el viudo carrascosa 2
[Horacio Cecchi] Una prueba útil para la defensa y para la fiscalía. En la llamada a la ambulancia quedó demostrado que Carrascosa fue el primero en hablar de accidente. Para la defensa, porque no advirtió que había sido un crimen. Para la fiscalía, porque lo sabía e intentó ocultarlo.
El principio del yin y el yang hizo pie, definitivamente, en el caso García Belsunce. Ayer, la lectura de las escuchas de la llamada que hiciera Carlos Carrascosa desde su casa de El Carmel, minutos después de las siete de la tarde para pedir una ambulancia que socorriera a quien había sido María Marta, reveló que el viudo célebre fue el primero en instalar la idea del accidente cuando la operadora de emergencias le preguntó qué es lo que había ocurrido. El principio oriental quedó en evidencia, ya que la llamada y la idea de que fue Carrascosa quien primero habló de un accidente le vino bien tanto a la defensa como a la fiscalía. Unos (la defensa) porque sostienen que el acusado habló de un accidente ya que no sospechaba que la habían asesinado; y otros (la fiscalía), porque Carrascosa quería desde el inicio instalar esa idea para ocultar el crimen.
La séptima audiencia se inició con la lectura del libro de novedades de la subcomisaría de Pilar. La prueba había sido pedida en su momento para determinar fehacientemente qué había ocurrido con el patrullero de esa seccional que según algunos testimonios (entre ellos el de Alberto White, presidente de El Carmel) había llegado casi hasta la puerta del country. Pero en la lectura del libro de novedades no había ninguna novedad, ya que no figuraba que un patrullero se hubiera siquiera aproximado a El Carmel. Tampoco es novedad que el libro de novedades sea adulterado. Habrá que recordar que en varias declaraciones constó el llamado de Horacio García Belsunce (h.) al comisario Ángel Casafuz para que le sacara "la policía de encima", y las conversaciones telefónicas entre White y Sergio Binello (ya leídas los primeros días del juicio) en las que se hace referencia a la inminente llegada de un patrullero.
Entre las pruebas leídas, resultó interesante la lectura de la llamada que hiciera Carrascosa para pedir una ambulancia desde su casa. El diálogo entre el viudo y el operador de emergencias de OSDE se produjo, según la causa, a las 19.07 del 27 de octubre de 2002, y coincide, tal como había declarado Carrascosa en el juicio, con unos minutos después de haber hallado a su esposa, lo que tampoco le quita interés a la fiscalía, ya que desde ese punto de vista se sostiene que el llamado fue realizado obligado por la aparición en escena de la masajista Beatriz Michelini.
–Necesito una ambulancia urgente para una persona que se cayó en la bañadera. Se golpeó y está como ahogada –dijo Carrascosa.
–¿Dirección? –preguntó el operador.
–Carmel Country Club, kilómetro 55.
–¿Panamericana?
–Sí.
–¿Kilómetro 55?
–Sí, del ramal Pilar.
–Alguna referencia.
–Eh... eh... Es la entrada al este del Parque Industrial Pilar.
–Tranquilícese. ¿Nombre del paciente?
–Carrascosa María Marta o García Belsunce María.
–¿OSDE?
–Sí –y dio un número.
–¿Qué bajada?
–La del parque industrial. La guardia los acompañará.
El secretario leyó que como fondo del diálogo, según los peritos de Gendarmería que analizaron la cinta, se escuchaban "sollozos y jadeos" y "voces femeninas", pero por la calidad del audio los expertos no pudieron identificar a quién o quiénes pertenecían.
La prueba, para la defensa, resulta fundamental, porque los abogados de Carrascosa sostienen que en ella queda tajantemente demostrado que su cliente confundió el crimen con un accidente porque no se dio cuenta. Lo que ocurre es que también la prueba parece fundamental para la fiscalía porque Diego Molina Pico sostiene tajantemente que es la mejor demostración de que desde el inicio Carrascosa estableció la idea del accidente para encubrir el crimen. La fiscalía sostiene, además, que era imposible no darse cuenta porque el escenario (sangre en las paredes, fuera del baño, en la escalera, el charco de sangre de unos 20 centímetros mensurado por Carrascosa en su declaración) lo impedía. La defensa asegura que no se dio cuenta.
También se leyeron las acusaciones que la defensa montó contra el vecino Nicolás Pachelo y un grupo de guardias del country. Entre las pruebas figuraron las declaraciones de Jacqueline Barbará, madrastra de Pachelo, quien lo acusó del asesinato de su padre (supuestamente se suicidó) y de una serie de robos y amenazas. Está claro que la defensa no puede avanzar en la acusación contra el vecino porque no está imputado y tampoco aparece su ADN, y no tienen más pruebas contra Pachelo que las que puede exponer la acusación contra Carrascosa. Pero instala la sospecha y con ella el mecanismo para establecer el concepto de la duda. Pachelo estaba en el country y lo negó. Carrascosa estaba en lo de Bártoli, habiendo sido visto por dos personas en el bar, y no por la mucama del cuñado de María Marta.
El equilibrio del yin y el yang, hasta que se demuestre lo contrario.
La séptima audiencia se inició con la lectura del libro de novedades de la subcomisaría de Pilar. La prueba había sido pedida en su momento para determinar fehacientemente qué había ocurrido con el patrullero de esa seccional que según algunos testimonios (entre ellos el de Alberto White, presidente de El Carmel) había llegado casi hasta la puerta del country. Pero en la lectura del libro de novedades no había ninguna novedad, ya que no figuraba que un patrullero se hubiera siquiera aproximado a El Carmel. Tampoco es novedad que el libro de novedades sea adulterado. Habrá que recordar que en varias declaraciones constó el llamado de Horacio García Belsunce (h.) al comisario Ángel Casafuz para que le sacara "la policía de encima", y las conversaciones telefónicas entre White y Sergio Binello (ya leídas los primeros días del juicio) en las que se hace referencia a la inminente llegada de un patrullero.
Entre las pruebas leídas, resultó interesante la lectura de la llamada que hiciera Carrascosa para pedir una ambulancia desde su casa. El diálogo entre el viudo y el operador de emergencias de OSDE se produjo, según la causa, a las 19.07 del 27 de octubre de 2002, y coincide, tal como había declarado Carrascosa en el juicio, con unos minutos después de haber hallado a su esposa, lo que tampoco le quita interés a la fiscalía, ya que desde ese punto de vista se sostiene que el llamado fue realizado obligado por la aparición en escena de la masajista Beatriz Michelini.
–Necesito una ambulancia urgente para una persona que se cayó en la bañadera. Se golpeó y está como ahogada –dijo Carrascosa.
–¿Dirección? –preguntó el operador.
–Carmel Country Club, kilómetro 55.
–¿Panamericana?
–Sí.
–¿Kilómetro 55?
–Sí, del ramal Pilar.
–Alguna referencia.
–Eh... eh... Es la entrada al este del Parque Industrial Pilar.
–Tranquilícese. ¿Nombre del paciente?
–Carrascosa María Marta o García Belsunce María.
–¿OSDE?
–Sí –y dio un número.
–¿Qué bajada?
–La del parque industrial. La guardia los acompañará.
El secretario leyó que como fondo del diálogo, según los peritos de Gendarmería que analizaron la cinta, se escuchaban "sollozos y jadeos" y "voces femeninas", pero por la calidad del audio los expertos no pudieron identificar a quién o quiénes pertenecían.
La prueba, para la defensa, resulta fundamental, porque los abogados de Carrascosa sostienen que en ella queda tajantemente demostrado que su cliente confundió el crimen con un accidente porque no se dio cuenta. Lo que ocurre es que también la prueba parece fundamental para la fiscalía porque Diego Molina Pico sostiene tajantemente que es la mejor demostración de que desde el inicio Carrascosa estableció la idea del accidente para encubrir el crimen. La fiscalía sostiene, además, que era imposible no darse cuenta porque el escenario (sangre en las paredes, fuera del baño, en la escalera, el charco de sangre de unos 20 centímetros mensurado por Carrascosa en su declaración) lo impedía. La defensa asegura que no se dio cuenta.
También se leyeron las acusaciones que la defensa montó contra el vecino Nicolás Pachelo y un grupo de guardias del country. Entre las pruebas figuraron las declaraciones de Jacqueline Barbará, madrastra de Pachelo, quien lo acusó del asesinato de su padre (supuestamente se suicidó) y de una serie de robos y amenazas. Está claro que la defensa no puede avanzar en la acusación contra el vecino porque no está imputado y tampoco aparece su ADN, y no tienen más pruebas contra Pachelo que las que puede exponer la acusación contra Carrascosa. Pero instala la sospecha y con ella el mecanismo para establecer el concepto de la duda. Pachelo estaba en el country y lo negó. Carrascosa estaba en lo de Bártoli, habiendo sido visto por dos personas en el bar, y no por la mucama del cuñado de María Marta.
El equilibrio del yin y el yang, hasta que se demuestre lo contrario.
7 de marzo de 2007
©página 12
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