saudíes alertan sobre iraq
[Joel Brinkley] Iraq se puede desintegrar.
Washington, Estados Unidos. El Príncipe Saud al-Faisal, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, dijo el jueves que en los últimos días había estado advirtiendo al gobierno de Bush que Iraq se estaba abalanzando hacia su desintegración, un desarrollo que dijo podría arrastrar a toda la región a la guerra.
"Ahora no hay ninguna dinámica de unión del país", dijo en una reunión con periodistas en la embajada saudí aquí. "Todas las dinámicas están separando al país". Dijo que estaba tan preocupado de que se lo estaba diciendo a "todos los que quieran escuchar" en el gobierno de Bush.
Las declaraciones del Príncipe Saud, los comentarios públicos más pesimistas sobre Iraq hechos por un líder de Oriente Medio en los últimos tiempos, estuvieron en fuerte contraste con las evaluaciones generalmente optimistas que ofrecen la Casa Blanca y el Pentágono.
Pero en una aparición en el Pentágono el jueves, el presidente Bush, mientras que expresó una vez más su optimismo, advirtió que el derramamiento de sangre en Iraq probablemente aumentará en las próximas semanas.
"Hoy nuestros comandantes nos dejaron claro", dijo después de una reunión sobre Iraq con importantes oficiales militares, "que a medida que los iraquíes se preparan para la votación sobre la constitución en octubre y eligen un gobierno permanente en diciembre, debemos estar preparados para más incidentes violentos".
Jefes militares americanos han advertido repetidas veces que los insurgentes buscan interrumpir la votación, como hicieron antes de las elecciones legislativas en enero.
Bush dijo que si Estados Unidos abandonaba Iraq ahora, se podría convertir en un refugio de terroristas, como Afganistán antes del derrocamiento de los talibanes.
"Dejar Iraq ahora sería repetir los caros errores del pasado que permitieron los atentados del 11 de septiembre de 2001", dijo.
El Príncipe Saud, que está en Washington para reunirse con funcionarios de gobierno, acusó a varias decisiones americanas del deslizamiento hacia la desintegración, aunque no se refirió directamente al gobierno de Bush.
El principal de ellos fue calificar a "todos los sunnies de delincuentes baazistas", dijo.
Arabia Saudí se presenta a sí misma como la capital y protectora del islam sunní, y las observaciones del príncipe -a veces duro y a veces cauteloso- fueron emblemáticas de la conflictiva relación saudí-estadounidense.
Un funcionario de gobierno, dijo en reacción a las observaciones del Príncipe Saud: "Estados Unidos valora y respeta su opinión y todos compartimos la preocupación por el futuro y la estabilidad de Iraq". Se negó a ser identificado, por recomendación de la administración.
El Príncipe Saud dijo que la semana pasada se había reunido con la ministro de Asuntos Exteriores Condoleezza Rice y agregó que los funcionarios estadounidenses respondían a sus advertencias diciéndole que Estados Unidos realizó con éxito las elecciones en Iraq y que "dicen lo mismo sobre la constitución" y la situación general en Iraq ahora. El jueves, de hecho, un importante funcionario de gobierno dijo: "Los progresos del proceso político son la mejor respuesta".
El Príncipe Saud dijo: "Pero lo que estoy tratando de hacer es decir que a menos que se haga algo que una a los iraquíes, las elecciones no lo harán. Solamente la constitución no lo hará". El Príncipe Saud es hijo del difunto Rey Faisal y ha sido ministro de Asuntos Exteriores durante 30 años.
El príncipe dijo que había estado en un grupo de países vecinos de Iraq -Jordania, Siria, Turquía, Irán y Kuwait, así como Arabia Saudí- "y la principal preocupación de los vecinos" es que la potencial desintegración de Iraq en estados sunníes, chiíes y kurdos "puede arrastrar al conflicto a otros país de la región".
Turquía, observó, ha amenazado con enviar tropas al norte de Iraq si los kurdos allá declaran la independencia. Irán, dijo, está enviando dinero y armas al sur chií de Iraq y probablemente incrementará las relaciones, para el caso de que el sur se declare independiente. Arabia Saudí ha temido siempre la influencia de Irán en la región, debido a que es una teocracia chií.
"Es una situación muy peligrosa", dijo. "Una situación muy amenazante".
David E. Sanger contribuyó al reportaje de este artículo.
24 de septiembre de 2005
©new york times
©traducción mQh
"Ahora no hay ninguna dinámica de unión del país", dijo en una reunión con periodistas en la embajada saudí aquí. "Todas las dinámicas están separando al país". Dijo que estaba tan preocupado de que se lo estaba diciendo a "todos los que quieran escuchar" en el gobierno de Bush.
Las declaraciones del Príncipe Saud, los comentarios públicos más pesimistas sobre Iraq hechos por un líder de Oriente Medio en los últimos tiempos, estuvieron en fuerte contraste con las evaluaciones generalmente optimistas que ofrecen la Casa Blanca y el Pentágono.
Pero en una aparición en el Pentágono el jueves, el presidente Bush, mientras que expresó una vez más su optimismo, advirtió que el derramamiento de sangre en Iraq probablemente aumentará en las próximas semanas.
"Hoy nuestros comandantes nos dejaron claro", dijo después de una reunión sobre Iraq con importantes oficiales militares, "que a medida que los iraquíes se preparan para la votación sobre la constitución en octubre y eligen un gobierno permanente en diciembre, debemos estar preparados para más incidentes violentos".
Jefes militares americanos han advertido repetidas veces que los insurgentes buscan interrumpir la votación, como hicieron antes de las elecciones legislativas en enero.
Bush dijo que si Estados Unidos abandonaba Iraq ahora, se podría convertir en un refugio de terroristas, como Afganistán antes del derrocamiento de los talibanes.
"Dejar Iraq ahora sería repetir los caros errores del pasado que permitieron los atentados del 11 de septiembre de 2001", dijo.
El Príncipe Saud, que está en Washington para reunirse con funcionarios de gobierno, acusó a varias decisiones americanas del deslizamiento hacia la desintegración, aunque no se refirió directamente al gobierno de Bush.
El principal de ellos fue calificar a "todos los sunnies de delincuentes baazistas", dijo.
Arabia Saudí se presenta a sí misma como la capital y protectora del islam sunní, y las observaciones del príncipe -a veces duro y a veces cauteloso- fueron emblemáticas de la conflictiva relación saudí-estadounidense.
Un funcionario de gobierno, dijo en reacción a las observaciones del Príncipe Saud: "Estados Unidos valora y respeta su opinión y todos compartimos la preocupación por el futuro y la estabilidad de Iraq". Se negó a ser identificado, por recomendación de la administración.
El Príncipe Saud dijo que la semana pasada se había reunido con la ministro de Asuntos Exteriores Condoleezza Rice y agregó que los funcionarios estadounidenses respondían a sus advertencias diciéndole que Estados Unidos realizó con éxito las elecciones en Iraq y que "dicen lo mismo sobre la constitución" y la situación general en Iraq ahora. El jueves, de hecho, un importante funcionario de gobierno dijo: "Los progresos del proceso político son la mejor respuesta".
El Príncipe Saud dijo: "Pero lo que estoy tratando de hacer es decir que a menos que se haga algo que una a los iraquíes, las elecciones no lo harán. Solamente la constitución no lo hará". El Príncipe Saud es hijo del difunto Rey Faisal y ha sido ministro de Asuntos Exteriores durante 30 años.
El príncipe dijo que había estado en un grupo de países vecinos de Iraq -Jordania, Siria, Turquía, Irán y Kuwait, así como Arabia Saudí- "y la principal preocupación de los vecinos" es que la potencial desintegración de Iraq en estados sunníes, chiíes y kurdos "puede arrastrar al conflicto a otros país de la región".
Turquía, observó, ha amenazado con enviar tropas al norte de Iraq si los kurdos allá declaran la independencia. Irán, dijo, está enviando dinero y armas al sur chií de Iraq y probablemente incrementará las relaciones, para el caso de que el sur se declare independiente. Arabia Saudí ha temido siempre la influencia de Irán en la región, debido a que es una teocracia chií.
"Es una situación muy peligrosa", dijo. "Una situación muy amenazante".
David E. Sanger contribuyó al reportaje de este artículo.
24 de septiembre de 2005
©new york times
©traducción mQh
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