juicio de gotti es declarado nulo
[Anemona Hartocollis] Jurado tuvo problemas con afirmación de Gotti de que abandonó la mafia en 1999.
Después de que un jurado se declarara incapaz de superar un impasse, un juez de Manhattan declaró nulo esta tarde el juicio por extorsión de John A. Gotti, que dijo que había renunciado a su posición como ‘heredero’ de la familia mafiosa Gambino.
Los miembros del jurado en el juicio de tres semanas de Gotti deliberaron durante cerca de un día y medio antes de enviar al juez una nota, a la 1:25 de la tarde, salpicada de mayúsculas, diciendo que estaban haciendo "CERO progresos", que estaban "completamente EMPATADOS" y que "ningún miembro del jurado podía en conciencia cambiar de opinión, basándose en nuestra interpretación de las pruebas".
En una postdata los miembros del jurado escribieron: "Queremos dejar el caso tan pronto como sea posible".
Basándose en dos notas previas que el jurado había enviado el jueves, y nuevamente hoy, parece que el panel quedó empantanado en la pregunta sobre si Gotti había renunciado o no a la mafia en 1999, como afirmaba la defensa. Parece también, si se considera la redacción de la nota final, que más de un miembro del jurado -y no simplemente la negativa de un miembro del jurado- cree que efectivamente abandonó la mafia.
La pregunta de si había o no abandonado la vida como cabecilla de la mafia en esa época era considerada crucial en el caso, debido a la ley de prescripción de cinco años para cargos de extorsión.
El jurado había enviado al juez una nota similar casi una hora y media antes, y la juez Shira A. Scheindlin había dado al panel el encargo formal de continuar deliberando en la esperanza de llegar a un veredicto, lo que es un procedimiento normal en esos casos.
Esta vez, después de prolongadas discusiones con los fiscales, que querían inicialmente enviar al jurado a casa durante el fin de semana, la juez Scheindlin lo declaró nulo, con el consentimiento del gobierno, a eso de las dos de la tarde.
Era el segundo jurado incapaz de dictar un veredicto sobre Gotti en seis meses sobre prácticamente las mismas acusaciones. En septiembre, después de ocho días de deliberaciones, un jurado lo absolvió de conspiración para cometer fraude bursátil, y la juez Scheindlin declaró nulo un juicio sobre las acusaciones más graves de extorsión, secuestro, extorsión de la industria de la construcción y usura. En esa ocasión los apuntes sobre la hoja del veredicto indicaron que un solo miembro del jurado se había negado a emitir una condena.
Cuando salía de la sala del tribunal, un callado Gotti abrazó a sus hermanas que lo esperaban, Angel y Victoria, a su madre, también llamada Victoria, y su hermano menor, Peter, diciéndole: "Todavía nos queda otro".
Fuera del tribunal, su madre dijo a los periodistas apostados: "Vuestros hijos son los que siguen ahora. Eso es lo que estaban tratando de hacer, amenazar a mi hijo"
Los fiscales pidieron a la juez Scheindlin una "fecha cercana para otro juicio". Todavía no se ha fijado una fecha definitiva, después de que los abogados de Gotti citaran dificultades económicas, diciendo que ellos todavía tenían que ser pagados por este juicio, debido a que las propiedades de Gottu habían sido "atadas" por el gobierno, según palabras de un abogado de la defensa. La implicación es que Gotti necesita vender parte de sus propiedades para poder pagar los servicios de sus abogados.
El principal abogado de Gotti, Charles Carnesi, dijo que no era extraordinario que se tratara tres veces un caso, pero que más de tres veces sería inusual, "porque entonces estás jugando con la ley de los promedios".
Gotti fue acusado de tres actos de conspiración para cometer extorsión: el secuestro y conspiración para secuestrar a Curtis Sliwa, el presentador de un programa radial y fundador de Guardian Angels; conspiración para cometer extorsión en la industria de la construcción; y usura y conspiración para cometer usura.
Los fiscales dijeron que Gotti había ordenado la agresión contra Sliwa en junio de 1992 en venganza por usar su programa radial como un púlpito para amenazar e insultar al padre de Gotti.
Los cargos eran parte de los intentos de la fiscalía de mostrar un patrón más amplio de extorsiones que se remontan a los años ochenta, y para presentar a Gotti como el padrino interino de la familia criminal Gambino, en remplazo de su padre, John J. Gotti, después del arresto y subsecuente condena del viejo Gotti a principios de los años noventa.
El segundo juicio fue una versión más suave del primero. Fue más breve, y liberó de Gotti de la contaminación de dos cómplices. Después del juicio, el juez absolvió a uno de ellos, Michael Yannotti, acusado de disparar contra Sliwa durante su secuestro, y de intento de homicidio, por un tecnicismo. El otro, Louis Mariani, fue condenado por tres cargos de fraude bursátil.
Al tratar de probar las acusaciones, los fiscales descansaron fuertemente en dos testigos renegados, Michael DiLeonardo y Joseph D’Angelo, que definieron el juicio prestando testimonio sobre detalles íntimos de la vida de la mafia, desde el ritual de inducción de los soldados de Gambino, que incluía quemar el retrato de un santo manchado con la propia sangre del miembro prospectivo, hasta brutales asesinatos. También proporcionaron declaraciones claves que implicaban a Gotti en cargos específicos.
Sin embargo, ninguno de los asesinatos sobre los que hablaron los testigos implicó a Gotti directamente. Los fiscales no pudieron siquiera presentar cargos de intento de homicidio en el caso de Sliwa porque DiLeonardo y D’Angelo declararon que Gotti había ordenado darla a Sliwa una severa paliza "que lo enviara al hospital", y que dispararon contra Sliwa porque uno de sus atacantes se asustó y estropeó el plan.
D’Angelo, el chofer del taxi robado que recogió a Sliwa en el secuestro, declaró que su cómplica, Michael Yannotti, se puso nervioso cuando Sliwa entró inesperadamente al taxi y le disparó. Una bala le penetró las dos piernas, otra se introdujo por sus intestinos, dejándolo casi muerto, aunque más tarde se recuperó.
A diferencia de otros cargos, que dependían del testimonio de los testigos renegados, fue difícil negar que hubiese ocurrido el secuestro, y Sliwa declaró para la fiscalía.
Pero debido a que el atentado contra Sliwa ocurrió hace tanto tiempo, los fiscales tuvieron un problema. Incluso si el jurado encontraba culpable a Gotti de ese cargo, no sería suficiente como para condenarlo. Para cumplir con la ley de prescripción, el jurado debía estar convencido de que Gotti llevó a cabo al menos un acto más de conspiración para cometer extorsión dentro de los cinco años desde la acusación de julio de 2004.
Gotti construyó su defensa en torno a la afirmación de que él renunció a su vida en la mafia antes de 1999, cuando se implementó la ley de prescripción. Esta es la parte en que el segundo juicio de Gotti más divergió del primero. Aunque los abogados de Gotti también dijeron en su primer juicio que Gotti se había retirado de la mafia, no presentaron ningún testigo que lo corroborara.
Esta vez, su nuevo abogado, Carnesi, sí lo hizo. Un desfile de testigos -incluyendo a Peter, el hermano menor de Gotti, un primo, Michael DiGeorgio, e incluso a Ronald L. Kuby, el compañero de trabajo de Sliwa en la radio- subieron al estrado para apoyar la afirmación de Gotti.
"Estaba enfermo de esta vida; quería que terminara", dijo Kuby, un abogado penal y de derechos civiles, recordando lo que le había dicho Gotti en la primavera de 1998, cuando Gotti estaba pensando en declararse culpable de una acusación anterior de extorsión. "Quería volver a estar con su familia y terminar todo esto".
Desde el punto de vista del público presente, el testimonio de Kuby fue sensacional, porque adoptó una posición contra su propio colega en el programa de la radio WABC-AM, ‘Curtis y Kuby’, lo que provocó que Sliwa lo llamara "Judas" en un programa. No quedó claro si los miembros del jurado conectaron a los dos, aunque Kuby se identificó a sí mismo, en el estrado, refiriéndose al nombre del programa.
La defensa también mostró un patético video de la cárcel de Gotti hablando con su padre moribundo en 1999. El jurado pudo oír a Gotti decirle a su débil padre que tenía miedo de que el gobierno persiguiera a Peter, su hermano, a sus hijos e incluso a sus nietos. Dijo que quería darle a los fiscales su "libra de carne" y luego trasladar a su familia a "una casa en Carolina". Gotti se declaró culpable de extorsión en un caso anterior en abril de 1999.
Su abogado, Carnesi, señaló que Gotti que ha estado antes en la cárcel o bajo arresto domiciliario desde 1998, cuando fue detenido en un caso anterior, ha pasado en la cárcel más tiempo que Sammy Gravano, uno de los capataces de Gambino, que se declaró culpable de homicidio antes de convertirse en testigo de la fiscalía.
Desde los primeros alegatos del primer día, la fiscalía y la defensa presentaron imágenes muy diferentes de Gotti. Para los fiscales, era el fiel hijo y heredero de John J. Gotti, el antiguo padrino de la familia Gambino, que murió de cáncer en una cárcel federal de alta seguridad en 2002 mientras cumplía una sentencia de cadena perpetua.
Pero la defensa lo retrató como un hijo reluctante a ser el heredero del legado de la familia en el crimen organizado, alguien que en su vida había sido seducido por el legendario encanto y poder de su padre, pero que llegó a lamentar el precio que la vida en la mafia exigía de su mujer y de sus hijos.
Los miembros del jurado en el juicio de tres semanas de Gotti deliberaron durante cerca de un día y medio antes de enviar al juez una nota, a la 1:25 de la tarde, salpicada de mayúsculas, diciendo que estaban haciendo "CERO progresos", que estaban "completamente EMPATADOS" y que "ningún miembro del jurado podía en conciencia cambiar de opinión, basándose en nuestra interpretación de las pruebas".
En una postdata los miembros del jurado escribieron: "Queremos dejar el caso tan pronto como sea posible".
Basándose en dos notas previas que el jurado había enviado el jueves, y nuevamente hoy, parece que el panel quedó empantanado en la pregunta sobre si Gotti había renunciado o no a la mafia en 1999, como afirmaba la defensa. Parece también, si se considera la redacción de la nota final, que más de un miembro del jurado -y no simplemente la negativa de un miembro del jurado- cree que efectivamente abandonó la mafia.
La pregunta de si había o no abandonado la vida como cabecilla de la mafia en esa época era considerada crucial en el caso, debido a la ley de prescripción de cinco años para cargos de extorsión.
El jurado había enviado al juez una nota similar casi una hora y media antes, y la juez Shira A. Scheindlin había dado al panel el encargo formal de continuar deliberando en la esperanza de llegar a un veredicto, lo que es un procedimiento normal en esos casos.
Esta vez, después de prolongadas discusiones con los fiscales, que querían inicialmente enviar al jurado a casa durante el fin de semana, la juez Scheindlin lo declaró nulo, con el consentimiento del gobierno, a eso de las dos de la tarde.
Era el segundo jurado incapaz de dictar un veredicto sobre Gotti en seis meses sobre prácticamente las mismas acusaciones. En septiembre, después de ocho días de deliberaciones, un jurado lo absolvió de conspiración para cometer fraude bursátil, y la juez Scheindlin declaró nulo un juicio sobre las acusaciones más graves de extorsión, secuestro, extorsión de la industria de la construcción y usura. En esa ocasión los apuntes sobre la hoja del veredicto indicaron que un solo miembro del jurado se había negado a emitir una condena.
Cuando salía de la sala del tribunal, un callado Gotti abrazó a sus hermanas que lo esperaban, Angel y Victoria, a su madre, también llamada Victoria, y su hermano menor, Peter, diciéndole: "Todavía nos queda otro".
Fuera del tribunal, su madre dijo a los periodistas apostados: "Vuestros hijos son los que siguen ahora. Eso es lo que estaban tratando de hacer, amenazar a mi hijo"
Los fiscales pidieron a la juez Scheindlin una "fecha cercana para otro juicio". Todavía no se ha fijado una fecha definitiva, después de que los abogados de Gotti citaran dificultades económicas, diciendo que ellos todavía tenían que ser pagados por este juicio, debido a que las propiedades de Gottu habían sido "atadas" por el gobierno, según palabras de un abogado de la defensa. La implicación es que Gotti necesita vender parte de sus propiedades para poder pagar los servicios de sus abogados.
El principal abogado de Gotti, Charles Carnesi, dijo que no era extraordinario que se tratara tres veces un caso, pero que más de tres veces sería inusual, "porque entonces estás jugando con la ley de los promedios".
Gotti fue acusado de tres actos de conspiración para cometer extorsión: el secuestro y conspiración para secuestrar a Curtis Sliwa, el presentador de un programa radial y fundador de Guardian Angels; conspiración para cometer extorsión en la industria de la construcción; y usura y conspiración para cometer usura.
Los fiscales dijeron que Gotti había ordenado la agresión contra Sliwa en junio de 1992 en venganza por usar su programa radial como un púlpito para amenazar e insultar al padre de Gotti.
Los cargos eran parte de los intentos de la fiscalía de mostrar un patrón más amplio de extorsiones que se remontan a los años ochenta, y para presentar a Gotti como el padrino interino de la familia criminal Gambino, en remplazo de su padre, John J. Gotti, después del arresto y subsecuente condena del viejo Gotti a principios de los años noventa.
El segundo juicio fue una versión más suave del primero. Fue más breve, y liberó de Gotti de la contaminación de dos cómplices. Después del juicio, el juez absolvió a uno de ellos, Michael Yannotti, acusado de disparar contra Sliwa durante su secuestro, y de intento de homicidio, por un tecnicismo. El otro, Louis Mariani, fue condenado por tres cargos de fraude bursátil.
Al tratar de probar las acusaciones, los fiscales descansaron fuertemente en dos testigos renegados, Michael DiLeonardo y Joseph D’Angelo, que definieron el juicio prestando testimonio sobre detalles íntimos de la vida de la mafia, desde el ritual de inducción de los soldados de Gambino, que incluía quemar el retrato de un santo manchado con la propia sangre del miembro prospectivo, hasta brutales asesinatos. También proporcionaron declaraciones claves que implicaban a Gotti en cargos específicos.
Sin embargo, ninguno de los asesinatos sobre los que hablaron los testigos implicó a Gotti directamente. Los fiscales no pudieron siquiera presentar cargos de intento de homicidio en el caso de Sliwa porque DiLeonardo y D’Angelo declararon que Gotti había ordenado darla a Sliwa una severa paliza "que lo enviara al hospital", y que dispararon contra Sliwa porque uno de sus atacantes se asustó y estropeó el plan.
D’Angelo, el chofer del taxi robado que recogió a Sliwa en el secuestro, declaró que su cómplica, Michael Yannotti, se puso nervioso cuando Sliwa entró inesperadamente al taxi y le disparó. Una bala le penetró las dos piernas, otra se introdujo por sus intestinos, dejándolo casi muerto, aunque más tarde se recuperó.
A diferencia de otros cargos, que dependían del testimonio de los testigos renegados, fue difícil negar que hubiese ocurrido el secuestro, y Sliwa declaró para la fiscalía.
Pero debido a que el atentado contra Sliwa ocurrió hace tanto tiempo, los fiscales tuvieron un problema. Incluso si el jurado encontraba culpable a Gotti de ese cargo, no sería suficiente como para condenarlo. Para cumplir con la ley de prescripción, el jurado debía estar convencido de que Gotti llevó a cabo al menos un acto más de conspiración para cometer extorsión dentro de los cinco años desde la acusación de julio de 2004.
Gotti construyó su defensa en torno a la afirmación de que él renunció a su vida en la mafia antes de 1999, cuando se implementó la ley de prescripción. Esta es la parte en que el segundo juicio de Gotti más divergió del primero. Aunque los abogados de Gotti también dijeron en su primer juicio que Gotti se había retirado de la mafia, no presentaron ningún testigo que lo corroborara.
Esta vez, su nuevo abogado, Carnesi, sí lo hizo. Un desfile de testigos -incluyendo a Peter, el hermano menor de Gotti, un primo, Michael DiGeorgio, e incluso a Ronald L. Kuby, el compañero de trabajo de Sliwa en la radio- subieron al estrado para apoyar la afirmación de Gotti.
"Estaba enfermo de esta vida; quería que terminara", dijo Kuby, un abogado penal y de derechos civiles, recordando lo que le había dicho Gotti en la primavera de 1998, cuando Gotti estaba pensando en declararse culpable de una acusación anterior de extorsión. "Quería volver a estar con su familia y terminar todo esto".
Desde el punto de vista del público presente, el testimonio de Kuby fue sensacional, porque adoptó una posición contra su propio colega en el programa de la radio WABC-AM, ‘Curtis y Kuby’, lo que provocó que Sliwa lo llamara "Judas" en un programa. No quedó claro si los miembros del jurado conectaron a los dos, aunque Kuby se identificó a sí mismo, en el estrado, refiriéndose al nombre del programa.
La defensa también mostró un patético video de la cárcel de Gotti hablando con su padre moribundo en 1999. El jurado pudo oír a Gotti decirle a su débil padre que tenía miedo de que el gobierno persiguiera a Peter, su hermano, a sus hijos e incluso a sus nietos. Dijo que quería darle a los fiscales su "libra de carne" y luego trasladar a su familia a "una casa en Carolina". Gotti se declaró culpable de extorsión en un caso anterior en abril de 1999.
Su abogado, Carnesi, señaló que Gotti que ha estado antes en la cárcel o bajo arresto domiciliario desde 1998, cuando fue detenido en un caso anterior, ha pasado en la cárcel más tiempo que Sammy Gravano, uno de los capataces de Gambino, que se declaró culpable de homicidio antes de convertirse en testigo de la fiscalía.
Desde los primeros alegatos del primer día, la fiscalía y la defensa presentaron imágenes muy diferentes de Gotti. Para los fiscales, era el fiel hijo y heredero de John J. Gotti, el antiguo padrino de la familia Gambino, que murió de cáncer en una cárcel federal de alta seguridad en 2002 mientras cumplía una sentencia de cadena perpetua.
Pero la defensa lo retrató como un hijo reluctante a ser el heredero del legado de la familia en el crimen organizado, alguien que en su vida había sido seducido por el legendario encanto y poder de su padre, pero que llegó a lamentar el precio que la vida en la mafia exigía de su mujer y de sus hijos.
10 de marzo de 2006
©new york times
©traducción mQh
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