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karadzic, el psiquiatra genocida


Evadió la justicia durante tres años. Ha sido acusado de dirigir masacres que el tribunal de crímenes de guerra de Naciones Unidas ha descrito como "escenas del infierno, escritas en las páginas más oscuras de la historia humana".
[Wiliam J. Kole] La captura el lunes de Radovan Karadzic, el presidente de los serbo-bosnios en tiempos de guerra y uno de los hombres más buscados del mundo, terminó una cacería que duró trece años de un acusado de genocidio que recurrió a elaborados disfraces para eludir a las autoridades.
El anuncio de la detención emitido por el despacho del presidente serbio, Boris Tadic, fue sorprendente: Aunque las autoridades habían dicho que estaban estrechando el cerco del general Ratko Mladic, que fue también acusado de genocidio en 1995 y de crímenes contra la humanidad cometidos en Bosnia, el paradero de Karadzic había sido un misterio durante años, y muchos habían perdido la esperanza de llevarlo a justicia.
Los presuntos escondites de Karadzic incluían monasterios de serbios ortodoxos y cavernas amobladas en las montañas en lo más remoto del este de Bosnia. Con los años, informes de prensa mencionaban ocasionalmente que se disfrazaba de sacerdote, que se había despojado de la melena plateada y lucía una sotana marrón.
Con soldados de la OTAN con órdenes de detenerlo a la vista, sus asociados dijeron que a veces viajaba en ambulancias con las sirenas encendidas para cruzar a toda velocidad frente a los puestos de control de la OTAN, sin ser detectado, para pasar algún tiempo con su esposa, Ljiljana Zelen-Karadzic; su hija Sonja; y su hijo Aleksandar Sasa, en la ciudad bosnia de Tale, la capital de los serbo-bosnios durante la guerra.
Pero en julio de 2005 su esposa sorprendió a la opinión pública cuando llamó a su marido a salir de su escondite y entregarse "por el bien de la familia". En la misma semana, su hijo dijo públicamente que creía que los responsables de crímenes de guerra debían ser llevados a justicia, "incluso si es mi propio padre".
Se dice que Karadzic también visitó a su madre enferma en las montañas del vecino Montenegro, y en 2002 viajó a Budva en la costa adriática de la ex república yugoslava.
Otros de su círculo íntimo contaron que Karadzic entró una vez a Sarajevo, la capital bosnia, que sus tropas bombardearon implacablemente durante tres años, y tomó café con sus amigos en una cafetería del centro.
Karadzic se codeó con negociadores internacionales y sus entrevistas fueron titulares durante la guerra de Bosnia que duró tres años y medio, desatada después de que los serbios étnicos se rebelaran contra la decisión de la república, en 1992, de independizarse de Yugoslavia.
Para cuando terminó la guerra a fines de 1995, su vida había cambiado radicalmente. Se calcula que murieron 250 mil personas, y 1.8 millones más fueron desalojadas de sus casas -y Karadzic era un fugitivo de la ley.
Formalizado dos veces por el tribunal de Naciones Unidas por cargos de genocidio, su aislamiento y vulnerabilidad crecieron con los años sin signos de que el mundo estuviera dispuesto a perdonar sus crímenes contra los musulmanes de Bosnia y los croatas.
Nacido el 19 de junio de 1945 en una familia pobre del campo de Montenegro, Karadzic estudió psiquiatría y se mudó a Sarajevo con su mujer y dos hijos nacidos en los años sesenta -ciudad donde trató a los miembros de un club de fútbol de la ciudad.
Normalmente apostaba cuantiosas cantidades jugando al poker con sus vecinos musulmanes y croatas -alimentando una pasión por el juego que cultivó más tarde en los casinos de Ginebra cuando era el presidente de los serbo-bosnios. Allá, entre safaris de compra de relojes de oro y trajes de modistos famosos, Karadzic pasó meses de inútiles charlas impregnadas de whisky con mediadores internacionales que trataban de poner fin a la guerra de Bosnia.
Ese fracaso parecía remoto cuando el elegante Karadzic, poeta de ocasión y entusiasta cultor de un instrumento musical serbio de una sola cuerda llamado gusle entró a la política en 1989 como presidente del Partido Demócrata Serbo-Bosnio.
Cuando colapsó el comunismo en Yugoslavia, un rabioso nacionalismo devoró a la vieja federación de los Balcanes, causando su sangrienta desintegración e intentos de anexión de los dos grupos étnicos más importantes: los serbios y los croatas.
El partido de Karadzic, con la fundamental ayuda de su mecenas, el difunto hombre fuerte serbio, Slobodan Milosevic, movilizó a los serbios en Bosnia en 1992 contra los musulmanes y croatas de la república que querían escindirse de una Yugoslavia dominada por los serbios.
Pronto la artillería serbia estaba disparando contra Sarajevo y combatientes serbios expulsaron a cientos de miles de musulmanes y croatas mientras se apoderaban del setenta por ciento de Bosnia.
Guiados por la visión de una unidad de los serbo-bosnios con la vecina Serbia, Karadzic se enfureció a principios de 1993 cuando Milosevic trató de convencerlo de aceptar un acuerdo.
Antes de los acuerdos de Dayton de 1995 que finalmente pusieron fin a la guerra, Karadzic accedió sólo una vez a la paz -en mayo de 1993- después de intensas negociaciones en Grecia. Pero entonces se apartó de Milosevic.
Para 1994, el presidente serbio había -por lo menos públicamente- roto todos los vínculos con el feudo de Karadzic. Para 1995, Karadzic había perdido el derecho a negociar a nombre de los serbios en parte porque las dos acusaciones del tribunal de crímenes de guerra implicaban que no podía viajar.
En julio de 1995 Karadzic fue acusado de genocidio, con Mladic, su comandante militar. Ambos fueron acusados de instigar el asesinato sistemático, la tortura, encarcelamiento y expulsión de ciudadanos no-serbios.
Las atrocidades mencionadas en la acusación incluyen el bombardeo de objetivos civiles, una mortífera campaña de francotiradores contra civiles de Sarajevo, la toma de rehenes de soldados de Naciones Unidas y la instalación de brutales campos de prisioneros.
En noviembre de 1995, Karadzic y Mladic fueron nuevamente acusados por la masacre de miles de hombres musulmanes después de que las tropas serbo-bosnias ocuparan la ‘zona de seguridad’ de Naciones Unidas en Srebrenica.
Karadzic fue acusado de autorizar el ataque contra Srebrenica, que llegó a ser conocido como la peor masacre de civiles desde la Segunda Guerra Mundial. La acusación describe la carnicería de Srebrenica como "verdaderas escenas del infierno, escritas en las páginas más oscuras de la historia humana".
Karadzic fue obligado a renunciar como presidente de los serbo-bosnios en julio de 1996, y fue reemplazado por su lugarteniente Biljana Plavsic. Antes de su propia comparecencia ante el tribunal de Naciones Unidas para la antigua Yugoslavia, reveló detalles de la enorme riqueza acumulada por Karadzic y sus aliados con el contrabando de alcohol, combustible y cigarrillos durante y después de la guerra.
Impertérrito, Karadzic ejercía influencia desde las sombras y hacía alarde de su determinación a seguir a cargo de la república serbia en la Bosnia de posguerra. Pero la emergencia de un nuevo gobierno serbo-bosnio pro-occidental le privó de gran parte de su popularidad.
En 2003, un alto funcionario de relaciones internacionales de Bosnia de la época, Paddy Ashdown, congeló las cuentas bancarias y otros capitales de la mujer, hijo, hija y hermana de Karadzic debido a la sospecha de que lo estaban ayudando a eludir su captura.
Incluso así, carteles con Karadzic adornados con las palabras ‘¡No lo toquéis!’ aparecieron por todas partes en los Balcanes, pegados por seguidores que todavía lo consideran héroe.
"Cada casa serbia será su escondite y todo verdadero serbio, su aliado", proclamó una vez el poeta local Dragoljub Scekic.
Pese al escaso apoyo, Karadzic, asustado por las declaraciones de que debía ser detenido y llevado a justicia, se convirtió en un fantasma. Después de 1996 fue rara vez visto en público.

26 de julio de 2008
21 de julio de 2008
©fwdailynews
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