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metodistas protegen a deportada


[Michael Tarm] Iglesia brinda asilo de mujer mexicana deportada.
Chicago, Estados Unidos. Una mujer mexicana dice que está "recogiendo la antorcha" de otra inmigrante ilegal que se convirtió en símbolo de la reforma de la inmigración cuando se refugió en una iglesia de Chicago durante un año antes de su deportación.
Flor Crisóstomo, 28, que pagó a un coyote para que la ayudara a cruzar la frontera norteamericana en 2000, ignoró el lunes la orden de deportación y se mudó a la Iglesia Metodista Unida Adalberto.
Crisóstomo espera que su decisión transmita un mensaje similar al de Elvira Arellano, que se convirtió en un faro de esperanza para millones de inmigrantes ilegales y un pararrayos para aquellos que vieron su audaz rechazo de abandonar Estados Unidos como prueba de una implementación negligente de las leyes.
Arellano vivó en un departamento en la planta alta de la iglesia durante un año antes de abandonarlo en agosto para dirigirse a Los Angeles, donde las autoridades de inmigración la arrestaron y, dentro de horas, de deportaron a México.
El pastor de Adalberto dijo que nadie presionó a Arellano para que dejara el santuario en la iglesia, que está ubicada en un barrio predominantemente latino.
"Es desafortunado que tengamos que hacer esto. Esta iglesia tiene otras prioridades, como ayudar a los pobres que viven en este barrio", dijo el Reverendo Walter Coleman. "Pero Dios no nos deja otra opción. Cuando Dios dice que hagamos algo, nosotros decimos: ‘Sí, señor'".
Coleman se quejó de que las iniciativas para una reforma de la inmigración se han paralizado, diciendo que incluso los políticos partidarios de ella han aparcado este delicado tema.
"¿Qué se supone que debemos hacer?", dijo. "¿Quién está empujando este movimiento? No estamos avanzando".
Crisóstomo, que habló a través de un intérprete, dijo que se marchó de Iguala Guerrero, México, después de que no pudiera encontrar un trabajo que le permitiera comprar suficiente comida para alimentarse ella misma y sus tres hijos, dos niños y una niña, de nueve a catorce años.
Contó que en julio de 2000 pagó a un coyote para que la ayudara a cruzar la frontera y pasó tres días extraviada en el desierto antes de llegar a Los Angeles. Un mes después llegó a Chicago, donde trabajó diez horas al día, seis días a la semana en un sitio de IFCO Systems que produce materiales de embalaje.

Para el año pasado estaba ganando 360 dólares a la semana y enviaba trescientos dólares a sus hijos para que compraran alimentos, ropa y libros de texto. Para mantener bajos sus propios costes, vivía con otras cuatro mujeres en un departamento de dos dormitorios en Chicago.
"Pero la vida de mis hijos mejoró mucho", dijo. "No es que tuvieran lujos. Pero podían sobrevivir".
En 2006 las autoridades de inmigración allanaron más de cuarenta sitios de IFCO en Estados Unidos y arrestaron a Crisóstomo, junto con más de mil cien personas. La Comisión de Apelaciones de Inmigración rechazó el año pasado la solicitud de Crisóstomo y resolvió que para el lunes debía haber abandonado Estados Unidos.
Crisóstomo dijo que no sabía cuánto tiempo se quedaría en la iglesia, agregando que se mantendría ocupaba cabildeando por teléfono, correo electrónico y cartas, a nombre de millones de inmigrantes ilegales. El departamento, mantenido por la iglesia, incluye un dormitorio, un espacio de oficina y una sala de recibo.
Grupos que se oponen a la inmigración ilegal dicen que el caso es un reto directo a las autoridades federales.
"Dará a los ciudadanos norteamericanos una gran oportunidad para ver si el secretario de Seguridad Interior cumple su palabra sobre una aplicación estricta de la ley de inmigración", dijo Rosanna Pulido, portavoz de la Federación para una Reforma de la Inmigración Estadounidense, que aboga por una aplicación más estricta de la leyes contra la inmigración.
La iniciativa para reproducir la misma situación de santuario que Arellano fracasó, dijo Pulido.
"Esa táctica es inefectiva", dijo. "Está creando más indignación, más rabia hacia nuestro gobierno y hacia la gente que ayuda y protege a los ilegales".
El proceso judicial había dado a Crisóstomo suficiente tiempo para acatar las leyes norteamericanas después de su arresto hace dos años, dijo en una declaración el lunes la oficina de Chicago del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos.
"Si la señora Crisóstomo no acata la orden del juez de inmigración para esta noche, se convertirá en una fugitiva", dice la declaración.
Pero Crisóstomo dijo que cree que las autoridades de inmigración no se atreverán a allanar el templo para arrestarla.
"Espero que no vengan a buscarme", dijo. "Espero que todavía teman a Dios".

Sophia Tareen en Chicago contribuyó a este reportaje.

5 de marzo de 2008
29 de enero de 2008
fwdailynews
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