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el cura solalinde


Alejandro Solalinde, el cura que despertó la conciencia de México. Está dedicado a proteger a "los invisibles", los miles de migrantes que cada año llegan ilegalmente al país en su camino hacia Estados Unidos y caen en las garras de las bandas criminales y la corrupción institucional.
[Ignacio de Los Reyes] México. Dice que está en lo más bajo de la jerarquía católica, que sólo es un misionero. Pero la tarea que se propone el sacerdote Alejandro Solalinde no es en absoluto sencilla: proteger a miles de migrantes que cada año se encuentran en México con la amenaza de las bandas criminales y la corrupción institucional en su camino hacia Estados Unidos.
Desde febrero de 2007, Solalinde está al frente de una de las mayores casas de migrantes de América Latina, con sede en la ciudad de Ixtepec, en el sureño estado de Oaxaca.
Sus denuncias sobre los secuestros, asaltos y abuso sexual a los inmigrantes, procedentes sobre todo de Centroamérica, lo han convertido en objetivo de las bandas que se lucran con el negocio de los clandestinos. Hasta el punto de que solo hace unas semanas estaba convencido de que no llegaría vivo al 2011.

"Somos el Blanco"
"Me quieren matar porque yo y otros defensores de México estamos estorbando a intereses muy fuertes", reconoce Solalinde en conversación con BBC Mundo.
"En el istmo (donde Solalinde tiene su albergue) pasan drogas y armas, hay trata de personas y de órganos, donde se secuestra y se extorsiona a las personas… y esos genera ganancias millonarias. Nosotros estamos en el blanco por oponernos a ello", cuenta.
Y es que este sacerdote, que ahora tiene que viajar acompañado por motivos de seguridad, se ha transformado también en el rostro del México que cada vez más pone su mirada en la frontera sur.
Esta semana salió de su albergue para viajar a la capital del país y gritar más alto cuál es la situación en los límites con Guatemala y en las distintas paradas del viaje hacia EEUU.
En menos de 48 horas fue recibido en la casa del presidente de México, en el Ayuntamiento de la capital y en la Secretaría (ministerio) de Seguridad.
Esta gira de "alto nivel", impensable para él hace sólo unas semanas, tiene su origen en el cambio de actitud que percibe en la sociedad mexicana.
Y el motivo de esta nueva posición hay que buscarlo, dice, en un rancho.

Tamaulipas, la Alarma
En el mes de agosto de 2010, 72 cadáveres fueron encontrados en un rancho cerca de San Fernando, Tamaulipas, en el noreste del país.
Fue una masacre sin precedentes que evidenció lo que muchos ya sospechaban: en México había un grupo especialmente vulnerable a la ambición del crimen organizado, al que apenas se le había prestado atención: "los invisibles", como los llama Solalinde.
"El evento de San Fernando 72 creó una sensibilidad muy especial, nacional e internacional. Despertó mucho la conciencia imaginarse que pudiera ocurrir de nuevo un caso como el de Tamaulipas", dice.
Además, el hallazgo de los migrantes muertos reveló al público  que para ciertas bandas -especialmente las maras centroamericanas y el grupo mexicano de Los Zetas- los inmigrantes "no son personas, sino minas", en palabras del cura.
Gente de la que "quieren sacar provecho a como dé lugar. Vivos o muertos".
Meses después de la herida de Tamaulipas, a fines de diciembre, las denuncias que hicieron El Salvador, Honduras y Guatemala sobre secuestros masivos de sus ciudadanos en Oaxaca terminaron de poner la situación de los migrantes en la agenda mexicana.

Presión Centroamericana
En un principio el gobierno mexicano negó tener pruebas de estos plagios masivos de inmigrantes. Pero el reclamo centroamericano creció, por primera vez al unísono, con voz enérgica y exigente, explica el cura.
"Los países de Centroamérica empezaron a preguntarle al gobierno mexicano qué es lo que pasaba, pero con un tono nuevo: el de alguien que no está sometido, que habla de igual a igual y con dignidad sobre el dolor de la pérdida de sus seres queridos".
Finalmente, México accedió a investigar los casos y las autoridades migratorias alcanzaron acuerdos con sus pares centroamericanas para fortalecer el intercambio de información y la atención a los viajeros irregulares en zonas de especial riesgo, sobre todo en Chiapas y Oaxaca.
Según el último informe sobre migrantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, presentado en 2009, 10.000 fueron secuestrados sólo en los seis primeros meses de aquel año. Aunque estas cifras son desechadas por el Ejecutivo mexicano, que cuestiona su metodología.
De hecho, el gobierno federal ha manifestado su intención de contar con un registro "confiable y verificable" del número de migrantes que pasan por México, declarándose comprometido con la protección de estos grupos y reafirmando su esfuerzo por combatir a las bandas criminales que abusan de ellos.

Denuncia de Corrupción
El problema, subraya Solalinde, es que no todos los funcionarios en los diferentes niveles de los gobiernos comparten ese compromiso.
"Mucha gente no entiende que ya cambiaron las leyes y que migrar no es un delito", dice el responsable en el sureste mexicano de la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia Católica.
Además, añade, uno de los principales desafíos para los migrantes es enfrentarse con la corrupción.
"Hay personas uniformadas que les piden dinero, derecho de cobro. A mí me ha dicho el secretario de Seguridad, Genaro García Luna, que esos son en realidad gente mala que se viste de policías", explica.
Pero la corrupción podría ser uno de los motivos por los cuales los grupos que operan en la frontera no han sido derrotados, asegura Solalinde, que también se hace muchas preguntas.
"¿Por qué (las autoridades) no les han ganado? ¿Son más poderosos ellos (Los Zetas y otras bandas)? ¿Más inteligentes, más organizados… o es que el enemigo está dentro?".
1 de febrfero de 2011
21 de enero de 2011
©la nación
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méxico al borde del abismo


Referentes de organizaciones sociales critican el modo en que Felipe Calderón enfrenta a los narcos. La violencia como táctica principal, la falta de planes que apunten a disminuir el consumo de droga y la incapacidad de eliminar la corrupción de la clase política y la policía. Sólo en 2010 hubo más de 15.000 muertos.
[México] [Ailín Bullentini] Referentes de organizaciones sociales critican el modo en que Felipe Calderón enfrenta a los narcos. La violencia como táctica principal, la falta de planes que apunten a disminuir el consumo de droga y la incapacidad de eliminar la corrupción de la clase política y la policía. Sólo en 2010 hubo más de 15.000 muertos. El gobierno de México está equivocado.
Y los errores, si no se corrigen a tiempo, pueden costar caro. La advertencia proviene de referentes de organizaciones sociales de ese país dedicadas a la problemática de la delincuencia y el crimen organizado. Los expertos apuntan exclusivamente a la estrategia que la administración federal del presidente Felipe Calderón está desarrollando para exterminar los carteles del narcotráfico, que están haciendo jirones a la sociedad mexicana. "Cada año perdemos un mundo de personas por una guerra sanguinaria que el gobierno está librando contra los criminales con la que, ya está probado, no obtendrá victoria alguna", sentenció el responsable de México Unido Contra la Delincuencia, Eduardo Gallo. La violencia como táctica principal, la falta de planes que apunten a disminuir el consumo de droga y la incapacidad de eliminar la corrupción de la clase política y la policía, innegablemente necesarias para que las redes criminales funcionen, son los puntos más criticados.
El Consejo Nacional de Seguridad mexicano reveló la semana pasada que el crimen organizado produjo la muerte de 15.273 personas durante 2010. La cifra representa más de la mitad de las muertes contabilizadas desde 2006, cuando el gobierno les declaró la guerra a los carteles. Aunque advirtieron que la cifra no representa exhaustivamente la realidad, la crudeza creciente los preocupa. "Es necesario bajar el nivel de violencia al mínimo", remarcó Gallo.
Desde su llegada al gobierno, Calderón basó su estrategia de lucha en trabajos de inteligencia y el accionar de la policía y los militares. La mecánica consistió y consiste en eliminar a la cabeza de los grupos, a la que no le cabe más destino que la muerte. "No se tienen en cuenta las segundas líneas. Sin el mando mayor, comienzan a disputarse el liderazgo. Son más inexpertos, intolerantes y violentos. El cartel perderá fuerza, pero ganará violencia", señaló el experto.
La forma de actuar del Estado convierte a los carteles en una cabeza de hidra cuyas puntas se vuelven cada vez más sanguinarias. Los que disputan el poder máximo deben fortalecerse para resistir, para ganar respeto y para controlar el territorio. Las luchas hacia adentro del grupo se suman a los enfrentamientos con otros grupos que intentarán disputar el territorio del debilitado y al intento del Estado de eliminar a todos. "Las muertes se multiplican sin límite", concluyó Arturo Arango, responsable de la ONG Seguridad Pública en México. El plan estatal es ineficaz, también, en su intento de evitar que el tráfico de droga siga siendo un negocio increíblemente rentable. "El gobierno se convierte en el gran regulador del mercado", señaló Arango. El combate a un cartel significa una restricción en la oferta de droga que comercializa ese grupo. Los grupos que intentan tomar el territorio del debilitado tienen un mercado al que pueden abastecer a mayor precio, según las reglas básicas de la economía. Los carteles restantes venden menos, pero ganan más. "Un plan más que seductor. Intentarán ganar ese mercado como sea", apuntó.
El mapa oficial que refleja la distribución de carteles en México evidencia la existencia de dos grandes redes conformadas por los ocho grupos más poderosos. Viven de la producción, comercialización, distribución y venta al exterior de cocaína, marihuana y metaanfetaminas, que acompañan con contrabando de armas, de mujeres y de inmigrantes indocumentados, secuestros extorsivos y golpes comando a ductos de combustible. Los Zetas, el cartel de Juárez y el Beltrán Leiva integran una de las redes, que actúa en el sur y en la costa del Golfo. Los carteles de Sinaloa, del Golfo, la Familia michoacana y el cartel del Milenio conforman la otra gran estructura, que disputa el Golfo, pero se extiende hacia el Oeste.
De este presente al ideal exterminio de los carteles existe un abismo. Y los pronósticos son atroces: "El gobierno está perdiendo territorio sin pausa. Tamaulipas, Veracruz, Monterrey y Tabasco, cuatro ciudades de las ocho importantes a la orilla del Golfo, están en manos del crimen organizado. No faltará mucho para que toda la costa se convierta en un Estado independiente", alertó el responsable de Seguridad Pública en México.
¿Qué es lo que permite el avance sin pausa de los grupos? Los referentes de las organizaciones sociales señalan un cóctel de variables que incluye corrupción, pobreza y falta de empleo que afecta, sobre todo, a las nuevas generaciones. "Como sociedad, no hemos sido capaces de brindar un presente próspero a los jóvenes", apuntó Arango. Seguridad Pública los llama "la generación Ni-Ni", ni trabajo ni educación. Para ellos –el 30 por ciento de las personas entre 18 y 30 años–, el narcotráfico es una salida fácil: "Les ofrecen trabajo, calidad de vida, seguridad. Todo lo que el Estado les niega", concluyó. Lo mismo ocurre con la población empobrecida, unos 50 millones de mexicanos.
Al momento de ofrecer soluciones, los caminos aconsejados por las organizaciones se bifurcan. Para México unido contra la Delincuencia, las posibilidades son dos. Por un lado, el exterminio de las segundas y terceras líneas de cada cartel: "El flujo estructural también se debilita, y con menos violencia", sostuvo Gallo. Por otro, el ataque a las redes financieras para "secar" la economía de los grupos criminales y lograr su desintegración sin muertes. "La plata generada por los carteles es plata negra que entra y sale, pero que tarde o temprano se blanquea en México, en la construcción de grandes hoteles, restaurantes y megaemprendimientos. Eso tiene que auditar el Estado", explicó Gallo. La tarea necesita que la clase política y la policía no estén involucradas. "Sin la complicidad de los funcionarios, los carteles nunca podrían haber crecido tanto", denunció.
Para Seguridad Pública, la clave es el consumo. "México lucha contra la oferta de droga y criminaliza el consumo, sin pensar en su reducción por otras vías. Sigue el consejo de Estados Unidos, el mercado más grande del mundo. En México, los consumidores son delincuentes, en vez de víctimas secundarias", indicó el responsable de la entidad, que coincidió con su colega al mencionar a la corrupción: "La captura y judicialización de los participantes en la cadena de narcotráfico disminuyó considerablemente. Eso sucede porque entre esos participantes hay jueces, políticos y policías".
17 de enero de 2011
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cae obispo de la santa muerte


Iglesia rival de Santa Muerte afirma que el ´obispo´ capturado no representa al culto de la muerte mexicano.
[Daniel Hernández] México. Fue un duro golpe para David Romo, ex ‘obispo’ de la más famosa iglesia de la Santa Muerte en Ciudad de México.
Romo, el segundo desde la derecha en la primera hilera de la foto policial arriba, está acusado, junto con otros, de participar en una organización dedicada al secuestro y al lavado de dinero. Su nombre es familiar entre periodistas de Ciudad de México. Romo fundó y dirigió un prominente santuario dedicado a la santa de la muerte, Santa Muerte. La esquelética figura de "la niñita blanca", como se la llama afectuosamente, es venerada por los narcotraficantes mexicanos, pero también por gente humilde en los márgenes de la sociedad.
La iglesia de Romo ha tenido varios cambios de nombre en los últimos años; actualmente es conocida como el Santuario Nacional del Ángel de la Santa Muerte. Usualmente cubierto por un hábito, ha pasado años al frente del creciente culto, concediendo entrevistas a periodistas extranjeros (incluyendo a este bloguero) como el autoproclamado obispo.
Varias veces a la semana dirigía servicios católicos sincréticos para la Santa Muerte en Colonia Morelos, un rudo vecindario al este del centro de Ciudad de México. El obispo tenía planes para reparar y ampliar el edificio de la iglesia, y compartió sus impresionantes planos de planta con periodistas.
Pero más que todo eso, Romo sigue siendo conocido como un combativo y
polémico personaje. Líderes o fabriqueros de otros conocidos altares de la Santa Muerte en la ciudad insistieron, en privado, que Romo era un fraude porque nadie podía "dirigir" el culto generado por sus creyentes.
En 2005, cuando el gobierno intentó quitarle el reconocimiento de su iglesia como religión, Romo dirigió a sus seguidores en las protestas montadas frente a edificios gubernamentales. En un momento en 2009 llamó a los seguidores de la Santa Muerte a librar una "guerra santa" para defender el culto contra las condenas de la jerarquía de la iglesia católica en México.
"Nada nos detendrá", dijo Romo a un entrevistador.

Zócalo de la Santa Muerte
El líder de la iglesia a menudo intercambiaba despiadados debates con el líder rival de un santuario de la Santa Muerte al norte de Ciudad de México, en el barrio de Tultitlán. Ese líder espiritual, Jonathan Legaria, conocido también como ´el Pantera´, apareció muerto en julio de 2008. Fue asesinado por un arma de grueso calibre en un tiroteo en la carretera.
El santuario de la Santa Muerte de Legaria era la sede de lo que afirmaba que era la mayor representación conocida de la ´Santa Muerte´, una estatua de más de setenta pies. Los devotos dijeron entonces que los celos y las diferencias religiosas con otros eran la causa de su asesinato, pero no llegaron a insultarse. Las autoridades locales se lavaron las manos, mencionando su propia "incompetencia" y entregando el caso a las autoridades federales en una formalidad que aseguraba que el asesinato de Legaria no sería resuelto nunca.
La semana pasada, con Romo tras las rejas, el líder, que fue llevado a la iglesia de la Santa Muerte de Legaria en Tultitlán, habló.
Enriqueta Vargas –la madre de Jonathan Legaria- dijo en una entrevista con la prensa: "David Romo no es la Santa Muerte, y no es toda la iglesia, y si cometió un error, tiene que pagarlo".
"Sería como decir que todos los católicos son pedófilos, y ese no es así", agregó Vargas. El fiscal general de Ciudad de México presentó una amplia serie de evidencias que implican a Romo en la organización de secuestradores dirigida por un pandillero conocido como ´el Aztlán´. Cuando se le preguntó si Romo y su equipo estaban siendo atacados por estar asociados al culto de la Santa Muerte, el fiscal general Miguel Ángel Mancera dijo que él, inicialmente, no tenía ni idea de que "el señor tuviera algo que ver con alguna iglesia" –un desaire que seguramente ha escocido al obispo caído.
16 de enero de 2011
11 de enero de 2011
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la rescataron para matarla


La rescataron de prisión para matarla. Cuerpo de mujer sospechosa de secuestros apodada ‘la Pelirroja’ fue hallada con huellas de tortura y colgando de un paso elevado después de ser rescatada de la prisión. Los autores podrían ser gángsteres o incluso vigilantes.
[Tracy Wilkinson] México. Después de languidecer en la cárcel durante más de un año por cargos de secuestro, ‘la Pelirroja’ fue abruptamente rescatada dos días después de Navidad, durante lo que puede haber sido un traslado médico amañado.
Pero en lugar de ser liberada, algunos días después Gabriela Muniz fue encontrada muerta, colgando por el cuello de un paso elevado en Monterrey, la ciudad más rica de México –un destino brutalmente poco común para una mujer, incluso en medio de la desenfrenada y perversa violencia de la guerra de las drogas.
¿Fue un ajuste de cuentas entre pandillas? ¿O es este un ejemplo todavía más siniestro de justicia vigilante aplicada por particulares decididos a restablecer lo que consideran la ley y el orden en su enclave?
"Como no hay reglas –los grandes hombres de negocios no tienen reglas, los narcos no tienen reglas- es difícil saber de qué se trata", dijo Samuel González, ex director de investigaciones sobre el crimen organizado del gobierno federal, en una conferencia telefónica el lunes. "Pero si fuera un caso de ´justicia privada´, se trataría de un fenómeno realmente terrible".
El cuerpo de Muniz, una treintañera, fue descubierto durante el fin de semana. Estaba desnuda de la cintura para arriba, y le habían pintado en la espalda el nombre de un hombre. Aunque tenía señas de haber sido golpeada, especialistas forenses dijeron que murió ahorcada en el paso elevado.
Aunque colgar cuerpos de hombres mutilados desde puentes y pasos elevados se ha convertido en una práctica inquietantemente habitual, esta es la primera vez que una mujer es sometida al mismo castigo.
La tortura y asesinato de Muniz sirvieron como un punto de exclamación del año más mortífero de la guerra de las drogas mexicana, que se ha cobrado más de treinta mil vidas desde diciembre de 2006.
Muniz estaba en prisión desde julio de 2009, acusada de dirigir una banda de secuestradores y chantajistas cuyas víctimas incluían a rancheros, camioneros y hoteleros adinerados.
Como el centro industrial y comercial de México, Monterrey había quedado
inmune a la guerra de las drogas que afecta a gran parte del país. Sin embargo, el año pasado, cuando dos carteles empezaron a luchar por el control de Monterrey, la ciudad también sufrió el  mismo tipo de tiroteos a plena luz del día, secuestros y ataques protagonizados por narcotraficantes, que controlan parte de la ciudad. Entre 2009 y 2010 la tasa de homicidios se multiplicó por diez.
Pero a diferencia de partes del país abandonadas a la violencia, influyentes hombres de negocios se están defendiendo, contratando a firmas de seguridad privadas y consultores y pagando anuncios a toda página exigiendo la intervención del gobierno y sus fuerzas de seguridad.
Entre algunos líderes empresariales y políticos, sin embargo, existe la ominosa creencia de que las fuerzas del gobierno no son de fiar. Mauricio Fernández, alcalde del exclusivo barrio San Pedro Garza García de Monterrey, se fanfarroneaba a fines de 2009 de que estaba formando "milicias de inteligencia" privadas para "limpiar" de indeseables su distrito, incluyendo a notorios secuestradores.
Finalmente Fernández tuvo que retroceder en medio de una intenso chaparrón de críticas. Pero el episodio planteó la noción de un vigilantismo aprobado que muchos expertos dicen que es un producto del generalizado sentimiento de inseguridad y de impotencia del gobierno frente a los poderosos traficantes y agresivos secuestradores.
De momento, la investigación del rescate de la Pelirroja y su subsecuente ejecución se ha concentrado en la corrupción oficial. La noche del 27 de diciembre un doctor de la cárcel ordenó que Muniz, de la que se rumoreaba que estaba involucrada románticamente con el capo de un cartel, fuera trasladada desde la cárcel a un hospital, supuestamente por un dolor de estómago. Tres guardias la escoltaban cuando fueron interceptados por pistoleros, que se las arrebataron.
Inicialmente, la fuga fue calcada del mismo tipo de operaciones que han liberado de la cárcel a decenas de violentos presos el año pasado.
Más tarde, el doctor dijo a las autoridades que había sido amenazado de muerte si no ordenaba el traslado de Muniz. El doctor, los tres guardias y un alcaide están siendo interrogados. Otros 55 guardias fueron interrogados y dejados en libertad.
15 de enero de 2011
4 de enero de 2011
©los angeles times
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política de drogas inconsistente


Presidente mexicano: Iniciativa que legaliza marihuana representa "inconsistencia de EEUU" en la materia. Felipe Calderón dijo que "es muy triste ver cómo el consumo de drogas va consumiendo poco a poco a la sociedad americana".
México. El presidente mexicano Felipe Calderón dijo que una votación en California que busca legalizar la marihuana representa una hipocresía en la política antidrogas de Estados Unidos, al fomentar el consumo mientras al mismo tiempo exige a México y otros países que tomen medidas enérgicas contra el narcotráfico.
"Para mí es un reflejo de la terrible inconsistencia que hay en las políticas publicas en Estados Unidos", declaró el mandatario mexicano.
Los votantes de California decidirán el 2 de noviembre si aprueban la Proposición 19, que busca permitir la posesión de hasta 28,35 gramos de marihuana por persona.
Calderón dijo estar seguro de que la legalización de la marihuana dará lugar a un aumento en el consumo de estupefacientes.
"Es muy triste ver cómo el consumo de drogas va consumiendo poco a poco a la sociedad americana, y si nos descuidamos, también la nuestra", afirmó.
Calderón hizo sus declaraciones luego de asistir a la inauguración de un festival de dos semanas para mostrar la fortaleza económica y la riqueza cultural de Tijuana, ubicada al otro lado de la urbe estadounidense de San Diego.
8 de octubre de 2010
©la tercera
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carteles amenazan a periodistas


Amenazados por los carteles de la droga mexicanos, los periodistas se callan. Saben que los narcotraficantes los pueden secuestrar o asesinar fácilmente, y salirse con la suya.
[Tracy Wilkinson] Reynosa, México. Se ha escrito una nueva palabra en el léxico de la guerra de México contra las drogas: la narco-censura.
Es cuando periodistas y editores, por temor o cautela, se ven obligados a escribir lo que los traficantes quieren que escriban, o simplemente a no publicar toda la verdad en un país donde los miembros de la prensa han sido intimidados, secuestrados y asesinados.
¿Esa terrible balacera el otro día cerca de un centro comercial en Reynosa? Caravanas de hombres armados pasaron zumbando por las calles, disparándose unos a otros durante horas, paralizando la ciudad. Pero en el diario de esta ciudad fronteriza, el tiroteo ni siquiera se menciona.
¿Y esos recientes enfrentamientos entre el ejército y los pistoleros del cartel en Ciudad Juárez? Los soldados respondieron a "civiles armados", dicen los diarios a sus lectores.
Mientras la guerra contra las drogas sube a nuevos niveles de barbarie, uno de los devastadores productos secundarios de la carnicería es la escalofriante capacidad de los narcotraficantes de cooptar a los mal pagados y desdeñados periodistas, que son acosados por el conocimiento de que no están a la altura de su misión periodística de informar a la sociedad.
"Amas al periodismo, amas la búsqueda de la verdad, amas cumplir un servicio cívico e informar a tu comunidad. Pero amas tu vida todavía más", dijo un editor aquí en Reynosa, en el estado de Tamaulipas, que, como la mayoría de los periodistas entrevistados, no quiso dar su nombre por temor a sufrir represalias de los carteles.
"No nos gusta el silencio. Pero se trata de sobrevivir".
Se estima que treinta periodistas han sido asesinados o han desaparecido desde que el presidente Felipe Calderón iniciara en diciembre de 2006 la ofensiva militar contra los poderosos carteles de la droga, convirtiendo a México en uno de los países del mundo más peligrosos para periodistas.
Pero un afiebrado aumento en la violencia, incluyendo el secuestro el 26 de julio de cuatro periodistas, empujó al gremio hacia una crisis sin precedentes, atrajo la atención internacional y provocó un renovado activismo de parte de hombres y mujeres periodistas de México.
Naciones Unidas envió una primera misión a México la semana pasada, para estudiar las amenazas a la libertad de expresión. El 7 de agosto, en un despliegue de unidad sin precedentes de un grupo normalmente pendenciero y competitivo, cientos de periodistas mexicanos se manifestaron en todo el país para exigir el fin de los asesinatos de sus colegas, y condiciones de trabajo más seguras.
Sólo se investigan algunos crímenes, si acaso, y el clima de impunidad provoca más derramamiento de sangre, dice un informe todavía inédito del Comité para la Protección de Periodistas, de Nueva York.
"No es falta de valor de parte de los periodistas. Es falta de respaldo", dijo el locutor Jaime Aguirre. "Si me matan, no pasa nada".
En el popular programa de radio que presenta en Reynosa, Aguirre escoge sus palabras cuidadosamente. A menudo advierte a la gente sobre las áreas de la ciudad que deben evitar. No es necesario decir por qué.
Es en los estados más remotos de México donde la censura narco es más severa.
Sobre los estados fronterizos Tamaulipas y Chihuahua y en los estados centrales y sureños de Durango y Guerrero, los periodistas dicen que están muy conscientes de que los traficantes no quieren que la prensa local ‘caliente la plaza’, llamar la atención sobre la producción de drogas y el contrabando y los intentos de subyugar a la población. Esa atención invitaría al gobierno a enviar tropas y perseguir sus negocios.
Y así los periodistas se guardan de decir nada.
Cuando caravanas de pistoleros de los traficantes volvieron sus armas contra guarniciones del ejército en Reynosa, atrapando a los soldados dentro, la noticia fue primera página de Los Angeles Times, en abril. En Reynosa nadie dijo nada.
Después de que dos de sus periodistas fueran detenidos brevemente por paramilitares zetas más tarde ese mes en la misma región, Ciro Gómez Leyva, presidente de televisión Milenio, anunció que estaba decretando un apagón sobre noticias de Tamaulipas. "El periodista ha muerto" en la región, escribió. El cuerpo estrangulado y magullado del periodista de Durango, Bladimir Antuna, fue recobrado a fines del año pasado con una nota garrapateada que decía: "Esto me pasó... por escribir demasiado".
Contactar a periodistas de la región es como una escena de ‘El tercer hombre’ [The Third Man], con encuentros en discretas locaciones y discusiones en código: a los zetas se refiere como a "la última letra" (del alfabeto), mientras que el cartel del Golfo es las "tres letras" (CDG, Cartel del Golfo).
Periodistas y editores de Tamaulipas y Durango dicen que ellos normalmente reciben amenazas telefónicas cuando publican algo que los traficantes no quieren ver impreso. Más a menudo, sabiendo que sus publicaciones están siendo escudriñadas y que sus redacciones están infiltradas, evitan publicar nada que corra el riesgo de caer en una categoría cuestionable.
O se aferran a los boletines oficiales apenas mencionando los hechos, que pueden confirmar un incidente, pero sin ofrecer detalles.
"Si no es oficial, no lo imprimimos", dijo un editor de un diario norteño. "Me hace enfurecer. ¿Cómo puedo ceder a las exigencias de esa gente? Pero tengo que calcular el riesgo".
Los periodistas también están pendientes de lo que algunas páginas web conocidas por su asociación con los carteles de la droga: si ven que balacera o un ataque con granada está siendo reportado, entonces saben que está bien si publican la misma información.
Es por eso que la balacera en Reynosa hace dos semanas no fue reportada. Pero un coche bomba en el cuartel general de la policía en Ciudad Victoria, la capital del estado de Tamaulipas dos días después llegó a primera plana porque, dicen los editores, el cartel dominante, el del Golfo, quería hacer quedar mal a paramilitares zeta rivales (los presuntos autores del atentado).
No es que los diarios regionales mexicanos sean melindrosos. Publicarán cualquier cantidad de fotografías de cabezas cercenadas y cuerpos maltratados colgando desde puentes. Pero no publicará ninguna información que ofenda al cartel del que se trate.
Las redes sociales de medios, como Twitter, han llenado parte de la brecha, y los vecinos han enviado frenéticamente señales de alerta. Y un misterioso ‘blog narco’ ha empezado a subir numerosos videos de los pistoleros y sus víctimas, sin importar las espeluznantes escenas. Pero, dicen los vecinos, los medios sociales también han sido usurpados por traficantes, que utilizan el sistema para difundir rumores y provocar pánico.
En Durango, donde en 2009 murieron más periodistas que en cualquier otro estado, el locutor Rubén Cárdenas dijo que los periodistas ya no pueden realizar su trabajo. "Es desinformación. No se está prestando un servicio a la sociedad", dijo Cárdenas al Times a fines del año pasado.
Unas semanas después, cuando Times se aventuró en la ciudad de Gómez Palacio, en Durango, para informar sobre el secuestro y asesinato del líder cívico de Los Ángeles, Bobby Salcedo, periodistas mexicanos locales inicialmente compartieron el entusiasmo por el reportaje. Pero después de un par de días de publicar informes, los empleados de un diario recibieron la orden, presumiblemente de los asesinos de Salcedo, de dejar de hacerlo. La noticia, que llamó la atención de Los Ángeles y Washington, estaba "calentando la plaza".
Durango también fue el escenario de los secuestros del 26 de julio. Cuatro periodistas estaban cubriendo los disturbios en la cárcel de Gómez Palacio donde  se acababa de revelar que la alcaide permitía que los presos salieran de noche a cometer asesinatos.
Los empleadores de los periodistas recibieron instrucciones de transmitir videos caseros de un cartel que denunciaba los nexos de un cartel rival con policías corruptos. Los videos mostraban a un agente que había sido secuestrado y estaba "confesando" a punta de pistola.
Los periodistas en México se movilizaron como nunca antes, difundiendo la noticia, exigiendo acción de parte de las autoridades y montando manifestaciones. Finalmente, los periodistas fueron dejados en libertad. Con la sangre todavía chorreando de su cabeza, un magullado Alejandro Hernández dijo sobre el secuestro que habían sido cinco días de torturas, golpizas con una tabla, y amenazas de una horrenda muerta.
¿Final feliz? Los hombres fueron rescatados o liberados sólo después de que la prensa accediera a transmitir los videos del cartel, que era una exigencia de los traficantes. Fue parte del desenlace que la libertad de los periodistas se pagara con la cobertura periodística.
23 de agosto de 2010
16 de agosto de 2010
©los angeles times
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legalicemos las drogas


Es la recomendación de Vicente Fox, ex presidente de México.
[Daniel Hernández] Vicente Fox, ex presidente de México, está llamando a legalizar las drogas. En una actualización de su blog personal este fin de semana, el ex presidente dice: "Debemos pensar en legalizar la producción, distribución y venta de las drogas". Fox, cuya elección en 2000 terminó con más de setenta años de régimen unipartidista en México, dice que con la legalización de las drogas se podría "golpear y romper" el poder económico de los carteles de la droga que operan en México.
"Necesitamos romper equilibrios entre criminales, mercados, rutas de trasiego y asociaciones delictivas cobijadas por la corrupción, en forma inteligente, con mucho menos dosis de violencia", escribe Fox.
También expresa su apoyo de la idea de que fuerzas de la policía federal reemplacen a la policía municipal, plagada por la corrupción y a menudo coludidas con organizaciones del crimen organizado. Las fuerzas armadas, la principal fuerza desplegada hoy contra los cárteles, deberían retirarse debido a las crecientes denuncias de violaciones de los derechos humanos, dice también Fox.
Fox es el predecesor inmediato del presidente Felipe Calderón, que inició una campaña militar contra los narcotraficantes en México que hasta la fecha se ha cobrado la vida de 28 mil personas desde que asumiera la presidencia en diciembre en 2006. Bajo la Iniciativa Mérida, Estados Unidos prometió a México millones de dólares en ayuda para su lucha contra los cárteles, y en visitas recientes a México, el presidente Obama ha elogiado la estrategia militar de Calderón.
En una cumbre la semana pasada sobre la violencia relacionada con las drogas, Calderón ofreció una franca evaluación del alcance y poder de los cárteles, y dijo que abriría un debate sobre la legalización de las drogas. Su gobierno aclaró más tarde que Calderón todavía se opone a la legalización.
Tanto Fox como Calderón son miembros del centro-derechista Partido Acción Nacional y a menudo son señalados por sus críticas a la campaña del gobierno contra el narcotráfico. Los críticos señalan que la violencia aumentó con el presidente Fox como resultado de la estrategia de detener o asesinar a los capos de los carteles, lo que produjo que las organizaciones de dividieran y libraran violentas guerras internas por el control de las rutas de la droga. La violencia aumentó con el presidente Calderón, y empeoró año tras año. Otros han sugerido abiertamente que dos gobiernos consecutivos del PAN han utilizado torcidamente la justicia contra las organizaciones de narcotraficantes, favoreciendo al cartel de Sinaloa por sobre sus rivales -pese a varias capturas de traficantes del cartel de Sinaloa. Calderón dijo que en México todos los carteles son tratados de la misma manera.
La columna de Fox durante el fin de semana es la primera en que apoya públicamente la legalización de las drogas en México. Defendió la misma posición en una entrevista con medios estadounidenses en mayo de 2009. Ese año, México despenalizó discretamente la tenencia de pequeñas cantidades de marihuana, metanfetamina, cocaína, heroína y LSD.
Fox se une ahora a otro ex presidente de México, Ernesto Zedillo, en su apoyo de algún grado de legalización de las drogas. Antes el año pasado, Zedillo y ex presidentes de Colombia y Brasil llamaron a un "cambio de paradigma" en las políticas internacionales sobre las drogas.

14 de agosto de 2010
9 de agosto de 2010
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fracasa guerra contra las drogas


Guerra contra las drogas de Calderón ha sido un completo fracaso: ahora México exporta a EUA más drogas que antes.
[Tracy Wilkinson y Ken Ellingwood] Casi cuatro años después de que el presidente Felipe Calderón iniciara una campaña militar contra los carteles, estos ahora están enviando más narcóticos a Estados Unidos que antes, acumulando fortunas todavía más cuantiosas y extendiendo su imperio en casa con un salvajismo tal que hay regiones en México que no cuentan con presencia del estado.
Las organizaciones también están extendiendo sus ambiciones más allá del tráfico de drogas, convirtiéndose en amplios imperios criminales profundamente implicados en el transporte de inmigrantes ilegales, extorsión, secuestros y contrabando de artículos como DVDés ilegales.
Imperturbables ante las ochenta mil tropas y agentes de la policía federal convocados contra ellos, los pistoleros frecuentemente atacan a las fuerzas oficiales mexicanas abiertamente. Los operativos de un grupo -los Zetas- lo hicieron así en el norte de México cuando esta primavera bloquearon guarniciones del ejército. En junio, un grupo que se cree está asociado a otra organización, La Familia, emboscó a la policía federal en Michoacán, un estado el oeste del país, matando a doce agentes con las primeras luces del alba.
Desde que Calderón anunciara la ofensiva cuando asumió la presidencia en diciembre de 2006, más de 28 mil personas han muerto asesinadas. La mayoría de ellas eran narcotraficantes, dealers y similares. Pero los civiles inocentes son cada vez más.
Se han gastado miles de millones de dólares en la campaña antinarcóticos con el entusiasta apoyo de los gobiernos de George W. Bush y Obama. Calderón y su gobierno dicen que una razón que dificulta progresar, es que el problema fue descuidado durante demasiado tiempo. Ha pronosticado que la violencia se mitigará para fines de año.
Pero las estadísticas, los informes de inteligencia y las entrevistas con autoridades mexicanas y estadounidenses en los últimos seis meses han dejado en claro que la campaña ha fracasado en cuanto al desmantelamiento de las redes y no ha logrado reducir de modo significativo el tráfico de drogas.
Apenas diez años después de que México diera un gigantesco paso hacia una genuina democracia multipartidista, ahora los narcotraficantes representan un peligro a largo plazo para su estabilidad. El caos surgido "exige que cambiemos nuestra visión del problema", dijo en un editorial el importante diario El Universal, en junio.
Calderón mismo reconoció la amenaza la semana pasada en comentarios en un congreso sobre seguridad nacional: "Esta conducta criminal es la que ha cambiado, y se ha convertido en una amenaza para el estado, un intento de reemplazar al estado".
Los traficantes mexicanos han aumentado sus embarques hacia el norte, al otro lado de la frontera, de varios tipos de narcóticos, convirtiéndose en titanes de una industria que según algunos cálculos reporta unos 39 mil millones de dólares al año, el equivalente de casi el 20 por ciento del presupuesto anual del gobierno.
Han desplazado a competidores para controlar los envíos de la mayoría de las drogas ilícitas en el hemisferio: marihuana, cocaína, heroína y metanfetamina.
Y se están convirtiendo en productores cada vez más importantes -todo un cambio con respecto a una época pasada cuando las bandas mexicanas actuaban fundamentalmente como contrabandistas para los productores sudamericanos. Los campos de marihuana y amapola han florecido durante décadas en Sinaloa, un estado al noroeste del país, pero ahora la producción se ha expandido a otros estados, desde Chihuahua en el norte hasta Oaxaca en el sur. Algunos de los más grandes laboratorios de metanfetamina han sido descubiertos en Michoacán.
Desde que Calderón fuera elegido presidente, Los Zetas y La Familia se han convertido en centros neurálgicos del tráfico de drogas. Han alterado el campo de juego empleado métodos antes impensables, tales como decapitar y desmembrar a rivales y luego exhibir los restos en plazas, calles y otros lugares públicos.
Organizaciones de traficantes se retan mutuamente mostrando pancartas en los puentes, colgando cuerpos o aparcando buses en calles clave para paralizar el tráfico, acciones que parecen todas tener por fin intimidar a la población.
Las bandas de narcotraficantes, pertrechadas con armas de tipo militar introducidas desde Estados Unidos o, como informó el Times, desechadas después de las guerras impulsadas por Estados Unidos en América Central, ahora amenazan o controlan importantes ciudades industriales, como Monterrey. El 15 de julio, los traficantes derrumbaron otro hito histórico cuando detonaron un coche bomba en un atentado contra agentes de la policía federal en Ciudad Juárez, una de ciudades con más homicidios de México.
Los carteles se han diversificado, injertando el transporte de ilegales en sus rutas de transporte de drogas, y rellenando sus ingresos con secuestros, extorsión y el movimiento de una amplia gama de artículos de contrabando, como productos de lujo falsificados y animales exóticos.
En partes de Michoacán, el estado natal de Calderón, para poder operar las organizaciones criminales cobran honorarios a los empresarios, en lo esencial usurpando el papel del estado como recaudador de impuestos. El mismo fenómeno ocurre en estados como Tamaulipas y Coahuila, en la frontera con Texas.
Este año, los traficantes lograron por primera vez cerrar un importante centro de operaciones de Pemex, la compañía petrolífera estatal e importante fuente del ingreso nacional.
Juan José Suárez Coppel, director general de Pemex, reconoció ante una comisión parlamentaria que los descarados secuestros de los empleados obligaron a cerrar las plantas de petróleo y gas licuado en la cuenca de Burgos al nordeste de México, una de las instalaciones más rentables de la compañía.
Los traficantes han estado robando petróleo durante años, pero en este caso el objetivo era detener la producción y controlar la región.
Las familias de los empleados secuestrados dijeron al Times que funcionarios del estado, fiscales y el ejército han demostrado ser incapaces o no querer ayudar; las esperanzas de sus familiares de que vuelvan vivos disminuye día a día.
La difusión del caos relacionado con las drogas en México puede ser calibrada en general por la lista de lugares que el Departamento de Estado dice que los ciudadanos estadounidenses deben evitar.
Hace dos años, a los estadounidenses se les advirtió sobre ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez. Pero un aviso emitido en julio incluye las autopistas en los alrededores de Monterrey, la tercera ciudad de México, así como los estados de Coahuila, Chihuahua y Tamaulipas a lo largo de la frontera, Durango y Sinaloa en el noroeste y Michoacán en la costa del Pacífico.
Los enfrentamientos a bala se han derramado hacia el famoso balneario de Acapulco. El alcalde de Cancún, el mayor destino turístico de México, fue detenido en mayo por cargos de tráfico de drogas mientras hacía la campaña para gobernador por el estado de Quintana Roo.
Una evaluación de la amenaza de las drogas emitida antes este año por el Centro Nacional de Información sobre Drogas [National Drug Intelligence Center] de Estados Unidos, declaró que las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas, o DTO [drug-trafficking organizations], "siguen representando la amenaza de mayor envergadura para Estados Unidos.
Los carteles mexicanos, con operaciones en más de 2.500 ciudades estadounidenses, son las únicas que operan en todas partes en Estados Unidos, se dice. Han desplazado en gran parte a los traficantes colombianos e italianos.
"La influencia de DTO mexicanos, ya dominantes entre los traficantes a granel en Estados Unidos, todavía se está expandiendo", dice el informe, conocido formalmente como la Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas.
Desde 2004 el cultivo y contrabando de marihuana mexicana se ha duplicado para llegar a las 23.700 toneladas, se dice. La producción de heroína se ha más que cuadruplicado en 2008, con 41.9 toneladas. Un informe del Departamento de Estado dice que el cultivo de amapola se duplicó nuevamente entre septiembre de 2008 y septiembre de 2009 y que la producción de cannabis alcanzó su más alto nivel desde 1992.
La producción de metanfetamina también está aumentando, pese a la campaña del gobierno mexicano para frenar el flujo de precursores químicos. Nunca hubo tantos precursores disponibles en Estados Unidos como en los últimos cinco años.
La disponibilidad de cocaína al norte de la frontera, sin embargo, se ha reducido. El informe de evaluación de las drogas mencionó varios posibles explicaciones, incluyendo mayores decomisos en México. También se menciona la disminución de la producción en Colombia y el creciente flujo de cocaína hacia otros mercados.
Funcionarios del gobierno de Calderón han mencionado las cifras sobre cocaína como una señal de que están ganado la guerra contra el narcotráfico, y ponen en duda algunas estadísticas estadounidenses sobre la producción de marihuana y otras drogas, por ser demasiado altas.
Las tasas de decomiso de marihuana y heroína a menudo han sido más altas durante Calderón que durante los tres presidentes anteriores, de acuerdo a estadísticas del gobierno mexicano. Sin embargo, en algunos casos el informe de Calderón no es mejor, y las comparaciones son incluso menos favorables cuando se las ajusta con el crecimiento del mercado para drogas.
Fuerzas mexicanas requisaron 74.2 toneladas de cocaína durante los primeros dos años de Calderón en la presidencia. Sin la captura récord de 25.9 toneladas de cocaína en el puerto de Manzanillo en el Pacífico en noviembre de 2007, el total sería igual a la cantidad incautada en un periodo similar durante el gobierno del predecesor de Calderón, Vicente Fox, y durante el gobierno de Ernesto Zedillo a mediados de los años noventa. Es demasiado poco en comparación con las 98.6 toneladas decomisadas durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari en 1989 y 1990.
Sólo dos padrinos han sido asesinados, Arturo Beltrán Leyva and Ignacio ‘Nacho’ Coronel Villarreal. Pero las autoridades están deteniendo a más sospechosos, casi 78 mil desde el inicio del mandato de Calderón hasta enero de este año. De estos detenidos, casi el 96 por ciento son vendedores callejeros, vigilantes y otros soldados de bajo nivel. Pero sólo el dos por ciento fue imputado y condenado por algún delito, de acuerdo a las estadísticas oficiales. El resto sigue en la cárcel, o fueron liberados.
Las detenciones se han distribuido desigualmente. De las 53 mil detenciones relacionadas con el tráfico de drogas estudiadas en un informe este año por Edgardo Buscaglia, un experto internacional en crimen organizado y jurista del Instituto Autónomo Tecnológico de México, menos de mil eran personas relacionadas con el cartel de Sinaloa, el imperio narco más antiguo y más poderoso.
Esas cifras han llevado a muchos a concluir que el gobierno de Calderón ejerce mano blanda con los traficantes de Sinaloa, cuyo capo, el multimillonario fugitivo más buscado del país, Joaquín ‘Chapo’ Guzmán. El motivo, dice este argumento, es reducir la violencia permitiendo que gane una de las organizaciones. Calderón ha negado vehementemente cualquier favoritismo.
"Mi gobierno está determinado absolutamente a continuar la lucha sin cuartel contra la delincuencia hasta que detengamos a este enemigo común y consigamos lo que queremos en México", dijo Calderón en un mensaje pagado de dos páginas en diarios mexicanos, en junio.
Más recientemente, funcionarios han rechazado la idea de favoritismo señalando el asesinato de Coronel el 29 de julio, una importante figura del cartel de Sinaloa.
De momento, dice Guillermo Valdés, director del servicio nacional de inteligencia, los mexicanos tendrán que aceptar que el aumento de la violencia es inevitable.
"Hemos progresado en el despliegue de nuestras fuerzas y en limitar la capacidad operacional del crimen organizado", dijo en una inusual aparición pública este mes. "Pero no hemos alcanzado el objetivo de restaurar condiciones de vida normales en regiones afectadas por el crimen organizado".
Funcionarios e instituciones siguen bajo amenaza, especialmente los alcaldes, concejales, jefes de policía de pequeñas ciudades mal protegidas en las provincias.
Al día siguiente de que Calderón publicara la defensa de su estrategia contra los carteles, los vecinos de Nayarit, un estado en el centro oeste de México, sintieron pánico. Enfrentamientos recientes han dejado más de treinta muertos y circulan rumores en la red de que los próximos blancos podrían ser las escuelas.
Es una amenaza que, antes, habría sonado escandalosa.
Pero ahora no. El gobernador Ney González Sánchez llamó a terminar el año escolar con tres semanas de antelación para prevenir lo que llamó una "psicosis" pública.
Cecilia Sánchez contribuyó a este reportaje.
14 de agosto de 2010
8 de agosto de 2010
©los angeles times
traducción mQh
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