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muerte de un inmigrante


[Michael Wilson] La horrible muerte de Milton Rocano.
Pocos vieron a Milton Rocano durante el corto período que vivió en esta ciudad, y nadie lo morir, una muerte horrible por sus circunstancias y su espantosa soledad e invisibilidad. El sábado en la mañana Rocano, empleado de una planta de reciclaje en Greenpoint, Brooklyn, se subió a la parte de atrás de un camión con remolque vacío y fue enterrado vivo en una avalancha de escombros cargados por un colega que no sabía que él se hallaba ahí, declaró la policía. Más tarde el camión echó los escombros y el cuerpo de Rocano, en un vertedero del condado de Suffolk, donde fue encontrado tres días después, después de que la compañía y la policía llegaran hasta allá.
Incluso según las normas de la Ciudad de Nueva York, donde la gente anónima a menudo muere de maneras extraordinarias, esta muerte se destaca por todas las pequeñas cosas que no ocurrieron: el colega que mató a Rocano nunca se dio cuenta. Si Rocano gritó, nadie lo oyó. En las oficinas de la compañía en Anthony Street, una enorme ventana da directamente al área donde había estado el camión. Pero ese sábado por la mañana no había nadie mirando.
Una cámara grabó el incidente, pero las imágenes no fueron vistas sino dos días después. A Rocano, 20, nadie lo echó de menos cuando el cambio de turno. Nadie se dio cuenta de que no había usado su ficha de control para marcar su salida en un polvoriento, bullicioso rincón de Brooklyn, dominado por el zumbido de la autopista Brooklyn-Queens desde arriba y grandes camiones que entran y salen todo el día, un lugar donde es tan difícil respirar como oír.
"Es una parte de la ciudad que la gente no ve", dijo Paul D. Casowitz, un abogado del centro de reciclaje, City Recycling Corporation. "La parte arenosa. Todo el mundo ve los camiones. Nadie se pregunta adónde van".
María Rocano, la hermana de Milton, dijo ayer algo similar, pero sus palabras estaban llenas de rabia: "Es como si él hubiera sido un perro que fue simplemente eliminado".
Rocano era el quinto de seis hermanos nacidos y criados en Ecuador, y el tercero en mudarse a Nueva York para ganar algo de dinero, adonde llegó hace seis meses. Compartía un apartamento en Sunnyside, Queens, y pasaba la mayor parte de su tiempo libre con sus hermanas, María y Ana Rocano, que viven en Brooklyn. Cuando no estaba con ellas, dijeron, estaba probablemente en la iglesia, pues era un hombre tan piadoso que le había escrito cartas a Dios.
"Siempre incluía a Dios en todo lo que hacía", dijo Ana Rocano.
Uno de sus compañeros de apartamento es Miguel Coronel, 34, un conductor de uniforme, de Ecuador. "Oh, era un tipo muy amable", dijo Coronel en una entrevista en su apartamento, ayer. "Nunca bebía, nunca salía. Era un tipo tranquilo y amable".

Rocano no demoró nada en encontrar trabajo en City Recycling, justo al otro lado de Newton Creek, de su casa en Queens. Es una ruidosa planta de selección donde los escombros -en gran parte de sitios de construcción- son descargados, sorteados y nuevamente despachados. No se deposita basura ni químicos en el lugar, y nada permanece mucho tiempo.
Los camiones con remolque esperan formando colas en una de las dos áreas de carga y descarga de la compañía, donde un camión grúa que recoge los escombros de los camiones llenos y los deja caer en una pila. En los días despejados los trabajadores rocían las pilas con agua para aplastar el polvo. Los choferes de los camiones esperan su turno comiendo tranquilamente sus meriendas detrás del volante.
Cuando un camión se descarga, los trabajadores con brillantes chaquetas naranjas y cascos de seguridad suben por los lados y saltan dentro para recoger los restos. Ese era el trabajo de Rocano. Su primera impresión del lugar no fue buena y no mejoró.
"Era agotador y él estaba cansado, y hablaba sobre ello", dijo un amigo, Luis Amon, 24. "Era un trabajo sucio, y no quería hacer eso toda la vida".
Como hacía todos los días que trabajaba, el sábado salió de su apartamento a las cinco de la mañana. Murió seis horas más tarde, dijo Casowitz, basando su cálculo en el sello de tiempo de una de las varias cámaras de vigilancia de la compañía, que marca las 11:07 de la mañana. Casowitz dice que vio el video y lo describe diciendo que Rocano, por razones que Casowitz dijo que desconocía, se encaramó en un camión vacío, algo que no es común. Nadie lo vio meterse al camión.
Se acercó una camión pala. "Empieza la carga y él está debajo de los escombros", dice Casowitz. "Se lo puede ver ahí, entre los escombros. Está cubierto por los escombros". El operador de la grúa, que no podía ver desde la cabina, hizo dos cargas más, y se marchó. La compañía no reveló la identidad del operador de la grúa, pero está "comprensiblemente muy afectado", dijo Casowitz.
Cuando Rocano no volvió a casa, sus hermanas, preocupadas, fueron a la compañía al lunes, dijeron. Ana Rocano dijo que un gerente le dijo: "Espere, espere. Seguro que está bebiendo o con alguna amiga; ya volverá". Casowitz dijo que no podía confirmar ni desmentir esa declaración, pero dijo que el manager claramente no sabía que había ocurrido un accidente.
Las hermanas llamaron a la policía para denunciar la desaparición de Rocano y los detectives visitaron el sitio el lunes por la mañana. Un manager de la oficina de la compañía revisó más tarde el video y cuando quedó claro lo que había pasado llamó de vuelta a la policía, dijo Casowitz. El camión y su carga fueron localizados en un vertedero en Spagnoli Road, en Melville, Nueva York, donde encontraron el cuerpo el martes poco después de mediodía.
No se presentarán cargos criminales, y la compañía no espera ninguno, dijo Casowitz. El Departamento de Salud y Seguridad Laboral está investigando el incidente, dijo un portavoz. El trabajo en la planta continuó ayer.
La familia de Rocano piensa enviar su cuerpo a Ecuador para sus funerales. Casowitz dijo que la compañía contribuirá a los costes del funeral. Pero, dijo, nadie en la compañía sabe cómo ponerse en contacto con las hermanas de Rocano.

Mick Meenan contribuyó a este reportaje.

27 de abril de 2006
©new york times
©traducción mQh
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