regimiento con nombre de chacal
[Antonio Gil] Grupo de Artillería Nº 3: masacrador de mujeres y niños Silva Renard.
¿Qué honra el Ejército poniéndole el nombre de un chacal a una de sus fuerzas? ¿Qué herencia de coraje le debe a su memoria? ¿Dónde diablos está el ministro de Defensa? ¿Y los encargados de la conmemoración, nunca se enteraron?
Roberto Silva Renard se llama el ‘valiente' soldado que hace cien años ordenó abrir fuego contra obreros desarmados y sus familias en la Escuela Santa María de Iquique, dando muerte a miles de civiles, hombres, mujeres y niños, lo que lo convierte en un auténtico pionero. Nació este héroe en Santiago, en 1855, y sus 39 años de servicio estuvieron marcados por el sello de la traición y el oportunismo. En la Revolución de 1891 era miembro del Estado Mayor de la guarnición de Santiago, lo que no le impidió huir al norte para unirse a su ídolo, el general alemán Koerner y su recién adquirido arsenal de Mauser, las primeras armas con bala de acero que se usaron en Chile. Hay quienes afirman que fue justamente la supremacía del acero parlamentarista lo que inclinó la balanza contra el plomo de los proyectiles balmacedistas. Silva Renard sabía de qué lado del pan estaba la mantequilla.
Luego, es llamado a reprimir una huelga en las salitreras: 17 muertos y 300 heridos. Viene pronto otra linda ocasión: la llamada huelga de la carne, donde bate su récord aniquilando a 70 manifestantes. Pero el premio gordo estaba por llegar. Estaba a la vuelta de la esquina.
Con su cartel de masacrador bien afianzado, desembarcó el 19 de diciembre con sus tropas en Iquique. Lo demás ya se sabe. Montado en un caballo blanco dirigió la ‘batalla' contra familias enteras reunidas, ordenando disparar con ametralladoras contra los pampinos. A su lado, un ordenanza soplaba la corneta dando las órdenes. Regresó a Santiago como un prócer. Y se lo nombró director de Famae. Pero la cosa no quedaría ahí. Un medio hermano de uno de los acribillados en Santa María, el anarquista argentino de apellido Ramón, esperó pacientemente en la calle Viel a que el ‘héroe' dejara la fábrica de cartuchos para ir a su casa a almorzar. Le propinó varias estocadas que no alcanzaron a dañar mayormente al valiente militar, el que, gritando como un verraco, pidió ayuda a los transeúntes. Pero el heroico soldado ya nunca volvió a ser el mismo. Una paranoia y un terror sin límites lo persiguieron hasta Viña del Mar, donde se encerró con llave hasta, literalmente, morir de miedo. Se meaba de susto. Se cagaba de pavor.
Hasta ahí la historieta sangrienta y patética. Ahora viene el hecho más asqueroso de todos, y aquí copio literalmente de la página web del Ejército chileno: "El 01 de enero del 2004, en el marco del proceso modernizador que está efectuando el Ejército, su orgánica es modificada, se forma el Regimiento Reforzado Nº 7 Chacabuco, de la fusión de los Regimientos de Infantería Nº 6 Chacabuco, Regimiento de Artillería Nº 3 Silva Renard y el Batallón Logístico Nº 3 Concepción, quedando su orgánica como se detalla: Las Unidades que lo componen son las siguientes: un Batallón de Infantería Nº 6 Chacabuco, Grupo de Artillería Nº 3 Silva Renard [ ]".
¿Qué honra el Ejército poniéndole el nombre de un chacal a una de sus fuerzas? ¿Qué herencia de coraje le debe a su memoria? ¿Dónde diablos está el ministro de Defensa? ¿Y los encargados de la conmemoración, nunca se enteraron? Desde estas líneas exigimos enérgicamente que, por respeto a la memoria de los hombres, mujeres y niños masacrados, sea borrado para siempre el nombre de ese asesino alevoso de la historia de Chile y sus instituciones. No es propio de un país civilizado bautizar con nombres de criminales cobardes como ése ni a la más inmunda cloaca.
Roberto Silva Renard se llama el ‘valiente' soldado que hace cien años ordenó abrir fuego contra obreros desarmados y sus familias en la Escuela Santa María de Iquique, dando muerte a miles de civiles, hombres, mujeres y niños, lo que lo convierte en un auténtico pionero. Nació este héroe en Santiago, en 1855, y sus 39 años de servicio estuvieron marcados por el sello de la traición y el oportunismo. En la Revolución de 1891 era miembro del Estado Mayor de la guarnición de Santiago, lo que no le impidió huir al norte para unirse a su ídolo, el general alemán Koerner y su recién adquirido arsenal de Mauser, las primeras armas con bala de acero que se usaron en Chile. Hay quienes afirman que fue justamente la supremacía del acero parlamentarista lo que inclinó la balanza contra el plomo de los proyectiles balmacedistas. Silva Renard sabía de qué lado del pan estaba la mantequilla.
Luego, es llamado a reprimir una huelga en las salitreras: 17 muertos y 300 heridos. Viene pronto otra linda ocasión: la llamada huelga de la carne, donde bate su récord aniquilando a 70 manifestantes. Pero el premio gordo estaba por llegar. Estaba a la vuelta de la esquina.
Con su cartel de masacrador bien afianzado, desembarcó el 19 de diciembre con sus tropas en Iquique. Lo demás ya se sabe. Montado en un caballo blanco dirigió la ‘batalla' contra familias enteras reunidas, ordenando disparar con ametralladoras contra los pampinos. A su lado, un ordenanza soplaba la corneta dando las órdenes. Regresó a Santiago como un prócer. Y se lo nombró director de Famae. Pero la cosa no quedaría ahí. Un medio hermano de uno de los acribillados en Santa María, el anarquista argentino de apellido Ramón, esperó pacientemente en la calle Viel a que el ‘héroe' dejara la fábrica de cartuchos para ir a su casa a almorzar. Le propinó varias estocadas que no alcanzaron a dañar mayormente al valiente militar, el que, gritando como un verraco, pidió ayuda a los transeúntes. Pero el heroico soldado ya nunca volvió a ser el mismo. Una paranoia y un terror sin límites lo persiguieron hasta Viña del Mar, donde se encerró con llave hasta, literalmente, morir de miedo. Se meaba de susto. Se cagaba de pavor.
Hasta ahí la historieta sangrienta y patética. Ahora viene el hecho más asqueroso de todos, y aquí copio literalmente de la página web del Ejército chileno: "El 01 de enero del 2004, en el marco del proceso modernizador que está efectuando el Ejército, su orgánica es modificada, se forma el Regimiento Reforzado Nº 7 Chacabuco, de la fusión de los Regimientos de Infantería Nº 6 Chacabuco, Regimiento de Artillería Nº 3 Silva Renard y el Batallón Logístico Nº 3 Concepción, quedando su orgánica como se detalla: Las Unidades que lo componen son las siguientes: un Batallón de Infantería Nº 6 Chacabuco, Grupo de Artillería Nº 3 Silva Renard [ ]".
¿Qué honra el Ejército poniéndole el nombre de un chacal a una de sus fuerzas? ¿Qué herencia de coraje le debe a su memoria? ¿Dónde diablos está el ministro de Defensa? ¿Y los encargados de la conmemoración, nunca se enteraron? Desde estas líneas exigimos enérgicamente que, por respeto a la memoria de los hombres, mujeres y niños masacrados, sea borrado para siempre el nombre de ese asesino alevoso de la historia de Chile y sus instituciones. No es propio de un país civilizado bautizar con nombres de criminales cobardes como ése ni a la más inmunda cloaca.
23 de diciembre de 2007
©la nación
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