víctimas de la guerra: 600 mil iraquíes
[Walter Oppenheimer] Más de 600.000 muertos en Irak desde 2003. Un estudio revela que los fallecidos de forma violenta han subido al 55% desde el inicio de la guerra.
Más de 600.000 iraquíes han muerto a causa de la violencia desde que Estados Unidos invadió el país en marzo de 2003, según un estudio publicado ayer en la edición electrónica de la prestigiosa revista médica británica The Lancet. El estudio, una actualización del que hace dos años puso de relieve que la invasión había provocado 100.000 víctimas, muchas más de las que entonces se admitían, señala ahora que la violencia va en aumento en Irak y que las tropas extranjeras son responsables de una de cada tres muertes violentas en el país. El informe, basado en una gran encuesta, revela que la tasa anual de mortalidad ha pasado de 5,5 personas por cada 1.000 habitantes en 2002 a una media de 13,3 por 1.000 en los 40 meses que han pasado desde la invasión.
El estudio ha sido financiado y ha recibido el ‘aval ético' del Comité de Investigación Humana de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg de Baltimore (Estados Unidos) y de la Escuela de Medicina de la Universidad Al Mustansiriya de Bagdad. Sus autores, Gilbert Burnham, Riyadh Lafta, Shannon Doocy y Les Roberts, subrayan que, aunque las cifras que ellos dan son muy superiores a los cerca de 50.000 muertos contabilizados por la ONG británica Iraq Body Count o los 30.000 admitidos por la Administración de Bush, la evolución de estos últimos datos desde la invasión en términos de crecimiento coincide con la evolución de los datos obtenidos por ellos.
Por ejemplo, las curvas de crecimiento del número de muertos facilitados por el Pentágono y los del Iraq Body Count siguen la misma pauta que las del estudio publicado en The Lancet, con la particularidad de que las cifras oficiales americanas, aunque 20 veces inferiores en número, crecen a una tasa aún más rápida que las de este estudio en los últimos 12 meses. La diferencia entre el estudio y los otros dos recuentos es que los científicos hacen una estimación estadística del número de muertos a partir de los datos de su encuesta comparados con la tasa de mortalidad antes del conflicto, mientras que los otros dos sistemas se basan en el recuento de cadáveres que llegan a las morgues.
Basado en entrevistas a más de 12.000 personas en todo el país, a partir de muestras aleatorias repartidas por Irak de acuerdo con el peso demográfico de cada provincia, el trabajo revela que la tasa anual de mortalidad ha pasado de 5,5 personas por cada 1.000 habitantes antes de la invasión, a una media de 13,3 por 1.000 en los 40 meses que han pasado desde la invasión. La población de Irak es de 25 millones. La tasa en los primeros seis meses de este año es de 14,2 por 1.000, confirmando la curva ascendente de las muertes violentas en el país.
Estas tasas ofrecen un resultado final de bajas muy superior a cualquiera de las cifras manejadas hasta ahora: "Estimamos que, como consecuencia de la invasión de marzo de 2003, han muerto alrededor de 655.000 iraquíes por encima de los que se podían esperar en una situación en la que no hubiera conflicto, lo que equivale a un 2,5% de la población en el área cubierta por el estudio", escriben los autores. "Nuestras estimaciones del ratio de mortalidad tras la invasión duplican los ratios medios de mortalidad, lo que de acuerdo con el Proyecto Sphere constituye una crisis humanitaria", añaden.
Los autores admiten que sus "estimaciones de muertos son mucho más altas que las facilitadas en Irak a través de medidas pasivas de vigilancia", pero advierten de que "esa diferencia no es una sorpresa". "Al margen del caso de Bosnia, no se conoce ninguna otra situación de conflicto en la que los sistemas de recuento pasivo den cuenta de más del 20% de las muertes medidas a partir de métodos basados en la población".
Los investigadores admiten que sus estimaciones pueden tener un margen de error hacia arriba o hacia abajo del 95%. Pero aunque eso ha hecho que en el pasado se descalificaran sus trabajos, en realidad no hace más que dar relevancia a sus cifras, si se tiene en cuenta que en el mejor de los casos el número de muertos provocados por la guerra sería de 392.979 y el máximo podría alcanzar los 942.636.
De los 655.000 muertos, unos 601.000 habrían sido víctimas de muerte violenta. Mientras antes de la invasión las muertes no violentas suponían el 98% del total y las violentas el 2%, tras la invasión el porcentaje de muertes violentas supone el 55% del total. Antes de la invasión, el 24% de los iraquíes morían por enfermedades cardiovasculares, el 18% por cáncer y otro 18% por enfermedades crónicas. Ahora la primera causa de mortalidad son los disparos de bala (31%) y la segunda las explosiones (22%), incluyendo los ataques aéreos y los coches-bomba.
El estudio achaca directamente a la coalición el 31% de las muertes violentas en Irak y subraya que, aunque proporcionalmente ha descendido la tasa de iraquíes muertos por la coalición, en términos brutos ha seguido aumentando. Los hombres en edad militar (entre los 15 y 44 años) son los que más posibilidades tienen de morir de forma violenta: suponen el 59% de los muertos.
El estudio ha sido financiado y ha recibido el ‘aval ético' del Comité de Investigación Humana de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg de Baltimore (Estados Unidos) y de la Escuela de Medicina de la Universidad Al Mustansiriya de Bagdad. Sus autores, Gilbert Burnham, Riyadh Lafta, Shannon Doocy y Les Roberts, subrayan que, aunque las cifras que ellos dan son muy superiores a los cerca de 50.000 muertos contabilizados por la ONG británica Iraq Body Count o los 30.000 admitidos por la Administración de Bush, la evolución de estos últimos datos desde la invasión en términos de crecimiento coincide con la evolución de los datos obtenidos por ellos.
Por ejemplo, las curvas de crecimiento del número de muertos facilitados por el Pentágono y los del Iraq Body Count siguen la misma pauta que las del estudio publicado en The Lancet, con la particularidad de que las cifras oficiales americanas, aunque 20 veces inferiores en número, crecen a una tasa aún más rápida que las de este estudio en los últimos 12 meses. La diferencia entre el estudio y los otros dos recuentos es que los científicos hacen una estimación estadística del número de muertos a partir de los datos de su encuesta comparados con la tasa de mortalidad antes del conflicto, mientras que los otros dos sistemas se basan en el recuento de cadáveres que llegan a las morgues.
Basado en entrevistas a más de 12.000 personas en todo el país, a partir de muestras aleatorias repartidas por Irak de acuerdo con el peso demográfico de cada provincia, el trabajo revela que la tasa anual de mortalidad ha pasado de 5,5 personas por cada 1.000 habitantes antes de la invasión, a una media de 13,3 por 1.000 en los 40 meses que han pasado desde la invasión. La población de Irak es de 25 millones. La tasa en los primeros seis meses de este año es de 14,2 por 1.000, confirmando la curva ascendente de las muertes violentas en el país.
Estas tasas ofrecen un resultado final de bajas muy superior a cualquiera de las cifras manejadas hasta ahora: "Estimamos que, como consecuencia de la invasión de marzo de 2003, han muerto alrededor de 655.000 iraquíes por encima de los que se podían esperar en una situación en la que no hubiera conflicto, lo que equivale a un 2,5% de la población en el área cubierta por el estudio", escriben los autores. "Nuestras estimaciones del ratio de mortalidad tras la invasión duplican los ratios medios de mortalidad, lo que de acuerdo con el Proyecto Sphere constituye una crisis humanitaria", añaden.
Los autores admiten que sus "estimaciones de muertos son mucho más altas que las facilitadas en Irak a través de medidas pasivas de vigilancia", pero advierten de que "esa diferencia no es una sorpresa". "Al margen del caso de Bosnia, no se conoce ninguna otra situación de conflicto en la que los sistemas de recuento pasivo den cuenta de más del 20% de las muertes medidas a partir de métodos basados en la población".
Los investigadores admiten que sus estimaciones pueden tener un margen de error hacia arriba o hacia abajo del 95%. Pero aunque eso ha hecho que en el pasado se descalificaran sus trabajos, en realidad no hace más que dar relevancia a sus cifras, si se tiene en cuenta que en el mejor de los casos el número de muertos provocados por la guerra sería de 392.979 y el máximo podría alcanzar los 942.636.
De los 655.000 muertos, unos 601.000 habrían sido víctimas de muerte violenta. Mientras antes de la invasión las muertes no violentas suponían el 98% del total y las violentas el 2%, tras la invasión el porcentaje de muertes violentas supone el 55% del total. Antes de la invasión, el 24% de los iraquíes morían por enfermedades cardiovasculares, el 18% por cáncer y otro 18% por enfermedades crónicas. Ahora la primera causa de mortalidad son los disparos de bala (31%) y la segunda las explosiones (22%), incluyendo los ataques aéreos y los coches-bomba.
El estudio achaca directamente a la coalición el 31% de las muertes violentas en Irak y subraya que, aunque proporcionalmente ha descendido la tasa de iraquíes muertos por la coalición, en términos brutos ha seguido aumentando. Los hombres en edad militar (entre los 15 y 44 años) son los que más posibilidades tienen de morir de forma violenta: suponen el 59% de los muertos.
11 de octubre de 2006
©el país
0 comentarios