abducidos
[Benedict Carey] Cómo explicar los vívidos recuerdos de los que han sido secuestrados por extraterrestres.
Personas que tienen recuerdos de haber sido secuestradas por extraterrestres se convierten en recalcitrantes escépticos. Desdeñan la procesión de científicos que explican los recuerdos como ilusiones o fantasías. Se burlan de las chácharas sobre hipnosis y el procesamiento inconsciente de guiones de Hollywood. Y se mantienen en sus trece entre las risitas de un público que piensa que están chalados o son psicóticos.
Pero no son ninguna de las dos cosas, y sus experiencias deberían ser tomadas con la misma seriedad que cualquier creencia exótica, de acuerdo a Susan Clancy, psicóloga de Harvard, que entrevistó en los últimos años a docenas de llamados abducidos, como parte de una serie de estudios sobre la memoria.
En su libro, Abducted', de próxima aparición en octubre, la doctora Clancy refuta y defiende al mismo tiempo a esos creyentes, y en el camino repasa investigaciones actuales sobre la memoria, la emoción y la cultura que hace comprensibles, si no verosímiles, las historias de los abducidos. Aunque se concentra en los recuerdos de la abducción, el libro tiene una ambición más grande, que es explicar la psicología de las experiencias transformadoras, sean supuestas abducciones, conversiones o visitaciones divinas.
"Entender por qué la gente cree cosas raras, es importante para cualquiera que quiera saber más sobre la gente -eso es, de los humanos en general", escribe.
El relato de Clancy sobre los recuerdos de abducciones empieza con una rara, pero no inusual experiencia llamada parálisis del sueño. Cuando la gente se encuentra en el ligero y rico sueño llamado REM [Rapid Eye Mouvement], en algunos raros casos despierta para descubrir que durante unos momentos no se puede mover. Los psicólogos calculan que un quinto de la gente tendrá esa experiencia al menos una vez, durante la cual un 5 por ciento será inundado por terroríficas sensaciones, como zumbidos, contracciones eléctricas en todo el cuerpo, la sensación de estar levitando -a veces acompañadas de alucinaciones de intrusos.
Algunos de ellos tienen una explicación tan exótica como la naturaleza surrealista de la experiencia misma. Aunque nadie ha estudiado a este grupo sistemáticamente, Clancy sugiere, basándose en sus entrevistas, que tiende a ser gente que ya tenía interés en lo paranormal, en las artes místicas y en la posibilidad de visitantes extraterrestres. A menudo su búsqueda del significado los lleva a terapeutas que usan hipnosis para sacar más detalles de sus experiencias oníricas.
La hipnosis es un estado de profunda relajación, cuando la gente está particularmente inclinada a la sugestión, piensan los psicólogos. Cuando son estimulados bajo hipnosis a imaginar un incidente vívido pero enteramente inventado -como ser despertado por fuertes ruidos-, es más probable que recuerden la escena como una experiencia real, concluyen los estudios.
¿De dónde, exactamente, provienen esas figuras verdes con ojos grandes? Del profundo pozo de la cultura popular, dice Clancy, basándose en una revisión de la historia de avistamientos de ovnis, películas taquilleras y programas de televisión sobre extraterrestres. La primera abducción' en Estados Unidos fue dramatizada en 1953, en la película Invasores de Marte', escribe, y fue seguida de un estallido de informes sobre abducciones y extraterrestres, incluyendo la serie de televisión Más Allá del Límite'.
Uno de esos informes, por una pareja de New Hampshire, Betty y Barney Hill, se conoció a días de un episodio particularmente evocador del programa en 1961. La descripción del señor Hill de los extraterrestres -con grandes cabezas y brillantes ojos redondos- apareció en un exitoso libro sobre la experiencia, e inspiró los extraterrestres de la película de Steven Spielberg, Encuentros en la Tercera Fase' de 1977, de acuerdo a Clancy.
Así la vida imita al arte, y al revés, en un relato lleno de espejos en los que se reciclan las escenas e incluso los diálogos. Aunque distintas en detalles, las narrativas de abducción son extremadamente similares en estructura y a menudo incluyen experimentos sexuales o reproductivos. "¡Ah! Está abriendo mi camisa y -va a poner esa cosa en mi ombligo", dice una historia de 1970, refiriéndose a una aguja.
"Puedo sentir cómo se mueve en mi estómago, en mi cuerpo", continúa la historia en el libro. El pasaje se hace eco de otros informes de abducciones, pasadas y futuras.
En un estudio de laboratorio de 2002, Clandy y otro psicólogo de Harvard, Richard McNally, proporcionaron a llamados abducidos un test estandarizado de asociaciones de palabras para medir la inclinación hacia la creación de memorias falsas -"azúcar", "caramelo", "agrio", "amargo"- y hacia otra palabra que no estaba en la lista, en este caso, "dulce".
Cuando se les pidió que recordasen las palabras listadas, aquellos con memorias de abducción estaban más inclinados que un grupo de colegas que no tenían esos recuerdos, a recordar falsamente la palabra no listada. Los hallazgos sugieren una susceptibilidad de lo que se llama errores de fuente, atribuyendo erróneamente fuentes a la información recordada confundiendo, digamos, una escena apenas recordada de una película, con un sueño.
En otro experimento, los investigadores encontraron que el recuerdo de abducciones provocaba cambios fisiológicos en la presión sanguínea y actividad de la glándula sudorípara que eran más altos que aquellos con síndrome de estrés post-traumática. Los recuerdos producen un intenso trauma emocional, y cada vez que ocurre hace más profunda la certeza de que realmente pasó algo.
Aunque ninguno de esos elementos -parálisis de sueño, interés en lo paranormal, hipnosis, trucos de la memoria o involucración emocional- es necesario o suficiente para crear recuerdos de abducciones, tienden a reunirse en los llamados abducidos, piensa Clancy. "En el pasado, los investigadores tendían a concentrarse en uno u otro factor", dijo en una entrevista. "Yo digo que todos juegan un papel".
Sin embargo, las narrativas de abducción a menudo tienen otra dimensión, menos explícita, que Clancy sospecha que son centrales para su poder. Véase este comentario, de una participante en el estudio a la que Clancy llama Jan, una divorciada de edad mediana que participa en la búsqueda de una comprensión personal: "Sabes, ellos están entre nosotros en la Tierra. Tienen que transformarse en un cuerpo físico, lo que es muy doloroso para ellos. Pero lo hacen por amor. Están aquí para decirnos que todos estamos conectados de alguna manera. Que todo lo está".
A un nivel básico, concluye Clancy, las historias de abducciones extraterrestres dan a la gente un significado, un modo de comprender las muchas cosas raras y deprimentes que pueblan toda vida, así como una profunda sensación de que no estamos solos en el universo. En este sentido, las memorias de abducciones son como visiones religiosas transcendentes, espeluznantes, y sin embargo de algún modo reconfortantes y, en un nivel psicológico personal, verdaderas.
Clancy dijo que lamentaba no haber preguntado a los abducidos que entrevistó sobre sus creencias religiosas, que no hacían parte de su proyecto de investigación original. También lo lamentarán los lectores.
La calidez, asombro y emoción de las historias de abducidos y de los que las cuentan, revelan fuertes tendencias culturales que son familiares para millones de personas cuyas vidas internas son animadas por imaginerías religiosas.
Cuando se trata de sondear las profundidades de las historias de extraterrestres, investigaciones científicas como esta pueden terminar en una investigación de la religión.
Libro reseñado:
Abducted: How People Come to Believe They Were Kidnapped by Aliens
Susan Clancy
Harvard University Press
$22.95
9 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh
Pero no son ninguna de las dos cosas, y sus experiencias deberían ser tomadas con la misma seriedad que cualquier creencia exótica, de acuerdo a Susan Clancy, psicóloga de Harvard, que entrevistó en los últimos años a docenas de llamados abducidos, como parte de una serie de estudios sobre la memoria.
En su libro, Abducted', de próxima aparición en octubre, la doctora Clancy refuta y defiende al mismo tiempo a esos creyentes, y en el camino repasa investigaciones actuales sobre la memoria, la emoción y la cultura que hace comprensibles, si no verosímiles, las historias de los abducidos. Aunque se concentra en los recuerdos de la abducción, el libro tiene una ambición más grande, que es explicar la psicología de las experiencias transformadoras, sean supuestas abducciones, conversiones o visitaciones divinas.
"Entender por qué la gente cree cosas raras, es importante para cualquiera que quiera saber más sobre la gente -eso es, de los humanos en general", escribe.
El relato de Clancy sobre los recuerdos de abducciones empieza con una rara, pero no inusual experiencia llamada parálisis del sueño. Cuando la gente se encuentra en el ligero y rico sueño llamado REM [Rapid Eye Mouvement], en algunos raros casos despierta para descubrir que durante unos momentos no se puede mover. Los psicólogos calculan que un quinto de la gente tendrá esa experiencia al menos una vez, durante la cual un 5 por ciento será inundado por terroríficas sensaciones, como zumbidos, contracciones eléctricas en todo el cuerpo, la sensación de estar levitando -a veces acompañadas de alucinaciones de intrusos.
Algunos de ellos tienen una explicación tan exótica como la naturaleza surrealista de la experiencia misma. Aunque nadie ha estudiado a este grupo sistemáticamente, Clancy sugiere, basándose en sus entrevistas, que tiende a ser gente que ya tenía interés en lo paranormal, en las artes místicas y en la posibilidad de visitantes extraterrestres. A menudo su búsqueda del significado los lleva a terapeutas que usan hipnosis para sacar más detalles de sus experiencias oníricas.
La hipnosis es un estado de profunda relajación, cuando la gente está particularmente inclinada a la sugestión, piensan los psicólogos. Cuando son estimulados bajo hipnosis a imaginar un incidente vívido pero enteramente inventado -como ser despertado por fuertes ruidos-, es más probable que recuerden la escena como una experiencia real, concluyen los estudios.
¿De dónde, exactamente, provienen esas figuras verdes con ojos grandes? Del profundo pozo de la cultura popular, dice Clancy, basándose en una revisión de la historia de avistamientos de ovnis, películas taquilleras y programas de televisión sobre extraterrestres. La primera abducción' en Estados Unidos fue dramatizada en 1953, en la película Invasores de Marte', escribe, y fue seguida de un estallido de informes sobre abducciones y extraterrestres, incluyendo la serie de televisión Más Allá del Límite'.
Uno de esos informes, por una pareja de New Hampshire, Betty y Barney Hill, se conoció a días de un episodio particularmente evocador del programa en 1961. La descripción del señor Hill de los extraterrestres -con grandes cabezas y brillantes ojos redondos- apareció en un exitoso libro sobre la experiencia, e inspiró los extraterrestres de la película de Steven Spielberg, Encuentros en la Tercera Fase' de 1977, de acuerdo a Clancy.
Así la vida imita al arte, y al revés, en un relato lleno de espejos en los que se reciclan las escenas e incluso los diálogos. Aunque distintas en detalles, las narrativas de abducción son extremadamente similares en estructura y a menudo incluyen experimentos sexuales o reproductivos. "¡Ah! Está abriendo mi camisa y -va a poner esa cosa en mi ombligo", dice una historia de 1970, refiriéndose a una aguja.
"Puedo sentir cómo se mueve en mi estómago, en mi cuerpo", continúa la historia en el libro. El pasaje se hace eco de otros informes de abducciones, pasadas y futuras.
En un estudio de laboratorio de 2002, Clandy y otro psicólogo de Harvard, Richard McNally, proporcionaron a llamados abducidos un test estandarizado de asociaciones de palabras para medir la inclinación hacia la creación de memorias falsas -"azúcar", "caramelo", "agrio", "amargo"- y hacia otra palabra que no estaba en la lista, en este caso, "dulce".
Cuando se les pidió que recordasen las palabras listadas, aquellos con memorias de abducción estaban más inclinados que un grupo de colegas que no tenían esos recuerdos, a recordar falsamente la palabra no listada. Los hallazgos sugieren una susceptibilidad de lo que se llama errores de fuente, atribuyendo erróneamente fuentes a la información recordada confundiendo, digamos, una escena apenas recordada de una película, con un sueño.
En otro experimento, los investigadores encontraron que el recuerdo de abducciones provocaba cambios fisiológicos en la presión sanguínea y actividad de la glándula sudorípara que eran más altos que aquellos con síndrome de estrés post-traumática. Los recuerdos producen un intenso trauma emocional, y cada vez que ocurre hace más profunda la certeza de que realmente pasó algo.
Aunque ninguno de esos elementos -parálisis de sueño, interés en lo paranormal, hipnosis, trucos de la memoria o involucración emocional- es necesario o suficiente para crear recuerdos de abducciones, tienden a reunirse en los llamados abducidos, piensa Clancy. "En el pasado, los investigadores tendían a concentrarse en uno u otro factor", dijo en una entrevista. "Yo digo que todos juegan un papel".
Sin embargo, las narrativas de abducción a menudo tienen otra dimensión, menos explícita, que Clancy sospecha que son centrales para su poder. Véase este comentario, de una participante en el estudio a la que Clancy llama Jan, una divorciada de edad mediana que participa en la búsqueda de una comprensión personal: "Sabes, ellos están entre nosotros en la Tierra. Tienen que transformarse en un cuerpo físico, lo que es muy doloroso para ellos. Pero lo hacen por amor. Están aquí para decirnos que todos estamos conectados de alguna manera. Que todo lo está".
A un nivel básico, concluye Clancy, las historias de abducciones extraterrestres dan a la gente un significado, un modo de comprender las muchas cosas raras y deprimentes que pueblan toda vida, así como una profunda sensación de que no estamos solos en el universo. En este sentido, las memorias de abducciones son como visiones religiosas transcendentes, espeluznantes, y sin embargo de algún modo reconfortantes y, en un nivel psicológico personal, verdaderas.
Clancy dijo que lamentaba no haber preguntado a los abducidos que entrevistó sobre sus creencias religiosas, que no hacían parte de su proyecto de investigación original. También lo lamentarán los lectores.
La calidez, asombro y emoción de las historias de abducidos y de los que las cuentan, revelan fuertes tendencias culturales que son familiares para millones de personas cuyas vidas internas son animadas por imaginerías religiosas.
Cuando se trata de sondear las profundidades de las historias de extraterrestres, investigaciones científicas como esta pueden terminar en una investigación de la religión.
Libro reseñado:
Abducted: How People Come to Believe They Were Kidnapped by Aliens
Susan Clancy
Harvard University Press
$22.95
9 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh
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Sofìa y Carlos -