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manifiesto contra los extremos


[Cathy Young] Manifiesto liberal para los que rechazan las posiciones extremistas.
El ambiente político de hoy no es un lugar amistoso para la gente que no ve el mundo en rígidas categorías en blanco y negro -gente que, por ejemplo, condena fuertemente las violaciones a los derechos humanos de los sospechosos de terrorismo bajo custodia norteamericana, pero que también rechaza enérgicamente la mentalidad que tiene a Estados Unidos como el principal perpetrador de abusos a los derechos humanos hoy en el mundo. Ahora, algunos de esos sin-techo políticos están construyendo una casa propia, conocida como el Manifiesto de Euston.
El manifiesto, que se puede consultar en eustonmanifest.org fue redactado por un grupo de universitarios, periodistas y activistas británicos encabezados por Norman Geras, profesor emérito de ciencias políticas de la Universidad de Manchester. En septiembre, un grupo de partidarios estadounidenses del manifiesto sacaron su propia declaración, ‘El liberalismo estadounidense y el manifiesto de Euston'.
Los firmantes son verdaderamente un grupo variado. Unos pocos, como el académico Michael Leeden, del American Enterprise Institute, podrían ser descritos como conservadores. Otros, especialmente Martin Peretz, editor jefe de The New Republic, son conocidos ‘halcones liberales' y tienen la reputación de ser demócratas del ala derecha. Muchos otros son liberales; el profesor emérito y sociólogo de Harvard, Daniel Bell; el presidente del Progressive Policy Institute, Will Marshall, fundador del Democratic Leadership Council; el reputado psiquiatra Walter Reich; la profesora de derecho y feminista y profesora de la Universidad de Nueva York, Cynthia Fuchs Epstein.
Los firmantes del Manifiesto de Euston, estadounidenses y de otras nacionalidades, enfatizan que en algunos temas claves de política exterior, como la intervención militar en Iraq, no existe consenso entre ellos. Lo que los reúne es el compromiso con los valores liberales en el sentido más amplio de la palabra -y la convicción de que estos valores deben ser defendidos de la grave amenaza que representa el terrorismo de los extremistas musulmanes.
La declaración estadounidense compara explícitamente la situación de hoy con la Guerra Fría. Entonces, como hoy, muchos de la izquierda consideraban el uso del poder norteamericano como inmoral y veían a los dos lados del conflicto global como moralmente equivalentes, rechazando la idea de que las democracias occidentales estaban luchando contra el mal.
Liberales de la Guerra Fría, como Harry Truman, observa la declaración, lucharon exitosamente contra el totalitarismo tanto de izquierdas como de derechas, lo que condujo finalmente a la derrota del nazismo y del comunismo: "El reto moral y político clave en las relaciones internacionales de nuestra época proviene del islam radical y de los terroristas yihadistas que ha desatado".
Los firmantes estadounidenses critican duramente al gobierno de Bush, observando que "el presidente Bush no aprovechó el momento después del 11 de septiembre de 2001 para reducir el cisma político. Antes que gobernar desde el centro, ha gobernado desde la derecha en cuanto a impuestos, política energética, calentamiento global, seguridad social, el rol de la religión y problemas relacionados con la guerra de las culturas".
También deploran la conducción de la guerra contra el terrorismo: "Reconocemos que en la conducción de la guerra, el gobierno de Bush ha errado escandalosamente -en Abu Ghraib, en Guantánamo y otros lugares- y ha socavado los valores mismos por los que se libró y ganó esta guerra. La tolerancia de la tortura o la ambigüedad sobre la aplicación de las Convenciones de Ginebra es a la vez errónea y contraproducente".
Sin embargo, la declaración también contiene duras palabras para los liberales que "siguen concentrándose más en las fechorías y errores de nuestro propio gobierno en Iraq que en las atrocidades de los extremistas musulmanes". Y argumenta muy convincentemente que "la indignación con el gobierno de Bush, por justificada que sea, no debería disminuir la oposición total al yihadismo". El manifiesto original, aunque critica los abusos norteamericanos, también condena "el antinorteamericanismo que ahora infecta gran parte del liberalismo de izquierdas (y a parte del conservadurismo). La declaración estadounidense hace lo mismo, deplorando la postura antinorteamericana como un "prejuicio bajo y viciada".
Indudablemente, tanto conservadores como liberales no podrían estar de acuerdo con todo el manifiesto y la declaración estadounidense. Como conservadora y libertaria, en temas como los impuestos y la seguridad social estoy más cerca de Bush que de los firmantes de Euston, y no respaldo la propuesta de la declaración estadounidense de imponer un impuesto nacional a la gasolina. Pero esos son temas sobre los cuales la gente honorable e inteligente puede estar en desacuerdo.
¿Tendrá una declaración de un grupo de académicos y periodistas impacto político?
Sólo el tiempo lo dirá. Muchos movimientos influyentes han empezado siendo pequeños. En el discurso político de hoy se necesita urgentemente un liberalismo que defienda los valores fundamentales de la civilización occidental, y que los reconozca como merecedores de ser defendidos. Sería bueno ver un movimiento similar en la derecha: por un conservadurismo que defienda el mercado libre, la separación de iglesia y estado, y un gobierno limitado que sea a la vez fuerte en defensa nacional y en derechos civiles.

9 de octubre de 2006
©boston globe
©traducción mQh
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