sensatez sobre registro corporal
4 de julio de 2009
Savana Redding estaba en octavo cuando los funcionarios de la escuela, sospechando que estaba escondiendo el fármaco ibuprofeno -que sólo se puede adquirir con receta-, la obligaron a despojarse de sus ropas, incluyendo el sujetador y las bragas. El registro fue inconstitucional, escribió por la corte el juez David H. Souter, y por dos razones: los funcionarios no tenían sospechas razonables de que Savana estuviera ocultando los fármacos en sus bragas, y los fármacos en cuestión, incluso si Savana los hubiera poseído, no representaban ningún peligro para los estudiantes. Esa doble exigencia parece prohibir ese tipo de cacheo, excepto en casos muy excepcionales -por ejemplo, cuando los funcionarios tengan buenos motivos para sospechar que un estudiante ha escondido drogas duras o un arma entre sus ropas.
Al establecer esta prueba legal, Souter exhibe la admirable conciencia de que "la vulnerabilidad adolescente intensifica la patente impropiedad" de un registro corporal. Desechó la idea de que lo que tuvo que vivir Savana no fue más traumático que ser observada cuando se muda de ropa antes de las clases de gimnasia. En una entrevista después de los alegatos orales en el caso, la juez Ruth Bader Ginsburg temía que sus colegas pudiesen no haber reconocido que tener trece años "es una edad muy sensible para una niña". Al final los jueces "lo entendieron", pero también reconocieron que no son solamente las niñas las que se sienten violentadas por el registro corporal completo. La excepción fue Thomas, que en un caso previo dejó en claro que duda que los escolares de cualquier sexo tengan derechos constitucionales significativos.
Dada la impropiedad de este caso, parecería obvio que la corte resolviera como lo hizo. Pero hasta que se dictara esta resolución, la ley no era clara (que es la razón por la que la corte declaró que los individuos que ordenaron desnudarse a Savana no pueden ser demandados por daños, aunque el distrito escolar sí podría ser considerado responsable). Además, los comentarios de los jueces en los alegatos orales sugirieron que tenían dudas. Incluso Souter se debatió con la preocupación de que el caso de Savana pudiera impedir que los directores de escuela respondieran con prontitud en casos graves de consumo de drogas.
Eso no será un problema si las escuelas siguen las instrucciones de la recomendación de Souter. Todavía mejor, se ahorrarán esas decisiones con leyes que, en todos los estados, prohíban que los inspectores escolares realicen registros corporales. Si esos cacheos llegaran a necesitarse para proteger a escuelas y estudiantes, deberían ser realizados por la policía.
27 de junio de 2009
©los angeles times
cc traducción mQh
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