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combatientes extranjeros


[Richard A. Oppel Jr.] En Iraq, combatientes extranjeros provienen de países aliados de Estados Unidos.
Bagdad, Iraq. Arabia Saudí y Libia, considerados ambos como aliados de Estados Unidos en su lucha contra el terrorismo, fueron la fuente de casi un sesenta por ciento de los combatientes extranjeros que llegaron a Iraq el año pasado para actuar como terroristas suicidas o facilitar otro tipo de ataques, de acuerdo a oficiales norteamericanos.
Los datos provienen en gran parte de un alijo de documentos y ordenadores descubiertos en septiembre, cuando militares estadounidenses allanaron un campamento de tiendas en el desierto cerca de Sinjar, en la frontera siria. El objetivo de la redada era una célula rebelde que se creía era responsable del ingreso clandestino de la inmensa mayoría de los combatientes extranjeros en Iraq.
El hallazgo más significativo fue una colección de bosquejos biográficos con un listado de los lugares de nacimiento y otros detalles de más de setecientos combatientes ingresados a Iraq desde agosto de 2006.
Los documentos también dejan en claro que la resistencia en Iraq era abrumadoramente iraquí y sunní. Oficiales norteamericanos calculan que el flujo de combatientes extranjeros fluctuaba entre ochenta a ciento diez por mes durante la primera mitad de este año y cerca del sesenta por ciento durante el verano. Esas cifras se redujeron agudamente en octubre a no más de cuarenta, parcialmente como resultado de la redada de Sinjar, dijeron oficiales norteamericanos.
Arabia Saudí proporcionaba de lejos el mayor número de combatientes incluidos en los documentos -305, o el 41 por ciento-, según descubrieron agentes de la inteligencia norteamericana cuando revisaron los documentos y ordenadores en las semanas posteriores al allanamiento. Los datos muestran que a pesar de los crecientes intentos de Arabia Saudí por reprimir a los candidatos a terroristas desde el 11 de septiembre de 2001, cuando quince de los diecinueve secuestradores eran saudíes, algunos combatientes saudíes eran todavía capaces de ingresar a Iraq.
Desde Libia llegaron 137 combatientes extranjeros, casi el dieciocho por ciento del total, dijeron oficiales norteamericanos. Comentaron sobre la redada a condición de no ser nombrados debido a la sensibilidad de la materia.
Oficiales norteamericanos han ofrecido previamente sólo estimaciones generales de la composición de los combatientes extranjeros en Iraq. Pero el alijo encontrado en Sinjar es tan grande y detallado que los oficiales estadounidenses creen que los esquemas y porcentajes revelados por este ofrecen por primera vez un informe mucho más preciso de las circunstancias personales de los combatientes extranjeros en el país.
En contraste con el porcentaje relativamente pequeño de combatientes, más de veinticinco mil se encuentran reclusos en centros de detención norteamericanos en Iraq. De estos, sólo cerca de 290, i.e. el 1.2 por ciento, son extranjeros, dijeron los oficiales.
Dicen que todos los detenidos eran o sospechosos de actividades subversivas o un "peligro inminente" para la seguridad. Algunos oficiales también creen que al-Qaeda en Mesopotamia, un grupo de la resistencia local que proclama lealtad a Osama bin Laden, puede tener cerca de diez mil miembros en Iraq.
Cerca de cuatro de cada cinco detenidos en los centros de detención norteamericanos en Iraq son árabes sunníes, pese a que los sunníes constituyen apenas el quinto de la población de Iraq. Todos los combatientes extranjeros mencionados en los materiales encontrados cerca de Sinjar, excluyendo a dos de Francia, también provinieron de países predominantemente sunníes.
En los últimos años, la frontera siria ha sido el principal puerto de entrada en Iraq para los combatientes extranjeros, dijeron los oficiales. Muchos entraron por la provincia de Anbar, en el centro-oeste de Iraq. Pero con la revuelta tribal sunní contra los militantes extremistas que empezó el año pasado en Anbar, al-Qaeda en Mesopotamia y otros yihadistas concentraron sus actividades en la zona al norte del río Eúfrates a lo largo de la frontera siria, dijeron los oficiales.
Los oficiales agregaron, sobre la base de los documentos requisados y otros datos de inteligencia, que creen que la célula de Sinjar que fue allanada en septiembre fue responsable del ingreso de combatientes extranjeros a lo largo de un tramo de la frontera de Qaim, en Anbar, casi en la frontera con Turquía, una extensión de casi 321 kilómetros. Dijeron que era por eso que tenían la certeza de que esa célula era responsable de una gran parte de los combatientes extranjeros que ingresaron al país.
Militares norteamericanos y funcionarios diplomáticos que comentaron el flujo de combatientes desde Arabia Saudí, tomaron la precaución de distinguir entre el gobierno saudí y las organizaciones benéficas e individuos que dicen que alentaban a jóvenes saudíes a pelear en Iraq. Después de que funcionarios norteamericanos presionaran a los líderes saudíes en el verano, el gobierno saudí tomó algunas medidas que han empezado a refrenar el flujo de combatientes, dijeron los oficiales.
Sin embargo, los oficiales norteamericanos también dijeron que creían que ciudadanos saudíes proporcionaban la mayor parte del financiamiento de al-Qaeda en Mesopotamia. "No quieren que los chiíes dominen Iraq", dijo uno de los oficiales.
Los materiales de Sinjar muestran que durante el período que empezó en agosto de 2006, 291 combatientes, o el 39 por ciento, provinieron de naciones norafricanas. Es una cifra mucho más alta que las estimaciones militares previas de un diez a trece por ciento. La ciudad que proporcionó el mayor número de combatientes extranjeros fue Darna, que aportó cincuenta combatientes.
Durante años funcionarios norteamericanos incluyeron a Libia en la lista de países que fomentaban el terrorismo. Pero el año pasado Estados Unidos retiró a Libia de esa lista y restableció relaciones diplomáticas, mencionando que la ministro de Relaciones Exteriores Condoleezza Rice describió a Libia como un país que ha "respetado su compromiso de renunciar al terrorismo y la excelente cooperación" en la lucha antiterrorista.
También sorprendente entre los materiales de Sinjar fue el pequeño número de combatientes extranjeros proporcionados por países que se pensaban que eran las principales fuentes. En el verano pasado, oficiales norteamericanos pensaban que el veinte por ciento provenían de Siria y el Líbano. Pero en el alijo de Sinjar no se encontraron libaneses, y sólo 56 sirios, o un ocho por ciento del total.
Oficiales norteamericanos han acusado a Irán, el país chií más importante de Oriente Medio, de enviar potentes bombas a Iraq y de apoyar y financiar a las milicias chiíes que atacan a las tropas norteamericanas. También dicen que altos personeros iraníes apoyan los esfuerzos por armar a los combatientes chiíes.
Pero cualquiera sea la ayuda proporcionada por Irán a las milicias en Iraq, no parece que haya significado combatientes en el terreno: En los centros de detención norteamericanos sólo se encuentran once iraníes, dijeron funcionarios estadounidenses.
Después del allanamiento de la célula de Sinjar, el número de atentados suicidas en Iraq se redujo a dieciséis en octubre -la mitad de los atentados durante los meses de verano y muchos menos que el máximo de 59 en marzo. Oficiales norteamericanos creen que quizás el noventa por ciento de esos atentados eran cometidos por combatientes extranjeros. También creen que cerca de la mitad de los combatientes extranjeros que llegan a Iraq, se convierten en terroristas suicidas.
"Cortamos la cabeza, pero la cola se sigue moviendo", advirtieron oficiales norteamericanos, comentando las secuelas del allanamiento de Sinjar. "La regeneración está dentro del reino de lo posible".
Los documentos indican que los combatientes aportaron unos mil dólares cada uno, utilizados en gran parte para financiar las operaciones de la célula encargada del ingreso de los combatientes. Los saudíes aportaban más dinero por persona que los combatientes de otros países, dijeron los oficiales norteamericanos.
Entre los combatientes saudíes descritos en los materiales, 45 provinieron de Riad, 38 de Meca, 20 de Buraidah y áreas circundantes, 15 de Jawf y Sakakah, 13 de Jidda y 12 de Medina.
En el verano, oficiales norteamericanos han expresado públicamente su indignación por las políticas saudíes que estaba desestabilizando a Iraq. Los jeques tribales saudíes en Iraq que arriesgaron sus vidas para luchar contra los militantes extremistas también reprocharon a los clérigos saudíes.
"Los malos imanes le dicen a la gente que vayan a Iraq a pelear contra el ejército norteamericano, porque si los matas, o te matan ellos a ti, te irás al paraíso", dijo en una entrevista el jeque Adnan Khames Jamiel, líder de la tribu Albu Alwan en Ramadi.
Un diplomático estadounidense dijo que el gobierno saudí había "dado importantes pasos para detener a individuos, particularmente aquellos en edad militar con un billete de ida". Dijo que esos esfuerzos habían ayudado a provocar una "considerable reducción en el flujo de terroristas extranjeros y terroristas suicidas". Pero agregó que todavía había que trabajar "para cortar el financiamiento de parte de fuentes privadas dentro del reino".
Funcionarios norteamericanos mencionan un programa de gobierno en la televisión saudí en el que un candidato a terrorista suicida que sobrevivió su ataque, llamó a otros a no viajar a Iraq. Los funcionarios también agradecieron en octubre que el gran mufti de Arabia Saudí, el jeque Abdulaziz al-Asheik, condenara a las "elementos malignos" que envían a jóvenes saudíes al exterior para cometer "actos abyectos que no tienen relación alguna con el islam".
Armados con información obtenida en la redada, funcionarios norteamericanos dicen que han usado canales militares, policiales y diplomáticos para ejercer presión sobre los países considerados como el origen de grandes contingentes de combatientes. También compartieron con esos países información sobre trescientos hombres más que según los documentos fueron reclutados para pelear en Iraq.
Rodeada por una desolada pradera y el desierto, Sinjar fue durante largo tiempo una parada de paso para los combatientes extranjeros. La célula insurgente allanada por tropas norteamericanas puede haber ingresado a Iraq hasta el noventa por ciento de los combatientes extranjeros, dicen oficiales norteamericanos.
El allanamiento se efectuó en la madrugada del 11 de septiembre, cuando tropas norteamericanas, tras recibir datos, rodearon unas tiendas a diez kilómetros de la frontera siria. En una feroz balacera murieron seis de los hombres que se encontraban en ellas, y otros dos cuando uno de ellos hizo detonar un chaleco suicida dentro de una tienda, dijeron los oficiales. Todos eran líderes de la célula insurgente, incluyendo a un prominente comandante de al-Qaeda en Mesopotamia conocido como Muthanna, dijeron.
Además de dieciocho mil dólares en efectivo y todo tipo de argumentos, los soldados encontraron cinco terabytes de datos que incluían detallados cuestionarios rellenados por combatientes. Se encontró información sobre los antecedentes de más de novecientos combatientes, o cerca de 750 después de descartar los duplicados y los cuestionarios incompletos.
De acuerdo a los listados encontrados en el allanamiento, el tercer país en cuanto al origen de los combatientes extranjeros fue Yemen, con 68. Sesenta y cuatro provinieron de Argelia, cincuenta de Marruecos, 38 de Túnez, catorce de Jordania, seis de Turquía y dos de Egipto.
Se cree que la mayoría de los combatientes ingresados clandestinamente llegaron primero al aeropuerto de Damasco; el resto provino de Siria por rutas terrestres, cruzando Jordania, dijeron los oficiales.
En algunos casos, dijo un oficial estadounidense, las autoridades sirias capturaron a combatientes para dejarles en libertad después de determinar que no representaban una amenaza para el gobierno sirio. Siria ha hecho algunos esfuerzos recientes para devolver o detener a sospechosos de ser combatientes extranjeros con destino a Iraq, dijo, y agregó: "La palabra clave es ‘algunos'".

2 de diciembre de 2007
22 de noviembre de 2007
©new york times
©traducción mQh
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