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otan y obama siguen matando en libia


columna de lísperguer
Gobierno libio pide a ONU investigar masacres de la OTAN contra civiles libios.

La doctrina Obama justifica el ataque contra blancos civiles, a los que confunde deliberadamente con objetivos legítimos, porque santifica el magnicidio (como queda demostrado por los intentos de asesinato del coronel Gadafi) y el asesinato de familiares de gobernantes y personeros hostiles (como el asesinato reciente de tres nietos de Gadafi y de la esposa e hijos de El-Khweldi el-Hamedi, un alto funcionario del gobierno libio) como medios de presión tanto contra la población civil (para que esta se vuelque contra sus gobernantes) como contra las autoridades políticas (para que renuncien). Estos dos ingredientes de la política exterior de Estados Unidos continúan la barbarie introducida por el presidente George W. Bush (torturas, ejecuciones extrajudiciales, campos de concentración, detención indefinida sin juicio ni derecho a defensa de ciudadanos extranjeros).
Entretanto, la presunta matanza con que Sarkozy y Obama justificaron la agresión (en una plaza de Trípoli, en la que según los rebeldes los manifestantes fueron bombardeados desde el aire, causando la muerte de más de mil de ellos) fue completamente desmentida por una comisión del Parlamento europeo, que visitó el lugar días después de la manifestación. Esa masacre nunca ocurrió.
La acusación de que el gobierno libio ataca a la población civil es igualmente falsa: según Alan J. Kuperman, profesor de la Universidad de Texas, que investigó los presuntos ataques en Misurata, tras dos meses de guerra han caído 257 combatientes y 949 heridos. De estos últimos, sólo 22 son mujeres. Si se hubiese atacado a la población civil, la mitad de las víctimas serían mujeres.
Poco a poco empiezan a conocerse las atrocidades que cometen a diario las fuerzas rebeldes, que han iniciado una campaña de odio racial contra inmigrantes subsaharianos (negros) con descuartizamientos y ahorcamientos, que han sido condenados por Amnistía Internacional.
Tan arrogante es la postura de Obama, Sarkozy y otros presidentes europeos que no piensan todavía que su adopción del asesinato de civiles y funcionarios hostiles como política de Estado se puede volver con igual legitimidad contra ellos. Si fuesen víctimas de atentados, ¿qué podrían decir? Frente a la perspectiva de una acusación constitucional contra Obama por haber declarado una guerra sin autorización del Congreso, el presidente negó que hubiera una guerra en Libia con el argumento de que los libios no son capaces de defenderse de la superioridad bélica de su país (según Jonathan Schell, profesor de la Universidad de Yale, en Los Angeles Times).
El gobierno libio ha pedido a la ONU que investigue los ataques contra la población civil y contra funcionarios de gobierno cometidos por las fuerzas de la OTAN. Es muy poco probable que lo haga. La lucha por el petróleo y el increíble servilismo de la Unión Europea no permiten abrigar ninguna esperanza de que la ONU prefiera una solución pacífica de un conflicto antojadizo que no debió empezar nunca.
lísperguer

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