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musulmanes en europa toman partido


[Alan Cowell] Y a los musulmanes de Dinamarca, a repensar sus lealtades.
Copenhagen, Dinamarca. Como ciudadana danesa de origen paquistaní, la antigua presentadora de televisión y ahora prominente autora casada con un danés, Rushy Rashid lleva lo que se puede llamar una vida de gran visibilidad.
Pero, dijo, nada la ha presionado tanto para definir su postura con respecto a sus conciudadanos musulmanes como la amarga disputa en Dinamarca con gran parte del mundo musulmán por la decisión de un diario de publicar unas poco halagadoras caricaturas describiendo al profeta Mahoma -una disputa que se ha extendido a muchos otros países europeos.
"Por primera vez siento que debo defenderme como musulmana", dijo el jueves en una entrevista, refiriéndose a su preocupación de que la voz de los 200 mil inmigrantes musulmanes de Dinamarca -una pequeña minoría en un país de 5.4 millones de habitantes- sea monopolizada por lo que dijo era una minoría dirigida por imanes radicales con lazos con Oriente Medio.
"Hasta ahora me he defendido como mujer, como periodista, como escritora", agregó. "Pero por primera vez tengo que levantarme y decir que no me gusta lo que está pasando. No apruebo el hecho de que un grupo de musulmanes hable a nombre de toda la comunidad".
Sus sentimientos reflejan los matices de las poblaciones de inmigrantes en toda Europa, donde las caricaturas han provocado la ira de algunos y sentimientos más complejos en otros, como Rashid.
En realidad, para la generación de inmigrantes de segunda y tercera generación, el debate evoca una vez más el doble tirón de los países de los padres y los países adoptivos, colocando la fe contra las nuevas lealtades seculares.
Cuando los palestinos quemaron la bandera danesa en Gaza esta semana para protestar contra las caricaturas, dijo Rashid, "me puse a llorar porque era realmente doloroso".
Dijo: "Vivimos en este país. Aquí es donde crecerán nuestros hijos. Tenemos responsabilidades en este país".
Al mismo tiempo, se sentía atraída por el argumento de los que publicaron las viñetas, de que se trataba de la alabada libertad de expresión en Dinamarca, que es probablemente la más enraizada de Europa. Su respaldo, sin embargo, tenía reservas.
"Yo voy a pelear por la libertad de expresión", dijo, "pero tomando en cuenta las consecuencias. Incluso si la libertad de expresión es muy amplia, no es ilimitada. Hay límites que son morales".
Cuando vio los dibujos publicados aquí por primera vez en septiembre y vueltos a publicar en Francia, Alemania, Holanda, Italia y España el miércoles, Rashid, 37, se preguntó a sí misma: "¿De dónde viene la necesidad de provocar todo esto?"
"Yo fui criada como musulmana y tú no haces dibujos del profeta", dijo. "Pero cuando decides hacerlo, deberías mostrar más respeto. No puedes burlarte de alguien que significa tanto para tanta gente en el mundo".
Sus observaciones reflejan una interrogación más amplia -y quizás dudas- en Dinamarca mientras se extendían el jueves las protesta contra las viñetas en todo el mundo musulmán, desde Oriente Medio hasta África del Norte, Indonesia y Pakistán.
En realidad, han habido amenazas de inusual violencia, inquietando a muchos en esta tranquila avanzada del norte de Europa, no menos a Carsten Juste, jefe de redacción del diario Jyllands-Posten, que publicó primero las caricaturas.
"¿Si hubiese sabido que se amenazaría la vida de soldados y civiles daneses", dijo Juste, "si hubiese sabido, cuando mi dedo planeaba un centímetro por encima del botón autorizando a publicar los dibujos, lo habría apretado? No. Ningún jefe de redacción responsable lo habría hecho".
Sin embargo, las viñetas se han convertido en un hito, para los inmigrantes como para sus anfitriones luteranos.
Tim Jensen, profesor de religiones comparadas en la Universidad de Dinamarca del Sur, dijo que la inmigración empezó en los años sesenta, fue restringida en los setenta y remontó nuevamente en los ochenta a medida que crisis en el mundo enviaban a refugiados buscando asilo.
"Dinamarca ha sido tan extraordinariamente homogénea en términos de religión que los cambios en los últimos quince años han sido percibidos como mucho más importantes", dijo en una entrevista.
Con inmigrantes de Turquía, Pakistán, el mundo árabe, Afganistán, Irán, y, más recientemente, Somalia, dijo: "Ha habido una marcada xenofobia e islamofobia, no solamente a causa del 11 de septiembre de 2001. Eso fue simplemente la culminación".
Políticamente se advierte esta situación en el remonte del Partido Popular Danés de extrema derecha, que controla un 13 por ciento de los escaños en el Parlamento y cuyo respaldo es vital para la supervivencia de la coalición de gobierno.
En cierto sentido, dijo Jensen, la disputa sobre las caricaturas puede ayudar a los musulmanes.
"Han logrado dejar en claro que quieren ser respetados", dijo. "No quieren ser ciudadanos de segunda clase. No quieren que la gente diga sin tapujos qué les parecen los musulmanes". En realidad, tras la publicación de las ilustraciones, ha habido conversaciones -algunas polémicas- sobre destinar más fondos fiscales para una nueva mezquita para mostrar el respeto danés por los musulmanes.
En el Teatro Betty Nansen aquí un espectáculo que empezó el mes pasado titulado ‘Monólogos de Pañuelo’ trata de explorar las experiencias de ochenta mujeres musulmanas que viven en Dinamarca, destiladas en dieciocho monólogos.
En un monólogo, Anne Marie Helger, una de las tres actrices de la pieza, refleja la experiencia de una mujer iraní no identificada que llegó a Dinamarca desde Teherán escapando de la presión religiosa en los años ochenta, sólo para descubrir que, en Copenhagen, "la insultan en la calle por ser inmigrante".
Algunos monólogos, dijo Vibeka Bjelke, directora del programa, giran sobre la ira entre los inmigrantes no-musulmanes contra sus contrapartes musulmanes que no quieren abandonar sus raíces y tradiciones musulmanas a favor de la integración social.
"Es un retrato de las discusiones que hay entre las mujeres", dijo. Al montar el espectáculo, dijo, "nos hemos visto todos confrontados con prejuicios que no sabíamos que teníamos".

4 de febrero de 2006

©new york times
©traducción mQh

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