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denuncian corrupción del partido


[Edward Cody] Por exponer un encubrimiento de funcionarios comunistas corruptos.
Fuzhou, China. Un veterano periodista de Fuzhou fue sometido a juicio el jueves pasado por informar sobre una emergencia médica, el último paso en una campaña de venganza inusualmente feroz contra un funcionario del Partido Comunista que ha ganado renombre nacional por denunciar públicamente a sus superiores por condonar y encubrir la corrupción.
El caso, en la sureña provincia de Fujian en el Estrecho de Taiwán, arrojó luz sobre un importante pero descuidado aspecto del problema nacional de China con la corrupción. Tantos funcionarios se han implicado en negocios en los últimos 25 años de liberalización económica, de acuerdo al denunciante y otros analistas, que el soborno se ha convertido en parte integral del gobierno del partido en miles de ciudades y pueblos chinos.
Los extremos a que han llegado las autoridades de la provincia para castigar y desacreditar a los que han presentado cargos contra ellas, también muestran lo mucho que estima el Partido Comunista los valores de disciplina y solidaridad en las filas. Las acusaciones desencadenaron un debate nacional no solamente porque denunciaban la corrupción -la mayoría de los chinos la dan por sentada-, sino porque provenían desde dentro de la jerarquía del partido, cuyos tratos por debajo de la mesa se mantienen normalmente en secreto.
El cargo aparente el jueves en el juicio de Li Changqing, que trabajaba como periodista para el oficial Diario de Fuzhou, fue "inventar y difundir información terrorista falsa", por informar sobre un estallido de dengue. Pero el problema real, según Li, su familia, colegas y abogados, fue el apoyo que prestó a Huang Jingao, el secretario del partido de la comuna suburbana de Lianjiang que denunció la corrupción.
Li dijo al tribunal, formado por una comisión de tres jueces, que durante más de un año de detención, que dijo que incluía "inhumanas" torturas, sus interrogadores nunca le preguntaron sobre el delito por el que está siendo juzgado. Sus preguntas, dijo, se centraban en los artículos que Li escribió y publicó en varios sitios en internet apoyando a Huang y en sus acusaciones sobre la corrupción.
"Desde el principio lo único que les interesaba era castigar a Li por escribir tantos artículos a favor de Huang", dijo en una entrevista el abogado pequinés de Li, Mo Shaoping.
En agosto de 2004 Huang escribió una carta abierta ahora famosa diciendo que sus intentos por terminar con la corrupción eran bloqueados por un grupo de funcionarios corruptos que se protegían unos a otros. La extraordinaria declaración, publicada en el sitio en internet del oficial Diario del Pueblo chino, causó sensación de inmediato. Los chinos la discutían en el autobús y durante el almuerzo, destacando la integridad de Huang. Los editorialistas en la prensa controlada por el gobierno saludaron su publicación como un signo de progreso en un país mejor conocido por su práctica de encubrir sus problemas.
Pero la fama de Huang fue de corta duración. Censores del gobierno retiraron la carta pocos días después. También se prohibió que la prensa siguiera comentando el asunto. Luego Huang fue llamado por dirigentes del partido aquí en Fuzhou, que le ordenaron "hacer un completo autoanálisis". Emitieron una declaración que parecía acuñada en la oficina de propaganda del partido en los años sesenta, acusando a Huang de "individualismo" y de ayudar "a elementos extranjeros hostiles" y el "separatismo de Taiwán".
Esa fue la señal de partida de lo que se convirtió en una aplastante venganza de los dirigentes del partido en la provincia de Fujian y en la ciudad de Fuzhou, la capital a 480 kilómetros al sur de Shanghai. A los tres meses, Huang fue despedido como jefe del partido de Lianjiang y colocado bajo arresto domiciliario durante la investigación de su conducta. En agosto de 2005, Huang fue acusado formalmente de 50 cargos de corrupción, por unoss 700 mil dólares. Una docena de colegas fueron también acusados de corrupción en el caso, incluyendo a Li; Huang fue sentenciado a cadena perpetua en noviembre último.
El siguiente paso fue manchar la reputación de Huang y la de los que estaban con él, incluyendo a Li. Empezaron a aparecer artículos en un diario de Hong Kong, Ta Kung Pao, contando cómo Huang había sido siempre corrupto y que sacó esa declaración como un modo de desviar la atención de sus propios delitos. Los sobornos eran necesarios, explicaban los artículos, porque Huang, 54 y calvo, mantenía a media docena de amantes en varios nidos de amor en los alrededores de Fuzhou, visitando a veces a varias en una sola tarde.
Una de las amantes, dijo el Ta Kung Pao, era la esposa de Li, Bao Dingling.
El diario Ta Kung Pao ha sido usado frecuentemente para canalizar información que el gobierno chino quiere que circule. Su corresponsal en Fuzhou, Shi Bing, dijo que él escribió los reportajes sobre Huang después de sus propias indagaciones. Pero su despacho aquí, el Centro de Noticias del Estrecho, tiene lazos con el gobierno provincial de Fujian; fue abierto a sugerencia del jefe provincial del partido, Lu Zhanggong, de acuerdo a periodistas locales, y la provincia ha proporcionado la oficina.
Varios residentes de Fuzhou dijeron que el retrato que hizo el diario de Huang no se correspondía con el hombre al que conocían como trabajador y como un funcionario aparentemente sincero de la comuna. No parecía que fuera rico, dijeron, y de acuerdo a un amigo, su esposa se quejaba de que no tenían suficiente dinero para comprar su apartamento alquilado. Pero otros vecinos dijeron que, después de leer todos los cargos contra él, habían concluido que Huang debía ser culpable de al menos algunos de los delitos.
Li, 41, pequeño, de gafas de marco de metal y de modales calmados, fue detenido poco después de Huang y acusado inicialmente de ayudar a Huang a escribir la carta abierta y fomentarla en artículos publicados sitios de internet extranjeros visitados frecuentemente por disidentes chinos. Su esposa, Bao, 37, dijo que se encuentra detenido desde entonces. Dijo que a ella y su hija, Li Sidi, 15, no les han permitido visitarlo.
Bao dijo en una entrevista que ella y su familia habían tratado de pedir a funcionarios locales y otros amigos influyentes que intervinieran a favor de Li. Pero en el ambiente creado por la represión, nadie quiere arriesgarse a hacerlo, dijo. "Tratamos de saber la verdad", agregó, con lágrimas en los ojos. "Visitamos a tantos amigos y familiares, pero tenían miedo de ayudarnos. Dijeron que ellos no podían hacer nada".
Bao negó que fuera amante de Huang, diciendo que las acusaciones eran "aberrantes". Al contrario, dijo que ella y la esposa de Huang son amigas y que sus hijos juegan juntos. La colaboración entre Li y Huang surgió de conexiones familiares, explicó.
"Huang era un buen funcionario", dijo. "Se preocupaba de la gente que estaba a su lado, y era fácil de llevar. Decía cosas que los otros no se atrevían a decir. Así que por eso lo querían castigar".
Mo, el abogado, dijo que sus peticiones para ver a Li fueron inicialmente rechazadas por funcionarios que se basaban en un reglamento que impide que los presos puedan ser visitados si están acusados de divulgar secretos de estado. Pero más tarde los cargos originales fueron retirados a favor de los informes sobre el dengue, dijo Mo, y le permitieron visitar dos veces a Li para preparar la defensa.
Li compareció ante el tribunal el jueves, con las manos esposadas a la espalda y con el número 0798 colgado en la espalda de su uniforme gris de recluso. Moviendo las dos manos debido a las esposas, saludó a su mujer y miró la sala buscando a amigos y familiares.
En el juicio, que duró dos horas, Mo rechazó los cargos formales evitó el contexto político. El informe sobre el dengue, en el sitio en la red Boxun, fue escrito por las personas que mantienen ese sitio, y su información fue solo un dato, dijo Li. Además, el informe resultó ser verídico, agregó, ya que el gobierno provincial reconoció poco después el estallido de dengue.
Los jueves en túnicas negras, siguiendo la costumbre china, oyeron los argumentos de Mo y del fiscal en consideración y dijeron que anunciarían más tarde su veredicto. En el sistema chino, en el que la última palabra la tiene el partido, la abrumadora mayoría de los juicios terminan en veredictos de culpabilidad.
Cuando Li era sacado de la sala del tribunal de vuelta al Centro de Detención No. 2 de Fuzhou, antiguos colegas parados en el pasillo le dijeron: "Cúidate, cúidate".

Jin Ling contribuyó a este reportaje.

19 de enero de 2006

©washington post
©traducción mQh

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