se alquilan madres
Si todo sale bien, Mehli, 32, dará a luz a un saludable bebé a principios del próximo año. Pero no se unirá a sus otros tres hijos, sino que será entregado a una pareja estadounidense que no pueden tener hijos ellos mismos y están pagando a Mehli para que lo haga por ellos.
Le pagarán cinco mil dólares por ser madre de alquiler, una fortuna que, con su salario de maestra en una aldea cerca de aquí, le tomaría más de seis años en ahorrar.
"Podrá renovar la casa, o ampliarla, o gastar el dinero en la educación de mis hijos, o en la boda de mi hija", dice Mehli.
Más allá del dinero, dice, está la recompensa de causar la felicidad de una pareja sin hijos en Estados Unidos, donde un servicio semejante les costaría miles de dólares más, para no mencionar las potenciales trabas legales.
Llevados por muchos de los mismos factores que han impulsado a hombres de negocios occidentales a encargar algunas de sus operaciones a India en los últimos años, un número creciente de parejas infértiles del extranjero están llegando aquí a la búsqueda de mujeres como Mehli que están dispuestas, en efecto, a alquilar sus vientres.
La tendencia es evidente para doctores como Indira Hinduja, quizás la especialista en fertilidad más prominente de India, que recibe una petición del extranjero una semana por medio. También se puede detectar en internet, donde hace poco una joven india publicó un anuncio en un sitio de clasificados ofreciéndose a tener un hijo para una pareja de indios en el extranjero.
Luego está el dramático ejemplo de la familia de Mehli. Dos de sus hermanas han sido madres de alquiler -una de ellas para extranjeros-, lo mismo que su cuñada. Mehli finalmente decidió hacer lo mismo, con el entusiasta consentimiento de su marido, un barbero, y la guía de una doctora de la localidad que se ha convertido en una pequeña celebridad al encargarse de más de una docena de madres de alquiler en los últimos dos años, tanto para parejas indias como extranjeras.
Algunos ven esta práctica como la consecuencia lógica del rápido crecimiento económico de India y la liberalización de los últimos quince años, un perfecto encuentro entre la oferta y la demanda en un mercado globalizado.
"Es un negocio redondo", dice S.K. Nanda, ex secretario de salud aquí en el estado de Gujarat. "Es una iniciativa completamente capitalista. No hay nada poco ético en esto. Si la lanzaras en algún lugar entre Bengala del Oeste y Assam" -dos estados golpeados por la miseria-, "tendrías un montón de interesadas".
Otros no están tan seguros sobre las implicaciones morales, y se muestran preocupados sobre la explotación de mujeres pobres y de los riesgos en un país donde al año mueren cien mil mujeres como resultado del embarazo y el parto. Las parejas ricas de Occidente pagan a las mujeres indias el uso de sus cuerpos, dicen, y eso es en el mejor de los casos de mal gusto, y en el peor, inescrupuloso.
"Estás colocando en peligro la vida de la mujer que será madre de alquiler", dice C.P. Puri, directora del Instituto Nacional de Investigación de la Salud Reproductiva en Mumbai (antiguamente Bombay). "Es por eso que pienso personalmente que es algo no debería convertirse en un negocio".
Ambas partes del debate concuerdan en que el negocio de la fertilidad en India, incluyendo "el turismo reproductivo" de extranjeros, es potencialmente enorme. Las cifras actuales son difíciles de determinar, pero el Consejo Indio de Investigación Médica estima que ayudar a los residentes y visitantes a tener hijos podría prosperar y convertirse en una bullente industria de casi seis mil millones de dólares al año.
"Definitivamente va a aumentar con la educación y la alfabetización, especialmente en un país como India", dijo Gautam Allahbadia, un especialista de la fertilidad en Mumbai que ayudó recientemente a un pareja de Singapur a encontrar a una madre de alquiler. Ha recibido peticiones similares de Estados Unidos, Israel y España.
Pequeño Boom de Bebés
En la vanguardia de la naciente industria se encuentra esta pequeña ciudad, donde la ginecóloga Nayna H. Patel preside un pequeño boom de bebés. Pero ocho de sus recientes e inminentes recién nacidos no se sumarán a la población de cien mil habitantes de Anand: Tres de los bebés están destinados a Estados Unidos, dos a Gran Bretaña y tres a otras partes de India. (Seis otros intentos no tuvieron éxito).
Antes de que la práctica de Patel empezara a llamar la atención nacional e internacional, Anand fue famosa durante décadas como la capital lechera de India, el hogar de la cooperativa lechera más exitosa del país.
Ahora la ciudad también hace alarde de contar con 20 jóvenes mujeres que se han ofrecido voluntariamente para ser implantadas con embriones en la clínica de Patel. Algunas ya han pasado por el proceso y están ansiosas esperando una segunda ronda.
Los clientes potenciales se enteran de Patel informalmente o a través de redes formales online y en sitios en la web que tienen que ver con asuntos de infertilidad. Para cuando la contactan, y gastan el tiempo, la energía y el dinero para llegar aquí, están normalmente desesperados por tener hijos y a menudo emocionalmente destrozados después de años de intentos y fracasos.
Patel ha fijado algunos criterios para los que recibirán su ayuda: solamente parejas sin hijos en las que la esposa sea infértil o físicamente incapaz de portar un feto en su vientre.
Del mismo modo, las potenciales madres de alquiler deben tener entre 18 y 45 años, tener buena salud, y deben ser madres en sí mismas, por razones psicológicas y físicas: físicas, de modo que sepan qué les espera en cuanto a sus cuerpos, y psicológicas, de manera que tengan menos problemas a la hora de entregar un bebé porque ya tienen hijos. El óvulo que contribuye al embrión no será nunca propio, y provendrá de una donante anónima o de la mujer que quiere ser madre, y será fertilizado normalmente in vitro.
Las dos partes firman un contrato según el cual los futuros padres pagan los cuidados médicos y la madre de alquiler renuncia a sus derechos al bebé, una disposición que apacigua los temores de muchas parejas extranjeras. En Estados Unidos, por ejemplo, donde las leyes varían de estado a estado, la madre de alquiler tiene a veces una oportunidad después del nacimiento de reclamar la maternidad del bebé, lo que puede precipitar espeluznantes guerras legales.
En Anand las voluntarias son recordadas repetidas veces por Patel y su personal que los fetos en sus vientres no son suyos. Deben entregar a los recién nacidos dentro de dos días después del parto. De momento no han surgido problemas con que se forme un vínculo demasiado estrecho entre madre de alquiler y bebé, dijo Patel.
"La primera pregunta es: ‘¿Está bien el bebé?’ La segunda es: ‘¿Está contenta la pareja?’ Y luego dicen: ‘Gracias a Dios’", dice Patel. "Y después de eso ya no vuelven a pensar en el asunto".
Reconoció que el dinero era el principal motivo de estas mujeres para ser madres de alquiler; sin el dinero, la lista sería corta, si no inexistente. Las remuneraciones varían normalmente de 2.800 a 5.600 dólares, una fortuna en un país donde el ingreso per cápita anual gira sobre los quinientos dólares.
Pero Patel también mencionó componentes culturales: una empatía con las parejas sin hijos aquí en una sociedad que considera la progenitura casi como una obligación sagrada, y las enseñanzas hindúes que proclaman que serás recompensado en tu próxima vida por las buenas acciones que hagas en esta.
"Esas parejas no tienen hijos propios, y puedo entender cómo se sienten", dijo Smita Pandy, 27, que tiene dos hijos propios y estaba a punto de dar a luz por encargo de una pareja india. "Seré feliz porque ellos podrán tener su hijo".
Su marido, Jagruth, lo ve de este modo: Tal como él y su familia viven en una casa alquilada, el vientre de su esposa también provee de refugio temporal -a cambio de dinero- de un bebé que pertenece a otros.
A pesar de su aspecto liberal, las actitudes tradicionales sobre el sexo y la procreación, que hacen de las madres de alquiler algo incomprensible y tabú para muchos, todavía predominan en el campo de India. Mehli, la mujer que accedió a ser madre de alquiler para una pareja estadounidense, ha inventado una historia para sus vecinos.
"Les diré que estoy embarazada con un bebé de mi marido, y cuando me separe del bebé, les diré que murió", dijo.
No se preocupa sobre los potenciales efectos negativos del embarazo sobre su propia salud física o mental. Pero es una cuestión que preocupa a Puri, la directora del instituto de investigación sobre la salud reproductiva en Mumbai.
"Si examinamos quiénes se convertirán probablemente en madres de alquiler por el beneficio económico, veremos que se trata de mujeres de condición socio-económica baja", dice Puri. "Si examinamos la mortalidad y los índices de enfermedad asociados con el embarazo y el parto, se produce mucho más en esta clase de gente".
India no tiene leyes que regulen la industria de la fertilidad, sólo directrices no vinculantes del consejo nacional de investigaciones médicas. El grupo ha instado al gobierno a implementar leyes que garanticen la protección de todas las partes. Se enfadan cuando se compara a las madres de alquiler con la gente que vende sus órganos, un acto que describen como perverso y completamente diferente del aprovechamiento del ciclo maternal natural.
"No estás perdiendo ningún órgano", dice Patel. "El embarazo y el parto son cosas fisiológicas. Cuando te sacan un riñón, se convierte en patológico".
Colmadas de Regalos
Además, muchas de las madres de alquiler son colmadas con regalos de alimentos y medicinas y supervisadas con una solícita atención por los padres en espera, habitualmente gente educada y sofisticada que quieren asegurarse de que su inversión produzca el fruto deseado.
El estadounidense que contrató a Mehli dijo que él y su esposa habían revisado todas las opciones de tener un hijo a la luz de su histerectomía hace diez años. Las madres de alquiler eran una posibilidad, pero a un mínimo de 20 a 25 dólares en Estados Unidos "los costes involucrados estaban fuera de mi alcance", dijo el hombre, que pidió ser identificado solamente por su apellido, Singh, debido a que es un tema delicado.
Su doctor propuso que Singh y su mujer buscaran una solución en India. Debido a que Singh es de origen indio -como muchos de los extranjeros que buscan aquí a madres de alquiler-, la idea le agradó.
Viajó recientemente a Anand una calurosa tarde para reunirse con Mehli, firmar el contrato y donar el semen, que será unido a un óvulo de una donante anónima.
"Me conforta saber que ella tiene hijos, y que su marido esté hoy aquí y que pueda hablar con él", dijo Singh, que vive en el oeste de Estados Unidos. "Me da más confianza de que yo o alguien de la familia pueda visitarla durante el embarazo".
Los costes de una fertilización in vitro y la madre de alquiler llegarán a unos 7.200 dólares. Incluso considerando los gastos de viaje, los costes generales serán mucho menores que en Estados Unidos, dijo, cuando estaba en la oficina de Patel.
En el vestíbulo, una docena de mujeres descalzas con coloridos saris esperaban pacientemente para ver a la doctora. Sobre sus cabezas, clavadas en la pared, había notas de agradecimiento de padres orgullosos y fotografías de sus bebés sonriendo o durmiendo.
Para esta misma fecha el próximo año, Singh espera estar entre las notas de esa pared.
19 de abril de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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