero en Argentina, un país que lucha por escapar del desmoralizador legado de corrupción, catástrofe económica y brutalidad, el misterio más salado parece ser: ¿Quién orquestó la filmación del obispo con su consorte masculino, y por qué?

Funcionarios eclesiásticos y otros insinúan una conspiración en una atrasada provincia norteña que se remonta a la incómoda era de las mafias políticas y la policía secreta.
El clérigo, el obispo Juan Carlos Maccarone, renunció como prelado del empobrecido Santiago del Estero poco después de que el video surgiera a superficie mostrando al obispo de 64 años retozando en su sotana con el joven taxista, vendedor de móviles y cambista de 23.
Nadie de Maccarone para abajo ha puesto en duda la autenticidad del video de 15 minutos, filmado a hurtadillas por el joven en la residencia del obispo.
La renuncia del obispo fue, según se dice, discretamente aceptada por el Papa Benedicto XVI durante las celebraciones del Día Mundial de la Juventud en su nativa Alemania.
La descripción general de Maccarone como víctima, a pesar de su aparente transgresión de las enseñanzas de la iglesia sobre el celibato y la homosexualidad, ha sido muy diferente a la crítica cobertura periodística en Estados Unidos de sacerdotes acusados de conductas sexuales desviadas. Sin embargo, los encuentros clandestinos de Maccarone involucraban aparentemente a un adulto consintiente, no a menores indefensos.
La discusión pública se ha concentrado en las insinuaciones de una historia oscura.
Que alguien quiere demoler la reputación de un respetado líder progresista conocido como un reformador clave en el pantano de la política argentina, no abusa de la credulidad de los que están familiarizados con la antigua estructura de poder en Santiago del Estero, cuya capital está a 965 kilómetros al noroeste de Buenos Aires.
"Rechazamos y repudiamos este ataque mafioso contra Maccarone", dijo Nora Loto, activista de derechos humanos en Santiago del Estero, cuyos partidarios han organizado marchas de solidaridad con el obispo. "La gente que está detrás de esto es la misma que cometió tantos crímenes en esta provincia, y que desafortunadamente continúa actuando con impunidad".
El obispo ha declarado en una carta a sus colegas que su posición fue socavada por un "proyecto de extorsión" que tomaba ventaja de su "buena voluntad".
El Padre Guillermo Marco, portavoz del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, sugirió en una entrevista en la radio que el caso olía a vendetta política.
Ordenado en 1968, Maccarone fue un bien conocido teólogo y participante de un comité de diálogo auspiciado por la iglesia que intenta paliar las consecuencias de la crisis económica que arrasó con Argentina en 2001-2002. El corpulento clérigo de gafas visitaba frecuentemente la capital, donde sus partidarios incluían al presidente de Argentina, Néstor Kirchner, que ha estado en punta con la jerarquía de la iglesia aquí.
Kirchner, cuyo gobierno se enfrenta a las cruciales elecciones el próximo mes, ha redefinido su gobierno como diferente a los gobiernos a menudo brutales y corruptos de Argentina en su pasado reciente.
Durante décadas, Carlos Arturo Juárez, un caudillo político de la vieja escuela, gobernó Santiago del Estero de acuerdo a sus caprichos. Encargada de la seguridad había una fuerza policial que era más leal a Juárez que a las normas de la ley y del orden. Según la mayoría de las versiones, la unidad conocida como D2 -Directorado de Información- fue especialmente activa a la hora de eliminar amenazas a la hegemonía de Juárez.
El predecesor de Maccarone en el obispado, Gerardo Sueldo, también un declarado crítico del atrincherado régimen provincial, pereció en un misterioso accidente de carretera cuando su coche supuestamente chocó contra un caballo, aunque no se encontró nunca el cuerpo del animal. El régimen del caudillo se derrumbó después de que autoridades provinciales de alto nivel fueran vinculadas a los impresionantes asesinatos de dos mujeres en 2003.El año pasado las autoridades federales nombraron a un gobernador fiable en lo que fue una victoria para el modernista presidente del país, Kirchner. Maccarone respaldó la decisión.
Pablo Lanusse, el ex gobernador, dijo a periodistas que Maccarone fue "víctima de un personaje siniestro" en la provincia, una clara referencia a Juárez, 88, el ex jefe político, ahora liberado de su arresto domiciliario. "Su renuncia", dijo Lanusse sobre el obispo, "puede significar algún alivio para los delincuentes que lo han atacado tanto, porque su presencia y su ministerio les fastidiaba".
Por su parte, el joven en el video, Alfredo Serrano, ha insistido en entrevistas que no es un gigoló y que nadie le pagó por la filmación, al contrario de lo que se afirma en noticias de prensa de que recibió más de 30.000 dólares.
Serrano dice que en realidad actuó movido por el enfado porque el obispo no le proporcionó la ayuda que había prometido para su necesitada familia, que ha estado de capa caída desde la muerte del padre de Serrano hace 15 años -era un funcionario de bajo rango. Varias veces el año pasado, la madre de Serrano se encadenó a sí misma en el palacio del gobernador exigiendo que ella o su hijo heredara el trabajo de su marido, como era la costumbre en esa provincia de régimen patronal.
Pero en un país donde las teorías conspirativas son fácilmente acogidas, muchos se niegan a creer que el joven, que abandonó los estudios secundarios por la calle, pueda haber ideado una intriga que ha resonado en Buenos Aires y en el Vaticano.
"No es posible que esto haya ocurrido casualmente", dijo Loto, la activista de Santiago del Estero. "Si le pasó a una persona tan querida, respetada y prestigiosa como el obispo, entonces nos puede pasar a todos nosotros... Estamos todos alertas".

Andrés D'Alessandro contribuyó a este reportaje.

9 de septiembre de 2005
©los angeles times
©traducción mQh


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