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ley y caos en iraq 8


[Michael Moss] Controlando a la policía. Además de todos los problemas que ya existen, algunos agentes se dedican a hacer justicia al margen de la estructura judicial. Última entrega.
Bagdad, Iraq. En abril, el general Peterson se sentó al escritorio de su oficina en Bagdad y cogió una gruesa carpeta blanca. Contenía su plan para rehacer a la policía, descrito en 950 tareas.
Es el tercer general en ser asignado al tercer plan del Pentágono para la policía iraquí. Reconoció que él era una opción extraña para la misión, pues nunca había creado ninguna organización desde cero, mucho menos una fuerza policial de casi 190 mil hombres.
"Soy un oficial de armería, que no sirve para nada, excepto el combate", dijo el general Peterson.
Pero después de consultar con expertos policiales, el general Peterson dijo que le había quedado claro que debían sentarse algunas piedras angulares. La primera, dijo, era crear una estructura para dar cuenta de los policías descarriados. "Fui al ministerio del Interior y dije: ‘El control de la policía es una tarea fundamental, y ustedes no tienen a nadie haciéndolo'", dijo el general Peterson.
Juntos, crearon una brigada de asuntos internos, y pusieron a Hamid al mando. Hamid está también luchando con una miríada de fuerzas de seguridad armadas y guardias cuyas operaciones se extienden por todo el gobierno iraquí.
El general Peterson dijo que si estuviera lidiando con 3.700 años de Hammmurabi, el antiguo gobernante de Babilonia cuyo retrato cuelga en la pared de su oficina. Fue Hammurabi el que estableció el código legal de ‘ojo por ojo' y eso es lo que el general Peterson dice, traducido, a los agentes de policía que tenían "problemas para entender por qué queremos tratar a un criminal conocido como tratamos a los demás".
Dijo que su equipo también necesitaba concentrarse en el mejoramiento de las habilidades básicas de los agentes.
"Estábamos construyendo cantidad", dijo, sobre el período anterior a su llegada. "No voy a criticar a mis predecesores. Ellos tenían una misión, y la cumplieron tan bien como pudieron. Simplemente estamos tratando de hacerlo mejor".
Khalid Ibrahim Ahmed, que estaba a punto de terminar un curso de diez semanas cuando fue entrevistado en abril en la academia cerca de Sulaimaniya en el norte de Iraq, dijo: "Necesitamos más adiestramiento sobre cómo luchar contra los terroristas. Necesitamos saber cómo funcionan sus organizaciones. Necesitamos practicar con mejores armas. Estábamos muy preocupados con las bombas improvisadas".
Aunque más de 70 mil agentes de policías regulares han seguido ese adiestramiento, 38 mil iraquíes más -en general los que eran agentes durante el período de Hussein- han recibido un curso de adiestramiento de tres semanas solamente, dijo Bertucci. Otras unidades policiales, incluyendo la policía fronteriza y especial, también han recibido algún curso de adiestramiento en la academia. En el campo, el número de asesores policiales ha sido incrementado a tres mil, y la mayoría de los asesores son militares. Los nuevos equipos incluyen a 750 contratistas civiles, de los 500 que han estado luchando para hacer el trabajo. Una de sus misiones es determinar qué aprenden los policías de sus cursos en la academia, dijeron oficiales.
Pero los reclutas están aprendiendo importantes lecciones fuera de las aulas.
Yasir Thamir Muhan, un recluta de 20 años de Tikrit, dijo que se desesperó seis días después de incorporarse al cuerpo. El 2 de marzo, cuando él y otros estaban saliendo del campo de adiestramiento, un grupo de rebeldes se dirigió hacia su destartalado y desprotegido convoy y lanzaron una ráfaga de ametralladora a través del capó de su sedán.
Murieron cinco reclutas. Cuando ayudaba a llevar a los heridos a un pueblo cercano, la gente allá sintió pánico y los obligaron a alejarse. Tenían demasiado miedo de ayudar a la policía.
Endurecido por la experiencia, ha creado sus propias reglas de severa justicia para enfrentarse a los rebeldes que arresta, que son dejados en libertad por la deficiente maquinaria policial del país.
"Tomo la justicia en mis manos", dice Muhan.

Michael Moss y Kirk Semple informaron desde Bagdad para este artículo, y David Rohde desde Nueva York. Qais Mizher contribuyó desde Bagdad y Sulaimaniya, y un empleado iraquí del New York Times desde Basra.

22 de mayo de 2006
©new york times
©traducción mQh
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