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reconstrucción no funciona


[Sue Pleming] Ex enviado dice que la reconstrucción en Iraq no está funcionando.
Washington, Estados Unidos. En septiembre, Kiki Munshi fue descrita en la prensa como un experimentada diplomática norteamericana que abandonó su vida de jubilada para dirigir un grupo encargado de la reconstrucción en Iraq.
Ahora ha vuelto, enfadada, y convencida de que la nueva estrategia del presidente Bush, de duplicar la cantidad de esos grupos de reconstrucción a veinte, junto con el aumento de 21,500 soldados, no ayudará a la estabilidad de Iraq.
Diplomática durante 22 años, el mes pasado renunció como jefe del Equipo de Reconstrucción Provincial -grupos compuestos por unos cincuenta expertos civiles y militares que deben ayudar a comunidades iraquíes a construir su propio gobierno mientras se fortalece a los moderados.
"Pese al magnífico y a menudo heroico trabajo que realiza esta gente realmente maravillosa, los grupos de reconstrucción mismos no están logrando nada. Los obstáculos son demasiado grandes", dijo Munshi esta semana en Washington, donde estuvo defendiendo sus puntos de vista en el Departamento de Estado y el congreso.
"Una vez más estamos colocando la vida de la gente en la misma línea que las informaciones erróneas. Una vez más las fantasías de los funcionarios los llevan a adoptar decisiones que no guardan relación con las realidades en el terreno", dijo Munshi, que se jubiló del servicio diplomático en 2002.
Sus destinaciones incluyeron Rumania, India y Sierra Leona, antes de Iraq, donde, dijo Munshi, sintió que tenía "la obligación moral de desenredar el embrollo que hemos causado allá".
Una auditoría del inspector general especial para Iraq en octubre pasado constató problemas similares a los mencionados por Munshi con los equipos de reconstrucción, entre ellos "una siempre fluctuante situación de seguridad, la dificultad de integrar al personal civil con el militar, la ausencia de un acuerdo final sobre las necesidades y responsabilidades operacionales de los equipos de reconstrucción".

Rechazo
Los miembros del congreso también han criticado el programa, que se vio afectado desde el principio por la incapacidad de atraer a suficiente personal civil y por una disputa entre los ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa sobre quién se encargaría de la seguridad de los equipos.
El gobierno de Bush rechaza las opiniones de Munshi y el ministerio de Relaciones Exteriores dijo que el proyecto de formar equipos más grandes era más concentrado y exigía que los miembros de los equipos reciban adiestramiento antes de su despliegue, con el objetivo explícito de fortalecer a los moderados e ignorar a los fanáticos.
"Hemos estado muy conscientes de los problemas que nos han reportado nuestros jefes de equipo. Nos hemos esforzado para hacerlos más eficientes", dijo Barbara Stephenson, coordinadora para Iraq del ministerio de Relaciones Exteriores, que supervisa el proyecto de los equipos de reconstrucción provincial.
Munshi dijo que el plan de los equipos de reconstrucción provincial fue mal concebido, estaba mal financiado y carecía de personal.
Dijo que la seguridad era tan mala que el gobierno local de la provincia de Diyala donde ella estaba estacionada, no había contado con el quórum necesario desde octubre pasado y abundaban los escuadrones de la muerte.
Los miembros de los equipos encuentran difícil reunirse con iraquíes debido a la intimidación, dijo, dando como ejemplo las sesiones de adiestramiento que tuvo que suspender por falta de seguridad.
Los equipos de reconstrucción están ‘incrustados' en las fuerzas armadas, una táctica que Munshi dice que tiene resultados variables dependiendo de la habilidad de las unidades.
"Todos los equipos incrustados están expuestos a las vicisitudes de la fortuna militar, para bien o para mal", dijo.
Pero el ministerio de Relaciones Exteriores rebatió diciendo que las experiencias de Munshi no se repetían en todas las provincias y organizó entrevistas con dos jefes de equipos que dijeron que aunque había dificultades, creían que su trabajo estaba teniendo efecto.
Stephanie Miley, jefe de un equipo en la ciudad iraquí de Tikrit, dijo que sus equipos lograban salir para ver a funcionarios iraquíes cinco o seis veces a la semana, pero que los problemas de seguridad implicaban que no podían permanecer con ellos durante demasiado tiempo.
"Simplemente espero que la gente reconozca que esto no es algo que se logre de la noche a la mañana", dijo.

17 de febrero de 2007
©reuters
©traducción mQh
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