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cómo provocar una guerra


[H.D.S. Greenway] La guerra de Iraq no es la primera que se declara con motivos falsos.
¿Qué hacen los presidentes cuando quieren desacreditar completamente otro país y montar un ataque si no hay una provocación que justifique una guerra? El diccionario define casus belli como (1) "un acontecimiento o combinación de acontecimientos que es causal de guerra, o (2) que pueden ser planteados como justificación de una guerra". Así la respuesta consagrada por el tiempo es: Si no tiene un casus belli, utiliza la opción 2 y se inventa un motivo.
En los ahora famosos memoranda confidenciales de Bush, que describen cómo el presidente Bush estaba decidido a atacar a Iraq sin importar nada, Bush analizó con el primer ministro Tony Blair la posibilidad de pintar un avión de espionaje con los colores de Naciones Unidas y hacerlo volar sobre Iraq con la esperanza de que las baterías antiaéreas de Saddam mordieran el anzuelo y lo derribaran.
Uno piensa en los precedentes en los que pueden haberse basado el presidente y el primer ministro. Un ejemplo es el ‘Incidente de Mukden', del 18 de septiembre de 1931, cuando el comandante japonés en Manchuria decidió provocar él mismo una guerra con China. Sus hombres hicieron volar un tramo de las líneas férreas cerca de Mukden y lo hicieron de tal modo que pareció obra china. Los japoneses atacaron prontamente los cuarteles militares chinos en Mukden, y se apoderaron de la ciudad amurallada. Para fines de ese año, toda Manchuria estaba en manos de los japoneses.
La invasión alemana de Polonia en septiembre de 1939 fue descrita primero por los corresponsales en Berlín como un ‘contraataque'. Los polacos habían atacado la frontera en diferentes lugares, se decía, incluyendo una emisora de radio alemana en Gleiwitz en Alto Silesia. De hecho, el asalto había sido obra de las SS alemanas disfrazadas de soldados polacos. Para que pareciera más auténtico, los alemanes reunieron a varios reclusos de un campo de concentración, los mataron con inyecciones letales y dejaron sus cuerpos en la frontera polaca para proporcionar las bajas necesarias para tener un casus belli.
Israel se arriesgó en el verano de 1954 cuando instigó una operación contra Egipto que, cuando se descubrió finalmente, llegó a ser conocida como el ‘Lavon Affair', por el ministro de Defensa de Israel, Pinhas Lavon. Gamal Abdel Nasser acababa a llegar al poder en Egipto, e Israel quería desacreditarlo. Así que agentes reclutados por Israel lanzaron bombas contra bibliotecas estadounidenses en Alejandria y Cairo, haciendo creer a todo el mundo que era responsabilidad de los egipcios. El fiasco causó entonces un escándalo de primera plana.
Proteger a los propios ciudadanos era una buena excusa para la intervención armada. Stephen Kinzer, en su nuevo libro ‘Overthrow, America's century of regime change from Hawaii to Iraq', recuerda que cuando Estados Unidos derrocó a la monarquía hawaiana en 1893 para apoderarse de las islas, los marines americanos desembarcaron "para proteger la delegación estadounidense... y garantizar la seguridad de vidas y propiedades estadounidenses", como había pedido en ministro estadounidense en Honolulu.
Once años después de 1904, cuando un greco-americano llamado Ion Pedicaris fue secuestrado por un bandido marroquí llamado El Raisuli, Teddy Roosevelt dijo: "Pedicaris vivo, o Raisuli muerto" y envió barcos de guerra al puerto de Tánger. El sultán de Marruecos pagó el rescate, y Pedicaris fue liberado.
Sin embargo, a diferencia de Bush en Iraq, Roosevelt no quería un cambio de régimen en Marruecos y en lo que a él se refería la liberación de Pedicaris ponía fin al asunto.
Alemania, sin embargo, tenía planes con Marruecos, que en 1911 era uno de los últimos territorios no colonizados en África. En un incidente recordado como la ‘Crisis de Agadir', los alemanes esperaban obligar a los franceses a la repartición colonial enviando la cañonera ‘Panther' al somnoliento puerto marroquí de Agadir. El incidente casi desencadenó la Primera Guerra Mundial, tres años antes.
La excusa de los alemanes para el ‘salto de la Pantera', como lo llamó la prensa, fue la protección de los ciudadanos alemanes de las tribus indisciplinadas. El único problema es no había ciudadanos alemanes en Agadir. Así que los alemanes enviaron a uno para tener a quien proteger.
Encontraron a un hombre llamado Wilburg en Mogador, a 120 kilómetros al norte y lo destinaron a ser el alemán en peligro. Llegó a Agadir tres días después de que el Panther hubiera echado anclas en Agadir. Corrió de un lado para otro por la playa moviendo los brazos, pero la tripulación del Panther lo confundió con un agitado comerciante de alfombras orientales.
No se recuerda si el primer ministro Blair o el presidente Bush discutieron estos casos alguna vez, o algunas otras operaciones del pasado para legitimar su ocupación de Iraq. Pero al final, la manipulación de los datos de los servicios de inteligencia demostró ser suficiente para sus propósitos.

23 de mayo de 2006
©boston globe
©traducción mQh
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1 comentario

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- Lora