enviado ve peligro de guerra regional
[Borzou Daragahi] Apoya la visión de la Casa Blanca de que una retirada prematura podría fracasar, per se muestra sombrío sobre el conflicto sunní-chií y dice que se podría extender.
Bagdad, Iraq. El enviado estadounidense en Iraq dijo el lunes que el derrocamiento del régimen de Saddam Hussein en 2003 había abierto una "caja de Pandora" de las volátiles tensiones étnicas y confesionales que podrían engullir a toda la región en una guerra general si Estados Unidos se retirara demasiado pronto del país.
En comentarios que estuvieron entre las más francas y sombrías evaluaciones públicas de la situación en Iraq vertidas por un funcionario americano de alto rango, el embajador Zalmay Khalilzad dijo que "existe el potencial" de que la violencia confesional se convierta en una guerra civil generalizada.
De momento, Iraq ha retrocedido de esa perspectiva después de una ola de represalias confesionales tras el atentado con bomba contra un santuario chií el 22 de febrero en Samarra, dijo. Pero "si ocurre otro incidente, Iraq, en mi opinión, realmente podría caer en una guerra civil", dijo Khalilzad en una entrevista con Times.
Abandonar Iraq del modo en que Estados Unidos se ha retirado de las guerras civiles en el Líbano, Afganistán o Somalia podría tener dramáticas repercusiones globales, dijo.
"Hemos abierto la caja de Pandora y la pregunta es: ¿cuál es el camino a seguir?", dijo Khalilzad. "El camino a seguir, en mi opinión, es construir puentes entre las comunidades iraquíes".
El mensaje central de Khalilzad es que Estados Unidos no puede retirarse inmediatamente de Iraq de acuerdo con la política del gobierno de Bush. Pero ofreció una imagen mucho más sombría que las evaluaciones de portavoces americanos en los últimos días.
El domingo el general de la marina Peter Grace, presidente de los Jefes del Estado Mayor Conjunto, dijo en una entrevista televisada que las cosas en Iraq marchaban "muy, muy bien, de todo punto de vista".
Los comentarios de Khalilzad se producen en momentos en que se esperan importantes decisiones de Estados Unidos sobre si la situación en Iraq ha mejorado lo suficiente como para que permita una reducción este año de las tropas norteamericanas allá.
Los generales de ejército John P. Abizaid, que dirige el Comando Central estadounidense, y George W. Casey, comandante de las tropas americanas en Iraq, esperan reunirse con el presidente Bush esta semana para hacer recomendaciones sobre los niveles de tropa.
Oficiales militares deben decidir este mes si cancelar o no los despliegues de varias brigadas de combate del ejército -una cancelación que conduciría a una reducción en el número total de tropas estadounidenses en Iraq a mediados de año, de unas 130 mil, a cerca de cien mil. Durante casi un año, Casey ha dicho que una "reducción substancial de tropas" podría ocurrir en 2006, y mencionó la primavera como la época en que se tomarían decisiones críticas.
Una reducción señalaría la confianza del gobierno en el progreso del país. El viernes, sin embargo, Casey dijo que los estrategas de la guerra tomarían la violencia reciente "ciertamente como algo que consideraremos en nuestras decisiones".
Sin tocar el tema de la reducción de tropas, Khalilzad describió una atmósfera altamente combustible en Iraq que se remonta al menos a las polarizantes elecciones legislativas del 15 de diciembre, que entregó a los chiíes un rol dominante en el gobierno.
"De momento hay un vacío de autoridad y hay un montón de desconfianza", dijo el diplomático, que es uno de los arquitectos del plan de Estados Unidos de redefinir el balance político en Oriente Medio después de los atentados del 11 de septiembre.
El atentado de Samarra y el subsecuente estallido de violentas represalias de chiíes contra sunníes demostraron que los insurgentes entienden muy bien la fragilidad de Iraq y tratarán de explotarla, dijo Khalilzad.
"Indica que ellos reconocen esta vulnerabilidad de Iraq o este problema en Iraq, que tratarán de avivar", dijo. "Hay un esfuerzo concertado para provocar la guerra civil. Los tipos quieren empezar una guerra civil están considerando otras cosas que podrían hacer".
Khalilzad, que está activa y públicamente involucrado en las negociaciones para el gobierno de Iraq, repitió su afirmación de semanas de que el mejor modo de prevenir una guerra civil o un conflicto confesional a gran escala es formar un gobierno con todos los disparatados grupos de Iraq como un modo "de construir confianza y reducir la grieta existente" entre chiíes y sunníes.
"Una vez que se forme un gobierno de unidad nacional, los intentos de provocar una guerra civil se enfrentarán a grandes obstáculos", dijo.
Líderes chiíes objetaron ruidosamente la semana pasada la participación de Khalilzad en las conversaciones para la formación del gobierno, diciendo que estaba tomando el lado de la minoría sunní.
"He recibido reacciones negativas", dijo Khalilzad, agregando que no había tratado de intervenir a favor de los sunníes. Dijo que había pedido la incorporación al gobierno de personas sin afiliación religiosa para manejar algunos ministerios. "Los fanáticos chiíes son tan malos como los fanáticos sunníes", dijo.
De cualquier modo, Khalilzad dijo que Estados Unidos tiene pocas opciones excepto mantener una fuerte presencia en Iraq -o correr el riesgo de un conflicto regional en el que los árabes tomarán partido por los sunníes y los iraníes apoyarán a los chiíes en lo que podría convertirse en una versión más grande de la guerra Irán-Iraq de los años ochenta, que dejó más de un millón de muertos.
El embajador advirtió sobre una calamitosa interrupción en la producción y transporte de energía en el Golfo Pérsico. Describió el escenario más pesimista en el que fanáticos religiosos podrían ocupar partes de Iraq y empezar a expandirse.
"Eso haría aparecer a los talibanes de Afganistán como juego de niños", dijo Khalilzad, un estadounidense de origen afgano que fue enviado de Estados Unidos en Afganistán antes de su posición en Iraq.
La visión de Estados Unidos es formar un gobierno amplio que "refleje las aspiraciones del pueblo iraquí", dijo. "Si no correspondiésemos con las aspiraciones de los iraquíes, estaríamos en problemas".
Khalilzad dijo que funcionarios estadounidenses han tratado a alistar el apoyo de gobiernos de países adyacentes, incluso han explorado las "modalidades de organizar una reunión" con Irán. Mencionó a Irán y Siria como dos países que han sido "particularmente poco serviciales" con Iraq.
El lunes políticos iraquíes continuaron debatiendo sobre la composición del nuevo gobierno. El presidente interino Jalal Talabani anunció una decisión para convocar el domingo al parlamento, sólo para ser rápidamente desmentido por líderes políticos chiíes que le pidieron que pospusiera la sesión.
Los chiíes han nominado al primer ministro interino Ibrahim Jafari para que sirva todo un término. Kurdos y sunníes han tratado de descarrilar su candidatura.
Khalilzad describió las justas políticas del día a día como sanas. "Están negociando. Están ensayando", dijo. "Así es mucho mejor que con pistolas".
Sin embargo, la política de las armas habló ruidosamente el lunes.
La violencia, gran parte de esta con tonos confesionales, dejó al menos a 18 iraquíes muertos en todo el país tras el estallido de múltiples coches-bomba. Un soldado estadounidense fue muerto en combate en un incidente al oeste de Iraq.
El general de división Mubdar Hatim Hazya Duleimi, comandante del ejército iraquí en Bagdad, fue asesinado al oeste de Bagdad, anunciaron militares estadounidenses.
Fue matado por una bala mientras se hallaba en un largo convoy poco después de las cinco de la tarde, dijo Mohammed Askari, asesor del ministerio de Defensa.
Duleimi, un sunní, comandaba una fuerza que era vista por muchos como un contrapeso a la del ministerio del Interior, cuya policía y unidades de comando dirigidas por chiíes, han sido acusadas de asesinatos extrajudiciales.
Los militares estadounidenses informaron el lunes que un soldado americano murió el domingo como resultado de "acciones enemigas". El soldado fue matado en el campo al oeste de Iraq, aunque gran parte de la violencia insurgente se ha trasladado a diversas áreas urbanas religiosas, dijo un funcionario estadounidense que pidió conservar el anonimato.
Un coche-bomba en un atiborrado mercado en el centro de Baqubah, una capital provincial religiosamente mixta a unos 56 kilómetros al nordeste de la capital, mató al menos a seis personas, incluyendo a dos niños, y dejó heridas a otras 21. La bomba explotó cuando la policía y transeúntes se agolpaban cerca de una escena de un asesinato, uno de los tres tiroteos fatales reportados desde Naqubah.
Hombres armados mataron a tres jornaleros chiíes en la ciudad sunní de Hawija, cerca de la ciudad fronteriza de Kirkuk. Una bomba improvisada en Mosul mató a un civil iraquí.
Al menos dos coches-bomba y fuego esporádico de morteros sacudió la capital. Un coche-bomba explotó cerca de un banco, matando a una persona e hiriendo a cinco en el barrio de Dora.
Un coche-bomba en el camino hacia el ministerio de la Industria dejó cinco heridos. Otro coche-bomba impactó contra una patrulla de un comando policial en el distrito de Mustansiriya, aunque no hubo heridos.
Funcionarios del Hospital de Yarmuk informaron haber recibido al menos tres cadáveres no identificados de barrios sunníes.
Hombres armados secuestraron a un prominente profesor universitario. Ali Hussein Khafaji, decano de la facultad de ingeniería de la Universidad de Mustansiriya, fue secuestrado por dos coches con hombres cuando salía de su casa.
En comentarios que estuvieron entre las más francas y sombrías evaluaciones públicas de la situación en Iraq vertidas por un funcionario americano de alto rango, el embajador Zalmay Khalilzad dijo que "existe el potencial" de que la violencia confesional se convierta en una guerra civil generalizada.
De momento, Iraq ha retrocedido de esa perspectiva después de una ola de represalias confesionales tras el atentado con bomba contra un santuario chií el 22 de febrero en Samarra, dijo. Pero "si ocurre otro incidente, Iraq, en mi opinión, realmente podría caer en una guerra civil", dijo Khalilzad en una entrevista con Times.
Abandonar Iraq del modo en que Estados Unidos se ha retirado de las guerras civiles en el Líbano, Afganistán o Somalia podría tener dramáticas repercusiones globales, dijo.
"Hemos abierto la caja de Pandora y la pregunta es: ¿cuál es el camino a seguir?", dijo Khalilzad. "El camino a seguir, en mi opinión, es construir puentes entre las comunidades iraquíes".
El mensaje central de Khalilzad es que Estados Unidos no puede retirarse inmediatamente de Iraq de acuerdo con la política del gobierno de Bush. Pero ofreció una imagen mucho más sombría que las evaluaciones de portavoces americanos en los últimos días.
El domingo el general de la marina Peter Grace, presidente de los Jefes del Estado Mayor Conjunto, dijo en una entrevista televisada que las cosas en Iraq marchaban "muy, muy bien, de todo punto de vista".
Los comentarios de Khalilzad se producen en momentos en que se esperan importantes decisiones de Estados Unidos sobre si la situación en Iraq ha mejorado lo suficiente como para que permita una reducción este año de las tropas norteamericanas allá.
Los generales de ejército John P. Abizaid, que dirige el Comando Central estadounidense, y George W. Casey, comandante de las tropas americanas en Iraq, esperan reunirse con el presidente Bush esta semana para hacer recomendaciones sobre los niveles de tropa.
Oficiales militares deben decidir este mes si cancelar o no los despliegues de varias brigadas de combate del ejército -una cancelación que conduciría a una reducción en el número total de tropas estadounidenses en Iraq a mediados de año, de unas 130 mil, a cerca de cien mil. Durante casi un año, Casey ha dicho que una "reducción substancial de tropas" podría ocurrir en 2006, y mencionó la primavera como la época en que se tomarían decisiones críticas.
Una reducción señalaría la confianza del gobierno en el progreso del país. El viernes, sin embargo, Casey dijo que los estrategas de la guerra tomarían la violencia reciente "ciertamente como algo que consideraremos en nuestras decisiones".
Sin tocar el tema de la reducción de tropas, Khalilzad describió una atmósfera altamente combustible en Iraq que se remonta al menos a las polarizantes elecciones legislativas del 15 de diciembre, que entregó a los chiíes un rol dominante en el gobierno.
"De momento hay un vacío de autoridad y hay un montón de desconfianza", dijo el diplomático, que es uno de los arquitectos del plan de Estados Unidos de redefinir el balance político en Oriente Medio después de los atentados del 11 de septiembre.
El atentado de Samarra y el subsecuente estallido de violentas represalias de chiíes contra sunníes demostraron que los insurgentes entienden muy bien la fragilidad de Iraq y tratarán de explotarla, dijo Khalilzad.
"Indica que ellos reconocen esta vulnerabilidad de Iraq o este problema en Iraq, que tratarán de avivar", dijo. "Hay un esfuerzo concertado para provocar la guerra civil. Los tipos quieren empezar una guerra civil están considerando otras cosas que podrían hacer".
Khalilzad, que está activa y públicamente involucrado en las negociaciones para el gobierno de Iraq, repitió su afirmación de semanas de que el mejor modo de prevenir una guerra civil o un conflicto confesional a gran escala es formar un gobierno con todos los disparatados grupos de Iraq como un modo "de construir confianza y reducir la grieta existente" entre chiíes y sunníes.
"Una vez que se forme un gobierno de unidad nacional, los intentos de provocar una guerra civil se enfrentarán a grandes obstáculos", dijo.
Líderes chiíes objetaron ruidosamente la semana pasada la participación de Khalilzad en las conversaciones para la formación del gobierno, diciendo que estaba tomando el lado de la minoría sunní.
"He recibido reacciones negativas", dijo Khalilzad, agregando que no había tratado de intervenir a favor de los sunníes. Dijo que había pedido la incorporación al gobierno de personas sin afiliación religiosa para manejar algunos ministerios. "Los fanáticos chiíes son tan malos como los fanáticos sunníes", dijo.
De cualquier modo, Khalilzad dijo que Estados Unidos tiene pocas opciones excepto mantener una fuerte presencia en Iraq -o correr el riesgo de un conflicto regional en el que los árabes tomarán partido por los sunníes y los iraníes apoyarán a los chiíes en lo que podría convertirse en una versión más grande de la guerra Irán-Iraq de los años ochenta, que dejó más de un millón de muertos.
El embajador advirtió sobre una calamitosa interrupción en la producción y transporte de energía en el Golfo Pérsico. Describió el escenario más pesimista en el que fanáticos religiosos podrían ocupar partes de Iraq y empezar a expandirse.
"Eso haría aparecer a los talibanes de Afganistán como juego de niños", dijo Khalilzad, un estadounidense de origen afgano que fue enviado de Estados Unidos en Afganistán antes de su posición en Iraq.
La visión de Estados Unidos es formar un gobierno amplio que "refleje las aspiraciones del pueblo iraquí", dijo. "Si no correspondiésemos con las aspiraciones de los iraquíes, estaríamos en problemas".
Khalilzad dijo que funcionarios estadounidenses han tratado a alistar el apoyo de gobiernos de países adyacentes, incluso han explorado las "modalidades de organizar una reunión" con Irán. Mencionó a Irán y Siria como dos países que han sido "particularmente poco serviciales" con Iraq.
El lunes políticos iraquíes continuaron debatiendo sobre la composición del nuevo gobierno. El presidente interino Jalal Talabani anunció una decisión para convocar el domingo al parlamento, sólo para ser rápidamente desmentido por líderes políticos chiíes que le pidieron que pospusiera la sesión.
Los chiíes han nominado al primer ministro interino Ibrahim Jafari para que sirva todo un término. Kurdos y sunníes han tratado de descarrilar su candidatura.
Khalilzad describió las justas políticas del día a día como sanas. "Están negociando. Están ensayando", dijo. "Así es mucho mejor que con pistolas".
Sin embargo, la política de las armas habló ruidosamente el lunes.
La violencia, gran parte de esta con tonos confesionales, dejó al menos a 18 iraquíes muertos en todo el país tras el estallido de múltiples coches-bomba. Un soldado estadounidense fue muerto en combate en un incidente al oeste de Iraq.
El general de división Mubdar Hatim Hazya Duleimi, comandante del ejército iraquí en Bagdad, fue asesinado al oeste de Bagdad, anunciaron militares estadounidenses.
Fue matado por una bala mientras se hallaba en un largo convoy poco después de las cinco de la tarde, dijo Mohammed Askari, asesor del ministerio de Defensa.
Duleimi, un sunní, comandaba una fuerza que era vista por muchos como un contrapeso a la del ministerio del Interior, cuya policía y unidades de comando dirigidas por chiíes, han sido acusadas de asesinatos extrajudiciales.
Los militares estadounidenses informaron el lunes que un soldado americano murió el domingo como resultado de "acciones enemigas". El soldado fue matado en el campo al oeste de Iraq, aunque gran parte de la violencia insurgente se ha trasladado a diversas áreas urbanas religiosas, dijo un funcionario estadounidense que pidió conservar el anonimato.
Un coche-bomba en un atiborrado mercado en el centro de Baqubah, una capital provincial religiosamente mixta a unos 56 kilómetros al nordeste de la capital, mató al menos a seis personas, incluyendo a dos niños, y dejó heridas a otras 21. La bomba explotó cuando la policía y transeúntes se agolpaban cerca de una escena de un asesinato, uno de los tres tiroteos fatales reportados desde Naqubah.
Hombres armados mataron a tres jornaleros chiíes en la ciudad sunní de Hawija, cerca de la ciudad fronteriza de Kirkuk. Una bomba improvisada en Mosul mató a un civil iraquí.
Al menos dos coches-bomba y fuego esporádico de morteros sacudió la capital. Un coche-bomba explotó cerca de un banco, matando a una persona e hiriendo a cinco en el barrio de Dora.
Un coche-bomba en el camino hacia el ministerio de la Industria dejó cinco heridos. Otro coche-bomba impactó contra una patrulla de un comando policial en el distrito de Mustansiriya, aunque no hubo heridos.
Funcionarios del Hospital de Yarmuk informaron haber recibido al menos tres cadáveres no identificados de barrios sunníes.
Hombres armados secuestraron a un prominente profesor universitario. Ali Hussein Khafaji, decano de la facultad de ingeniería de la Universidad de Mustansiriya, fue secuestrado por dos coches con hombres cuando salía de su casa.
Mark Mazzetti en Washington y Suhail Ahmad en Baghdad y, en Baqubah, Kirkuk y Mosul contribuyeron a este reportaje.
7 de marzo de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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