luchas entre milicias chiíes
[Ellen Knickmeyer y Saad Sarhan] Presidente iraquí se moviliza para distender las rivalidades entre milicias chiíes en Basra. Decenas de personas mueren en incidentes violentos en todo el país.
Bagdad, Iraq. El presidente convocó a una reunión urgente el jueves para analizar la situación en la sureña ciudad portuaria de Basra, la segunda de Iraq y el centro de una creciente y mortífera lucha por el poder entre algunos partidos religiosos chiíes que conforman la coalición que gobierna Iraq.
Los incidentes violentos en el sur el jueves incluyeron un atentado con bomba en la casa del jefe de la policía de Basra. En Nayaf, otra importante ciudad en la región de predominancia chií, el jefe de las milicias locales leales al clérigo radical Moqrada al-Sáder fue matado a balazos por agentes de policía aliados a un partido chií rival.
Al menos dos docenas de iraquíes han muerto en el país en incidentes violentos. Cuatro soldados estadounidenses y su intérprete iraquí murieron cuando su patrulla pisó una bomba improvisada en la calle al noroeste de Bagdad, y los militares estadounidenses comunicaron el miércoles la muerte de un marino estadounidense en la provincia occidental de Anbar.
Las muertes llevaron el número de bajas norteamericanas de mayo a cerca de 50, un ritmo que amenaza con convertir este mes en uno de los más mortíferos este año para las fuerzas estadounidenses en Iraq.
En Bagdad, Talibani convocó a los dos vice-presidentes de Iraq para discutir la situación en Basra, donde uno de los grupos chiíes más pequeños, el Partido de la Virtud Islámica, se ha trenzado en abiertas hostilidades contra otros partidos religiosos chiíes.
Basra, que está bajo el control de fuerzas británicas, fue durante largo tiempo considerada una de las áreas más tranquilas de Iraq después de la invasión estadounidense de 2003. La homogeneidad de su población chií le ahorró gran parte de la violencia religiosa que asola el centro y oeste de Iraq.
Sin embargo, tropas británicas, que son menos intervencionistas que sus contrapartes estadounidenses, están siendo acusadas cada vez más de permitir que las milicias de los partidos chiíes religiosos gobernantes infiltren las fuerzas de seguridad y se apoderen de gran parte del control.
Aunque el asesinato de periodistas extranjeros e iraquíes en Basra ha limitado la cobertura periodística de la ciudad, sus residentes describen una violencia política que deja todos los días cadáveres en las calles. Diarios iraquíes reportaron esta semana que habitantes de Basra estaban huyendo hacia lugares más seguros en el extranjero o incluso en Bagdad.
El gobernador de la provincia de Basra, miembro del Partido de la Virtud Islámica, exigió la semana pasada la renuncia del jefe de la policía de Basra y del jefe militar local acusándolos de no ser capaces de detener los asesinatos políticos y religiosos. Desde entonces, las tensiones han incluido un ataque contra una comisaría de policía; el incendio provocado de las oficinas del partido chií más poderoso de Iraq, el Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq; y marchas el miércoles que congregaron a miles de participantes.
Talabani asignó al vice-presidente Adel Abdul Mahdi, miembro del Consejo Supremo, un destacamento para dedicarse a la crisis en Basra. El jueves, Abdul Mahdi invocó "la responsabilidad de las fuerzas políticas para calmar la situación". En una rueda de prensa con su colega vice-presidente, Tariq al-Hashimi, y Talabani, Abdul Mahdi instó a los líderes en Basra a "no dejarse distraer por intereses políticos partidarios cuando traten los asuntos de la ciudad".
Entretanto, en Nayaf la policía mató a Abbas al-Chillabi, comandante de los regimientos locales de la milicia Ejército Mahdi. Un funcionario de la organización de Sáder, Sahib al-Amiry, dijo que la policía le pegó un balazo en la cabeza a Chillabi en un puesto de control y lo llamó un asesinato político deliberado.
El jefe de la policía de Nayaf, el general Abbas Moadal calificó el tiroteo de incidente. La policía en el puesto de control creyó que estaban siendo atacados cuando los invitados a una boda, entre los cuales se encontraba aparentemente Chillabi, se acercaron al puesto de control celebrando con disparos al aire, dijo el jefe de policía.
El asesinato tenía el potencial para agudizar las tensiones entre los seguidores de Sáder y los del Consejo Supremo, que controla muchas oficinas de la seguridad y de; gobierno en Nayaf. Tanto en Consejo Supremo como el comando de Sáder cuentan con miles de milicianos.
En Bagdad los mismos partidos chiíes se cuentan entre los que compiten con sunníes, kurdos y bloques laicos por sillas en el gabinete del primer ministro designado, Nouri al-Maliki, que funcionarios estadounidenses dicen que esperan que traiga calma y estabilidad.
También en Bagdad entrenadores, atletas y familiares se reunieron el jueves en la asociación de taekwondo de la capital para consolarse y esperar noticias sobre los quince atletas de artes marciales -que incluye a cinco miembros del equipo nacional de taekwondo de Iraq y al único iraquí que ha ganado una medalla de oro en el torneo regional asiático en abril- que fueron secuestrados el lunes en una peligrosa carretera en el desierto entre Faluya y Ramadi. Los atletas, vestidos con chándales y zapatillas de deporte, se dirigían a la vecina Jordania a pasar las vacaciones.
Jamal Abdul Karim, presidente de la asociación iraquí de taekwondo, dijo que él y otros empleados del club entregaron sus salarios del año el jueves para reunir la suma de cien mil dólares exigida por alguien que dice representar a los secuestradores.
"Hemos estado rogando desde el fondo de nuestros corazones para que los dejen libres", dijo Aqeel Abdul-Karim, 26, empleado del club y amigo de los atletas secuestrados.
Los incidentes violentos en el sur el jueves incluyeron un atentado con bomba en la casa del jefe de la policía de Basra. En Nayaf, otra importante ciudad en la región de predominancia chií, el jefe de las milicias locales leales al clérigo radical Moqrada al-Sáder fue matado a balazos por agentes de policía aliados a un partido chií rival.
Al menos dos docenas de iraquíes han muerto en el país en incidentes violentos. Cuatro soldados estadounidenses y su intérprete iraquí murieron cuando su patrulla pisó una bomba improvisada en la calle al noroeste de Bagdad, y los militares estadounidenses comunicaron el miércoles la muerte de un marino estadounidense en la provincia occidental de Anbar.
Las muertes llevaron el número de bajas norteamericanas de mayo a cerca de 50, un ritmo que amenaza con convertir este mes en uno de los más mortíferos este año para las fuerzas estadounidenses en Iraq.
En Bagdad, Talibani convocó a los dos vice-presidentes de Iraq para discutir la situación en Basra, donde uno de los grupos chiíes más pequeños, el Partido de la Virtud Islámica, se ha trenzado en abiertas hostilidades contra otros partidos religiosos chiíes.
Basra, que está bajo el control de fuerzas británicas, fue durante largo tiempo considerada una de las áreas más tranquilas de Iraq después de la invasión estadounidense de 2003. La homogeneidad de su población chií le ahorró gran parte de la violencia religiosa que asola el centro y oeste de Iraq.
Sin embargo, tropas británicas, que son menos intervencionistas que sus contrapartes estadounidenses, están siendo acusadas cada vez más de permitir que las milicias de los partidos chiíes religiosos gobernantes infiltren las fuerzas de seguridad y se apoderen de gran parte del control.
Aunque el asesinato de periodistas extranjeros e iraquíes en Basra ha limitado la cobertura periodística de la ciudad, sus residentes describen una violencia política que deja todos los días cadáveres en las calles. Diarios iraquíes reportaron esta semana que habitantes de Basra estaban huyendo hacia lugares más seguros en el extranjero o incluso en Bagdad.
El gobernador de la provincia de Basra, miembro del Partido de la Virtud Islámica, exigió la semana pasada la renuncia del jefe de la policía de Basra y del jefe militar local acusándolos de no ser capaces de detener los asesinatos políticos y religiosos. Desde entonces, las tensiones han incluido un ataque contra una comisaría de policía; el incendio provocado de las oficinas del partido chií más poderoso de Iraq, el Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq; y marchas el miércoles que congregaron a miles de participantes.
Talabani asignó al vice-presidente Adel Abdul Mahdi, miembro del Consejo Supremo, un destacamento para dedicarse a la crisis en Basra. El jueves, Abdul Mahdi invocó "la responsabilidad de las fuerzas políticas para calmar la situación". En una rueda de prensa con su colega vice-presidente, Tariq al-Hashimi, y Talabani, Abdul Mahdi instó a los líderes en Basra a "no dejarse distraer por intereses políticos partidarios cuando traten los asuntos de la ciudad".
Entretanto, en Nayaf la policía mató a Abbas al-Chillabi, comandante de los regimientos locales de la milicia Ejército Mahdi. Un funcionario de la organización de Sáder, Sahib al-Amiry, dijo que la policía le pegó un balazo en la cabeza a Chillabi en un puesto de control y lo llamó un asesinato político deliberado.
El jefe de la policía de Nayaf, el general Abbas Moadal calificó el tiroteo de incidente. La policía en el puesto de control creyó que estaban siendo atacados cuando los invitados a una boda, entre los cuales se encontraba aparentemente Chillabi, se acercaron al puesto de control celebrando con disparos al aire, dijo el jefe de policía.
El asesinato tenía el potencial para agudizar las tensiones entre los seguidores de Sáder y los del Consejo Supremo, que controla muchas oficinas de la seguridad y de; gobierno en Nayaf. Tanto en Consejo Supremo como el comando de Sáder cuentan con miles de milicianos.
En Bagdad los mismos partidos chiíes se cuentan entre los que compiten con sunníes, kurdos y bloques laicos por sillas en el gabinete del primer ministro designado, Nouri al-Maliki, que funcionarios estadounidenses dicen que esperan que traiga calma y estabilidad.
También en Bagdad entrenadores, atletas y familiares se reunieron el jueves en la asociación de taekwondo de la capital para consolarse y esperar noticias sobre los quince atletas de artes marciales -que incluye a cinco miembros del equipo nacional de taekwondo de Iraq y al único iraquí que ha ganado una medalla de oro en el torneo regional asiático en abril- que fueron secuestrados el lunes en una peligrosa carretera en el desierto entre Faluya y Ramadi. Los atletas, vestidos con chándales y zapatillas de deporte, se dirigían a la vecina Jordania a pasar las vacaciones.
Jamal Abdul Karim, presidente de la asociación iraquí de taekwondo, dijo que él y otros empleados del club entregaron sus salarios del año el jueves para reunir la suma de cien mil dólares exigida por alguien que dice representar a los secuestradores.
"Hemos estado rogando desde el fondo de nuestros corazones para que los dejen libres", dijo Aqeel Abdul-Karim, 26, empleado del club y amigo de los atletas secuestrados.
Sarhan informó desde Nayaf. Bassam Sebti y Saad al-Izzi en Bagdad contribuyeron a este reportaje.
18 de mayo de 2006
©washington post
©traducción mQh
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