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escándalo crea conflictos entre musulmanes


[Michael Slackman] Periodistas musulmanes son encarcelados por publicar viñetas que muchos musulmanes encontraron ofensivas seis meses después de ser publicadas.
Amman, Jordania. En un reto directo al tumulto internacional sobre las viñetas satirizando al profeta Mahoma, el periodista jordano Jihad Momani escribió: "¿Qué causa más prejuicios contra el islam, estas caricaturas o las fotografías de un secuestrador cercenando la garganta de su víctima frente a las cámaras, o un terrorista suicida que se hace volar a sí mismo durante una boda?"
En Yemen, un editorial de Muhamad al-Assadi condenó las caricaturas pero también lamentó la reacción de muchos musulmanes. "Los musulmanes tuvieron la oportunidad de enseñar al mundo los méritos del profeta Mahoma y el carácter pacífico de la religión que legó", escribió Assadi. Y agregó: "Más que saber como usar una oportunidad, los musulmanes sí saben cómo perderla".
Para ilustrar sus aserciones, las dos redactores publicaron selecciones de las viñetas, y por eso fueron detenidos y amenazados con ser enviados a la cárcel.
Momani y Assadi son dos de los 11 periodistas en cinco países que serán enjuiciados por publicar las caricaturas. Sus casos ilustran otro lado del conflicto, el lado intra-musulmán, en lo que ha sido definido como una guerra entre el islam y Occidente.
El altercado sobre las caricaturas, publicadas primero en un diario danés, ha magnificado una falla que se extiende por todo Oriente Medio, entre los que quieren que sus comunidades inicien un diálogo introspectivo directo, y los que se concentran en los enemigos externos.
Pero también ha subrayado la lucha política entre movimientos islámicos emergentes, como Hamas en Gaza y la Hermandad Musulmana en Egipto, y gobiernos árabes inseguros de cómo contenerlos.
"Esto se ha convertido en un juego entre dos lados, los extremistas y el gobierno", dijo Tawakkul Karman, directora de Mujeres Periodistas Sin Restricciones en Sana, Yemen. "Han hecho todo de tal manera que si te levantas en esta marea, tienes que enfrentarte a 1.5 billones de musulmanes".
Las acaloradas discusiones, la violencia que acompaña las protestas y las detenciones han provocado escalofríos entre la gente, la mayoría escritores, que quieren expresar ideas contrarias a los sentimientos prevalecientes. Ha amenazado a los que sostienen que los grupos islámicos han manipulado al público para mostrar su fortaleza, y que los gobiernos han utilizado las caricaturas para mostrar sus credenciales religiosas.
"Oigo a menudo: ‘¿Por qué se quedan callados los liberales?’", dijo Said al-Ashmawy, un juez egipcio y autor de libros sobre el islam político. "¿Cómo podemos escribir? ¿Quién me va a proteger? ¿Y, en primer lugar, quién me va a publicar? Con la islamización de la sociedad, la lista de tabúes se hace cada vez más larga. Ya no se puede escribir sobre religión. No se puede escribir sobre política o sobre las mujeres. ¿Qué nos queda?"
Aunque las caricaturas han indignado a muchos musulmanes, la dinámica regional del conflicto subyacente ha estado en operación durante décadas, tiempo durante el cual los líderes han tratado de mantener a raya el desarrollo de las políticas musulmanas, tratando de ser identificados como guardianes de la fe.
A fin de cuentas, los analistas políticos de toda la región dicen que los gobiernos han recurrido a las mismas prácticas que contribuyeron al surgimiento de fuerzas políticas islámicas en primer lugar. Han aplacado a las voces más extremas, deteniendo y silenciando a las más moderadas.
Jihad Khazen, columnista del diario pan-árabe Al Hayat, dijo: "Los islámicos querían probar su fuerza. El gobierno replicó con la misma moneda, diciendo que todos somos musulmanes y nos preocupamos de nuestra religión, y creo que ese proceso aplastó a la verdad".
En Jordania, el Rey Abdullah II, que ha estado tratando de controlar a las fuerzas religiosas más extremistas de la región, emitió una fuerte condena de Shinan, el periódico que dirigía Momani, que incluso algunos de sus aliados se vieron sorprendidos.
El diario publicó tres viñetas sin censurarlas, incluyendo la que dibuja al profeta con un turbante en forma de bomba y una mecha encendida. Muchos de los partidarios del rey dijeron que él sentía la necesidad de responder tan firmemente como hizo debido al surgimiento de Hamas, que ganó las elecciones parlamentarias en Gaza, y privar a los islámicos en Jordania de un tema de convocatoria.
"Lo que hizo Shihan es corrupción, que no puede ser aceptada ni justificada bajo ninguna circunstancia", dijo en una declaración la Corte Real.
Pero ahora parece haber una creciente preocupación y en algunos círculos un grado de pesar por haber desencadenado una ola de indignación que se ha cobrado vidas. En Jordania, las autoridades se movilizaron rápidamente para liberar a los periodistas encarcelados. En Libia, donde no se conocen las manifestaciones espontáneas, permitir las protestas contra las caricaturas pareció a las autoridades una decisión segura -hasta que los manifestantes comenzaron a criticar al gobierno. Al menos 11 personas murieron en enfrentamientos con la policía.
Algunos de los líderes y académicos religiosos musulmanes más renombrados del planeta firmaron hace poco una declaración que, aunque criticaba agudamente los dibujos, trataba de poner coto a la violencia y advertía a los musulmanes contra convertirse en parias internacionales. Al hacer así, empezaron a repetir los sentimientos de los periodistas que hacen frente a cargos criminales.
"Llamamos a todos los musulmanes a controlarse en conformidad con las enseñanzas del islam", dice la declaración. Agregaba que las "reacciones violentas" pueden conducir a "nuestro aislamiento del diálogo global".
Para muchos periodistas, las pruebas de que Momani y Assadi son acusados debido a la dinámica política más amplia de la región -y no debido a la naturaleza de las caricaturas- se pueden encontrar en Egipto.
Después de todo, Ahmed Abdel Maksoud y Youssra Zahran están libres. Son periodistas del semanario egipcio Al Fajr, uno de los primeros diarios árabes en publicar las viñetas. Escribieron un artículo sobre las caricaturas y las volvieron a publicar en octubre -meses antes de que estallara el conflicto- para condenarlas.
"La sensación es que los musulmanes están siendo explotados por algún propósito", dijo Adel Hammoude, jefe de redacción de Al Fajr. "La religión es la cosa más fácil de usar a la hora de provocar a la gente. Los egipcios no saldrían nunca a protestar a la calle por lo que pasó en el caso de un ferry que se hundió ni contra la corrupción o contra esto y lo otro".
Esa idea está extendida en Yemen, donde tres periodistas languidecen en una miserable celda, escoltados hacia el tribunal por policías armados de ametralladoras. También ocurre en Jordania, donde dos periodistas están esperando sus juicios.
Momani comparece ante al tribunal el miércoles, mientras dos de los periodistas yemeníes fueron liberados el martes a la espera del juicio. El juicio de un tercer periodista empieza el miércoles.
Funcionarios de gobierno de los dos países dicen que los periodistas fueron arrestados por haber impreso las caricaturas injuriosas. En Jordania, un portavoz dijo que el rey se sentía especialmente obligado porque su familia desciende directamente del profeta.
"Si la libertad de expresión afecta la unidad nacional en un sistema tribal con altos niveles de analfabetismo, uno tiene que tomar en cuenta cuán lejos puede ir", dijo el ministro de asuntos exteriores de Yemen, el doctor Abu al-Qirbi. "Toda sociedad tiene sus áreas prohibidas".
Pero en Yemen, con elecciones presidenciales convocadas para septiembre, muchos perciben un motivo más político.
"Ahora han encontrado una buena razón para meternos aquí: ahora dicen que lo exigió la opinión pública", dijo Assadi en una entrevista en su celda en la cárcel. "El gobierno yemení tiene muchas razones para detener a periodistas yemeníes. Quiere mantener a la gente ocupada con este tema todo el tiempo posible, de modo que poder evitar la cobertura de temas como la corrupción".
Assadi, que trabajaba como corresponsal a tiempo parcial para el New York Times, es editor del The Yemen Observer, un diario de lengua inglesa de propiedad de un asesor del presidente yemení. Assadi ha estado compartiendo su celda con Abdulkarim Sabra, editor del semanario Al Hurriya, y Yehijay al-Abed, periodista de la revista.
Los tres están acusados de insultar su fe al publicar esas imágenes, un delito cercano a la herejía. En cada caso la intención era condenar las caricaturas, y The Observer censuró la imagen con una X negra. Un cuarto detenido, Kamal al-Aalafi, jefe de redacción del semanario Al Rai al Aam, se convirtió en fugitivo tras escapar antes de ser detenido por motivos similares.
"Cuando vimos todas las manifestaciones, pensé que los musulmanes deberían ser capaces de darse cuenta de qué se trataba todo", dijo Sabra durante una entrevista en la cárcel. "Yo condené las caricaturas; dije que no representan a nuestro profeta, que había que quemarlas".
El Yemen Observer había llamado a los musulmanes a aceptar las excusas de Jyllands-Posten, el diario danés que publicó primero las caricaturas, e instó a los musulmanes a evitar la violencia. Assadi dijo que el llamado fue especialmente impopular entre el gobierno y los extremistas. El Observer retiró la primera edición y sacó un nuevo número apenas dos días después de la publicación inicial, pero en vano.
"Cualquiera que insulte a nuestro profeta debe morir por la espada", dijo un imán en un reciente sermón de viernes en Yemen. Otro anunció: "El gobierno debe ejecutarlos".
En Jordania, Momani está nuevamente libre, pero sigue prisionero en su casa. No tiene trabajo, ni perspectivas inmediatas de tener uno, hay un juicio criminal en curso en su contra y un montón de amigos que apoyan en privado su mensaje pero dicen que no se atreven a apoyarlo públicamente.
Momani no fue el primero en publicar las caricaturas en Jordania. Hisham Khalidi, cuyo diario Al Mehwar publicó las caricaturas una semana antes con un artículo condenándolas, también está a la espera de su juicio.
Pero la ocasión fue para Momani excepcionalmente desafortunada: apenas una semana después de la victoria de Hamas en Gaza, dijeron analistas políticos. Funcionarios jordanos expulsaron a líderes de Hamas hace años y consideran su reciente victoria como una potencial amenaza a la estabilidad nacional.
Desde el principio Momani pensó que el tema de las caricaturas estaba siendo manipulado por grupos islámicos ansiosos de mostrar su poder, y ha pedido a sus lectores que piensen por qué empezaron las protestas tantos meses después de ser publicadas.
Dice que no espera un contragolpe, pero que retrospectivamente entiende porqué actuaron las autoridades como lo han hecho.
"Querían mostrar al movimiento musulmán que ellos son defensores del profeta", dijo Momani en una entrevista. "Me utilizaron".
Momani expresó exasperación cuándo se le preguntó por qué había publicado las caricaturas. Insistió en que informar era el trabajo de los periodistas, y que lo hizo después de hablar con mucha gente que se sentía ofendida sin haber visto nunca las caricaturas.
"Yo le digo a mis lectores: ‘Seamos racionales, pensemos antes de echarnos a la calle’", dice. "¿Qué perjudica más al islam? ¿El tío europeo que dibujó a Mahoma o el musulmán de carne y hueso que corta la garganta de un rehén dice: ‘Allah-u akbar?’ ¿Quién insulta nuestra religión, este tío o el europeo?"

Michael Slackman informó desde Amman para este artículo y Hassan M. Fattah desde Sana, Yemen. Mona el-Naggar contribuyó desde El Cairo.

22 de febrero de 2006

©new york times

©traducción mQh

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