burdeles dispuestos a pagar impuestos
12 de febrero de 2009
George Flint, cabildero de los burdeles, está pidiendo un impuesto en el estado de Nevada.
Sin embargo, el caso de los burdeles de Nevada, un negocio de cincuenta millones de dólares al año, es que pagan importantes importes fiscales a los condados rurales donde operan, pero sólo un permiso de cien dólares al estado.
El cabildero del ramo, George Flint, director de la Asociación de Burdeles de Nevada, ha estado aproximando a los presidentes de la legislatura durante meses para crear un impuesto a la entretención que requerirá que los veinticinco burdeles legales del estado paguen al estado algo de dinero por cada transacción.
"Soy una voz gritando en el desierto", dijo Flint, que él mismo no posee ningún burdel. "No va a ser un gran montón de plata, pero nos pondría más que felices contribuir con nuestra parte. Pero ni siquiera nos escuchan. El presidente de la cámara me dijo: ‘Por mala que esté la situación, no creo que queramos eso’".
Nevada es el único estado donde la prostitución es legal. La ley del estado les permite operar en condados con menos de cuatrocientos mil habitantes. La ley los prohíbe en dos condados: Clarck, que comprende Las Vegas y Washoe, que incluye Reno. Hay cerca de 225 mujeres permitidas como prostitutas por el estado; ningún condado permite que los burdeles incluyan hombres que ofrezcan servicios sexuales.
Sin embargo, desde 1971, cuando se legalizó la prostitución, Nevada ha crecido en más de dos millones de habitantes y se ha convertido en una ciudad socialmente conservadora. El estado también ha perdido gran parte de su mentalidad de frontera, así que Flint reconoce que la propuesta de pagar impuestos es "algo así como un seguro" contra la posibilidad de que algún día la legislatura decida volver a prohibir la industria.
"Si el estado te cobra impuestos, ya no te verán como una reliquia del pasado para prohibirte", explicó Flint, que contó que había estado ganando terreno para un impuesto a los burdeles en 2003 hasta que cometió la torpeza de bromear con un periodista, diciendo que colocaría el retrato del gobernador en todos los prostíbulos, con una nota que diría: "No olvidéis la parte del gobernador".
Como la mayoría de los estados, Nevada atraviesa por una difícil situación económica. Jim Gibbons, republicano, presentó este mes a la legislatura un presupuesto que incluía un recorte fiscal de seis por ciento para los maestros y una reducción del 36 por ciento en el financiamiento de la educación superior para ayudar a cerrar la esperada brecha de 1.8 billones de dólares en ingresos creada en parte por las decaídas ganancias del turismo y el colapso del mercado inmobiliario.
El presupuesto de Gibbon -que propone fuertes recortes fiscales para evitar todo aumento de impuestos, manteniendo su juramento de campaña de 2006 de no subir los impuestos- fue rechazado de plano por los presidentes del senado y la cámara de representantes del estado, dominados ambos por los demócratas. En la respuesta de la presidente Barbara Buckley a la propuesta, y al discurso de Gibbon sobre la situación del estado del 15 de enero, esta prometió "reunir todos los hechos, acudir a las mejores mentes del estado, oír todos los puntos de vista y dedicarse por entero a la búsqueda de soluciones significativas".
Sin embargo, Buckley dijo que no apoyaba el impuesto a los burdeles porque creía que, al hacerlo, el estado estaría legalizando la prostitución en los condados más populosos "y yo simplemente no apoyo esa idea". Interrogada sobre por qué apoya la prostitución en algunas zonas del estado y no en otras, Buckley se negó a responder, excepto para decir que la legalización ocurrió "mucho antes de que yo fuera elegida".
Flint tiene al menos un aliado entre los legisladores: el senador Bob Coffin, demócrata de Las Vegas y presidente entrante del Comité Fiscal del Senado. Coffin dijo que estaba dispuesto a convocar una audiencia sobre el asunto en la próxima temporada legislativa, que empieza este mes siguiente.
Coffin puso en duda la afirmación de la presidente de que el impuesto a los burdeles exigiría su legalización en el estado y la calificó de "puerta trasera jurídica" para evitar el asunto.
"Existe un modo de hacerlo funcionar, del mismo modo que hacemos todas esas otras contorsiones basada en la población", dijo. "Lo puedes hacer cuando el abogado te dice que puedes. Y deberíamos, porque los burdeles esencialmente han sido exentados de compartir la carga que tenemos distribuida entre la mayor cantidad de gente posible, para que el impacto sea menor".
No todos los dueños de burdeles apoyan la campaña de Flint. Dennis Hof, dueño de Moonlite Bunny Ranch en Mound House, dijo que su burdel era el "contribuyente particular más alto del condado de Lyon" y denunció que se esté considerando cobrarle nuevos impuestos. "En esta economía, eso es insufrible".
Hof, cuyo burdel es el tema del prolongado reality show del HBO, ‘Cathouse’, dijo que pagaba 78 mil dólares al año por su permiso del condado y veinticinco mil dólares al año a los funcionarios del departamento de salud local. "Los legisladores están diciendo que tienen problemas más importantes que solucionar", dijo Hof, que se alejó hace tiempo de Flint y la asociación de burdeles. "El estado necesita mil millones de dólares. El dinero que podrían obtener con un impuesto a los burdeles es una pequeña cantidad de dinero. Así que ¿para qué tocar el tema? Si la legislatura piensa que necesita algo más de dinero de nosotros, buscaremos la manera de conseguirlo".
E incluso dueños de burdeles que apoyan la idea de pagar impuestos al estado, no está tan preocupados como Flint de que los legisladores puedan prohibir el negocio. James Davis, dueño de Shady Lady Ranch en Scotty’s Junction, dijo que los legisladores de los condados más pequeños no permitirían nunca que el estado eliminara una de sus pocas fuentes fiables de ingresos fiscales locales.
Buckley dijo que sospechaba que el motivo de Flint era lograr que su ramo fuera tasado por el estado para luego construir un alegato para su legalización en los condados más grandes. Y Flint reconoció que esperaba que pudiera mostrar a los legisladores el dinero que se está perdiendo el estado por no regular y tasar el próspero negocio de la prostitución ilegal en Las Vegas. (Los burdeles legales más cercanos al Strip están a más de cien kilómetros en el condado de Nye).
Flint cuenta con otro aliado declarado, el alcalde Oscar B. Goodman, de Las Vegas, largo tiempo partidario de la legalización de los burdeles en la ciudad. El alcalde dijo que la reputación de Nevada es tal que la mayoría de los viajeros creen que la prostitución es legal en todo el estado.
"Me dicen que nos estamos perdiendo millones de dólares que podrían ser usados en las escuelas o para seguir pagando a los gendarmes o para proporcionar un servicio de salud mental", dijo Goodman.
"También creo que al regular y controlar este negocio, lo haríamos mucho más seguro para los clientes y las prostitutas. Nos engañamos a nosotros mismos y seríamos deshonestos si pretendiéramos que ahora hay una prostitución galopante segura y que no cobramos impuestos por ello".
25 de enero de 2009
©new york times
cc traducción mQh
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