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[Richard Boudreaux] Políticos iraquíes dicen que su bloque no participará en el nuevo gobierno si incluye a funcionarios responsables de la brutalidad policial contra su grupo.
Bagdad, Iraq. Un líder del bloque político sunní más grande del país dijo el domingo que rechazaría todo gobierno que incluyera a funcionarios responsables de la brutalidad policial contra su minoría, una posición destinada a remover al poderoso ministro chií del Interior.
Tariq Hashimi del Partido Islámico de Iraq explicitó sus condiciones para formar parte de un gobierno de "unidad nacional" después de que la mayoría de los dirigentes iraquíes pidieran esa solución para apaciguar la insurgencia sunní.
La participación sunní en el primer gobierno a término pleno de Iraq desde el derrocamiento de Saddam Hussein en 2003 es aquí una prioridad diplomática estadounidense. La exclusión de los sunníes echaría por tierra los intentos de poner fin al conflicto y solucionarlo por medios políticos, para reducir el número de tropas estadounidenses en Iraq.
Durante el fin de semana murieron al menos 17 iraquíes, y el domingo las autoridades encontraron los cuerpos de 29 hombres, capturados aparentemente la semana pasada después de que solicitaran voluntariamente trabajo en la policía.
En Bagdad murieron dos miembros de la fuerza aérea y un tercero quedó herido el domingo tras la explosión de un bomba improvisada, anunciaron hoy los militares.
Los nombres de los militares, asignados al Grupo de Apoyo de la Misión Expedicionaria 586, no han sido revelados aún. Sus muertes deben ser comunicadas a sus familias.
Las negociaciones para la formación de un gobierno se han intensificado desde el viernes, cuando se dieron a conocer los resultados, completos aunque no oficiales de momento, de las elecciones parlamentarias del 15 de diciembre. Los resultados definitivos serán entregados en unas seis semanas.
Se espera que los bloques chií y kurdo que dirigen el gobierno de transición unan fuerzas para formar una nueva alianza gobernante. Obtuvieron 181 escaños en el parlamento, tres menos de la mayoría de dos tercios necesaria para formar un nuevo gobierno, pero podrían conseguir los escaños que necesitan llegando a acuerdos con grupos chiíes y kurdos más pequeños.
La mayoría de los dirigentes chiíes y kurdos han apoyado el objetivo norteamericana de ampliar el gobierno para incluir a los sunníes, cuyos dos principales bloques obtuvieron 55 escaños en el parlamento. Sin embargo, su consecución exigirá fuertes compromisos entre chiíes, kurdos y sunníes.
"No hay un resultado predeterminado de que vayamos a lograr un acuerdo entre estos tres grupo", dijo un diplomático occidental que supervisa las negociaciones. "Todos dicen que están dispuestos a considerarlo, pero no significa que el éxito esté asegurado".
En una rueda de prensa el domingo, Hashimi dijo que la primera condición de su bloque sunní para integrar el nuevo gobierno es la garantía de la seguridad personal de los sunníes, que han sido víctimas de maltratos a manos de la policía del ministerio del Interior durante el régimen de transición.
"Tenemos objeciones contra algunos personajes que han atacado a nuestra gente", dijo, sin mencionar nombres. "No permitiremos que nadie que haya participado en la violación de derechos humanos tenga puestos ministeriales".
Las observaciones estaban claramente dirigidas contra Bayan Jabr, cuya reputación como ministro del Interior se ha visto enturbiada por acusaciones de torturas y asesinatos de presos sunníes, realizados por la policía predominantemente chií. Jabr, una influyente figura en la alianza gobernante chií, ha negado su participación en esos abusos.
Hashimi no dijo quién debería ocupar el cargo de ministro del Interior, ni insistió en que debiese ser un sunní. Eso deja abierta la posibilidad de que la alianza chií, que ha insistido en controlar ese ministerio, encuentre a algún candidato aceptable para los sunníes.
El líder sunní fijó otras condiciones: Exigió el fin de la corrupción oficial, un "compromiso de honor" para poner fin a la lucha confesional y étnica, un acuerdo para fijar un calendario de retirada de las tropas estadounidenses, y la promesa de "no impedir" los cambios constitucionales que exigen los sunníes a fin de impedir que las regiones chiíes y kurdas dominen el petróleo de Iraq.
La última exigencia podría ser la más difícil de resolver. Abdelaziz Hakim, un influyente político chií, se opone a cambios significativos de la constitución, así como la mayoría de los chiíes elegidos para el parlamento.
Se espera que Hashimi sea un actor clave de las negociaciones de las próximas semanas, junto con el presidente Jalal Talabani, y Massoud Barzani, ambos kurdos, y el primer ministro Ibrahim Jafari o el vice-presidente Abel Abdul Mehdi -el que es el candidato elegido por la alianza chií para dirigir al nuevo gobierno.
Para que las negociaciones puedan proseguir, los funcionarios deben resolver cuestionamientos de los partidos chiíes, kurdos y sunníes en cuanto a la distribución exacta de los escaños anunciada el viernes, un proceso que tomará al menos diez días.
La policía dijo que los 29 cadáveres encontrados el domingo eran aparentemente de los hombres que habían viajado en un grupo más numeroso desde la ciudad de Samarra a Bagdad para unirse al cuerpo de policía. Decenas de ellos fueron rechazados y muchos de ellos fueron secuestrados en puestos de control de los insurgentes cuando volvían a casa el fin de semana. Otros diez cuerpos fueron encontrados el sábado en el mismo área, a unos 65 kilómetros al norte de Bagdad.
En el incidente más mortífero el domingo, desconocidos lanzaron granadas contra la casa de un agente de policía chií en Balad Ruz, a 70 kilómetros al nordeste de Bagdad, matando a su hermano y a cuatro de sus hijos, de edades de 6 a 13 años.
Entretanto, los dos partidos del bloque kurdo han firmado un acuerdo para crear un solo gobierno kurdo en las tres provincias del norte, terminado así formalmente años de división y hostilidades que estallaron violentamente a mediados de los años noventa. La unificación busca reforzar la relativa autonomía de la región con respecto al gobierno central iraquí.
El acuerdo pondrá al Partido Democrático del Kurdistán, de Barzani, que controla las provincias de Irbil y Dahuk, también a cargo de la provincia de Sulaumaniya. Un representante de la Unión Patriótica del Kurdistán será nombrado jefe de la milicia regional y se repartirán los puestos del gabinete.

Raheem Salman y Asmaa Waguih contribuyeron a este reportaje.

23 de enero de 2006

©los angeles times
©traducción mQh

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