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el click que conmovió a china


[Philip P. Pan] Infructuosos intentos de gobierno chino de controlar contenidos en la red.
Pekín, China. Los editores generales del Diario de la Juventud de China estaban reunidos en una sala de conferencia a fines de agosto pasado cuando sus celulares empezaron a zumbar silenciosamente con mensajes de texto. Uno tras otro, leyeron discretamente las notas. Luego intercambiaron nerviosas miradas.
Unos colegas les estaban informando que un antiguo redactor en la sala, Li Datong, había hecho algo asombroso. Justo antes de la reunión, Li había subido a la red, con el sistema de ordenadores del diario, una demoledora carta atacando a los zares de propaganda del Partido Comunista y el plan del redactor jefe de recortar los salarios de los periodistas si sus reportajes molestaban a los funcionarios del partido.
Nadie le dijo nada al redactor jefe. Durante 90 minutos coordinó la reunión, ignorante de la tormenta política que se estaba elaborando. Luego Lu contó lo que había hecho.
El jefe de redacción tartamudeó y volvió a toda prisa a su oficina, dijeron testigos. Pero para entonce, el memorándum de Li se había filtrado y se estaba difundiendo por internet a través de innumerables e-mails y mensajes instantáneos. Se estaban subiendo copas a los foros chinos más populares, y dentro de horas la gente estaba enviando mensajes de apoyo a Li desde todo el país.
Los censores de internet del gobierno empezaron a cerrar a toda prisa un sitio en la red tras otro para impedir la circulación de la carta. Pero dos días más tarde, en una vergonzosa retractación, el partido se inclinó ante la indignación pública y descartó el plan del redactor jefe de amordazar a sus periodistas.
El episodio ilustró el profundo impacto de internet en el discurso político en China y el reto que representa la red para la capacidad del Partido Comunista de controlar las noticias y manipular a la opinión pública, elementos claves para su control del poder. El incidente también creó el marco para la decisión del mes pasado de suspender la publicación de Punto de Congelamiento, el pionero suplemento semanal que editaba Li para el oficial Diario de la Juventud.
Once años después de que jóvenes chinos que volvían de estudios de posgrado en Estados Unidos persuadieran al partido de ofrecer al público acceso a internet, China se ha convertido en una de las poblaciones de usuarios de internet más grandes, de mayor crecimiento y más activas del mundo, según indican encuestas generales. Con más de 111 millones de personas conectadas a la red, China se ubica en el segundo lugar después de Estados Unidos.
Aunque apenas una fracción de los chinos utiliza la red -y la mayoría lo hace para jugar, bajar música o chismorrear con los amigos-, el extendido uso de internet en las ciudades más grandes del país y entre los más educados está cambiando el modo en que los chinos se enteran de las cosas del mundo y debilitando el monopolio del Partido Comunista de los medios de comunicación. Los estudios muestran que los usuarios de internet en China gastan más tiempo online que mirando televisión o leyendo el diario, y se vuelcan cada vez más a internet a la hora de buscar noticias, en lugar de los medios tradicionales del estado.
El gobierno ha tratado de controlar lo que la gente lee y escribe en la red, empleado a toda una burocracia de censores y uno de los sistemas de filtros tecnológicamente más sofisticados del mundo. Pero el éxito de esas medidas ha sido relativo. Como un catalizador que amplifica las voces y acelera los acontecimientos, internet representa un temible reto al sistema político autoritario de China. Una y otra vez, los chinos corrientes la han usado para cuestionar al gobierno, hacer oír sus voces y influir en los resultados políticos.
La influencia de la red ha crecido en los últimos dos años, a pesar de que el presidente Hu Jintao ha implementado la represión más severa de los medios de comunicación estatales del país en más de una década. El partido declaró la semana pasada que Punto de Congelamiento volvería a publicarse, pero Li y un colega fueron despedidos, convirtiéndolos en los últimos de una serie de redactores de publicaciones estatales que pierden sus trabajos.
Con diarios, revistas y canales de televisión bajo un control más estrecho, los periodistas y su público han buscado refugio en internet. Los censores del partido continúan, pero el ciberespacio en China sigue siendo un terreno en disputa, donde las reglas son inciertas y donde un argumento elocuente puede redundar en un sorprendente poder.

Visiones Opuestas
Chocaron desde el principio, los dos hombres de nombre Li, con ideas conflictivas sobre lo que debería ser un diario.
Uno era el inconformista redactor Li Datong, 52, un hombre alto de aire erudito que ha pasado toda su carrera en el Diario de la Juventud y ha ayudado a convertir el órgano oficial de las Juventudes Comunistas en uno de los mejores diarios del país. Después de las manifestaciones pro-democracia de 1989 en la Plaza de Tiananmen, casi perdió su trabajo por dirigir a los periodistas en una campaña para pedir mayor libertad para la prensa.
El otro era el nuevo jefe de redacción, Li Erliang, 50, chico y mañoso, el favorito de las autoridades de propaganda que hizo su reputación dirigiendo el vocero oficial del partido en el Tibet. Era un desconocido en el Diario de la Juventud: era un producto del aparato del partido, enviado para controlar al combativo personal del diario.
Una noche poco después de su llegada en diciembre de 2004, el nuevo jefe hizo parar las prensas y arrancó la sección de Li Datong en Punto de Congelamiento, porque contenía un artículo en el que se criticaba el sistema de educación chino. A la mañana siguiente, el redactor jefe se acercó a la oficina de Li Datong a dar explicaciones, pero Li estaba furioso y se negó a recibirlo. Simplemente siguió escribiendo, golpeteando su tablero e ignorando al nuevo jefe, dicen sus colegas.
Las relaciones entre los dos fueron de mal en peor. El departamento de propaganda del partido había escogido a Punto de Congelamiento en su campaña de represión de la prensa debido a que a menudo publicaba reportajes originales que molestaban a los funcionarios, así como ensayos sobre historia, sociedad y actualidades que ignoraban la línea del partido. Colegas dijeron que Li Erliang, que se negó a ser entrevistado, trató de refrenar la sección para complacer a sus superiores, Li Datong, que habló después de que se suspendiera Punto de Congelamiento, dijo que había tratado de proteger el suplemento.
"El departamento de propagan quería cerrarnos, y estábamos bajo un montón de presión", dijo. "Trataron de deshacerse de nuestros columnistas y redujeron el tamaño de la sección y despidieron a periodistas, pero nosotros resistimos".
Entonces, en agosto, Li Erliang propuso un sistema de puntos para otorgar bonos a los empleados del diario. Los periodistas recibirían cien puntos si sus artículos eran aprobados por funcionarios provinciales, 120 si eran aprobados por el departamento de propaganda y 300 si eran elogiados por un algún miembro del Politburó. Se reduciría el puntaje si los funcionarios criticaban los artículos. Y un solo informe que molestara a un dirigente del partido podría significar la pérdida de un mes de salario.
La oficina de redacción hervía de rabia, dijeron los periodistas. Pero Li Datong vio un modo de luchar. "El plan era estúpido", dijo. "Un diario puede evaluar a los periodistas de ese modo, y muchos lo hacen, pero no pueden ser tan descarados".
Li se encerró en su apartamento y emergió de él dos días más tarde con una carta de 13 mil palabras en la que denunciaba el sistema de puntos, diciendo que "esclavizaría y castraría" al diario, provocaría el descenso de su circulación y pondría al Diario de la Juventud fuera de los negocios.
También pintó un mordaz panorama del aparato de propaganda. Describió a un funcionario que medía las fotos de dos dirigentes del partido antes de su publicación para asegurarse de que ninguno de ellos se ofendiera. Escribió sobre un redactor que renunció en protesta por una obsequiosa columna que comparaba las palabras del presidente Hu con "el rayo de un faro, mostrando e iluminando el camino de los estudiantes chinos". Y atacó a los censores del partido, poniendo en duda su legitimidad y alegando que favorecían a los editores que los colmaban de regalos y banquetes.
Li reservó las palabras más duras para su nuevo jefe. Pero redactó la carta cuidadosamente, citando el apoyo de generaciones de dirigentes del partido hacia el periodismo del diario e incluso citando a Karl Marx para enfatizar el punto de que los redactores deben considerar en primer lugar a los lectores.
Mostró la carta a unos pocos colegas y a periodistas de su personal. Y luego, el 15 de agosto a las 10:09 de la mañana, la subió al sistema de ordenadores de la redacción. "Esperaba tener algún impacto", dijo. "Pero nunca imaginé lo que pasó después".

Sistema de Censura
Todos los viernes en la mañana, los ejecutivos de una docena de los sitios en internet chinos más populares son citados en el centro por la Oficina Municipal de Informaciones de Pekín, una agencia que informa al departamento de propaganda del partido.
El hombre que normalmente dirige las reuniones, Chen Hua, director del Departamento de Gestión de Propaganda en Internet, se negó a ser entrevistado. Pero los participantes dicen que él o uno de sus colegas comunica a los ejecutivos qué noticias no deben ser tratadas en sus sitios y cuáles deben recibir mayor atención durante la semana que viene.
Estas firmas son empresas privadas, y varias de ellas, incluyendo Sina, Sohu y Yahoo! China, están en las listas de las bolsas de valores estadounidenses o han atraído a inversionistas estadounidenses. Pero debido a que necesitan permisos para operar en China, acceden a las peticiones del gobierno.
Las reuniones son parte de un sistema de censura que incluye una lista negra de sitios extranjeros bloqueados en China y filtros que pueden obstaculizar cuentas de correo electrónico e imposibilitar el acceso a páginas en la red que contengan ciertas palabras claves. Varias agencias, más notablemente las autoridades policiales y de propaganda, asignan personal para supervisar internet.
El sistema está lejos de ser impermeable. El software puede ayudar a evadir los filtros y entrar a sitios prohibidos, y las compañías de internet a menudo ponen a prueba los límites de los censores para ganarse lectores y aumentar las ganancias. Si un ítem no es parado por los filtros y no ha sido cubierto en las reuniones de los viernes, el gobierno puede ser sorprendido con la guardia baja.
Eso es lo que pasó con la carta de Li Datong. Minutos después de que la subiera a la red, la gente en la sala de redacción empezó a copiarla y a enviarla a amigos a través del correo electrónico y de los programas de mensajería instantánea usados por más de 81 millones de chinos.
"Teníamos que actuar rápidamente, antes de que empezaran a bloquearla", contó un redactor, que habló a condición de guardar el anonimato.
Pu Zhiqiang, abogado y defensor de los derechos de los periodistas, dijo que recibió una copia de las 10:20 de la mañana, 11 minutos después de que Li la subiera. La envió en 300 personas, por e-mail, y a otros usando el Messenger de Microsoft. Luego empezó a subirla a algunos tablones de anuncios que han proliferado en China.
A las 11:36 de la mañana, Pu subió el memorándum a un popular foro llamado Yannan. Entonces se dio cuenta de que alguien había subido una copia en otra parte del sitio.
Casi al mismo tiempo, la reunión de editores en el Diario de la Juventud terminó y Li Erliang volvió apresuradamente a su oficina. Colegas dijeron que tomó contacto con sus superiores en el departamento de propaganda y las Juventudes Comunistas después de leer el memorándum.
Ni los censores del gobierno ni de los editores de los principales sitios en la red había empezado a borrar la carta, todavía. Algunos editores dijeron que habían esperado porque no ponía en cuestión la autoridad del partido ni discutía temas que estuvieran claramente fuera de lo permitido, tales como la masacre de la Plaza de Tiananmen. Al mismo tiempo, los censores oficiales no vieron el memo o dudaron en tomar medidas porque estaban preocupados de que algunos funcionarios de alto rango podrían apoyar a Li Datong, dijeron los editores. Mientras esperaban la carta siguió difundiéndose.
A las 12:17 de la tarde apareció en un sitio de noticias en el extranjero dirigido por el prohibido movimiento espiritual Falun Gong, y minutos más tarde en otros sitios de exiliados chinos. Estos sitios están bloqueados en China, pero mucha gente accede a ellos utilizando software que elude el cortafuegos del gobierno.
Hacia la 1:30 de la tarde, un prominente bloguero, Li Xinde, había bajado el memo. Dijo que lo envió utilizando el servicio de mensajería instantánea de China, QQ, a más de 20 chat rooms, cada una con 30 a 40 miembros. Hacia las 2 de la tarde, el memo había sido publicado en populares sitios de universidades.
El documento se estaba difundiendo tan rápido que mucha gente recibió varias copias. Un escritor de la provincia de Anhui dijo que cuando subió a internet para chequear su correo electrónico a las 2:30 de la tarde, cuatro amigos se ofrecieron inmediatamente para enviarle el memo utilizando el MSN Messenger. Pero en su bandeja de entrada ya había dos copias, incluyendo una que había sido enviada a mil personas.

Carrera en el Ciberespacio
Era después del mediodía cuando alguien en la burocracia del partido decidió que la carta de Li Datong debía ser retirada del ciberespacio chino y los funcionarios de gobierno empezaron a llamar a los ejecutivos de importantes sitios en la red.
Alguien dijo que fueron contactados por la Oficina Municipal de Informaciones de Pekín; otros lo fueron por su contraparte a nivel nacional, la Oficina de Informaciones del Consejo de Estado. Ninguno dijo haber recibido un aviso formal o una justificación legal de la decisión. Como habitualmente, simplemente les dijeron que borraran el material ofensivo.
Hay al menos 694 mil sitios en internet en China, de acuerdo a estadísticas oficiales, y el partido no trató de contactarlos a todos. Primero llamaron a los sitios más populares en Pekín. Pasaron horas antes de que algunos tablones de anuncios empezaran a ser notificados. Los foros con audiencias nacionales en otras ciudades fueron llamados sólo al final del día.
En una reciente sesión informativa, Liu Zhengrong, un importante funcionario de asuntos de internet en la Oficina de Informaciones del Consejo de Estado se negó a explicar las bases legales para esas órdenes, diciendo solamente que muchos comentarios sobre el Diario de la Juventud seguían en la red.
Incluso cuando el memo de Li empezó a desaparecer de algunos sitios en la red, empezó a ser subido a otros que las autoridades no habían contactado. Poco antes de las 10 de la tarde, fue subido al popular foro de Tianya. A las 11 de la noche, se convirtió en una noticia de Bokee, el más importante portal de bitácoras de China.
Casi en todas partes donde apareció la carta, los usuarios agregaron cientos de comentarios apoyando a los periodistas del Diario de la Juventud. En la sala de la redacción, los ánimos se mantenían a flote. Algunos periodistas publicaron notas en el sistema de ordenadores interno apoyando a Li Datong.
A la mañana siguiente, los funcionarios continuaron llamando a sitios en la red, pero los lectores habían empezado a publicar el memo en sitios de donde ya lo habían retirado. Algunos administradores de sitios en la red dijeron que trataron de rezagarse o dejar copias en páginas menos prominentes. Uno dijo que el memo fue visto 30 mil veces antes de que lo sacara. Pero otros sitios agregaron el nombre de Li Datong a los filtros de palabras usados para impedir que se publicaran materiales delicados.
A las 2:15 de la tarde, Li Erliang distribuyó una refutación de la red interna del Diario de la Juventud. También fue filtrado rápidamente, desencadenando otra ola de e-mails y subidas.
Las autoridades buscaban desesperadamente un modo de terminar con la controversia. Pocas horas después de que Blog-City, un sitio de bitácoras en el extranjero, fuera bloqueado, el partido anunció, en una rara retirada, que el sistema de puntos de Li Erliang no sería implementado.
"Fue un éxito, e internet jugó un papel crucial", dijo Xu Zhiyong, un abogado de derechos civiles de Pekín. "Si está bien escrito, no pueden impedir que se difunda. La gente encontrará el modo de leerlo".
Punto de Congelamiento gozó de un renacimiento en los meses que siguieron. Li Erliang parecía haber escarmentado, nada dispuesto a empezar otra pelea que pudiera perder, dijeron periodistas.
Pero en enero, funcionarios de propaganda finalmente cerraron el suplemento. Antes de hacerlo, llamaron a los ejecutivos de los principales sitios de internet a una reunión especial y les advirtieron que no permitieran ninguna discusión de la medida.
De todo modos, la noticia se difundió rápidamente.

Jin Ling contribuyó a este reportaje.

19 de febrero de 2006

©washington post
©traducción mQh

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