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dudas sobre el primer ministro


[Sudarsan Raghavan] Jefes militares norteamericanos cuestionan voluntad política del primer ministro.
Bagdad, Iraq. Jefes militares norteamericanos están cuestionando que el primer ministro iraquí Nouri al-Maliki tenga la voluntad política para erradicar la corrupción en el gobierno y enfrentarse a las brutales milicias que amenazan con empujar a Iraq a una guerra civil.
"Va a tomar algún tiempo para que el gobierno se pueda purgar a sí mismo", dijo un alto oficial norteamericano que habló a condición de conservar el anonimato, en un encuentro con periodistas. "Tengo que dar tiempo para eso y espero contar con un primer ministro que esté dispuesto a asumir responsabilidades".
El cuestionamiento se produce en momentos en que la violencia religiosa y la difusión de las milicias han remplazado a la resistencia como el mayor reto a los intentos de Estados Unidos de garantizar la seguridad en Bagdad y otras partes de Iraq. Las principales milicias son brazos de partidos políticos de la frágil coalición del gobierno de Iraq y han infiltrado ampliamente las fuerzas de seguridad, colocando a Maliki, que ha jurado desarmar a las milicias, en una delicada posición política.
Las dudas sobre Maliki se han expresado solamente en privado, ya que los militares norteamericanos todavía expresan en declaraciones públicas una tibia confianza en la capacidad de Maliki para reconocer y afrontar los problemas.
"Tenemos que solucionar el problema de las milicias", dijo el teniente general Peter Chiarelli, el segundo oficial norteamericano en Bagdad. "No podemos permitir que milicias armadas compitan con las fuerzas de seguridad iraquíes. Pero tengo que confiar en el primer ministro y esperar que decida cuándo pondremos fin al problema".
Pero en los últimos días, jefes militares norteamericanos han sugerido que si el gobierno de Maliki no toma medidas pronto, tendrán que intervenir y presionar al gobierno para que ataque a las milicias que operan en los barrios de los alrededores de Bagdad. Su principal objetivo será muy probablemente el Ejército Mahdi, una milicia vinculada al clérigo antinorteamericano Moqtada al-Sáder, al que los sunníes acusan de dirigir los escuadrones de la muerte bajo el manto del islam chií.
"Estamos en un período en que tenemos algo de influencia aquí", dijo el alto oficial norteamericano. "Creo que se acerca el momento en que tengamos que imponer este tema... Tenemos que utilizar esa influencia toda vez que podamos, para empujarlos a solucionar esos problemas lo más pronto posible".
Un asunto que complica al gobierno de Maliki es la creciente preocupación por la corrupción oficial, que es tan desenfrenada que se parece a la corrupción de los días del presidente Saddam Hussein, cuando era aceptada como una parte normal de la vida.
"Os puedo mostrar cómo hacen en cada ministerio para rellenar las arcas de los partidos políticos", dijo el oficial norteamericano. "Están haciendo exactamente lo mismo que se hacía durante el régimen de Hussein".
Los comentarios del oficial subrayan la creciente frustración sobre la velocidad de los intentos de reforma del gobierno, en momentos en que aumenta la presión en casa para la retirada de las tropas norteamericanas. Las dudas privadas sobre la capacidad de Maliki se producen también después de un mes particularmente violento en Bagdad y el resto de Iraq, en el que los atentados con bomba y las ejecuciones continuaron sin contrapeso.
"Ha sido una semana difícil. En las últimas dos semanas hemos visto un aumento en el número de atentados, especialmente en Bagdad", dijo el general de división William B. Caldwell. "Los asesinatos y las ejecuciones son actualmente la principal causa de las bajas civiles en Bagdad".
Ali Dabbagh, portavoz del gobierno, dijo el miércoles que el problema de la milicia debe ser abordado cuidadosamente para no perturbar el delicado equilibrio político nacional y los esfuerzos de reconciliación de los grupos en conflicto. Si no se puede encontrar una solución política, dijo, el gobierno tendrá que usar la fuerza contra las milicias. Pero dijo que esas medidas deberían ser tomadas por las fuerzas de seguridad iraquíes. "El problema es muy difícil", dijo Dabbagh. "No creo que Estados Unidos deba intervenir en este tema. El gobierno debe solucionarlo él mismo".
Dabbagh dijo que el gobierno está planeando nombrar a un inspector general en cada ministerio que controle sus finanzas. Dijo que ya se ha nombrado una nueva comisión de integridad para investigar a los funcionarios corruptos. Aunque Dabbagh dijo que no sabía si grandes sumas de dinero habían sido robadas de las arcas ministeriales, concedió que la corrupción era un grave problema para el gobierno.
Altos jefes militares norteamericanos están instando al gobierno a que empiece a actuar contra las milicias, especialmente las que han infiltrado los ministerios de gobierno.
"Hay un elemento político en todo esto... Queremos ver cómo afronta el gobierno a esos tipos", dijo otro alto oficial norteamericano, que también habló a condición de conservar el anonimato en una reunión separada con periodistas. "No puedo negar que hay corrupción y problemas en algunos ministerios, pero deben ser resueltos y deben ser resueltos por el primer ministro y la gente del gobierno. Y creo que les queda poco tiempo para empezar a tomar medidas, porque esto simplemente no puede seguir así".
"No creo que esto tenga un final abierto. Quiero decir, que las cosas sigan igual. Creo que el gobierno y la gente se cansarán de ver nadie hace nada sobre esto", dijo el oficial norteamericano.
Sin embargo, Sáder y sus aliados controlan cuatro ministerios de gobierno y 300 escaños en el parlamento iraquí, más que cualquier otro grupo. El clérigo jugó un papel instrumental en propulsar a Maliki al poder en abril, después de varios meses de conflictos entre chiíes. Durante los últimos dos meses, miles de tropas norteamericanas e iraquíes han entrado en algunos de los barrios bagdadíes más rudos como parte de una operación para aplacar la guerra religiosa. Pero no se han emprendido acciones mayores en Ciudad Sáder, el bastión de Sáder que es controlado completamente por su Ejército Mahdi.
Un tercer alto oficial norteamericano, que también habló a condición de preservar el anonimato en una reunión con periodistas, cuestionó igualmente la resolución del gobierno de abordar la miríada de problemas en Iraq. "Todavía hay gente que cree que pueden ganar una guerra religiosa, en los partidos políticos y en el gobierno", dijo. "Creo que los líderes reconocen que es una política destinada al fracaso. Pero el reto es salir de esa perogrullada y pasar a la realidad y avanzar".
Agregó: "Y os diré algo más, el otro aspecto: no deis por sentado la capacidad de hacerlo".

27 de septiembre de 2006
©washington post
©traducción mQh
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