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posponen ejecución de asesino


[Louis Sahagún y Tim Reiterman] De violador y asesino después de que los doctores se negaran a ejecutar orden judicial por problemas éticos.
San Quentin, California Estados Unidos. La ejecución programada del asesino y violador convicto Michael Morales fue pospuesta esta mañana después de que un anestesista nombrado por el tribunal se negara a participar en el proceso. El guardia de la prisión cambió abruptamente de opinión y anunció que el recluso sería ejecutado con una dosis letal de barbitúricos.
A las 2:55 de la mañana el gendarme Steven Ornoski anunció que la prisión tiene la intención de llevar a cabo la ejecución a las 7:30 de la mañana con una dosis simple sin precedentes de pentotal, un letal barbitúrico, en lugar de la pócima de tres químicos.
Se esperaba que Morales recibiría una inyección de cinco gramos de barbitúricos para alargar la ejecución de los usuales 11 minutos a 45 minutos.
Hace una semana, el juez del tribunal de distrito Jeremy Fogel respondió a un alegato de la defensa de que la inyección letal violaba una prohibición constitucional sobre los castigos crueles e inhumanos y ofreció dos opciones: una inyección letal de barbitúricos solamente, con una anestesista a la mano para asegurarse de que Morales estuviera inconsciente cuando le fuera administrada la inyección normal de tres componentes químicos; o posponer la ejecución a la espera de una vista.
Funcionarios de la cárcel del estado escogieron la primera opción, e hicieron preparar a los médicos para proceder con la ejecución el martes a las 12 y un minuto.
Después de serias diferencias de opinión con los anestesistas, Ornoski pidió a su personal posponer la ejecución hasta las dos de la tarde.
La negativa de los médicos se produjo después de apresuradas consultas jurídicas en el Tribunal de Distrito, la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito y la Corte Suprema de Estados Unidos.
Pero fue la redacción de una resolución entregada el lunes por la corte de apelaciones lo que provocó el motín de los anestesistas.
La preocupación de los doctores fue provocada porque en el caso de que la inyección letal fallara y hubiera que devolver la conciencia al recluso, esa decisión sería considerada inmoral.
Los médicos dijeron que el fallo planteaba serias preguntas sobre la posibilidad de tener que interrumpir la ejecución "si surgían evidencias de dolor o de retorno de la lucidez".
En una declaración al gendarme, los doctores declararon que "toda intervención semejante sería médicamente inmoral. Como resultado de ello nos hemos retirado de toda participación en el proceso actual... Lo que se nos pide que hagamos es éticamente inaceptable".
La orden de ejecución de Morales expira el miércoles a las 12 y 1 minuto. Si para entonces la ejecución no ha sido realizada, un juez de la Corte Suprema deberá fijar otra fecha de ejecución antes de un plazo de sesenta días.
Morales fue devuelto a su celda en el corredor de la muerte, y funcionarios de la prisión se negaron a describir qué opinó el recluso sobre su última cena.
Familiares de la víctima salieron de San Quentin "haciendo acopio de compostura", dijo el portavoz de la prisión Vernell Crittendon.
La ejecución prevista en la Penitenciaría del Estado San Quentin siguió a una campaña por la clemencia a último minuto fraguada de polémicas y recovecos inusualmente enrevesados.
Morales, 46, fue condenado por el brutal asesinato en 1981 de Terry Winchell, una chica de 17 de la escuela secundaria de Lodi. Confesó haber conspirado con su primo, Rick Ortega, para matar a Winchell como castigo por haber salido con la amante bisexual de Ortega. Pero dijo que él aceptaba la responsabilidad del asesinato y que lo lamentaba profundamente.
Sería el recluso número 14 y el primer latino en ser ejecutado por el estado de California desde que se restableciera la pena capital en 1978.
Sería también el tercer recluso ejecutado en California en las últimas diez semanas, y el quinto al que el gobernador Arnold Schwarzenegger negara clemencia desde que asumiera el cargo hace dos años.
El equipo de la defensa de Morales había alegado que el protocolo de la inyección letal de tres componentes del estado violaba la prohibición constitucional de la aplicación de "castigos crueles e inusuales", diciendo que la ronda inicial de sedantes y agentes paralizantes podían enmascarar antes que prevenir el dolor que producen los químicos destinados a paralizar el corazón.
Después de estudiar las bitácoras médicas de reclusos ejecutados, Fogel accedió a que el procedimiento podía fallar y recomendó tener a un médico presente para asegurarse de que Morales estuviese inconsciente antes de la aplicación de la dosis final. Su decisión sin embargo, sólo es válida para la ejecución de Morales.
Los abogados de la defensa pidieron a la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito que detuviera la ejecución sobre la base de que el remedio de Fogel no había sido probado y no estaba sujeto a ninguna revisión legal, médica o administrativa. El procedimiento alterado también fue rechazado por un grupo de doctores, incluyendo a la Asociación Americana de Médicos sobre la base de que contradecía el juramento de Hipócrates de los médicos en cuanto a prevenir el dolor.
Crittendon citó la decisión de Fogel como la razón del aplazamiento de la ejecución: "El protocolo es relativamente nuevo. Acaba de ser decidido", dijo.
Las peticiones de parar la ejecución de Morales fueron rechazadas por la corte de apelaciones durante el fin de semana y por la Corte Suprema el lunes. Una inusual segunda petición de clemencia, presentada apenas 12 horas antes de la ejecución programada, también fue rechazada por el gobernador.
En las peticiones de clemencia rechazados por la corte de apelaciones, la Corte Suprema de California y Schwarzenegger, los abogados de la defensa, Senior, y el antiguo abogado independiente de Whitewater, Kenneth Starr, alegaron que la decisión de ejecutar a Morales se basaba en un testimonio falso de un informante de la cárcel.
El juez del juicio de Morales, el juez del Tribunal Superior del condado de Ventura, Charles R. McGrath, reconoció y anunció a fines del mes pasado que si hubiese sabido que el informante -principal testigo de la acusación- había mentido, no habría apoyado el cargo de homicidio premeditado ni sentenciado a Morales a muerte en 1983.
Juristas dijeron que era la primera vez desde que California restableciera la pena capital que un juez había pedido al gobernador que conmutara la sentencia a muerte del propio juez por cadena perpetua sin posibilidad de libertad anticipada.
En su segunda petición a Schwarzenegger, Starr destacó que no había antecedentes de un gobernador que desechara la recomendación de clemencia de un juez ejecutor de sentencias.
El informante, Bruce Samuelson, declaró durante el juicio que Morales le había confesado en español que había planeado el asesinato de Winchell. Una década más tarde, sin embargo, una investigación del despacho del fiscal general del estado determinó que Morales, un californiano de cuarta generación, no hablaba español.
Los problemas con la declaración de Samuelson crearon un grito de guerra entre abogados, dirigidos pro Starr, un académico de derecho constitucional y decano de la Facultad de Leyes de Pepperdine.
Starr también se impresionó por el hecho de que Morales se había convertido en lo que Starr describió como "un cristiano profundamente arrepentido que había aceptado la completa responsabilidad por un crimen terrible que lo acosaría toda la vida".
Pero la campaña de clemencia del equipo de la defensa se vio complicada por la exclusión de declaraciones supuestamente falsas de jurados pidiendo clemencia, en parte debido a las discrepancias en el testimonio de Samuelson. Los documentos en disputa fueron entregados por un investigador de la defensa que fue recientemente retirado del caso.
Los fiscales presentaron entonces declaraciones juradas de cinco jurados no identificados, indicando que su decisión unánime de condenar a Morales no tenía mucho que ver con el testimonio de Samuelson.
Morales tomó para el desayuno del lunes un cuenco de galletas de avena, luego se sirvió unos tentempiés que tenía guardados en su celda, incluyendo una sopa Top Ramen y barras de chocolates, dijo Crittendon, el portavoz de la prisión.
Morales pidió luego a los gendarmes que entregaran lo que quedara de sus reservas a otro recluso en el corredor de la muerte.
En la tarde, se reunió durante tres horas con su equipo legal, y habló por teléfono con familiares. Sin embargo, prefirió que sus familiares o amigos no lo visitaran. "Declaró que sería más fácil para sus familiares y que quería ser recordado por las cosas buenas del pasado", dijo Crittendon.
En la tarde Crittendon habló con Morales, que no sollozó ni pareció estar embargado por las emociones, dijo. En lugar de eso, Morales habló con sus amigos, partidarios y el equipo de la defensa, y dijo que esperaba que pudieran superar su muerte.
A eso de las seis de la mañana Morales fue trasladado a una "celda de espera de la muerte" adyacente a la cámara de ejecución. No pidió un asesor espiritual. Se le entregó un par nuevo de tejanos y una camisa de faena azul.
Mientras los funcionarios preparaban su ejecución, el resto de los reclusos fueron confinados a sus áreas de dormitorio. Fuera de la cárcel la policía detuvo a tres manifestantes, de los que los funcionarios dijeron que habían tratado de bloquear la entrada a la penitenciaría.
Los funcionarios designaron a cincuenta testigos. Entre ellos había cinco familiares, incluyendo al hermano de la víctima, Brian Chalk, 34, y 17 representantes de la prensa.
Morales nombró a dos testigos, pero no fueron identificados, dijo Elaine Jennings, secretario de prensa interino para el Departamento de Corrección y Rehabilitación.
El asesinato de Terri Winchell el 8 de enero de 1981 fue brutal.
La agresión empezó en el coche de Ortega cuando Morales, entonces de 21, trató de estrangular a Winchel desde atrás con un cinturón, que se rompió. La compañera de pisp de Morales, Patricia Félix, declaró más tarde que él había ensayado el estrangulamiento enrollando su cinturón en su cuello (de ella).
Un informe del fiscal general del estado dice: "Ella gritó pidiendo a Ortega que la ayudara e intentó repeler el primer ataques, arrancándose pedazos de su propio cuero cabelludo en el forcejeo".
Morales entonces golpeó a Winchell en la cabeza con un martillo hasta que no pudo reconocer su cara. Luego la arrastró boca abajo por un camino hacia un viñedo y la violó.
Morales luego le clavó cuatro veces un puñal en su corazón. Esa noche gastó los 11 dólares que encontró en su cartera comprando cerveza, vino y cigarrillos.
Dos días después Morales fue detenido en su casa, donde la policía encontró evidencias, incluyendo su cinturón roto manchado con la sangre de Winchell, oculto debajo de un colchón. También encontraron el martillo manchado de sangre en el cajón de las hortalizas de su nevera, y la cartera de Winchell y su tarjeta de crédito.
En 1983 Morales fue declarado culpable de homicidio con agravantes de acecho, premeditación y homicidio mediante torturas.
Con los años, los abogados de Morales dijeron que la noche del asesinato Morales había consumido PCP y que su primo, que fue sentenciado a cadena perpetua, fue el cerebro del asesinato de la estudiante que cantaba en el coro de una iglesia, tocaba piano clásico y estaba trabajando a tiempo parcial en un restaurante de la localidad para reunir dinero para su matrícula en la universidad.
Pero el fiscal de distrito del condado de San Joaquín, Charles Schultz, desdeñó esos alegatos, señalando que el cargo de premeditación contra Morales había sido corroborado por dos testigos.

21 de febrero de 2006

©los angeles times
©traducción mQh

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