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el arte de poner la mesa


[David Pierson] En la feria del condado de Los Angeles, tablescapers transforman en arte la costumbre de poner la mesa. El torneo es feroz y los comentarios de los jueces, muerden.
Marie y Christel Schoenfelder miraron las hileras de mesas puestas con una mezcla de ansiedad y anticipación.
Miles de dólares de seda, porcelana, cristal y plata estaban expuestos ante ellos. Meses de planificación, compras, limpiezas y dedicación estaban a punto de alcanzar un clímax en la explanada del hipódromo en la Feria del Condado de Los Angeles.
El dúo formado por la madre e hija de Rancho Cucamonga incluye a las dos actuales reinas de una de las competencias más esotéricas de la feria: poner la mesa.
Competirán contra otros treinta candidatos -y entre sí-, transformando una tarea de cinco minutos para una típica cena de una familia americana, a búsquedas de meses para exhibiciones que al final nadie va a usar para comer.
En una hilera, una mesa que estaba flanqueada por cojines de seda y envuelta en telas parecía una tienda marroquí. A su derecha, una mesa decorada con tapetes de encaje, bustos, corsés y fuentes de cristal para tartas evocaba tiempos victorianos. En otra hilera, una mesa con el tema de James Bond exhibía vasos de martini, lápiz labial y un arma de fuego.
En una, la escenificación estaba diseñada para ajustarse a un elaborado menú: solomillo, espárragos a la plancha y julepe de menta. Tajine de pollo en otra.
Pero ningún alimento tocará nunca estos cuencos y platos. Comer no es el punto.
Y, por favor, no tocar de modo que se desordene el montaje. Los utensilios estaban separados por distancias exactas. Los platos se disponían con precisión. El lino se ajustaba al color del vino.

Marie, 61, empezó a trabajar en su puesta de mesa en julio. Su mesa parecía el Kentucky Derby. Un hipódromo en el centro incluía caballos de juguete y vallas de estacas blancas. Las servilletas rojas habían sido dobladas precisamente para formar cuatro pirámides, y había billetes de apuestas para el Kentucky Derby desparramados sobre un lado de la mesa cubierta con un mantel blanco.
Esta era la primera vez que había competido frontalmente contra Christel, 34, que también empezó en julio. Su mesa Dr. Seuss exponía sobre un amasijo de brillantes colores pastel, juguetes rellenos y un menú escrito en el estilo del famoso autor de libros para niños.
El arte de poner la mesa empezó como una consecuencia de las academias de buenas maneras y clases de etiqueta. Pero lo que antes era copas, lino y comedido estilo se ha hecho más artístico y estrafalario -mesas basadas en películas como ‘Piratas del Caribe' [Pirates of the Caribbean] y una de ellas basada incluso en un tablero de Monopolio (el gran premio de Christel de hace unos años).
Pero no se trata de despertar el apetito.
"Queremos impactar a la gente", dijo Marie. "Se trata del ‘factor asombro'".
Pese al énfasis en la creatividad, las reglas dominan la práctica de poner la mesa: no se admite a instaladores de mesa profesionales, los contendientes deben usar mesas de igual tamaño, las escenografías deben corresponder a menús y temas, y no se permiten alimentos en las mesas. Los contendientes se guían por libros de etiqueta, que determinan la distancia exacta desde el centro de un plato al centro de su vecino -24 pulgadas- y estipula que las bandejas y la vajilla de plata estén a una pulgada del borde la mesa y otras cosas semejantes.
Es la razón por la que los Schoenfelders miden y reordenan constantemente, miden y reordenan, y lo vuelven a hacer.
La parte más exasperante es alinear el mantel, dicen.
"Te crees que tiene una esquina perfecta, pero al otro lado está desigual", dijo Christel, que a menudo consulta en un manoseado ejemplar de un libro titulado ‘Napkin Magic' [Servilleta Mágica]. "La jalas cuidadosamente, pero entonces se desnivela el otro lado. Nunca queda igual".
Te quitarán un punto por cada mancha en un vaso de vino o un cuchillo. Un cubierto alineado incorrectamente te costará otro punto. Y no te atrevas a empezar con el tenedor de ensalada al lado de dentro.
"Esta puesta es bastante despiadada", dijo Lisa Primack, que supervisa todos los torneos y exhibiciones en la feria. "Aquí la gente llega con mesas de planchar, Windex, DustBusters, cepillo para hilachas, imperdibles -todo un tesoro de herramientas".
"Está para comerse las uñas", dijo Bonnie Overman, ganador anterior de muchas mesas, incluyendo una titulada ‘Out of Africa'. Este año Overman estaba compitiendo con un diseño inspirado en el musical ‘Wicked'.
Los fans del torneo esperan precisión. Un visitante se acercó a Primack para decirle que la mesa arreglada para un seminario sobre el arte de poner la mesa esa noche estaba mal puesta.
"Los cuchillos apuntan hacia afuera", dijo la mujer. "Vas a apuñalar a alguien".
Una creativa arregladora de mesas, no sólo sabe qué comprar sino también cómo hacer objetos, Marie descubrió el oficio después de terminar la secundaria, cuando abrió una tienda de regalos en Ciudad Culver con su hermana gemela. Más tarde se mudó a Rancho Cucamongas y se convirtió en agente inmobiliaria -pero el arte continuó. Pasó su pasión a Christel, enseñándole a hacer candelabros, tableros cuáqueros y floreros pintados.

Hace once años toparon con una exposición de tablescaping y se engancharon de inmediato.
"Lo podíamos hacer mejor, o al menos igual", pensó Christel, una abogado que se especializa en conflictos por indemnizaciones laborales.
Desde entonces nada fue igual, especialmente en primavera y verano, cuando la pareja empezó a acumular materiales.
La pausa del almuerzo a menudo se convirtió en carreras a centros comerciales a comprar platos. Los fines de semana significaban viajes a tiendas de artículos para el hogar en South Coast Plaza, luego a Macy's y más tarde a una serie de cadenas como Linens ‘n Things, en el camino de vuelta a casa.
La casa de Marie está salpicada de virutas de madera, pegotes de cola, musgo sin usar y espuma plástica. Mantiene bajas sus existencias de platos y vasos regalándolos después de cada torneo.
"No puedo usar la mesa del comedor durante cuatro meses, porque la necesitan para preparar sus presentaciones", dijo Les Schoenfelder, 62, contable. "Simplemente comemos en la cocina".
Mientras los listones se apilaban, también se fue llenando la casa.
"Mi principal problema es encontrar espacio de garaje, para todas las cosas que utilizan", dijo Les. "Ahora tenemos platería nueva todos los años. No me gusta tirar nada, así que las cosas se acumulan".
Les dijo que los inconvenientes se compensaban con la alegría que causaba la actividad a su esposa e hija.
"Es algo que las mantiene ocupadas", dijo. "Disfrutan de la posibilidad de mostrar su creatividad".
La siguiente generación podrá seguir sus pasos. Christel inscribió a su hijo Gable, de ocho años, en un torneo de tablescaping el año pasado en la feria, y ganó.
Se supone que los adultos no deben ayudar, pero cuando Christel vio que Gable había colocado su mesa temática con Harry Potter a lo ancho en lugar de a lo largo, tenía que decir algo.
"Le dije: ‘Mira de nuevo la mesa. ¿Está seguro de que está todo en orden?'", dijo Christel. "Entonces se dio cuenta, y la cambió".
En los días previos a la premiación el 9 de septiembre, tanto Marie como Christel estaban optimistas en cuanto a sus posibilidades.
Pero en vísperas del concurso, la mesa Kentucky Derby de Marie entró en crisis.
Una herradura de espuma de plástico cubierta de rosas rojas se agrietó la noche anterior a la competencia. Marie trató de usar ganchos para mantenerla sujeta, pero era demasiado pesada. Trató de usar un caballete para sostenerla, pero era demasiado grande. A último minuto, retiró la herradura y exhibió en su lugar un sombrero de mujer.
"Niño, si hubieras visto lo enfadada que estaba", dijo Christel. "Despotricaba, estaba enrabiada, hablaba sola".
Los jueces eran exigentes, como siempre, y dejaron comentarios escritos para cada composición.
"Tenedores colocados incorrectamente", leyó un juez que dio a una mesa sólo diez de los veinte puntos posibles en la categoría ‘corrección'.
"El cuchillo apunta en la dirección equivocada. La cuchara debe estar encima de los platos", dijo otro.
"Los cubiertos están demasiado lejos unos de otros. La platería debe estar más cerca de los platos. Los cuchillos de mantequilla están boca abajo y son de plata, mientras que el resto de la cubertería es de oro", se leía en otro.
Marie fue penalizada por ofrecer un vaso de Cabernet como primera cosa en su menú y por dejar un tenedor de postre en la mesa cuando su menú decía que el pastel Kentucky Derby sería servido en la terraza. Los jueces pensaron que los tenedores serían llevados a la terraza imaginaria y no necesitaban estar en la mesa.
Maria protestó contra el desmerecimiento. "Las reglas dicen claramente que todos los utensilios deben estar incluidos", dijo. "Yo dije que el año pasado mi montaje fue igual. Y yo tenía razón. Saqué cinco puntos más".
Marie y Christel mencionan dos biblias de la etiqueta honoradas por el tiempo, una de Emily Post y la otra de Amy Vanderbilt.
"Si yo tengo la razón, tendrán que volver a escucharme", dijo Marie.
Pero al final sólo sacó ochenta y cinco de los posibles cien puntos.
Su hija, por otro lado, tuvo un puntaje perfecto, y se quedó con el listón azul.
Todos sus platos eran diferentes y debían representar a personajes del doctor Seuss: el plato de ensalada con franjas blancas y rojas para el Gato en el Sombrero, el plato cuadrado verde Mikasa para Yertle la Tortuga, el plato de ensalada con bayas para Gertrude McFuzz, porque las bayas la hacían crecer. El menú de Christel era como un original de Seuss. "Primero queremos unas tajadas de manzana verde y cubos de sandía con una cereza encima", escribió.
El jurado estaba impresionado. "Esta mesa nos hizo reír", escribieron. "¿Qué podría haber de malo con Huevos y Jamón Verdes?"
Quizás. Pero algunos de los visitantes que vieron la exposición tenían una pregunta más básica sobre las mesas atestadas de platos para mini-tartas, muñecas y boas de plumas.
"¿Realmente quiere sentarse a comer a una mesa de Carnaval?", preguntó Joani Golnik, de Oxnard.
Funcionarios de la feria se preguntaban lo mismo. Primack dijo que los jurados estaban considerando agregar un nuevo componente al torneo del próximo año. Las nuevas reglas incluirán la pregunta: "¿Y puedes comer en esa mesa?"

david.pierson@latimes.com

31 de octubre de 2007
28 de septiembre de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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