chávez a la ofensiva
[Raúl Sohr] Los cambios que esperan a Venezuela, de seguir el rumbo propuesto por el mandatario, auguran un Estado omnipotente, que servirá de base a lo que Chávez llama el "socialismo del siglo XXI".
Un período presidencial de siete años con posibilidad de reelección inmediata. "Así de sencillo", remachó el presidente venezolano Hugo Chávez al anunciar las propuestas de reformas constitucionales. El mandatario podrá, además, "designar el primer vicepresidente y el número de vicepresidentes que estime necesario". De esta manera se acentúa la voluntad de un liderazgo único y centrado en el líder del movimiento bolivariano.
El arco de las reformas que ahora esperan aprobación es tan amplio y profundo que, en efecto, Venezuela saldrá de la esfera de las economías de mercado para enfilar a un esquema estatista. El poder ejecutivo tendrá la potestad de expropiar cualquier clase de bienes "por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización". Otro bastión de las economías de libre mercado está en la mira: el Banco Central perderá su estatus actual y quedará "sin autonomía para la formulación y ejercicio de las políticas correspondientes".
Una salva de aplausos de los miembros de la Asamblea Nacional recibió la propuesta que crea la jornada laboral de seis horas, que aspira a "que los trabajadores dispongan de tiempo suficiente para el desarrollo integral de su persona, la jornada de trabajo diurna no excederá de seis horas diarias ni de 36 horas semanales... Ningún patrón podrá obligar a los trabajadores a laborar tiempo extraordinario". Además del obvio beneficio para los asalariados de una jornada más breve, Chávez señaló que la medida "elevará el empleo permanente productivo casi en 25%".
Adelantó, asimismo, que la jornada abreviada incluye a los militares, quienes según el mandatario están sometidos actualmente a "un régimen esclavista". Entre los cambios que afectarán a los uniformados se encuentra el cambio de nombre a Fuerza Armada Bolivariana (FAB), que además de las tres ramas tradicionales -Ejército, Armada y Aviación- sumará una Guardia Territorial (hasta ahora Guardia Nacional) y la Milicia Popular Bolivariana (hasta ahora Reserva). La FAB podrá cumplir funciones policiales y de investigación penal y estará orientada por la "doctrina militar bolivariana, la aplicación de los principios de la defensa militar integral y de la "guerra popular de resistencia".
Estas proposiciones serán analizadas y debatidas por la Asamblea Nacional en los meses venideros. Dada la composición abrumadoramente pro oficialista de la Asamblea, debido en parte al boicot electoral de la oposición, se da por descontada la aprobación del grueso de las reformas. Luego, ellas serán sometidas a la aprobación de toda la ciudadanía en un referéndum. Ello significa que si son aprobadas representarán la voluntad mayoritaria de los venezolanos.
Chávez ha sido acusado de populista y de practicar una retórica vaga, sin objetivos definidos. Las reformas propuestas desmienten estas imputaciones. Los cambios que esperan a Venezuela, de seguir el rumbo propuesto por el mandatario, auguran un Estado omnipotente que servirá de base a lo que Chávez llama el "socialismo del siglo XXI". Lo novedoso de esta situación, después de la vía electoral al socialismo del presidente Salvador Allende, es que propone reformas que rompen por la vía democrática las estructuras económicas y políticas. Hasta el momento todos los cambios han sido sometidos a consulta popular y contaron con un claro respaldo. En estas circunstancias, se hace debatible la descalificación de vocación autoritaria de un régimen. En especial si éste obtiene la mayoría en procesos electorales declarados legítimos por inobjetables observadores internacionales. Es esto es lo que permite al mandatario venezolano proclamar: vox populi, vox dei.
El arco de las reformas que ahora esperan aprobación es tan amplio y profundo que, en efecto, Venezuela saldrá de la esfera de las economías de mercado para enfilar a un esquema estatista. El poder ejecutivo tendrá la potestad de expropiar cualquier clase de bienes "por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización". Otro bastión de las economías de libre mercado está en la mira: el Banco Central perderá su estatus actual y quedará "sin autonomía para la formulación y ejercicio de las políticas correspondientes".
Una salva de aplausos de los miembros de la Asamblea Nacional recibió la propuesta que crea la jornada laboral de seis horas, que aspira a "que los trabajadores dispongan de tiempo suficiente para el desarrollo integral de su persona, la jornada de trabajo diurna no excederá de seis horas diarias ni de 36 horas semanales... Ningún patrón podrá obligar a los trabajadores a laborar tiempo extraordinario". Además del obvio beneficio para los asalariados de una jornada más breve, Chávez señaló que la medida "elevará el empleo permanente productivo casi en 25%".
Adelantó, asimismo, que la jornada abreviada incluye a los militares, quienes según el mandatario están sometidos actualmente a "un régimen esclavista". Entre los cambios que afectarán a los uniformados se encuentra el cambio de nombre a Fuerza Armada Bolivariana (FAB), que además de las tres ramas tradicionales -Ejército, Armada y Aviación- sumará una Guardia Territorial (hasta ahora Guardia Nacional) y la Milicia Popular Bolivariana (hasta ahora Reserva). La FAB podrá cumplir funciones policiales y de investigación penal y estará orientada por la "doctrina militar bolivariana, la aplicación de los principios de la defensa militar integral y de la "guerra popular de resistencia".
Estas proposiciones serán analizadas y debatidas por la Asamblea Nacional en los meses venideros. Dada la composición abrumadoramente pro oficialista de la Asamblea, debido en parte al boicot electoral de la oposición, se da por descontada la aprobación del grueso de las reformas. Luego, ellas serán sometidas a la aprobación de toda la ciudadanía en un referéndum. Ello significa que si son aprobadas representarán la voluntad mayoritaria de los venezolanos.
Chávez ha sido acusado de populista y de practicar una retórica vaga, sin objetivos definidos. Las reformas propuestas desmienten estas imputaciones. Los cambios que esperan a Venezuela, de seguir el rumbo propuesto por el mandatario, auguran un Estado omnipotente que servirá de base a lo que Chávez llama el "socialismo del siglo XXI". Lo novedoso de esta situación, después de la vía electoral al socialismo del presidente Salvador Allende, es que propone reformas que rompen por la vía democrática las estructuras económicas y políticas. Hasta el momento todos los cambios han sido sometidos a consulta popular y contaron con un claro respaldo. En estas circunstancias, se hace debatible la descalificación de vocación autoritaria de un régimen. En especial si éste obtiene la mayoría en procesos electorales declarados legítimos por inobjetables observadores internacionales. Es esto es lo que permite al mandatario venezolano proclamar: vox populi, vox dei.
17 de agosto de 2007
©la nación
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