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sobre el matrimonio homosexual


Pisándole los talones a la invocación del pastor Rick Warren, Obama debería dejar la semántica de lado y reconocer que rechazar el matrimonio homosexual es discriminatorio. Editorial de Los Angeles Times rompe lanzas por los derechos homosexuales.
El pastor Rick Warren, el famoso líder de la Saddleback Church de Lake Forest, se convirtió en un pararrayos en el debate sobre el matrimonio homosexual cuando fue elegido para hacer la invocación en la investidura de Barack Obama. Sin embargo, no dio a sus opositores nada contra lo que protestar, ofreciendo una oración que fue breve, inspiradora y sobre todo nada polémica. Eso pone de relieve una incómoda verdad para los partidarios de los derechos homosexuales: Warren no es un problema tan grande como el presidente al que bendijo.
Warren, que ha irritado a muchos haciendo equivaler las uniones homosexuales con el incesto, la pedofilia y la poligamia, tiene derecho a defender sus creencias religiosas. También lo tiene el presidente Obama, pero el martes juró lealtad a un documento bastante alejado de la Biblia: la Constitución estadounidense, que prohíbe toda forma de discriminación. Obama mostró claramente que entendía la Constitución cuando dijo en su discurso inaugural: "Ha llegado la hora de reafirmar los valores más perdurables de nuestra identidad; de elegir lo mejor de nuestra historia; de seguir difundiendo ese precioso don, esa noble idea, que hemos transmitido de generación en generación: la promesa divina de que todos somos iguales, de que somos todos libres y que merecemos todos la oportunidad de buscar nuestra felicidad".
Es imposible adherir a esos principios y al mismo tiempo proponer que algunos ciudadanos deberían tener menos derechos que otros, por la única razón de que la mayoría desaprueba sus preferencias sexuales. Obama dice que no apoya esa discriminación, pero sus opiniones sobre el tema son un embarazoso embrollo; se opuso a la Propuesta 8, la prohibición del matrimonio homosexual en California, pero dice inequívocamente que cree que el matrimonio es una relación estrictamente entre una mujer y un hombre.
Obama está atrapado en la semántica, creyendo aparentemente que los homosexuales y lesbianas deberían poder iniciar uniones civiles, con todos los derechos del matrimonio, provisto que no se les llame matrimonios. Esa es una evasión que fue justamente rechazada en mayo por la Corte Suprema de California, cuando revocó una prohibición previa del matrimonio homosexual, porque esas distinciones semánticas arrojan dudas sobre la legitimidad de la unión.
En la época del nacimiento de Obama en 1961, algunos estados no habrían permitido el matrimonio interracial de sus padres. Él, más que otros, debería mostrar más sabiduría.

31 de enero de 2009
21 de enero de 2009
©los angeles times 
cc traducción mQh
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