soberanía será limitada
[Steven R. Weisman] Washington, Estados Unidos. Los planes del gobierno de Bush para un nuevo gobierno provisional en Iraq limitarán severamente su soberanía, incluyendo el mando sólo parcial de sus fuerzas armadas, además de que el país carecerá de autoridad para aprobar nuevas leyes, dijeron funcionarios de la administración hoy jueves.
Estas restricciones al plan negociado con Lakhdar Brahimi, el enviado especial de las Naciones Unidas, fueron presentadas en detalle por primera vez por funcionarios de la administración ante una comisión parlamentaria esta semana, culminando así un largo e intenso interrogatorio el jueves en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado sobre el objetivo de devolver la soberanía a Iraq el 30 de junio.
Sólo a diez semanas de la transferencia prevista de la soberanía, la administración aún no está segura de quién exactamente gobernará en Bagdad o cómo será elegido. Hace una semana, el presidente Bush aceptó una recomendación de Brahimi para desmantelar el Consejo de Gobierno Iraquí, que fue instalado por Estados Unidos, y reemplazarlo con un gobierno provisional cuya composición será determinada el mes entrante.
Ese gobierno seguiría en el poder hasta que se puedan realizar elecciones a comienzos del próximo año.
Los planes de gobierno se enfrentarán probablemente a objeciones en varios frentes. Varios diplomáticos de países europeos y de Naciones Unidas han dicho en entrevistas que no creen que Estados Unidos apruebe una resolución del Consejo de Seguridad -apoyada por Washington- que ponga límites a la autoridad del nuevo gobierno iraquí sobre sus propias fuerzas armadas, para no mencionar a las fuerzas foráneas en su suelo.
Estos diplomáticos, y algunos funcionarios americanos, dijeron que si, por ejemplo, el comando militar americano ordenaba sitiar una ciudad iraquí, y no hubiera un entendimiento oral con el gobierno iraquí para que participe de esa decisión, el gobierno podría no sobrevivir las protestas que se anticipan.
Los diplomáticos agregaron que puede ser poco realista esperar que el nuevo gobierno iraquí no exija el derecho de cambiar las leyes aprobadas por la ocupación americana bajo L. Paul Bremer III, incluyendo disposiciones que limitan la influencia de las leyes religiosas musulmanas.
Senadores republicanos y demócratas se mostraron frustrados el jueves de que se dieran a conocer tan pocos detalles en este momento del período de transición, y varios senadores se concentraron en la pregunta sobre quién se quedará a cargo de la seguridad de Iraq.
Al preguntársele si el nuevo gobierno iraquí tendrá una posibilidad de aprobar operaciones militares conducidas por comandantes americanos, que estarían a cargo tanto de las fuerzas foráneas como iraquíes, funcionarios de alto rango declararon que los americanos tendrán la última palabra.
"El acuerdo será como el que tenemos hoy; haremos lo que podamos para consultar con ese gobierno interino y tomar en cuenta sus puntos de vista", dijo Marc Grossman, subsecretario de estado de Asuntos Políticos. Pero agregó que los comandantes americanos "mantendrán el derecho, el poder y la obligación" de decidir.
La formulación es especialmente delicada en un momento en que las fuerzas americanas e iraquíes están resueltas a recuperar el control de Faluya.
En otro terreno, Grossman declaró que habría limitaciones al poder de la Conferencia Nacional Iraquí que Brahimi propone como cuerpo consultativo. No se espera, dijo, que la conferencia apruebe nuevas leyes o revise leyes adoptadas bajo la ocupación americana.
"No creemos que ese período del 1 de julio a fines de diciembre sea una época para dictar nuevas leyes", dijo Grossman.
Según lo prevé Brahimi, el gobierno provisional consistiría de un presidente, un primer ministro, dos vice-presidentes o un vice-primer ministro y un gabinete de ministros en cada agencia. Sería asesorado por una conferencia nacional de quizá mil iraquíes, que designarían posiblemente un cuerpo más reducido de cerca de cien iraquíes.
Su plan reemplazaría una propuesta americana anterior en la que se elegiría una asamblea nacional a través de elecciones locales.
Desde el último noviembre, cuando el traspaso de soberanía fue aprobado por el presidente Bush y decretado por Bremer en Iraq, Estados Unidos ha insistido en que el traspaso de soberanía ese día a Iraq será completo.
Sin embargo, Grossman, fue citado en un testimonio el miércoles hablando de lo que, dijo, implicaría la "soberanía limitada", una frase que no repitió el jueves porque aparentemente causaba muchos interrogantes entre los que no esperaban que el gobierno reconociera que la soberanía sería menos que total.
El problema de limitar la soberanía iraquí es más que retórico, dijeron varios funcionarios de gobierno en entrevistas esta semana.
Las propuestas limitaciones a la soberanía iraquí están preparando el camino para lo que los funcionarios y diplomáticos dicen que se está transformando en otra batalla potencial con los aliados americanos si se pide a las Naciones Unidas que confieran legitimidad al nuevo gobierno.
"Claramente, no puedes tener un gobierno soberano representando a Iraq en foros internacionales y sin embargo dejar abierta la posibilidad de que podamos hacer algo que no les guste o con lo que estén en desacuerdo", dijo un funcionario de la administración. "Tiene que haber alguna manera de considerar de esa posibilidad".
El senador Joseph R. Biden Jr., de Delaware, el demócrata de rango más alto en el panel de relaciones exteriores, y el senador Jon Corzine, un demócrata de New Jersey, presionaron a Grossman sobre ese punto.
Diplomáticos europeos y de Naciones Unidas dijeron que debido a que la principal tarea del gobierno provisional será tratar de asegurarse el apoyo del gran ayatola Ali Al-Sistani, el líder chií iraquí cuyos partidarios no aprecian algunas de las leyes aprobadas por el Consejo de Gobierno Iraquí, puede surgir la necesidad de modificar esas leyes.
En el marco legal básico propuesto por Bremer, el islam es sólo uno de los muchos fundamentos de la ley. Los partidarios del ayatola Sistani pretenden que sea el islam el que legisle sobre materias tales como ley familiar, divorcio y derechos de las mujeres, pero incluso algunos funcionarios de gobierno reconocen que la idea de decir al nuevo gobierno iraquí que no puede aprobar leyes es poco realista.
Un funcionario europeo familiarizado con los planes de Bremer dijo que el enviado quiere que el gobierno provisional y su cuerpo consultivo "encuentren un consenso sobre la ley fundamental para asegurar la participación de Sistani".
"Todos queremos a Sistani a bordo", dijo el diplomático. "Todo lo que tienen que hacer ustedes es pagar el precio".
El tono escéptico de las audiencias sobre relaciones exteriores fue dado por el presidente del comité, el senador Richard G. Lugar, de Indiana, que dijo que sin respuestas más claras "corremos el riesgo de perder el apoyo del pueblo americano, la pérdida de contribuciones potenciales de nuestros aliados y la desilusión de los iraquíes".
Pero Grossman dijo que los planes de Brahimi son todavía tan vagos que no han sido puestos en papel para ser incorporados en los reglamentos iraquíes.
También se preguntó a Grossman qué pasaría si el nuevo gobierno quisiera adoptar una política exterior opuesta a la de Estados Unidos, tales como forjar relaciones más estrechas con dos vecinos, Irán y Siria.
Estados Unidos, replicó, usará en ese caso el tipo de persuasión usada por los embajadores americanos en cualquier país.
Estas restricciones al plan negociado con Lakhdar Brahimi, el enviado especial de las Naciones Unidas, fueron presentadas en detalle por primera vez por funcionarios de la administración ante una comisión parlamentaria esta semana, culminando así un largo e intenso interrogatorio el jueves en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado sobre el objetivo de devolver la soberanía a Iraq el 30 de junio.
Sólo a diez semanas de la transferencia prevista de la soberanía, la administración aún no está segura de quién exactamente gobernará en Bagdad o cómo será elegido. Hace una semana, el presidente Bush aceptó una recomendación de Brahimi para desmantelar el Consejo de Gobierno Iraquí, que fue instalado por Estados Unidos, y reemplazarlo con un gobierno provisional cuya composición será determinada el mes entrante.
Ese gobierno seguiría en el poder hasta que se puedan realizar elecciones a comienzos del próximo año.
Los planes de gobierno se enfrentarán probablemente a objeciones en varios frentes. Varios diplomáticos de países europeos y de Naciones Unidas han dicho en entrevistas que no creen que Estados Unidos apruebe una resolución del Consejo de Seguridad -apoyada por Washington- que ponga límites a la autoridad del nuevo gobierno iraquí sobre sus propias fuerzas armadas, para no mencionar a las fuerzas foráneas en su suelo.
Estos diplomáticos, y algunos funcionarios americanos, dijeron que si, por ejemplo, el comando militar americano ordenaba sitiar una ciudad iraquí, y no hubiera un entendimiento oral con el gobierno iraquí para que participe de esa decisión, el gobierno podría no sobrevivir las protestas que se anticipan.
Los diplomáticos agregaron que puede ser poco realista esperar que el nuevo gobierno iraquí no exija el derecho de cambiar las leyes aprobadas por la ocupación americana bajo L. Paul Bremer III, incluyendo disposiciones que limitan la influencia de las leyes religiosas musulmanas.
Senadores republicanos y demócratas se mostraron frustrados el jueves de que se dieran a conocer tan pocos detalles en este momento del período de transición, y varios senadores se concentraron en la pregunta sobre quién se quedará a cargo de la seguridad de Iraq.
Al preguntársele si el nuevo gobierno iraquí tendrá una posibilidad de aprobar operaciones militares conducidas por comandantes americanos, que estarían a cargo tanto de las fuerzas foráneas como iraquíes, funcionarios de alto rango declararon que los americanos tendrán la última palabra.
"El acuerdo será como el que tenemos hoy; haremos lo que podamos para consultar con ese gobierno interino y tomar en cuenta sus puntos de vista", dijo Marc Grossman, subsecretario de estado de Asuntos Políticos. Pero agregó que los comandantes americanos "mantendrán el derecho, el poder y la obligación" de decidir.
La formulación es especialmente delicada en un momento en que las fuerzas americanas e iraquíes están resueltas a recuperar el control de Faluya.
En otro terreno, Grossman declaró que habría limitaciones al poder de la Conferencia Nacional Iraquí que Brahimi propone como cuerpo consultativo. No se espera, dijo, que la conferencia apruebe nuevas leyes o revise leyes adoptadas bajo la ocupación americana.
"No creemos que ese período del 1 de julio a fines de diciembre sea una época para dictar nuevas leyes", dijo Grossman.
Según lo prevé Brahimi, el gobierno provisional consistiría de un presidente, un primer ministro, dos vice-presidentes o un vice-primer ministro y un gabinete de ministros en cada agencia. Sería asesorado por una conferencia nacional de quizá mil iraquíes, que designarían posiblemente un cuerpo más reducido de cerca de cien iraquíes.
Su plan reemplazaría una propuesta americana anterior en la que se elegiría una asamblea nacional a través de elecciones locales.
Desde el último noviembre, cuando el traspaso de soberanía fue aprobado por el presidente Bush y decretado por Bremer en Iraq, Estados Unidos ha insistido en que el traspaso de soberanía ese día a Iraq será completo.
Sin embargo, Grossman, fue citado en un testimonio el miércoles hablando de lo que, dijo, implicaría la "soberanía limitada", una frase que no repitió el jueves porque aparentemente causaba muchos interrogantes entre los que no esperaban que el gobierno reconociera que la soberanía sería menos que total.
El problema de limitar la soberanía iraquí es más que retórico, dijeron varios funcionarios de gobierno en entrevistas esta semana.
Las propuestas limitaciones a la soberanía iraquí están preparando el camino para lo que los funcionarios y diplomáticos dicen que se está transformando en otra batalla potencial con los aliados americanos si se pide a las Naciones Unidas que confieran legitimidad al nuevo gobierno.
"Claramente, no puedes tener un gobierno soberano representando a Iraq en foros internacionales y sin embargo dejar abierta la posibilidad de que podamos hacer algo que no les guste o con lo que estén en desacuerdo", dijo un funcionario de la administración. "Tiene que haber alguna manera de considerar de esa posibilidad".
El senador Joseph R. Biden Jr., de Delaware, el demócrata de rango más alto en el panel de relaciones exteriores, y el senador Jon Corzine, un demócrata de New Jersey, presionaron a Grossman sobre ese punto.
Diplomáticos europeos y de Naciones Unidas dijeron que debido a que la principal tarea del gobierno provisional será tratar de asegurarse el apoyo del gran ayatola Ali Al-Sistani, el líder chií iraquí cuyos partidarios no aprecian algunas de las leyes aprobadas por el Consejo de Gobierno Iraquí, puede surgir la necesidad de modificar esas leyes.
En el marco legal básico propuesto por Bremer, el islam es sólo uno de los muchos fundamentos de la ley. Los partidarios del ayatola Sistani pretenden que sea el islam el que legisle sobre materias tales como ley familiar, divorcio y derechos de las mujeres, pero incluso algunos funcionarios de gobierno reconocen que la idea de decir al nuevo gobierno iraquí que no puede aprobar leyes es poco realista.
Un funcionario europeo familiarizado con los planes de Bremer dijo que el enviado quiere que el gobierno provisional y su cuerpo consultivo "encuentren un consenso sobre la ley fundamental para asegurar la participación de Sistani".
"Todos queremos a Sistani a bordo", dijo el diplomático. "Todo lo que tienen que hacer ustedes es pagar el precio".
El tono escéptico de las audiencias sobre relaciones exteriores fue dado por el presidente del comité, el senador Richard G. Lugar, de Indiana, que dijo que sin respuestas más claras "corremos el riesgo de perder el apoyo del pueblo americano, la pérdida de contribuciones potenciales de nuestros aliados y la desilusión de los iraquíes".
Pero Grossman dijo que los planes de Brahimi son todavía tan vagos que no han sido puestos en papel para ser incorporados en los reglamentos iraquíes.
También se preguntó a Grossman qué pasaría si el nuevo gobierno quisiera adoptar una política exterior opuesta a la de Estados Unidos, tales como forjar relaciones más estrechas con dos vecinos, Irán y Siria.
Estados Unidos, replicó, usará en ese caso el tipo de persuasión usada por los embajadores americanos en cualquier país.
23 abril 2004
©the new york times ©traducción mQh
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