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murió chris haney


Inventor de ‘Trivial Pursuit’.
[Douglas Martin] "Es como si fuéramos estrellas del rock", dijo a la revista Maclean en 1993, repitiendo un comentario que había hecho en otras entrevistas. "La gente todavía tirita en sus botas cuando nos ven".
¿Y por qué no? Haney, un arrugado canadiense que había dejado de estudiar en la secundaria, se unió a un colega periodista, Scott Abbott, para crear un fenómeno: un juego de mesa que ponía a prueba el conocimiento del jugador de trivialidades perversamente irrelevantes. En los años ochenta, Trivial Pursuit había superado en ventas a Monopoly.
Para cuando Haney murió en Toronto el lunes a los 59 años, se habían vendido más de cien millones de unidades del juego en veintiséis países y en al menos diecisiete idiomas, con ventas estimadas por sobre los mil millones de dólares. Y Haney, que había batallado a través de apuros económicos en la búsqueda de su sueño, terminó poseyendo canchas de golf, viñedos y caballos de carrera.
Hasbro, que en 2008 compró los derechos de reproducción de Trivial Pursuit por ochenta millones de dólares, confirmó la muerte de Haney. La compañía no mencionó la causa de su muerte, y se limitó a decir que había sufrido una larga enfermedad.
La Trivial Pursuit original, introducida en 1981, incluía seis mil preguntas triviales distribuidas en mil cartas, codificadas por categorías como historia y diversiones. (Han sido actualizadas y modificadas muchas veces desde entonces, y se han introducido muchas variaciones al juego).
Las preguntas originales podían ser difíciles: "¿Quién era el hermano gemelo de Howdy Doody?" (Double Doody).
O fáciles: "¿Cuál es el químico que se usa para limpiar las piscinas?" (Lejía).
A Haney le gustaban las preguntas inesperadas: "¿Cuál es el diamante más grande del mundo?" (El diamante de béisbol).
El juego fue todo un éxito con los baby boomers y ha tendido siempre a explotar su nostalgia. En realidad, la revista Time informó que al reparto de ‘Reencuentro’ [The Big Chill], la película de 1983 sobre una reunión de amigos de los años sesenta, le encantaba jugar Trivial Pursuit en el plató.

Christopher Haney nació en Welland, Ontario. (Existe incertidumbre sobre la fecha, pero las referencias concuerdan en su edad de 59 años). Abandonó la secundaria a los diecisiete y más tarde dijo que lo lamentaba -que debería haberla abandonado a los doce. Su padre trabajaba para la agencia de noticias The Canadian Press, y le consiguió un trabajo allí como chico de los recados. Más tarde se encargó de la sección de fotos en Ottawa y Montreal y se mudó más tarde a The Montreal Gazette como editor de fotografías.
La noche del 15 de diciembre de 1979, Haney y Abbott, que era entonces periodista deportivo de The Canadian Press, estaban jugando Scrabble. Haney se preguntaba en voz alta si acaso podrían inventar un nuevo juego igual de bueno.
Contrariamente a lo que dice la leyenda, no estaban ni en una taberna ni iban en la décimo octava cerveza. En realidad estaban en casa de Haney en Montreal y en su primera cerveza cuando Haney sugirió un juego basado en trivialidades, contaron a The Hamilton Spectator en 1993. Para cuando Haney estaba abriendo la nevera para sacar la segunda cerveza, estaban diseñando mentalmente el tablero.
Su siguiente paso fue ir a la feria de juguetes de Montreal y presentarse a sí mismos como un equipo de periodista y fotógrafo. Bombardearon a expertos en juegos con preguntas y volvieron a casa con lo que Haney dijo que eran "diez mil dólares en información".
Luego incorporaron al hermano de Haney, John, que a su vez introdujo a un amigo, un colega fanático del hockey. Pero necesitaban más inversores y se volvieron hacia los amigos en sus salas de redacción. Un problema, de acuerdo a The Globe y al Mail de Canadá, era que la gente había oído decir que eran "estafadores". Como ejemplo, el diario mencionó una cadena que habían empezado los socios que resultó ser más rentable para los originadores pero no para los que venían detrás en la línea.
Sin embargo, lograron reunir cuarenta mil dólares de 32 inversores. La madre de Haney no era uno de ellos: él la había convencido de retirar su inversión por temor a que perdiera su dinero.
En un viaje a España, Haney trabajó dieciséis horas al día escribiendo preguntas, según contó él mismo, llevando a algunos inversionistas a sugerir que estaban pagando sus vacaciones. Un artista desempleado le ayudó con el diseño. Pero las cosas no resultaron de inmediato: los compradores en la feria de juguetes se mostraron escépticos con el proyecto. Haney empezó a tener ataques de pánico, contó al Globe y al Mail.
Pero después de que encontrara a un fabricante y el juego fuera lanzado al mercado en Canadá, la publicidad boca a boca empezó a surtir efecto. El juego despegó, con ventas de casi ochocientos millones de dólares en 1984. Se calcula que una de cada cinco familias estadounidenses compró el juego, y Selchow & Righter, los fabricantes de Parcheesi y Scrabble, compraron la licencia estadounidense durante los días de apogeo del juego a mediados de los años ochenta. La propiedad empezó a rebotar de compañía en compañía, incluyendo a Parker Brothers, hasta que Hasbro compró los derechos en 2008.
El matrimonio de Haney con su primera esposa, Sarah, terminó en divorcio. Le sobreviven su segunda esposa, Hiam Haney; sus hijos John y Thomas; su hija Shelagh; y un hermano y una hermana.
Haney libró y ganó una batalla jurídica de trece años contra un hombre que decía que él le había dado la idea de Trivial Pursuit cuando Haney lo recogió haciendo autostop. Ganó otro litigio con un escritor que afirmaba que Haney había copiado preguntas de sus libros, lo que Haney reconoció prestamente.
El veredicto del juez: No se pueden robar trivialidades.

14 de junio de 2010
2 de junio de 2010
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murió harry aleman


Asesino a sueldo de la mafia de Chicago. El implacable ‘martillo de la mafia de Chicago’ estaba cumpliendo una sentencia de cien a trescientos años por un asesinato de 1972. Se decía que fue autor de al menos otros veinte homicidios.
[Andrew L. Wang] Murió el sábado en el Centro Penitenciario Hill [Hill Correctional Center] de Galesburg, Illinois, considerado responsable de una serie de asesinatos de mafiosos en Chicago. Tenía 71 años.
La portavoz del Departamento de Administración Carcelaria, Sharyn Elman, dijo que Aleman había estado enfermo y que no había circunstancias sospechosas en torno a su muerte.
"Era el martillo de la mafia de Chicago", dijo Lee Flosi, un ex agente del FBI que dirigió la sección de crimen organizado de la oficina en Chicago en los años noventa. "No lo hubieras querido tener en el asiento de atrás de tu coche".
Aleman estaba en prisión por el asesinato a tiros de un funcionario sindical en 1972 y se le sospechaba de casi veinte asesinatos más. Fue sentenciado a cumplir una pena de cien a trescientos años.
La condena de 1997 hizo historia en Estados Unidos como la primera vez que un acusado fue juzgado después de su absolución: según las autoridades, en el primer juicio el juez había sido sobornado.

Aleman nació en Chicago en 1939. A principio de los años setenta gozaba de la reputación de ser un matón de varias pandillas del crimen organizado, dijo Flosi. Si la gente implicada en actividades ilegales desdeñaba pagar tributo al padrino local, recibirían una visita de Aleman; verlo era a menudo suficiente para convencer a los morosos.
"Inspiraba ese tipo de miedo", dijo Flosi. "Era una presencia intimidante".
Aleman ganó notoriedad nacional como un frío verdugo.
La noche del 27 de septiembre de 1972, el delegado sindical de Teamsters, William Logan, fue asesinado a balazos frente a su casa en el Lado Oeste de Chicago cuando salía hacia su trabajo. Logan tenía una enconada disputa de custodia con un familiar de Aleman, pero no se descubrió nunca un motivo claro del asesinato.
Louis Almeida, un cómplice que declaró en el juicio de Aleman en 1977, dijo que él y Aleman investigaron a Logan durante dos semanas, y luego fueron a su casa. Almeida contó que había frenado mientras Logan caminaba hacia su coche y Aleman gritó: "¡Hey, Billy!" y le disparó dos veces con una escopeta calibre 12.
Pese a la declaración de Almeida y de un vecino que dijo que vio a Aleman en el sitio del suceso, Aleman fue absuelto por el juez Frank Wilson. Después de que surgieran acusaciones de soborno, el caso fue reabierto. Wilson se suicidó en 1990 durante la pesquisa, y se ordenó otro juicio pese a las objeciones de los abogados de la defensa sobre la posible duplicación del juicio.
En el segundo juicio de 1997, Robert Cooley, abogado de la mafia que se convirtió en informante de la fiscalía, declaró que entregó al juez Wilson un soborno de diez mil dólares para que absolviera a Aleman.
Aleman fue condenado en el segundo juicio. El juez Michael Toomin sentenció a Aleman, que llevaba diecinueve años en una cárcel federal por otros cargos, a una pena de cien a trescientos años.
En 2002, la Junta de Revisión de Reclusos de Illinois negó la libertad condicional a Aleman. El único miembro de la junta que votó a favor de Aleman fue acusado más tarde de haber canjeado su voto a cambio de que ayudara a su hijo a conseguir una actuación como artista en Las Vegas. Más tarde fue absuelto de estas acusaciones.
Flosi, ahora propietario de una firma de seguridad privada, dijo que conoció a Aleman a principio de los años noventa cuando su oficina reunió evidencias que finalmente condujeron al segundo juicio del asesino a sueldo de la mafia.
"Era muy frío, muy tranquilo, el tipo de persona que no excita nunca. Una insignia no lo iba a intimidar", dijo Flosi. "Era un tipo despiadado, sin ninguna duda".

19 de mayo de 2010
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murió elizabeth post


Experta en etiqueta, escribía sobre buenas maneras. Tuvo una columna en la revista Good Housekeeping durante veinticinco años. Escribió varios libros y era directora del Instituto Emily Post.
Murió el sábado en Napels, Florida, Elizabeth Post, experta en etiqueta, conocida por sus libros y columnas en revistas sobre buenas maneras, informó su familia. Tenía 89 años.
Post era nieta y nuera de Emily Post, considerada la más importante experta en etiqueta. En 1965, cinco años después de la muerte del viejo Post, Elizabeth agarró las riendas del Instituto Emily Post en Vermont.
Para Elizabeth Post, conocida entre sus familiares y amigos como ‘Libby’, las buenas maneras se traducían en tener una actitud amable hacia todo el mundo.
"Libby era muy tolerante, justa y flexible", dijo su nuera Peggy Post. "Era una persona muy sensata y buena. Para nada pretenciosa ni en absoluto acartonada".

Nacida en Englewood, Nueva Jersey, en 1920, Post se casó con William Goadby Post en 1944, que era el único nieto de Emily Post, la que en 1922 escribió el seminal libro ‘Emily Post’s Etiquette’.
Elizabeth Post empezó en los años sesenta a participar activamente en el negocio familiar, en una época en que las maneras y las costumbres sociales se estaban relajando.
"Todo estaba cambiando", dijo Peggy Post. "Libby mantuvo vivo el mensaje esencial de la etiqueta, cuyos principios importantes son ser respetuosos y considerados".
Junto con revisar ‘Emily Post’s Etiquette’ cinco veces, Post escribió varios libros propios. Sus libros sobre la etiqueta de bodas fueron especialmente populares. También escribió una columna en la revista Good Housekeeping durante veinticinco años.
Sobre la etiqueta, Post sostenía que no debería ser algo "restrictivo o desagradable".
"El propósito de la etiqueta es suavizar las relaciones entre la gente, para mejorarlas".
Se jubiló del Instituto Emily Post en 1995.

1 de mayo de 2010
28 de abril de 2010
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cantar a sinatra puede ser fatal


Después de un día de trabajo en la barbería, Rodolfo Gregorio volvió a su bar de karaoke en su vecindario oliendo todavía a polvos talco. Puso a un lado su vaso de cerveza Red Horse Extra Strong, cogió un micrófono con la confianza de un cliente habitual y por breves momentos llenó el espacio con ‘My Prayer’, de los Platters.
[Norimitsu Onishi] General Santos, Filipinas. Luego cantó a todo volumen canciones de sus ídolos Tom Jones y Engelbert Humperdinck. Pero Mr. Gregorio, 63, testigo de incontables peleas a puñetazos y ocasionales peleas a cuchillo que surgen entre practicantes del karaoke, no se atrevió a elegir a un clásico favorito: la versión de Frank Sinatra de ‘My Way’.
"Me gustaba ‘My Way’, pero después de todos esos problemas, dejé de cantarla", contó. "Me pueden matar por eso".
Las autoridades no saben exactamente cuántas personas han muerto cantando ‘My Way’ en bares de karaoke en Filipinas, o cuántas peleas fatales ha provocado la canción. Pero en los últimos diez años la prensa ha cubierto al menos media docena de víctimas y los han incluido en una subcategoría de homicidios llamada ‘asesinatos My Way’.
Los asesinatos han producido leyendas urbanas sobre la canción y dejado a los filipinos buscando respuestas. ¿Son los asesinatos un subproducto natural de la cultura de la violencia del país -del consumo de alcohol y del machismo? ¿O hay algo inherentemente siniestro en la canción?
Cualquiera sea la razón, muchos bares de karaoke han retirado la canción de sus libros de canciones. Y los numerosos admiradores de Sinatra en el país, como el señor Gregorio aquí en esta ciudad en el extremo sur de Filipinas, se están censurando a sí mismos para poder sobrevivir.
Los asesinatos relacionados con el karaoke no se limitan a las Filipinas. En los últimos dos años solamente, un malayo fue asesinado a puñaladas por acaparar el micrófono en un bar y un tailandés mató a ocho de sus vecinos en un ataque de furia que sufrió después de que ellos cantaran ‘Take Me Home, Country Roads’, de John Denver. Las agresiones relacionadas con el karaoke en Estados Unidos, incluyendo el caso de un bar en Seattle donde una mujer le pegó a un hombre por cantar ‘Yellow’, de Coldplay, después de criticar su versión.
Sin embargo, la probabilidad de morir asesinado en un bar de karaoke puede ser más alta en Filipinas, aunque fuese solamente por la ubicuidad del pasatiempo. Las fiestas informales incluyen siempre karaoke. Máquinas de karaoke para cantar solo se encuentran en los lugares más improbables, incluyendo zonas rurales al aire libre donde se puede ver a los cultores cantando temprano en la mañana. Y los filipinos, que se enorgullecen de su canto, pueden tener menor tolerancia para los malos cantantes.
En realidad, la mayoría de los asesinatos por ‘My Way’ han ocurrido, según se dice, después de que el cantante desafinara, provocando la risa o el abucheo de los otros parroquianos.
"El problema con ‘My Way’", dijo Gregorio, "es que todos la saben y todos tienen una opinión".
Otros, observando que otras canciones igualmente populares no han provocado asesinatos, apuntan a la canción misma. La letra, escrita por Paul Anka para Sinatra como un resumen de su carrera, gira sobre un tipo rudo que "cuando hay dudas" simplemente "lo come y lo escupe". Butch Albarracin, el dueño de Center for Pop, una academia de canto en Manila que ha alentado las carreras de muchos cantantes famosos, cree en lo que llama una "explicación existencial".
"‘I did it my way’ -es tan arrogante", dice Albarracin. "La letra evoca sentimientos de orgullo y arrogancia en el cantante, como si fueras algo cuando en realidad eres un don nadie. Cubre tus fracasos. Es por eso que provoca peleas".
Los defensores de ‘My Way’ dicen que es víctima de su propia popularidad. Debido a que a menudo es más cantada que la mayoría de las otras canciones, dice el razonamiento, la violencia asociada al karaoke es más probable que ocurra cuando la gente la está cantando. Las verdaderas razones detrás de la violencia son violaciones de la etiqueta karaoke, como apoderarse del teléfono, reírse de las canciones de los otros o escoger una canción que ya ha sido cantada.
"Filipinas en una sociedad sumamente violenta, de modo que el karaoke desencadena lo que ya existe cuando se quebrantan ciertas reglas sociales", dice Roland B. Tolentino, experto en cultura popular en la Universidad de Filipinas. Pero incluso él dudó, observando que el espíritu "triunfalista" de la canción podría contribuir a la violencia.
Algunos practicantes de karaoke ya no se arriesgan, ni siquiera en reuniones de familia.
En Manila, Alisa Escanlar, 33, y sus parientes, se reúnen invariablemente ante una máquina de karaoke, pero han excluido ‘My Way’ después de que un tío, escuchando cantar la canción a un amigo en un bar, se enfureció por las risas que provenían de una mesa vecina. El tío, que era agente de policía, sacó su revólver, después de lo cual los clientes de la mesa pagaron la cuenta y se marcharon.
A flor de agua en más de un millón de armas ilegales, los filipinos han sufrido toda la vida de todo tipo de violencia, desde la política hasta la privada. Parroquianos cautelosos de clase media gravitan hacia clubes de karaoke con cubículos que los aíslan de desconocidos.
Pero en los bares de karaoke donde una canción cuesta cinco pesos, o diez centavos de dólar, los desconocidos a menudo están hombro a hombro, a veces incómodamente. Un tipo de bares de karaoke con G.R.O. -abreviatura de guest relations officers, un eufemismo para prostitutas- a menudo emplean a homosexuales, que son vistos como neutrales, para mitigar las tensiones subyacentes entre los clientes. Debido a que los homosexuales no son considerados rivales por la atención de las mujeres -o rivales en el canto, que las máquinas de karaoke puntúan y ordenan-, pueden usar el humor para impedir enfrentamientos machistas entre los clientes.
En uno de estos bares en Quezon City, junto a Manila, los parroquianos cantan karaoke en mesas en la planta baja y pueden acompañar a las prostitutas a la segunda. A menudo estallan peleas cuando los clientes de una mesa miran a los clientes de otra, dice Mark Lanada, 20, el encargado.
"Esa es la mayor fuente de tensión", dice Lanada. "Es por eso que hay un homosexual como yo en todos los locales".
Bares de karaoke comunes, como el Nelson Carenderia, una sola habitación con paredes de contrachapado descubiertas, exige que un cantante entregue el micrófono después de tres canciones seguidas.
Una tarde hace poco, en la mesa más cercana a la máquina de karaoke, Edwin Lancaderas, 62, entonaba una canción Tagalog, ‘Fight Temptation’ -sobre un hombre casado que renuncia a una aventura con una mujer mientras disfruta de sus ‘momentos robados’. Su amigo Dindo Auxlero, 42, fue el siguiente en coger el micrófono para berrear canciones de los Scorpions y Dire Straits. Varias botellas vacías de Red Horse coronaban su mesa.
"En Filipinas la vida es difícil", dijo Auxlero, que repara relojes en un quiosco en la calle, mientras despotricaba contra la corrupción del gobierno y una economía débil que ha llevado a muchos filipinos a trabajar en el extranjero, incluyendo a su esposa, que trabaja como criada en El Líbano. "Pero, sabes, tenemos un dicho: ‘No te preocupes por tus problemas. Deja que ellos se preocupen por ti".
Los dos hombres roncaron de risa.
"Es por eso que venimos aquí todas las noches -para sacarnos los excesos de nuestras cabezas", dijo Lacanderas, agregando, empero, que los dos han adherido siempre a la etiqueta karaoke y, por supuesto, no cantan ‘My Way’.
En su opinión, lo que está detrás de los asesinatos My Way son "malentendidos y celos", dijo. "Espero que no ocurra aquí".

4 de abril de 2010
6 de febrero de 2009
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murió walter fredrick morrison

Padre del Frisbee. En 1957 el inventor vendió a Wham-O los derechos del disco volador que empezó como tapa de una lata de cabritas, pasó por ser un molde y es ahora un icono del juego.


[Dennis McLellan] Murió Walter Fredrick Morrison, cuya invención del disco volador de plástico después de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un icono recreativo estadounidense conocido como Frisbee. Tenía 90 años.
Morrison murió el martes por causas naturales en su casa en Monroe, Utah, informó su hijo Walt.
Wham-O Inc. ha vendido más de doscientos millones de Frisbees desde que Morrison vendiera a la compañía los derechos de lo que en 1957 llamó el Pluto Platter.
"La fundamental contribución de Fred a la industria del deporte y de los juguetes ha llevado sonrisas a más de doscientos millones de rostros y continúa haciéndolo hasta el día de hoy", dijo Kevin Martzolff, vicepresidente de diseño y márketing en Wham-O, en una declaración. "Estamos agradecidos de su invención del Disco Frisbee y su actual asociación con Wham-O durante más de cincuenta años".

Morrion nació el 23 de enero de 1920 en Richfield, Utah, y se trasladó a California a los once. En 1937, él y su novia y futura esposa, Lucile, empezaron a jugar con una enorme tapa de una lata de cabritas para divertirse durante una fiesta de Acción de Gracias.
Cuando la tapa se estropeó, usaron un molde, que descubrieron que volaba mucho mejor.
Un año más tarde, se estaban arrojando un molde en la playa de Santa Mónica cuando alguien los vio y les ofreció veinticinco céntimos por el molde.
"Eso los puso a sacar cuentas, porque si puedes comprar en la tienda un molde por cinco céntimos y venderlo por veinticinco en la playa, es que hay un hueco en el mercado", contó Morrison al Virginia-Pilot en 2007.
Pronto se los pudo ver regularmente en la playa, vendiendo moldes por veinticinco céntimos.
Continuaron con su modesto negocio después de casarse en 1939 y de la Segunda Guerra Mundial, en la que Morrison sirvió en la Fuerza Aérea del Ejército como piloto P-47 en Europa, donde pasó un tiempo como prisionero de guerra.
De regreso en casa en 1946, Morrison bosquejó un diseño para un disco volador de acuerdo a principios aerodinámicos que bautizó como Whirlo-Way.

En 1948, después de modificar sus dibujos y experimentar con varios prototipos, Morrison y su socio de entonces, Warren Franscioni, empezaron a producir los primeros discos voladores de plástico que -como consecuencia de los avistamientos de ovnis entonces- eran llamados Flyin-Saucers.
"Íbamos a ferias, para mostrarlo", contó Morrison al Virginia-Pilot. "Ahí es donde aprendimos que se podían vender esas cosas, porque la gente se las quitaba de las manos".
En 1955, después de otras innovaciones a su diseño, Morrison empezó a producir un nuevo disco, que llamó el Pluto Platter.
Después de que Morrison vendiera en 1957 los derechos a Wham-O, la compañía bautizó al disco como Frisbee.
"Pensé que el nombre era horroroso. Terrible", dijo en 2007 a la Press-Enterprise of Riverside.
Pero Morrison, que en 1982 contó a la revista Forbes que para entonces había recibido cerca de dos millones de dólares por pago de derechos, cambió de opinión más tarde. "No lo cambiaría por nada del mundo", dijo.
Un nuevo diseño en 1964, de Ed Headrick, empleado de Whma-O, agregó surcos en la superficie superior del Frisbee, lo que mejoró el vuelo del disco. La compañía empezó a fomentar el Frisbee como un producto deportivo, espoloneando la creación del golf Frisbee y del equipo deportivo conocido como el Frisbee definitivo.
Carpintero toda la vida que también fue durante un tiempo un inspector de edificios del ayuntamiento de Los Angeles, Morrison se dedicó más tarde a criar caballos de carrera como hobby en su granja en Utah.
Interrogado en 2007 sobre el secreto del lanzamiento del Frisbee, Morrison dijo a la Press-Enterprise que "todo está en la muñeca".
"Un buen lanzamiento exige práctica", dijo. "Tienes que cogerlo firme y bien y lanzarlo rápidamente".
Pero, concedió, "esas malditas cosas pueden ser impredecibles".
Su esposa le precedió en la muerte. Además de su hijo Walt, le sobreviven sus hijas Judy y Christie; y cuatro nietos.

20 de marzo de 2010
12 de febrero de 2010
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duelo de titanes


Las nuevas formas de procesar una muerte.
[Ariel Bargach y Roly Villani] Argentina. Este debilitamiento de los ritos mortuorios está asociado a la reducción (más o menos consciente) de la actividad religiosa en las grandes urbes, o lo que el filósofo español Javier Sádaba llama "agnosticismo de la vida cotidiana". Esto es que, independientemente del Dios en que cada uno diga creer, la mayor parte de las preocupaciones diarias son o bien del ámbito laboral o tienen que ver con asuntos como no perder el colectivo o conseguir pareja o darles de comer a los hijos. De esta manera, se debilita también la demanda que las religiones satisficieron durante siglos, que es la respuesta sobre el sentido de la vida y la muerte.
Pero ¿es grave, doctor? ¿Qué pasa cuando una comunidad empieza a demandar ritos mortuorios descremados? El psicólogo social Alfredo Moffatt dice que esta sociedad moderna está queriendo "hacerse la viva" con los muertos y que eso, tarde o temprano, tiene un costo: "Todas las culturas tienen una ceremonia que es el funeral, en especial las culturas primitivas, más sabias y ecológicas, que tienen una buena relación con la muerte –dice–. Mientras que la nuestra tiene ceremonias muy pobres, como para terminar pronto y olvidarse". Cuenta Moffatt la anécdota que vivió con un pequeño paciente de un colega estadounidense, apresuradamente diagnosticado de esquizofrenia porque decía ver fantasmas de niños. Indagando en el caso, se supo que los padres habían perdido un hijo anterior y que este nene sustituía a su difunto hermano, con lo cual hubo que "retar" a los padres para que elaboraran solos esa pérdida y no hicieran trampas con el hijo vivo. "Es así –insiste Moffatt, discípulo de Enrique Pichon Rivière–, en un ratito liquidamos todo y volvemos a nuestro departamento, donde el muerto va a estar presente en cada rincón que compartimos con él, porque no hubo una ceremonia que permitiera la despedida que necesitamos. Engañar a la muerte –sentencia– sale caro."
Sin embargo, no sería la primera cosa que los hombres aprenden (o creen aprender) a acelerar y seguir. Soledad Fernández es psicóloga, integrante de Duelarte, un centro de apoyo a personas que sufrieron la muerte de algún ser querido. Desprenderse rápido del cuerpo, dice, "exige también mecanismos psíquicos acelerados". Esa turbación que implica saber que alguien que estuvo cerca no va a estar más genera la mayor parte de las veces una anestesia emocional, que lleva a plantearse "¿cómo puede ser que se haya muerto?", cuando todos sabemos exactamente cómo es. "Es una suerte de defensa psíquica –dice Fernández–. Por ejemplo, en la cremación se pasa de una persona muerta a una inexistente en horas. Esto requiere un proceso muy acelerado, porque uno ni siquiera aceptó la muerte y ya tiene que aceptar la inexistencia."
Para la antropóloga Laura Panizo, los cambios que se verifican en el tratamiento que van dando los vivos a los muertos están siempre insertos en cambios más generales de la sociedad. "En la vida cotidiana tendemos a aislar a la muerte de las actividades que le dan sentido a nuestra vida, como efecto de una sociedad que se vuelve cada vez más materialista e individualista." Para Panizo, que trabajó sobre la muerte en condiciones de crisis como Malvinas o las desapariciones forzadas, el deseo de verse joven que tiene la actual sociedad es contrario a la presencia de la muerte en la vida cotidiana como sucedía algunas décadas atrás.
Pero ¿es realmente miedo a la muerte lo que impulsa las transformaciones actuales? ¿O hay también una aceptación sin estridencias de la condición de mortales? Roberto tiene 30 años y perdió a su padre hace 4. Se negó enfáticamente a hacer el velorio y, por tanto, tuvo que encargarse personalmente del traslado del cuerpo entre el hospital y el cementerio. "Es el muerto más cercano y más querido que tengo y no me parece que me haya faltado una ceremonia para despedirme, porque elegí hablar con él en vida. Encima que estaba hecho mierda por la pérdida de mi viejo, ¿tengo que poner la cara frente a decenas de personas que no vi en años y oler las flores encerradas para hacer un rito que no inventé yo?" En este sentido, la "pasteurización" de los ritos vinculados con el duelo parecen estar abandonando la esfera social para insertarse en la esfera de lo privado. Y la cuestión no es menor: la preocupación por las apariencias ante la sociedad fue, hasta principios de la década del ’60, uno de los compañeros de ruta del evidentemente necesario duelo. Ya lo decía Julio Cortázar en 1962. "No vamos por el anís, ni porque hay que ir. Ya se habrá sospechado: vamos porque no podemos soportar las formas más solapadas de la hipocresía."
La puesta en escena llegó al pico del ridículo cuando se contrataba lloronas. La reducción a tamaño miniatura de las coronas de flores parece querer disimular que alguna vez fueron pura ostentación. La antropóloga Panizo cree, no obstante, que la participación de la comunidad en el velorio es necesaria. "Se sigue generando espacios en los cuales la comunidad participa y acompaña al deudo, no al muerto. Sigue habiendo prácticas velatorias, que conforman al individuo como parte de una comunidad", dice. La duda es entonces: ¿está esta sociedad hipotecando su tranquilidad y cargándose un montón de muertos que vendrán a escupir el asado de nuestros remordimientos y mala conciencia en breve? ¿O hay una transición hacia formas menos rutinizadas y más personales del duelo por los muertos? Fernández, de Duelarte, propone nuevas preguntas para salir de ese atolladero: "No digo que esté bien o mal hacer las cosas de una manera u otra, porque todos somos libres de elegir. El tema es si realmente estamos en condiciones de elegir. No se trata de que pase todo rápido para sacarnos la angustia de encima. Está bueno tomarse un tiempo para pensar".

7 de marzo de 2010
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consumo de carne y cambio climático


Cambio climático: ¿culpa de los asados? Un experto alertó del impacto del consumo de carne en la emisión de gases invernadero. Una vaca expulsa 120 kg de metano al año.
Gran Bretaña. El hombre que firmó en 2006 uno de los más influyentes informes sobre cambio climático, el británico Nicholas Stern, ha destacado el impacto que tiene la producción de carne en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Parte de ello se debería al metano que expulsan los animales cuando hacen la digestión. ¿Pero cuáles de estos animales son los que más contaminan?
Una dieta que se base en un gran consumo de carne conlleva más emisiones que una dieta típica vegetariana, sostiene Stern.
En una entrevista con la BBC, el autor del llamado Informe Stern, comisionado por el gobierno británico, condena la "enorme presión" que la producción de carne ejerce sobre los recursos naturales del mundo.
En la misma línea, un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estimó en 2006 que la ganadería en todo el mundo genera el 18% de los gases de efecto invernadero, en comparación con el 13% generado por todos los carros, trenes, aviones y barcos del planeta.

Menos Bosques, Más Pastos
La relación entre el consumo de carne y la emisión de gases se basaría en distintas variables, entre ellas la eliminación de los bosques para dar lugar a pastos o a producción de soya para consumo del ganado.
Otros elementos que tendrían impacto en las emisiones incluirían la cría y matanza del ganado, su transporte, refrigeración y el propio acto de cocinar la carne.
Además, está el óxido nitroso, gas de efecto de invernadero en el estiércol de los animales, junto al metano -que expulsan a través de sus flatulencias-, que también contribuye al efecto invernadero.
Si se estudia molécula por molécula, el metano tiene, por ejemplo, mucho mayor efecto en el cambio climático que el dióxido de carbono.
Como se observa en el gráfico (imagen 2), la emisión de metano es mucho mayor entre las vacas (sobre todo por sus eructos) que entre otros animales.

¿Vegetarianos? No Es Suficiente
Sin embargo, dejar de comer carne no sería el fin del problema, sostienen muchos científicos.
Para empezar, la mayoría de las vacas responsables de las emisiones de metano no son criadas para alimento, sostiene Elaine Matthews, experto del Instituto Goddard para Estudios Espaciales, de la Nasa.
Las variedades de ganado criadas en países no occidentales a menudo se destinan a otros usos, como el transporte. Además, su número es mucho mayor que el de las vacas destinadas a leche y carne en Europa y América del Norte.
Por otro lado, según el grupo ecologista Amigos de la Tierra, el metano del ganado sólo sería responsable del 6% de las emisiones de gases invernadero. El principal problema, dicen, reside en la intensidad en la explotación del ganado.
En cualquier caso, la gente come cada vez más carne y productos lácteos.
La producción global de carne podría duplicarse en los próximos 50 años (de 229 millones de toneladas en 1999-2001 a 465 millones en 2050). Además, se estima que la producción de leche también subirá de los 580 millones de toneladas actuales a los 1.043.

7 de noviembre de 2009
4 de noviembre de 2009
©la tercera 
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murió crystal lee sutton


Sindicalista. Inspiró la película galardonada con un Oscar, ‘Norma Rae’. Empezó su lucha cuando fue despedida de una fábrica textil en Carolina del Norte, debido a sus actividades sindicalistas.
[Elaine Woo] Falleció el 11 de septiembre, en Burlington, Carolina del Norte, Crystal Lee Sutton, cuya lucha contra los dueños de fábricas textiles revigorizó la larga campaña por la sindicalización de los trabajadores textiles y fue el núcleo dramático de la película ‘Norma Rae’, que ganó un Oscar. Tenía 68 años.
La causa de su muerte fue un cáncer cerebral, informó su hijo Jay Jordan.
En 1973 Sutton estaba trabajando en la planta textil J.P. Stevens en Roanoke Rapids, en Carolina del Norte. Hastiada de los bajos salarios y las condiciones de trabajo, se unió al Sindicato de Trabajadores Textiles de Estados Unidos y se convirtió en una organizadora cuyas actividades le significó pronto la venganza de la dirección.
Poco después de ser despedida, escribió la palabra "SINDICATO" en un pedazo de cartón, se subió a una mesa en medio del taller de la fábrica y levantó el letrero para que lo pudieran ver todas sus compañeras. Sorprendidas por su coraje, apagaron las máquinas y se congregaron en torno a la madre de 33 años que ganaba 2.65 dólares por hora.
Algunas hicieron el signo de la victoria, pero todavía pasarían años antes de que los dueños aceptaran negociar con el sindicato.
Ese día la victoria fue vencer el temor.
"Defiende las ideas en las que crees, sin que te importen las consecuencias", dijo Sutton el año pasado al Burlington Times News, reflexionando sobre su icónica protesta. "No te rindas, y di siempre lo que crees".
Su rebelión inspiró una de las escenas más memorables de la historia del cine, cuando fue representada por la actriz Sally Field en una actuación que le reportó un Oscar por su ‘Norma Rae’ (1979).
Sutton era "una mujer extraordinaria cuyas valientes luchas causaron un impacto perdurable en este país y, sin duda alguna, en mí misma", dijo Field en una declaración tras la muerte de Sutton. "Retratar a Crystal Lee en ‘Norma Rae’, aunque basándose libremente en ella, me edificó no solamente como actriz, sino como ser humano".

Nacida como Crystal Lee Pulley en Roanoke Rapids el 31 de diciembre de 1940, Sutton se describió como una "cabeza de pelusa" cuyos padres y abuelos habían sido trabajadores textiles. A los diecisiete trabajaba en el turno de cuatro de la tarde a medianoche en J.P. Stevens, recargando las lanzaderas de los rápidos telares.
"Recuerdo mi primer día. Había tanto ruido y estaba el lugar tan polvoriento que me eché a llorar porque no oía nada. Y sentía que me había tapado de pelusas, así que me fui a almorzar a los baños", recordaba en el libro ‘Hard Times Cotton Mill Girls’, de Victoria Byerly.
Fue la primera de su familia en terminar la secundaria y se casó a los diecinueve, tuvo su primer hijo a los veinte, estaba viuda antes de los veintiuno y dio a luz a un niño a los veintidós. Volvió a casarse y tuvo su tercer hijo a los veinticinco.
En 1972, después de una serie de trabajos como camarera y costurera, volvió a J.P. Stevens para trabajar en una unidad que empaquetaba las toallas de regalo. Llevaba cerca de cinco meses en el trabajo cuando asistió a su primera reunión sindical. Pronto empezó a lucir una chapa del sindicato, y empezaron los problemas.
La llamaron a la oficina central por faltas menores. ("Hablar demasiado, pasar demasiado tiempo en el baño", le dijo a Bylerly). Cada vez que llamaban, se armaba con un libro que le había regalado el sindicalista Eli Zivkovich, titulado ‘What the Company Will Do for You’. Las páginas estaban en blanco. Usaba el libro para apuntar las quejas de sus patrones, lo que, contó, "los hacía resoplar. No podían creer que yo estuviera haciendo eso".
El 30 de mayo de 1973 estaba parada frente al tablero de anuncios copiando una carta de la dirección contra el sindicato en la que se decía que el sindicato estaría formado fundamentalmente por afroamericanos. Un montó de encargados le dijeron a Sutton que parara, pero los ignoró a todos, dobló su copia de la carta y la metió en su sujetador, "pensando que, bueno, nadie trataría de recuperarla de ahí".
La despidieron.
Cuando volvió al taller a recoger sus pertenencias, le pidió un rotulador a una compañera. Le contó a Byerly lo que pasó después: "Lo cogí y tomé un pedazo de cartón y escribí la palabra SINDICATO encima y, por alguna razón, no sé por qué, me subí a la mesa y empecé a girar lentamente para que todas pudieran ver el letrero. Estaban impresionadas y empezaron a apagar las máquinas y se acabaron los ruidos. La gente empezó a mostrarme el signo de la victoria".
Luego llegó la policía y se la llevaron, pataleando y chillando, a la cárcel.
Al año siguiente, en 1974, el sindicato ganó el derecho a representar a tres mil trabajadores textiles en siete plantas en Roanoke Rapids, incluyendo a J.P. Stevens. "La valentía de Crystal ayudó a asegurar la victoria", la primera gran victoria en una planta de Stevens, dijo el historiador Timothy Minchin, una autoridad sobre la larga campaña sindical allá.
En 1978 Sutton fue readmitida en su trabajo y recibió trece mil dólares en salarios impagos, pero volvió a trabajar por sólo dos días, porque entonces ya estaba viviendo en otra ciudad.
En 1980 hizo una gira de charlas por diecinueve ciudades que generaron una cobertura mayormente positiva sobre la lucha sindical, que se concentró en un boycot nacional contra los productos de Stevens. En octubre de ese año, el gigante textil firmó un contracto con el sindicato.
Las actividades sindicales de Sutton tensaron el matrimonio con su segundo marido, Larry Jordan Jr. Terminaron divorciándose. Le sobreviven su tercer marido, Lewis Sutton Jr.; tres hijos; dos hijos adoptivos; dos hermanas; cinco nietos; y seis biznietos.
Su heroísmo inspiró el libro ‘Crystal Lee, A Woman of Inheritance’ (1975), de Henry P. Leifermann. ‘Norma Rae’ se basó en el libro.
Mencionando su preocupación sobre la precisión histórica, Sutton pidió tener el derecho de aprobación del guión, pero le fue negado y no permitió que los productores utilizaran su nombre en la película. Más tarde entabló una demanda contra ellos, ganado una pequeña compensación que no la hizo rica. Su marido tenía dos trabajos y ella trabajó en varias posiciones mal pagadas, como criada y guardia de seguridad, hasta que su salud empezó a declinar.
"No es necesario que me recuerden", dijo al diario de Burlington el año pasado, "pero si soy recordada, me gustaría que lo hiciesen como la mujer que se preocupaba intensamente de los trabajadores pobres y de la gente pobre de Estados Unidos y el mundo".

12 de octubre de 2009
20 de septiembre de 2009
©los angeles times 
©traducción mQh
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