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insubordinación en iraq


[Michael R. Gordon] Soldados iraquíes se niegan a ir a Bagdad, desafiando órdenes.
Washigton, Estados Unidos. Un grupo de soldados iraquíes se negó hace poco a ir a Bagdad, la capital de Iraq, con la misión de participar en el restablecimiento del orden allá, dijo el lunes un oficial norteamericano de alto rango.
El oficial, el general de división Dana Pittard, que supervisa la campaña americana para adiestrar a las fuerzas de seguridad iraquíes, dijo que el incidente de la semana pasada involucró a unos cien soldados iraquíes estacionados en la provincia de Maysan, que linda con Irán.
El incidente ha empezado a ser investigado y el gobierno iraquí decidirá pronto si anula la orden de despliegue de los soldados de una unidad del ejército iraquí, el Segundo Batallón de la Cuarta Brigada de la Décima División.
"La mayoría de los soldados de esta unidad en particular son chiíes, y ellos creen -los jefes de esa unidad y los soldados- que se los necesita aquí en Maysan", dijo a periodistas el general Pittard en una video-conferencia desde Iraq. "Ahora eso deberá ser resuelto por el gobierno iraquí y el ministerio de Defensa, y nosotros apoyaremos esa decisión".
Aunque el episodio implica a sólo una pequeña fracción de la Décima División del ejército iraquí, subraya un importante problema. El nuevo gobierno iraquí quiere construir unas fuerzas armadas nacionales étnicamente diversas y que puedan ser desplegadas en cualquier lugar en Iraq. No quiere formar unas fuerzas armadas que sean en lo esencial una mera colección de unidades locales con lealtades regionales.
Pero muchos iraquíes se muestran reticentes a servir demasiado lejos de sus provincias natales. Los sunníes de la provincia de Anbar, por ejemplo, se muestran reticentes a enlistarse en el ejército si son enviados lejos a zonas predominantemente chiíes. Los chiíes son a menudo reluctantes a servir en regiones preponderantemente sunníes.
"Se supone que el ejército iraquí tiene que ser un ejército nacional", dijo el general Pittard. "Fueron reclutados regionalmente, y han estado operando en general también regionalmente. Así que esa es la dificultad".
El rechazo de algunos soldados iraquíes en la provincia de Maysan a servir en Bagdad fue reportado a fines de la semana pasada por el Daily Telegraph de Londres y el Washington Post. Sin embargo, con las declaraciones del general Pittard es la primera vez en que un oficial estadounidense de alto rango involucrado en el adiestramiento de las fuerzas armadas iraquíes explica el incidente y comenta la investigación.
Esta no es la primera vez que soldados iraquíes se niegan a ser enviados a áreas alejadas. Un gran número de soldados de una unidad predominantemente kurda en el norte de Iraq, el Segundo Batallón de la Tercera Brigada de la Segunda División del ejército iraquí, se negaron a ir a Ramadi, donde las tropas americanas han participado en duros enfrentamientos para recuperar la ciudad en manos de insurgentes, observó el general Pittard.
Incluso cuando los soldados iraquíes acceden a servir lejos de casa, muchos de ellos desertan. Las dos divisiones iraquíes en la provincia de Anbar, al oeste de Iraq, han tenido altas tasas de desgaste y están en más de cinco mil soldados por debajo de sus niveles autorizados. Cuando se toman en cuenta los permisos, el nivel día a día de las dos divisiones iraquíes en esa provincia es de 35 y 50 por ciento.
El gobierno de Bush ha presentado el proyecto de adiestramiento de las fuerzas de seguridad iraquíes como parte de su estrategia de retirada. Más de tres mil soldados de la coalición norteamericana están participando en el adiestramiento del ejército, policía y tropas fronterizas iraquíes. Como dijo el presidente Bush el año pasado: "Nuestra estrategia se puede resumir de este modo: Cuando los iraquíes puedan defenderse, nosotros nos retiraremos".
La operación actual en Bagdad, que es llamada Juntos Hacia Adelante, tiene por intención romper el ciclo de violencia religiosa que amenaza con empujar al país a una guerra civil.
Según el plan, fuerzas americanas e iraquíes están peinando la ciudad, barrio por barrio, en un intento de limpiarla de insurgentes y milicianos. Una vez que se controlen las áreas, el plan es entregarlas a la policía iraquí, que trabajarán con asesores estadounidenses. Se gastarán millones de dólares de fondos iraquíes y estadounidenses para reponer servicios vitales, crear empleo y, en lo esencial, tratar de construir buena voluntad para el nuevo gobierno iraquí.
Doce mil tropas adicionales han sido enviadas a Bagdad a implementar la operación; siete mil son estadounidenses. Parte de las tropas provienen de otras partes de Iraq. Los soldados iraquíes que se han negado a ser desplegados de las áreas de Maysan debían formar parte de los refuerzos iraquíes.
El general Pittard dijo que un hito importante se produciría en septiembre, cuando la Octava División del ejército iraquí sea colocada bajo el mando del Comando de Fuerzas Terrestres iraquí. "Será la primera vez que una división iraquí no esté bajo el mando táctico de las fuerzas de la coalición", dijo.

28 de agosto de 2006
©new york times
©traducción mQh
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