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obama vs. cheney sobre seguridad


Obama está tratando de consolidar sus credenciales -y las de su partido- como defensor de la seguridad del país. Cheney está tratando de preservar su legado, manteniendo una postura dura sobre la seguridad y denunciando como imprudentes muchas de las decisiones de Obama.
[Peter Wallsten y Janet Hook] Washington, Estados Unidos. Fue un inusual enfrentamiento entre líderes actuales y presentes, en vivo por cadena nacional, con el presidente Obama y el ex vicepresidente Dick Cheney debatiendo el jueves sobre cómo proteger mejor al país contra el terrorismo.
Obama expuso sus razones para cerrar la cárcel de Bahía Guantánamo en Cuba y prohibir métodos de interrogatorio que describió como brutales, mientras Cheney advertía que hacer eso pondría al país en peligro.
Pero más allá del desacuerdo sobre estos temas, el choque representó la última ronda en una lid más importante y cambiante por la confianza de la opinión pública en cuanto a la seguridad nacional.
Durante décadas los estadounidenses han visto al Partido Republicano como más fiable a la hora de hacer guerra y de mantener la seguridad del país. Pero después de barrer con los republicanos en 2008, Obama está tratando de forjar una doctrina que incluya esa visión y consolide sus credenciales -y las de su partido como defensor de la seguridad del país, incluso si adopta un curso más moderado en cuanto a las libertades civiles.
Por su parte, Cheney y los republicanos quieren conservar su legado manteniendo una postura dura sobre seguridad y denunciando como imprudentes muchas de las decisiones del presidente.
Obama, que trata de presentarse a sí mismo como el custodio de los valores fundamental del país, escogió como telón de fondo la gran rotonda de Archivos Nacionales, esa especie de mausoleo que alberga la Constitución y la Declaración de Derechos. Cheney prefirió un sitio acogedor al otro de la ciudad, el American Enterprise Institute, un laboratorio ideológico que ha sido un centro neurálgico del pensamiento conservador.
Para ambos, los retos eran evidentes.
Cheney se deleitó en su papel como defensor de la era de George W. Bush. Pero con un índice de aprobación que es apenas algo más de la mitad de Obama, es un mensajero en desventaja.
Obama goza de amplia popularidad, inclusive en los temas de seguridad nacional que han frustrado durante largo tiempo al partido. Pero sus dilatados discursos, en los que concedió que sus políticas estaban todavía en formación, expuso una estrategia mixta que podría ser llamada fangosa.
Defendió medidas que han enfadado a los conservadores, tales como ordenar el cierre de la cárcel de Bahía Guantánamo. Pero también tuvo que explicar a desencantados liberales por qué había aceptado algunas de las políticas de detención del gobierno de Bush, tales como el sistema de comisiones militares que juzgan a muchos de detenidos capturados en combate.
Reprendió la mentalidad de los conservadores de que en la lucha contra el terrorismo todo es válido, así como a los liberales que "no tienen en cuenta" las duras realidades del terrorismo.
"Ambos lados pueden ser sinceros en sus puntos de vista, pero ninguno de los dos tiene la razón", dijo Obama, insistiendo en que los estadounidenses no eran "absolutistas".
Pero Cheney, al que le fue otorgada la misma cantidad de tiempo en la televisión nacional por cable, pareció agradecido de ser retratado de ese modo, al menos en cuanto a un tema sobre el que dijo que carecía del término medio que buscaba Obama.
"La triangulación es una estrategia política, no una estrategia de seguridad nacional", dijo Cheney. "Cuando una clave que es pasada por alto, o una pista que se desdeña puede significar catástrofe, no es momento para exacerbar las diferencias".
Recientes encuestas subrayan los riesgos que corren los dos partidos en la definición de la estrategia correcta.
Los demócratas están más competitivos que en décadas cuando se pregunta a los votantes en qué partidos confían en temas de seguridad nacional, y Obama goza de una amplia aprobación de su liderazgo en asuntos de seguridad nacional.
Pero los estadounidenses todavía no están preparados para decir sin reservas que confían en los demócratas por sobre los republicanos cuando se trata de esos temas.
Sin embargo, los republicanos que definen la estrategia para las elecciones del próximo año y más allá, se ven obligados a forcejear con un paisaje político cambiado en cuanto a la seguridad nacional.
El jueves durante una sesión de desayuno con periodistas, el senador John Cornyn (republicano de Texas), presidente de la comisión de campaña de los republicanos en el Senado, alzó sus brazos al aire cuando le preguntaron qué tipo de campaña haría el partido contra el Partido Demócrata de Obama en cuestiones de seguridad nacional.
Cornyn saludó las decisiones de Obama de enviar tropas adicionales a Afganistán y mantener fuerzas en Iraq, y elogió su decisión de no liberar las fotos de interrogatorios violentos. Sugiriendo que los republicanos podrían preferir hablar sobre temas fiscales tales como crecientes déficits, Cornyn predijo que las elecciones del próximo año "girarían sobre el gasto y los préstamos".
El rival republicano de Obama en 2008, el senador John McCain, de Arizona, partidario de cerrar Guantánamo y crítico de los métodos de interrogatorio coercitivo, criticó a la Casa Blanca por lo que dijo que era una falta de especificidad sobre los planes con los detenidos.
Pero McCain reconoció a Obama por distanciarse a sí mismo del ala izquierda de su partido en la mayoría de los temas sobre seguridad nacional, diciendo que el presidente se había "definido como centrista".
Un nuevo sondeo de la demócrata Stanley Greenberg muestra que los partidos están esencialmente empatados cuando se pregunta a los votantes cuál de los dos haría mejor el trabajo de luchar contra el terrorismo, y que los republicanos tenían una pequeña ventaja cuando se preguntaba a los votantes sobre seguridad nacional.
La brecha es más amplia entre los independientes, un grupo objetivo clave para Obama y otros demócratas.
Agregándose a la presión sobre Obama para que persista en su centrismo, antes que ceder a las demandas de su base liberal, está el hecho de que los estadounidenses apoyan en general campañas agresivas para combatir el terrorismo.
Las encuestas muestran divisiones sobre el cierre de la cárcel de Bahía Guantánamo, mientras que muchos apoyan el uso de la tortura si se considerara útil.
"En cuanto a estos temas el centro del país está a la derecha del Partido Demócrata", dijo Andrew Kohut, director del Pew Research Center for the People & the Press.
Con un Obama que parece difícil de enfocar, en los últimos días algunos republicanos se han concentrado en un blanco más fácil: la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (demócrata de San Francisco).
Pelosi han sido mucho más combativa que el presidente. A diferencia de Obama, apoya la formación de una comisión para investigar al gobierno de Bush, e inició una controversia con su acusación la semana pasada de que la CIA mintió sobre el submarino en una sesión en 2002 a la que ella había asistido.
Obama dejó en claro que trataría de evitar las disputas sobre quién sabía qué. Después de todo, después de los atentados de 2001 el presidente no se dejó ver en la ciudad durante tres años y no estuvo obligado a reunir votos como senador durante lo que, el jueves, llamó la "temporada del miedo" en la que "demócratas y republicanos, políticos, periodistas y ciudadanos" guardaron silencio cuando el país "se desviaba de su curso".
Pero Obama puede defender su doctrina de flexibilidad en desarrollo, mientras que Cheney y otros republicanos, advirtiendo activamente sobre un próximo atentado, insisten en ser implacables, mientras tratan de recuperar su antigua ventaja.

22 de mayo de 2009
©los angeles times 
cc traducción mQh
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