shakespeare era católico
Joseph Pearce (1961), inglés, es profesor de literatura de la Universidad Ave María en Naples. Escribió ‘Literary converts’ (Harper Collins, 1999). sobrelos llamados autores ‘conversos’, como Wilde y Tolkien. Sobre Chesterton escribió la biografía ‘Wisdom and innocence’. 13 de mayo de 2008
Se desprende de esta declaración que Chesterton estaba al tanto de la considerable evidencia textual e histórica, acumulada por el erudito shakesperiano del siglo XIX, Richard Simpson, que apoya la tesis del catolicismo de célebre escritor.
Sin embargo, Simpson no fue el primer erudito en concluir que había suficiente evidencia para aseverar que Shakespeare hubiera sido católico. En 1808, el escritor francés, François René de Chateaubriand, ya declaraba que "de tener alguna religión, la de Shakespeare era la católica".
Thomas Carlyle mismo escribió en su momento que "la era isabelina con su Shakespeare incluido, es el resultado del florecimiento de todo lo que la precediera, que en sí es atribuible al catolicismo de la Edad Media". Carlyle, gran contemporáneo de John Henry Newman, de hecho era más enfático sobre la dimensión católica, agregando que Shakespeare "tiene tan poco de protestante en él, que los católicos han podido, sin extravagancia, proclamarlo como uno de los suyos". A su vez, Hillaire Belloc, haciendo eco de Newman, insistía en que "las obras de Shakespeare habían sido escritas por un hombre con los hábitos mentales indudables de un católico".
Estos grandes escritores de la era victoriana y eduardiana habrían percibido el catolicismo de Shakespeare en la visión moral que emerge de sus obras. Al contrario, ‘eruditos’ modernos, ciegos a esta dimensión moral de las obras de Shakespeare, han malinterpretado las mismas. En vez de ver la evidencia de la tradición moral cristiana, ven en las obras un reflejo de sus propios prejuicios fundamentalistas seculares. Por eso, hay que re-descubrir al verdadero Shakespeare y las creencias que él sostenía, para , de una vez, demostrar el abuso literario que se ha hecho de sus obras. Afortunadamente, un cuerpo sólido de erudición histórica reciente ha contribuido de forma significativa a considerar "los hechos externos y políticos", conocidos por Chesterton y sus contemporáneos. Así, las aseveraciones de Carol Curt Enos en su reciente libro ‘Shakespeare and the Catholic Religion’ contienen una confianza adicional a la de Chesterton en el énfasis de que "cuando las muchas piezas existentes del rompecabezas de la vida de Shakespeare se ensamblan, es muy difícil no ver su catolicismo".
Examinemos la Evidencia
La investigación sobre la vida de Shakespeare comienza con la evidencia innegable del catolicismo desafiante de su familia. Mucha de la erudición histórica en los años recientes se ha centrado en el legado espiritual de John Shakespeare, el padre del poeta, que claramente demuestra su buena fe católica y manifiesta su intenso deseo de morir como católico, en buena fe y en conciencia. El ítem IV es de especial interés al enunciar su deseo de recibir los últimos sacramentos de la iglesia, con la esperanza que este deseo fuera suficiente si no hubiera un sacerdote disponible para ejecutarlos en el momento de su muerte. Hay que recordar que en tiempos de John Shakespeare, de amplia persecución anticatólica, era un crimen, penado con la pena de muerte, proteger o refugiar a un sacerdote. Era, por lo tanto, más que probable que un sacerdote no estuviera disponible para los católicos agonizantes. Es en este contexto oscuro, de persecución, que el desafiante deseo de John Shakespeare de tener la extremaunción debería ser interpretado.
La fuerza de la evidencia que John Shakespeare permaneció como católico desafiante, en medio de una persecución anticatólica muy amplia por el estado isabelino, ha obligado a los eruditos modernos a aceptar que William Shakespeare fue criado como un católico creyente. Esta evidencia es respaldada por el hecho de que John Shakespeare tuviera problemas con la ley debido a su compromiso irrestricto con la resistencia católica, habiendo sido multado en 1592 por su falta de sumisión, al negarse, en conciencia a asistir a los servicios anglicanos.
Si este mar de evidencia ha obligado a la mayoría de los eruditos a aceptar que Shakespeare fue criado y educado en una familia resonadamente católica, por otra parte, hay algunos que insisten que Shakespeare habría perdido su fe después de ir en busca de fortuna a Londres. Esto es altamente conveniente para los eruditos seculares, ya que les permite ver cualquier influencia católica en las obras como un rezago de la fe infantil que el poeta hubiera rechazado más tarde. Desafortunadamente, para estos eruditos, los hechos reales de la vida de Shakespeare sugieren que él se mantuvo fiel a sus creencias católicas durante sus años en Londres y que este apego a la fe influenció sus obras.
Más Evidencias
Antes de llegar a Londres, hay evidencia que Shakespeare pasó un tiempo como profesor en un hogar profundamente católico en Lancashire, y hay evidencia también de que tuvo que escapar de Stratford muy de prisa para evitar ser arrestado por Sir Thomas Lucy, un notorio perseguidor de los católicos.
En Londres, su benefactor, Earl of Southampton, era un devoto, de familia firmemente católica, quien tenía como confesor al jesuita San Robert Southwell. Existe vasta evidencia documental como para demostrar que Shakespeare y Southwell eran amigos desde antes que este último fuera arrestado en 1592. Southwell fue repetidamente torturado durante su prisión en la torre de Londres y fue ahorcado y cuarteado en Tyburn en 1595. Más tarde sería canonizado como uno de los Cuarenta Mártires de Inglaterra y Gales. Existe, asimismo, evidencia que demuestra que Shakespeare hubiera conocido a otro mártir jesuita, San Edmund Campion, y es probable que también hubiera conocido al martirizado sacerdote Robert Dibdale, quien fuera más tarde beatificado por la iglesia como uno de los Ochenta y Cinco Mártires de Inglaterra y Gales.
Pues bien, si Shakespeare tenía amigos sacerdotes, sabemos también que tenía enemigos entre aquellos que perseguían a los católicos. Registros de las cortes demuestran que Shakespeare estuvo involucrado en una disputa legal con William Gardiner, un juez de paz, de un carácter particularmente deshonroso, "que habría cometido fraude en contra de la familia de su esposa, en contra de su yerno y de su hijastro; que además persiguiera a sus vecinos y explotara a sus arrendatarios". Gardiner y su igualmente deshonroso hijastro, William Wayte, interpuso un recurso de protección, buscando una orden que garantizara la paz y seguridad. Esta orden nombraba a William Shakespeare, Francis Langley, Dorothy Soer, esposa de John Soer y de Ann Lee, y pedía protección por temor a ser asesinados por estas personas y otras cosas por el estilo". Si bien es cierto que algunas fuentes hablan de que Shakespeare habría sido demandado por asaltar físicamente a William Wayte, esto es poco probable. Shakespeare, que se sepa, no tenía un carácter violento, y el hecho de que dos de los otros acusados eran mujeres casadas, sugiere que cualquier "violencia" aplicada en contra de Wayte hubiera sido efectuada con la lengua o la pluma, pero no con otra parte de la anatomía humana o implemento cualquiera. Sea como fuere, este curioso caso legal nos entrega una visión clara de la clase de personas con quien Shakespeare se relacionaba por amistad y a quienes consideraba sus enemigos.
Muy curioso es el temperamento de su enemigo, William Gardiner. A éste se le habría acusado por sus contemporáneos de ser "poco cristiano", irreligioso", "pagano", e "impío"; y hombre de "opiniones extrañas". Algunos lo consideraban un ateo, mientras que otros creían que era brujo o alquimista. En un pleito legal en 1588, se le acusaba de "magia, brujería….y de tener opiniones irreligiosas". Así y todo, Gardiner podía estar seguro de que nunca sería acusado de ser católico. Que fuera puritano, ateo o brujo, todo el mundo sabía que no era "papista", sobre todo porque tenía reputación de persecutor de la comunidad católica de Londres, a la cual Shakespeare pertenecía.
El virulento anticatolicismo de Gardiner se ha manifestado para la posteridad en un informe que él enviara al consejo privado de Isabel en enero de 1585, en el que documentaba un allanamiento a una morada católica de Londres. En el documento, Gardiner manifiesta vehemente su "antipapismo", y entrega una visión bastante completa de quien Shakespeare considerara un enemigo. Shakespeare se vengaría tanto de Gardiner como de Wayte al insertarlos en ‘The Ferry Wives of Windsor’ (Las felices doncellas de Windsor), y en la segunda parte de ‘Henry IV’ (Enrique IV) como los personajes del juez Shallow y de Slender, respectivamente. Ambas obras fueron estrenadas en 1597, por lo que es probable que el juez Gardiner, quien falleciera en noviembre de ese mismo año, hubiera alcanzado a enterarse de la "dramatización" de la venganza de Shakespeare.
Un Obra sobre Moro
En los estertores del reino de Isabel, Shakespeare se vio envuelto en una obra controversial acerca de Thomas More (Tomás Moro), quien había sido martirizado por su fe católica bajo las órdenes del padre de la reina, Henry VIII (Enrique VIII), más de sesenta años antes. No es sorprendente de que la obra hubiera sido suspendida por Sir Edmund Tilney, jefe de los Calaveras y el censurador oficial de Isabel.
La obra había sido escrita por Anthony Munday, pero Shakespeare se habría involucrado personalmente en el proceso de producción y revisión de la misma. El manuscrito original aun existe y contiene correcciones al original de Munday que se cree fueron hechas por Shakespeare. Al parecer el escritor habría tratado de enmendar el trabajo de Munday, de manera a permitir su paso por la censura. Estas enmiendas claramente ilustran la simpatía de Shakespeare por More así como su convicción de que había lecciones que sacar para su época del santo ejemplo de More.
Evidencia adicional de la admiración del poeta por More es discernible en el Soneto 23, en el que utiliza el mismo juego de vocablos con el nombre de More que utilizara antes en sus correcciones a la obra de Munday. Si la palabra "more" en la duodécima línea del soneto aparece con mayúscula (More than that love which More hath more expressed), el soneto es transfigurado en un homenaje al santo, donde Shakespeare contrasta su propio imperfecto (unperfect) amor, debilitado por el miedo y la ira, con el amor santo "que [M]ore había expresado" ("[M]ore hath more expressed"). También aparece una alusión sublime a la misa como "la perfecta ceremonia del derecho al amor) ("the perfect ceremony of love´s right"), reforzado por el juego de vocablos de "right (derecho)/rite(rito), ilustrando un profundo entendimiento teológico de la misa como la "ceremonia perfecta" y "el rito del amor" (love´s rite"). Abriendo aún más este seductor soneto, vemos que el poeta lamenta de no estar presente en esta "perfecta ceremonia" tan a menudo como quisiera, "por temor (falta) de confianza", quizás como referencia a los espías que acudían a estas misas secretas para desenmascarar y reportar los nombres de los "papistas" y entregar los sacerdotes a las autoridades. Sin tener el heroico amor de autosacrificio, que llevara a la muerte como en el caso de Thomas More, el poeta desea que "sus libros" sean "su elocuencia", los "mudos presagios de su elocuente pecho". Las últimas dos líneas son sin duda dirigidas a sí mismo y al lector, rogándole a este último que "aprenda a leer" en sus obras lo que el amor del poeta, silenciado por el miedo, no se atreve a decir abiertamente.
Recordando la evidente devoción de Shakespeare por Thomas More, no es sorprendente entonces que se le persuadiera de intervenir en el esfuerzo de lograr que la obra de Munday pasara la censura. Después de todo la censura había indicado al margen del texto: "montar esta obra a riesgo propio". A pesar de los esfuerzos de Shakespeare para hacer aceptable la obra de Munday, Tilney se negó a levantar la censura y prohibió su presentación.
Blackfriars Gatehouse
Una de la piezas de evidencia más convincentes del catolicismo de Shakespeare se encuentra en la compra de Blackfriars Gatehouse en marzo del 1613. Esta casa era un "reconocido centro de actividades católicas", "teniendo puertas diversas y salidas de escape escondidas, con cámaras secretas y recovecos" y "tenía una historia de sospechas y de allanamientos en busca de "Papistas""(xi). En 1598, sobre la base de una denuncia de que Gatehouse era una colmena de actividades de insumisos, con "muchos escondites y pasajes secretos", con "salidas secretas al río" (Thames), de donde los sacerdotes podían escaparse; la casa fue allanada por las autoridades. John Fortescue, el propietario católico de la casa, estaba ausente durante el allanamiento, pero sus esposa e hijas fueron interrogadas, admitiendo que eran insumisas pero negándose a admitir que hubieran escondido a sacerdotes en la casa. En 1605 el jesuita John Gerard, el hombre más buscado de Inglaterra, se presentó desesperado en la casa, portando una peluca, barba postiza y un disfraz. Pedía refugio ya que no sabía donde esconderse.
Shakespeare decidió alquilar Gatehouse a John Robinson, un católico activo, cuyo hermano había ingresado al Colegio Inglés (English College) en Roma para prepararse al sacerdocio. Es obvio que Shakespeare sabía que al alquilar Gatehouse a John Robinson, la dejaba en manos de un insumiso católico. Por ende, como conjeturara Ian Wilson en ‘Shakespeare: La Evidencia’, Robinson "no era tanto el arrendatario de Shakespeare, sino su representante y guardián de uno de los mejores lugares de Londres para refugiar sacerdotes católicos". Más aún, John Robinson no era sólo un arrendatario sino también un valioso amigo. Robinson visitó Stratford durante el retiro del poeta y fue, aparentemente, el único de los amigos londinenses del poeta que estuviera presente durante sus últimos días, firmando como testigo en su testamento.
Se necesita más prueba de que Shakespeare había comprado Gatehouse sabiendo que sería usado como refugio para sacerdotes católicos. Esto es algo que un post scriptum podría clarificar de una vez por todas. El 23 de octubre de 1623 una congregación clandestina de católicos se reunió en una buhardilla secreta "en los altos de Gatehouse", para , supuestamente, celebrar la misa dominical. De pronto, una viga del piso cedió por el peso de los ocupantes, muriendo en este evento más de noventa personas. Fue este desastre que las autoridades descubrieron esta ‘iglesia’ secreta, que posiblemente había sido usada como tal durante años.
Si bien Shakespeare había fallecido seis años antes de esta tragedia, el evento sirve para armar el rompecabezas sobre una base de sentido común y probabilidades. El hecho de que John Robinson continuara alquilando la propiedad después de la muerte de Shakespeare sugiere que la propiedad había sido utilizada para actividades católicas clandestinas, incluyendo la celebración de la misa en los años en que Shakespeare fuera el dueño. Esto es reforzado por el hecho de que después de su muerte Gatehouse continuaba siendo usada para celebrar misa.
Resulta,en fin, abundantemente claro que Shakespeare vivió como "papista", un hecho que los ingleses trataron por mucho tiempo de esconder y que críticos literarios modernos tratan de negar hoy.
11 de mayo de 2008
©el mercurio
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