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tropas atacan a milicias chiíes


[Jonathan Finer y John Ward Anderson] Dieciséis milicianos eliminados en ataque. Aumentan tensiones con chiíes.
Bagdad, Iraq. Fuerzas especiales americanas e iraquíes mataron el domingo al menos a dieciséis seguidores del clérigo chíi Moqtada al-Sáder en un ataque en el crepúsculo contra lo que militares norteamericanos dijeron que era una "célula terrorista" culpable de atentados contra soldados y civiles.
También el domingo fuerzas iraquíes encontraron 30 cuerpos decapitados en un área al norte de la capital. Un funcionario de la salud dijo que los asesinatos tuvieron lugar antes en el día.
No hubo militares americanos o iraquíes muertos en el enfrentamiento con las fuerzas de Sáder, que ocurrió en el barrio predominantemente sunní de Adhamiyah, al norte de Bagdad, según una declaración de los militares estadounidenses. Un soldado iraquí resultó herido y se detuvo a quince personas. Un rehén no identificado fue encontrado en el lugar, dice la declaración, junto con materiales usados para montar bombas caseras.
Ayudantes de Sáder, que es respaldado por una de las milicias más grandes y temidas del país, dijo que los que murieron eran inocentes que estaban rezando en la mezquita de al-Mustafá en el vecindario de Shaab, al norte de Adhamiyah, cuando empezó el asalto a las seis de la tarde.
Los militares norteamericanos dijeron en una declaración que "no se entró a, ni se dañaron mezquitas en esta operación". Los militares también dijeron que las tropas norteamericanas fueron atacadas cuando empezó el allanamiento y respondieron el fuego. Fue imposible verificar dónde tuvo lugar el allanamiento debido al toque de queda nocturno impuesto por el gobierno y que empieza a las ocho de la tarde, horas antes de que se dieran a conocer noticias sobre el incidente.
Las muertes inflamaron una situación política ya bastante tensa en momentos en que los líderes iraquíes se esfuerzan por formar un nuevo gobierno frente a la creciente violencia religiosa. Un declarado opositor a la presencia norteamericana en Iraq, Sáder se ha convertido en una potente fuerza política, controlando a más de 30 miembros leales en el nuevo parlamento iraquí. El incidente fue uno de los enfrentamientos más mortíferos entre sus seguidores y tropas norteamericanas e iraquíes desde que su milicia, Ejército de Mahdi, montara dos violentos levantamientos en 2004.
"Creo que adoptaremos una posición muy firme contra las fuerzas americanas debido a este crimen", dijo en la televisión al-Iraqiya el ministro de Transporte del país y estrecho aliado de Sáder. Durante la noche, el canal emitió metraje mostrando cuerpos ensangrentados que yacían en un suelo de cemento y hombres envolviendo cadáveres en mantas a la luz de barras luminosas y llevándoselos.
Maliki culpó del incidente al embajador norteamericano Zalmay Khalilzad, que ha acusado al Ejército Mahdi de ser los autores de un montón de recientes asesinatos tras el atentado el mes pasado contra una venerada mezquita chií en Samarra, al norte de la capital Bagdad.
En una declaración leída por un portavoz del gobierno en el canal al-Iraqiya, el primer ministro Ibrahim al-Jafari llamó a la calma y dijo que había tratado el incidente con el general George W. Casey Jr., comandante de las tropas norteamericanas en Iraq, el que, según Jafari, había "prometido investigar el caso".
"Llamamos a los hijos de nuestro pueblo a tomar conciencia de que se está conspirando contra el país", dijo Jafari. "Esperamos que tengan paciencia hasta que tengamos las conclusiones de las investigaciones que han comenzado inmediatamente".
Un ayudante de Jafari, que ha sido respaldado por el ala política de Sáder para conservar su cargo en el próximo gobierno, pero al que se oponen otros grupos políticos iraquíes, dijo que el gobierno no fue notificado de antemano sobre el allanamiento.
"El incidente ha dañado todo el proceso político", dijo el ayudante, que habló a condición de conservar el anonimato, refiriéndose a las negociaciones sobre la composición del próximo gobierno, que se han estancado desde las elecciones en noviembre. "Algunos líderes se sentirán consternados por la situación y dudarán a la hora de participar, después de enterarse de lo sucedido y cómo el gobierno no fue puesto al tanto. Necesitamos que la situación se calme un poco".
El enfrentamiento en la capital iraquí fue uno de los varios incidentes del domingo, y tiene potencialmente implicaciones políticas profundas. También en Bagdad, fuerzas americanas e iraquíes atacaron un centro de detención del ministerio del Interior y encontraron a 17 prisioneros extranjeros. Agencias de prensa dijeron que se detuvo a unos 40 agentes de policía en la operación, que se llevó a cabo tras promesas de los comandantes norteamericanos de reprimir los maltratos a los detenidos tras recientes revelaciones de torturas en al menos dos cárceles gestionadas por iraquíes.
El ayudante de Jafari dijo que no se encontraron evidencias de torturas y que los prisioneros incluían a nacionales sudaneses, egipcios y otros árabes, que estaban esperando todos ser deportados porque carecían de documentos de identificación. Un portavoz militar norteamericano, el teniente coronel Barry Johnson, dijo que no tenía "informaciones comunicables" sobre el incidente.
En otro lugar en Iraq, funcionarios médicos y del ejército en la provincia de Diyala, al nordeste de Bagdad, dijeron que habían encontrado treinta cuerpos decapitados, a las seis y media de la tarde en un área aislada cubierta de matorrales en Tartiya, un pueblo en las afueras de Baqubah, a 56 kilómetros de la capital.
Tariq Shallal Hiyali, director suplente del departamento de salud provincial, dijo que todos los cadáveres eran de hombres.
En un caso no relacionado, también en la provincia de Diyala, una fuente en el ministerio del Interior iraquí dijo el domingo que tres días antes se había arrestado a un agente de seguridad, que había sido acusado de encabezar una banda criminal cuyos miembros se vestían como agentes de seguridad para secuestrar y matar a gente. El funcionario, que no pudo ser citado por su nombre, identificó al hombre arrestado como Arkan Mohammed al-Bawi, 32. Dijo que Bawi confesó durante el interrogatorio que los miembros de su banda utilizaban uniformes policiales incautados durante ataques contra puestos de control policiales y que habían asesinado a "mucha gente".
La agencia de noticias Reuters informó que Bawi era mayor de la policía y que su hermano era el jefe de policía de la provincia de Diyala.
Iraq se ha visto plagado de incidentes en los que hombres armados vestidos como agentes de seguridad secuestran y matan a civiles. Políticos sunníes han denunciado que los grupos atacan a sunníes y que son protegidos por el ministerio del Interior, una acusación que ha sido rechazada por el gobierno iraquí.
También el domingo al menos diez cuerpos más fueron hallados en tres lugares en la capital, dijo un funcionario de la sala de operaciones de la policía de Bagdad, a condición de preservar el anonimato. Cinco tenían sus manos atadas y habían sido matados de un balazo en la cabeza, y otros cinco mostraban signos de tortura y había sido disparados en el estómago y pecho, dijo. Ninguno había sido identificado y tenían edades entre 20 y 40 años, dijo.
Entretanto, en un incidente aparentemente no relacionado con los enfrentamientos con sus seguidores en Bagdad, Sáder escapó ileso cuando dos proyectiles de mortero impactaron cerca de su casa en Nayaf encontrándose él en su interior.
Mustafa Yacoubi, un importante ayudante de Sáder en Nayaf, dijo que los proyectiles habían sido disparados de cerca desde otra casa en el vecindario, un área al nordeste de Nayaf que es controlada por el Ejército Mahdi de Sáder. Furiosos partidarios del joven clérigo rodearon la casa de Sáder después del ataque.
El clérigo, que se cree está en la treintena, sacó una declaración llamando a la calma a sus seguidores, que han sido acusados de los mortíferos asesinatos ‘ en venganza’ contra sunníes después de otras provocaciones, que Sáder a menudo atribuye a Occidente.
"Llamo a mis hermanos a que no se dejen manipular por conspiraciones occidentales", dice en la declaración. "Todos debemos conservar la calma".

Ellen Knickmeyer y Naseer Nouri y Saad al-Izzy en Bagdad, Saad Sarhan en Najaf y Hassan Shammari en Baqubah contribuyeron a este reportaje.

27 de marzo de 2006
©washington post
©traducción mQh
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