guerra de mafias llega a acapulco
Los traficantes de drogas han consternado al alcalde y su ciudad a medida que la guerra de los carteles se desplaza desde la frontera hacia el sur, llevando la violencia al popular balneario.
Drogas y Violencia de Pandillas
Un tiroteo la semana pasada en el centro de Acapulco dejó cuatro muertos, supuestamente miembros de una banda de vendedores de drogas, y cuatro agentes heridos, provocando el refuerzo de las medidas de seguridad. Algunos temen que Acapulco, que ha estado disfrutando de un rápido renacimiento, se convierta con la misma rapidez en ‘Narcopulco’.
Los traficantes se disputan las rutas para el tráfico de drogas de la ciudad, los cercanos cultivos de marihuana y amapola y el auge del comercio local en cocaína y otras drogas.
"Es suficiente. Basta. Esa es la palabra correcta. Basta de violencia de Acapulco. Queremos paz, pero sin rendirnos", dijo Salgado la semana pasada tras completar dos meses en el cargo.
Mientras Nuevo Laredo, en la frontera de México con Texas, se ha convertido en un bastión del cartel del Golfo que está ahora siendo amenazado por el cartel de Sinaloa, Acapulco es precisamente lo contrario, dijo esta semana el procurador general Daniel Cabeza de Vaca.
"Acapulco ha sido un lugar con una fuerte presencia... del cartel de Sinaloa, y ahora hay un intento de controlar el territorio por un cartel armado del Golfo, los Zetas", dijo.
Un acta judicial federal de 216 páginas obtenida por el Dallas Morning News muestra que el año pasado el cartel de Sinaloa pagó por protección policial a tres niveles de gobierno, compuesto por tres partidos políticos, para mantener su posición en Acapulco.
Salgado dijo que una de sus prioridades como alcalde era sanear la policía y sacarla del negocio de la protección a los narcotraficantes. "Había una red de complicidad dentro de la policía... Necesitamos una policía que esté al servicio de la gente", dijo.
El documento judicial también detalla cómo el cartel del Golfo y su brazo armado de los Zetas han montado ataques contra los rivales de Sinaloa y otros, incluyendo el asesinato del funcionario policial número dos del estado cuando salía de un popular restaurante de la franja turística.
El gobierno federal ha incluido el paraíso del Pacífico en su Operación México Seguro para atacar las operaciones del cartel, junto con Nuevo Laredo, Tijuana y Culiacán, la capital del estado de Sinaloa.
De momento, los turistas no se han asustado. Representantes de los hoteles Hyatt, Fiesta Americana y Mayan Palace, todos populares entre el público estadounidense, dijeron que la violencia todavía no ha disuadido a los visitantes.
"Hay problemas como en cualquier parte, pero las cosas están tranquilas", dijo Estrada Vargas en la Fiesta Americana.
La embajada norteamericana en Ciudad de México no ha emitido ninguna recomendación de viaje, aunque la violencia en Acapulco ha sido mencionada en su hoja de informaciones consulares periódica en internet, dijo una portavoz.
Pero el sangriento tiroteo un asoleado viernes, a 2 kilómetros y medio de la playa, ha preocupado a los empleados de turismo de que la temporada de primavera de Acapulco, que está adquiriendo popularidad y atrayendo a miles de turistas estadounidenses, pueda poner en peligro la temporada y que los millones de turistas que vienen desde Ciudad de México empiecen a buscar destinaciones más pacíficas.
En el choque, el jefe de policía Genaro García y sus guardaespaldas intercambiaron disparos con armas automáticas con matones del cartel de Sinaloa en el centro de Acapulco después de una persecución en coche. Cuatro agentes resultaron heridos. Y cuatro supuestos narcotraficantes quedaron muertos. Las autoridades evacuaron el ayuntamiento y pidieron la intervención del ejército mientras se preparaban para la venganza. García renunció inesperadamente.
Fotografías de los muertos y cuerpos heridos en las calles llevaron la guerra territorial de los carteles a las casas de México y del mundo, pero el sangriento enfrentamiento no fue sino el último de una persistente escalada de violencia por el control de la "plaza" de Acapulco, como llaman los narcotraficantes a sus territorios.
El documento judicial obtenido por el Dallas Morning News contiene testimonios de testigos protegidos, parientes de supuestos traficantes y gente que ha trabajado para el cartel de Sinaloa en Acapulco, entre otros. Muestra que el choque entre los carteles entró en una mortífera nueva fase el año pasado. Las policías local, del estado y federal han estado invariablemente implicadas.
El documento contiene el caso de los procuradores generales contra ocho agentes federales y dos civiles por colaboración con el tráfico de drogas en Acapulco.
De acuerdo a los testimonios agentes de la Agencia Federal de Investigación AFI estaban literalmente empotrados con importantes operativos del cartel de Sinaloa, y viajaban juntos en todoterrenos con ventanillas opacas. Dependientes de gasolineras de Acapulco veían diariamente a los hombres, los que fueron identificados como agentes de la AFI, y a traficantes que fueron identificados con fotos de archivo.
Cuando los supuestos traficantes fueron confrontados por la policía local por portar armas ilegalmente, bloquearon las calles de la ciudad con hasta 30 vehículos. La policía desistió rápidamente, dijeron testigos.
Los dependientes de gasolineras describieron cómo caravanas de todoterrenos transportando traficantes fuertemente armados se movilizaban libremente por la turística avenida principal, a metros del paseo del malecón visitado por los turistas. Una trabajadora de una gasolinera declaró que creía haber visto a miembros del cartel perseguir a un hombre, en coche, una noche. Tras su captura, oyó disparos y los narcotraficantes huyeron.
Una ‘vigía’ del cartel de Sinaloa declaró que estaba estacionado cerca de la base militar en la zona de los hoteles, encargado de monitorear los movimientos de tropas y otras cosas. El informante dijo que él era uno de los muchos que se comunicaban con una locación central usando celulares y radios. Si los vigías observaban cualquier problema con la policía local o del estado, se resolvía rápidamente con una llamada telefónica.
Alrededor de una docena de miembros de los Zetas, de Nuevo Laredo, planeaban secuestrar a miembros del cartel de Sinaloa en Acapulco en mayo pasado. En lugar de eso, al menos cinco de los Zetas fueron secuestrados, llevados a una casa de seguridad en Sinaloa en el corazón de la zona turística y golpeados. Las autoridades creen que los cinco están muertos.
Testigos, incluyendo a los dependientes de la gasolinera y a una mujer que pasó 24 horas en una casa de seguridad del cartel en Sinaloa, observaron a dos importantes operativos del cartel en la ciudad durante varios meses al año. Se trata de Edgar Valdéz Villerreal, conocido como ‘La Barbie’, y Arturo Beltrán Leyva, conocido como ‘El Barbas’, ciudadanos estadounidenses nacidos en Tejas.
Tiendas Narco
Solamente en las primeras semanas de este año han sido asesinadas una docena de personas en incidentes violentos relacionados con drogas cuando hombres armados abrieron fuego o lanzaron granadas en establecimientos.
Javier Trujillo, un periodista del semanario La Palabra, dijo que hay al menos unas estimadas 800 a mil "tiendas narco" en la ciudad, de un millón de habitantes, y que se han convertido crecientemente en blancos en la guerra de los carteles.
Los ataques contra las tiendas que compran drogas al cartel de Sinaloa, por ejemplo, son probablemente llevados a cabo por los Zetas, que tratan de arruinar sus negocios.
Pero el reciente tiroteo agrega una nueva dimensión a la guerra por Acapulco.
En el enfrentamiento, García, su segundo-al-mando y varios agentes de policía dieron caza a tres vehículos con hombres fuertemente armados. Uno de los vehículos escapó y los hombres de otros dos vehículos se enfrentaron a la policía en un cruce en el centro, dijo Trujillo, uno de los periodistas que se encontraba en el lugar de los hechos.
El incidente ha causado confusión, dijo Trujillo, porque existe la extendida creencia de que los polis locales tienen un "acuerdo" con la organización de Sinaloa que permite que los operativos del cartel trabajen a sus anchas.
"Para la mayoría de mis colegas, los policías son héroes", dijo Trujillo. "Yo creo que ahora habrá una serie de asesinatos porque los narcos se van a vengar de la policía".
7 de febrero de 2006
©miami herald
©dallas daily news
©traducción mQh
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