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discriminación en supermercados


Ámsterdam, Holanda. Abdel y Eric son dos chicos amsterdameses. Son estudiantes que buscan una peguita. Pero no es fácil. Abdel dio siete veces con una puerta cerrada. Lo rechazaron en una tienda de teléfonos, en unos conocidos grandes almacenes y en varios supermercados. Según le dijeron, los otros candidatos tenían mejores antecedentes. Pero es extraño: Eric tuvo muchos menos problemas. Si Eric llamaba o hacía una cita por la red, podía pasar de inmediato. Es discriminación abierta, dice Abdel Nassiri, 20 años, de origen marroquí, pues los dos amsterdameses no son muy diferentes. Peor aún: Eric es Abdel. Eric Verduin es el nombre que adoptó en dos ocasiones para ver la diferencia entre el trato que se da a un joven holandés y sus propias experiencias.
Y no es fácil. Tanto en los supermercados Albert Heijn como en los Dirk van den Broek lo trataron de manera completamente diferente. "Me da pena saber que no soy aceptado como holandés".
El gerente de personal, De Jong, de la cadena de supermercados Dirk van den Broek, donde Abdel fue rechazado, define el problema: "Queremos que nuestro personal refleje el barrio donde están nuestras sucursales. Nuestros clientes deben reconocerse en nuestros supermercados".
Según De Jong, un reflejo correcto de la sociedad significa que en algunas filiales se prefiere a gente que, por decirlo así, "se apellide Jansen". "Pero si lo digo en voz alta, me acusan de discriminación. Toda la rama se enfrenta a este dilema". ©volkskrant ©traducción mQh

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