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muerte de david foster wallace


Escritor posmoderno fue encontrado muerto en su casa.
[Timothy Williams] David Foster Wallace, cuyas obscuras e irónica novelas, cuentos y ensayos le cosecharon una enorme audiencia y lo convirtieron en uno de los escritores más influyentes de su generación, fue encontrado muerto en su casa en California el viernes pasado, aparentemente tras cometer suicidio, informaron las autoridades.
Wallace, 46, mejor conocido por su extensa novela ‘La broma infinita’ [Infinite Jest], de 1079 páginas, fue hallado por su esposa, Karen Green, al volver a casa. El escritor se ahorcó, dijo el sábado noche un portavoz de la policía de Claremont, California.
Wallace era profesor en el departamento de Inglés del Pomona College, en Claremont.
"Sé que se ha marchado un gran novelista, pero lo conocíamos también como un gran maestro, con un profundo interés por sus alumnos, que lo adoraban. Eso es lo que vamos a extrañar", dijo Gary Kates, decano del Pomona College.
Wallace había enseñado en el pequeño instituto de artes liberales desde 2000, y tenía la cátedra Roy Edward Disney en Escritura Creativa. Impartía uno o dos cursos cada semestre a unos doce alumnos cada vez, dijo Kates.
En los años noventa Wallace irrumpió en el mundo literario con un estilo descrito a menudo como "pirotécnico" e incomprensible, y fue comparado con escritores como Jorge Luis Borges, Thomas Pynchon y Don DeLillo.
Su obra ‘La broma infinita’, publicada por Little, Brown & Company en 1996, está ambientada en un futuro no muy lejano, en una época llamada el Año de la Ropa Interior del Adulto Dependiente y gira, en líneas generales, sobre la adicción y sobre cómo la necesidad de placer y diversión puede interferir con la conexión humana.
En una reseña bibliográfica en el New York Times, Jay McInerney escribió que "el esqueleto satírico [de la novela] es expuesto mediante varias historias a escala doméstica y toneladas de hiperrealistas detalles cotidianos".
"El efecto total", escribió McInerney, "es algo parecido a una brillante carrocería Vonnegut envuelta en capas y capas de Zola posmilenario".
La novela abundaba en referencias a la alta y baja cultura por igual, y al final contó con más de cien páginas de notas al pie de página, que era algo característico del estilo de Wallace.
Las solapas de sus libros eran escritas por novelistas contemporáneos como Jonathan Franzen y Rick Moody, que eran ambos amigos de Wallace.
Michael Pietsch, que publicó ‘La broma infinita’, dijo el sábado noche que el mundo literario había perdido a uno de sus grandes talentos.
"Tenía una mente que estaba trabajando constantemente en más cilindros a la vez que la mayoría de la gente, pero eran increíblemente amable y bueno", dijo Pietsch. "Era un escritor al que otros escritores miraban con respeto".

Wallace nació en Ithaca, Nueva York. Su padre, James Donald Wallace, era profesor de filosofía en la Universidad de Illinois, y su madre enseñaba inglés en una escuela comunitaria en Champaign, Illinois.
En el Amherst Colllege, Wallace tuvo filosofía como su asignatura principal y había planeado estudiar matemáticas o filosofía. Pero tras su graduación en 1987, se inscribió en el programa de escritura creativa de la Universidad de Arizona, donde escribió su primera novela, ‘The Broom of the System’, que la crítica recibió con elogios.
Al año siguiente publicó una antología de cuentos, ‘La niña del pelo raro’ [Girl with Curious Hair], que consolidó su reputación como maestro del posmodernismo. Ocho años después volvió con ‘La broma infinita’, que se convirtió en toda una sensación literaria.
"Era irónico, pero al mismo tiempo era tentador arriesgarse emocionalmente", dijo Kathleen Fitzpatrick, directora del departamento de estudio de medios de comunicación en el Pomona College, que conocía a Wallace. "Buena parte de la literatura contemporánea utiliza la ironía como un modo de protegerse, pero él nunca hizo eso. Era como muchos de los novelistas posmodernos, pero más valiente".
Pietsch dijo que aunque la obra de Wallace era compleja y de numerosos niveles, era su sentido del humor lo que permitía que la gente lo siguiera leyendo.
"Escribía cosas sensacionales", dijo Pietsch. "Era divertido y brillante. Los lectores toleraban sus largas y complicadas novelas porque les hacían reír".
Entre sus otros trabajos se encuentra ‘Entrevistas breves con hombres repulsivos’ [Brief Interviews with Hideous Men], una colección de cuentos, y ‘Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer’ [A Supposedly Fun Thing I’ll Never Do Again], una colección de ensayos.

27 de septiembre de 2008
14 de septiembre de 2008
©new york times
cc traducción mQh
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