a la búsqueda de hezbollah
[Adam Shatz & Sayyed Hassan Hasrallah]1.Beirut era conocida como el París del Oriente Medio, y en los acomodados barrios cristianos y sunníes, la capital del Líbano todavía logra seducirnos. El barrio comercial del centro -un campo de batalla en la línea divisoria entre el Beirut Este cristiano y el Beirut Oeste musulmán durante la guerra civil libanesa- ha sido reconstruido por una empresa constructora cuyo accionista más importante es el primer ministro libanés, Rafiq Hariri, un multimillonario empresario. Los cafés están llenos de humo y del rumor de conversaciones en árabe, inglés y francés; la música tecno resuena a todo volumen en clubes que cierran a las cuatro de la mañana, y en todas partes las mujeres llevan minifaldas. El viejo Beirut de la preguerra, el sofisticado mundillo donde era importante hacerse ver, parece haber resucitado.
Pero Haririgrad', como se llama a veces el centro de Beirut, es difícilmente representativo del resto del país. A diez minutos al sur se encuentran los suburbios, una serie de sucias y atestadas chabolas que son como otro país, donde son más comunes las pañoletas islámicas hejabs que las minifaldas, donde es difícil comprar licores, y donde es más probable ver carteles de Sayyed Hassan Nasrallah, 44, secretario general de Hezbollah, el Partido de Dios, que del primer ministro Hariri. Un importante clérigo chií, astuto jefe miliciano y estratega político, Nasrallah es admirado en todo el mundo árabe porque dirigió la campaña de resistencia contra la ocupación israelí del sur del Líbano, que terminó en 2002, y por sus exitosos acuerdos con el gobierno israelí. Más recientemente, después de tres años de negociaciones interrumpidas, Nasrallah, gracias a los oficios del mediador alemán, logró convencer a Ariel Sharon de liberar a 492 prisioneros, así como devolver los cuerpos de 59 milicianos del Partido de Dios caídos en combate, a cambio de la liberación de un hombre de negocios israelí secuestrado por Hezbollah y la entrega de los restos de tres soldados israelíes muertos en el Líbano. El acuerdo provocó un día de festividades nacionales en el Líbano, y ha sido visto por algunos como una justificación para el Partido de Dios del uso de la violencia como instrumento de presión política.
La mayoría de los residentes del sur de Beirut, donde Nasrallah tiene su cuartel general, son, como el 40 por ciento de la población del Líbano, chiíes, superando tanto a cristianos como a sunníes. Hasta los años 1960, los chiíes del Líbano eran una comunidad abandonada e invisible, oprimida por señores feudales y despreciados por sus compatriotas libaneses. Hoy, son una fuerza política emergente, gracias en gran parte al movimiento político militante Hezbollah. Hoy es virtualmente un estado dentro del estado, con un ejército de varios miles de hombres, y una extensa red de servicios sociales, una popular emisora de televisión por cable llamada Al-Manar ("el Faro") y un presupuesto anual de más de 100 millones de dólares, gran parte del cual proviene de Irán, el principal patrocinador del Partido de Dios.
El movimiento surgió durante la invasión israelí del Líbano en 1982, en la que murieron entre doce mil y diecinueve mil libaneses, la mayoría de ellos civiles y muchos de ellos chiíes. Como seguidores militantes del ayatollah Khomeini, los cuadros originales fueron organizados y adiestrados por un contingente de la Guardia Republicana de Irán de 1.500 miembros, que llegaron al Valle de Bekaa del Líbano en el verano de 1982, con permiso del gobierno sirio. El Partido de Dios daba a Irán, cuyos esfuerzos de difundir la revolución islámica en el mundo árabe habían sido bloqueados por su guerra con Iraq, los medios para perfilarse como interlocutor en la política de Oriente Medio.
Por su parte, Hafez Assad, el vehemente líder laico sirio, no siente ninguna simpatía por la ideología religiosa del Partido de Dios, pero se dio cuenta rápidamente de su potencial como una milicia por delegación. Para Siria, cuyo principal objetivo ha sido recuperar las Alturas del Golán, ocupadas por Israel desde la guerra de 1967, el Partido de Dios es la única "carta" con la que presionar a su mucho más poderoso vecino. A diferencia de los partidos de izquierdas del Líbano, que hasta ese punto habían dirigido la resistencia contra los israelíes, las guerrillas del Partido de Dios no pudieron ser infiltradas por los israelíes. Y en su disciplina y voluntad de morir por la causa no tenían muchos rivales, como descubriría el mundo poco después, cuando los miembros de una clandestina Resistencia Islámica (precursores del Partido de Dios, que oficialmente todavía no existía) lanzó una serie de horrendos atentados suicidas contra objetivos estadounidenses, franceses e israelíes. Después de los atentados con bomba, las potencias occidentales partieron rápidamente de Beirut; en 1985, enfrentándose a la feroz resistencia de los milicianos del Partido de Dios, Israel se retiró hacia la así llamada zona de seguridad, una franja de territorio a lo largo de la frontera sur de Líbano que sería conocida pronto como su "zona de inseguridad". En los siguientes quince años, el Partido de Dios dirigió una guerra de guerrillas popular, eficiente y disciplinada contra los militares israelíes.
En mayo de 2000, el primer ministro israelí Ehud Barak decidió poner fin a la ocupación que había costado más de mil vidas israelíes y ordenó una retirada unilateral del sur de Líbano. La retirada no incluyó el tramo de territorio fronterizo llamado las Granjas de Shebaa, que el Partido de Dios considera parte de Líbano. Pero los chiíes libaneses (así como varios críticos israelíes de Barak) vieron la retirada como una importante victoria del Partido de Dios: "La primera victoria árabe en la historia del conflicto árabe-israelí", como a menudo proclama el Partido de Dios [1], un acontecimiento que ha ayudado a hacer de Nasrallah, el líder del Partido de Dios, uno de los hombres más importantes del Líbano.
El Partido de Dios tiene alrededor de cien mil seguidores, la mitad de los cuales son miembros del partido. Cuando Nasrallah levanta la voz, los libaneses prestan mucha atención a lo que dice, les guste o no. Se dice que Bashar Assad, el joven líder de Siria y uno de los principales patrocinadores del Partido de Dios, lo venera.[2] Aunque Nasrallah depende de las armas iraníes y del apoyo sirio para sus operaciones militares, el partido ha alcanzado un significativo grado de autonomía de ambas partes, lo que puede complicar los futuros esfuerzos para disolverlo. El Partido de Dios, que adhiere a los principios de wilayat al-faqih, o gobierno del legislador musulmán, considera al líder supremo de Irán, el ayatollah Alí Khamenei, como su líder absoluto, y guarda estrechos lazos con el régimen de Irán, especialmente con los clérigos de la línea dura que ayudaron a organizar el partido a comienzos de los años 1980.[3] Fue Khamenei quien supuestamente influyó en la decisión del Partido de Dios de conservar su brazo armado antes que concentrar todas sus energías en la política libanesa después de la retirada de Israel del sur del Líbano en mayo de 2000. Pero el Partido de Dios hace tiempo que dejó de ser una milicia controlada por Irán. (Los últimos guardias revolucionarios dejaron el Valle de Bekaa en 1998). Aunque se cree que el Partido de Dios coordina los asuntos de política exterior con las Guardias Revolucionarias de Irán, los expertos libaneses y occidentales con los que he hablado dicen que toma la mayoría de sus decisiones diarias sin consultar con Irán. Además, dicen, Khamenei no ha desautorizado nunca a Nasrallah.
El control de Siria del Partido de Dios también ha disminuido, y se supone ampliamente que Bashar Assad (un líder débil y sin experiencia que ha heredado los aires de su padre, pero no su autoridad) del respaldo' de Nasrallah, que Nasrallah del suyo. Pues, a los ojos de muchos árabes, el Partido de Dios ha logrado tener éxito donde Siria, que se enorgulleció durante largo tiempo de ser un temible rival de las ambiciones de Israel, ha fracasado: derrotar a Israel en el campo de batalla. Nasrallah es uno de los adversarios más hábiles que ha tenido Israel en toda su historia, y su exitosa guerra de guerrillas contra Israel en el sur de Líbano ha impresionado enormemente a los palestinos, que lo ven como héroe de los Territorios Ocupados, especialmente en los campos de refugiados.
Aunque los chiíes libaneses han mirado a la población palestina del sur del Líbano con sospecha, los vínculos entre el Partido de Dios y los grupos palestinos datan de más de una década. A fines de 1992, Israel expulsó del Líbano a 415 dirigentes de Hamas y de la Yihad Islámica, y durante el año siguiente, recibieron adiestramiento del Partido de Dios tanto en estrategias de combate como en la ideología del martirio. En los años 1980, el Partido de Dios había apoyado los atentados suicidas como una estrategia de resistencia legítima y efectiva, y algunos expertos sostienen que el grupo ayudó a introducir la técnica de Israel de 1993, cuando los extremistas palestinos exiliados se encontraban en el Líbano.[4]
Más recientemente, Nasrallah ha aumentado la participación de su partido en la segunda intifada. El Partido de Dios ha ofrecido apoyo logístico y adiestramiento en el uso de explosivos y de misiles anti-tanques a extremistas palestinos, especialmente a los miembros de la Yihad Islámica, y ha intentado introducido armas en los Territorios Ocupados para varios grupos, desde la Autoridad Palestina hasta Hamas.[5] En junio de 2002, poco después de que el gobierno israelí lanzara la operación Escudo Defensivo, que culminó con la invasión del campo de refugiados de Jenin, Nasrallah leyó un discurso en el que defendió y elogió los atentados suicidas contra blancos israelíes por miembros de los grupos palestinos por "crear un terror disuasivo y nivelador". Aunque no dijo que el Partido de Dios estuviese directamente implicado en los atentados, afirmó: "Nosotros [el Partido de Dios] estamos tratando de encontrar un modo de perfeccionar este instrumento, hacerlo más efectiva y eficiente, que lleve al movimiento de resistencia palestino a una fase nueva y excepcional". Agregó: "Este instrumento es hoy el arma más poderosa del pueblo palestino... que podemos tener". Funcionarios israelíes también han protestado que el Partido de Dios está haciendo proselitismo en Israel entre israelíes árabes y tratando de organizar en Palestina células terroristas financiadas por Irán conocidas como las Brigadas del Retorno, aunque ningún atentado se ha asociado con ese grupo.
La lucha de Nasrallah contra Israel no termina con la retirada de las tropas israelíes. El 22 de marzo, horas después del asesinato israelí del jeque Ahmed Yassin, el líder espiritual de Hamas, el Partido de Dios demostró su solidaridad con el grupo palestino disparando más de 65 misiles contra seis diferentes posiciones militares israelíes en las ocupadas Granjas de Shebaa. La fuerza aérea israelí respondió enviando aviones de guerra al Líbano y bombardeando bases del Partido de Dios, supuestamente desbaratando un segundo ataque con misiles del Partido de Dios. De acuerdo al diario Haaretz, la Fuerza de Defensa Israelí colocó a Nasrallah, junto a Yasser Arafat, en una lista negra de futuros asesinatos.
El Partido de Dios ha respondido enérgicamente contra otras actividades israelíes a lo largo de la frontera. En enero, un mes después de que comandos israelíes mataran a unos libaneses que habían penetrado en territorio israelí, las guerrillas del Partido de Dios dispararon contra una excavadora que había entrado varios metros en territorio libanés para desactivar una bomba al lado del camino, y mataron a un soldado israelí. Como la escritora libanesa Amal Saad-Ghorayeb subraya en su último y perceptivo libro, Hizbu'llah: Politics and Ideology', el Partido de Dios ve el conflicto con Israel como una "lucha por la existencia", como opuesta a un "conflicto de tierras". En palabras del jeque Naim Qasim, el secretario general del Partido de Dios: "Aún pasen cientos de años, la existencia de Israel seguirá siendo ilegal".
Aunque el Partido de Dios ha denunciado los atentados contra civiles occidentales (Nawaf Al-Musawi, el ministro de asuntos exteriores del partido, me dijo en términos que no se prestaban a dudas que el atentado del 11 de septiembre era un acto terrorista), hace un excepción en el caso de Israel. Como dice Nasrallah: "En una Palestina ocupada no hay diferencias entre un soldado y un civil, porque son todos invasores, colonos y usurpadores de la tierra". Cuando se le preguntó a Nasrallah si acaso estaba preparado para aceptar un acuerdo con dos estados entre Israel y Palestina, dijo en entrevistas con Seymour Hersh y conmigo mismo que él no sabotearía lo que es finalmente un "asunto palestino".[6] Pero hasta que se alcance ese acuerdo, continuará, dijo, apoyando a los terroristas kamikase palestinos. Israel lo cree un negociador íntegro, aunque irritante. (Nasrallah ha dicho cosas similares sobre los líderes israelíes, elogiando su determinación de recuperar los restos de sus soldados). Por otro lado, está claro que es ambiguo acerca de sus intenciones hacia Israel, y disfruta de la confusión que siembra en la frontera sur del Líbano.
Algunos palestinos laicos, por su parte, han hecho explícito su repulsa ante las iniciativas de Nasrallah y del Partido de Dios de influir en la causa palestina. Hablé recientemente con un alto funcionario palestino que rechazaba la analogía entre Palestina y el sur de Líbano. "No había colonos israelíes en el sur del Líbano", dijo el funcionario, e "Israel finalmente lo abandonará, con o sin Partido de Dios". El funcionario palestino, que no quiso ser identificado, criticó al Partido de Dios que animara a Hamas y a la Yihad Islámica a cometer atentados terroristas contra civiles israelíes. "No creo que eso sea resistencia", dijo el funcionario.
2.
Como la mayoría de los líderes del Partido de Dios, Nasrallah estudió tanto en seminarios religiosos en Najaf, con clérigos iraquíes próximos al partido pro-iraní, la Dawa Islámica, como en la ciudad santa de Qom, en Iraq, con los discípulos del difunto ayatollah Khomeini. Pero es un político libanés moderno, y la lengua que habla es la del nacionalismo, aunque saturado de elementos de la teología chií que enfatiza la resistencia ante la persecución, y el martirio. El culto chií del martirio es parte de una tradición que se remonta a Husein Ibn Alí, el nieto del profeta Mahoma, que fue asesinado brutalmente, junto con un pequeño número de sus seguidores, por el ejército del califa hostil Yazid, de Karbala, en 680 después de Cristo. Durante la ocupación israelí del Líbano, el Partido de Dios utilizó el culto de Husein para glorificar la auto-inmolación entre sus milicianos y lanzar ataques kamikazes, u "operaciones de martirio" contra el ejército israelí. Desde la retirada de Israel, la cultura de la victimización del Partido de Dios ha dado paso a celebraciones de victoria, aunque el grupo ha usado su canal por cable Al-Manar para fomentar la misma ideología de resistencia e inmolación entre los palestinos de los Territorios Ocupados.
Nasrallah, que se deja barba y lleva un turbante oscuro y la túnica de los clérigos chiís, me recibió en su despacho en los suburbios del sur de Beirut, en el así llamado Cinturón de Miseria. La oficina está en un edificio de apartamentos en un patio de la calle de Abbas Musawi, llamada así en honor del predecesor de Nasrallah, que fue asesinado en el Líbano en 1992 en un ataque de un helicóptero de combate israelí, en el que también murió su esposa y su hijo. La sala de recibo donde hablamos, estaba decorada con retratos de Musawi, el ayatollah Khomeini y su sucesor el ayatollah Khamenei; por razones de seguridad, todas las persianas bajadas. En la pared de afuera colgaba el retrato del hijo de Nasrallah, que murió hace seis años, a la edad de dieciocho, luchando contra soldados israelíes.
Un hombre chico y rollizo, con unos rasgos juveniles que la barba no puede ocultar, Nasrallah no tiene una pinta impresionante, aunque es un orador apasionado. Sus discursos -estudios detallados de la política árabe y de la estrategia del Partido de Dios- son análisis, no florituras. Rara vez hace afirmaciones que no pueda defender, una rareza en la región, donde la relación entre palabra y acción a veces es cómicamente endeble. Nasrallah sabe cómo dirigirse a los chiís libaneses de a pie, porque él es uno de ellos. Nacido en Beirut Este en 1960, es hijo de un tendero que era partidario del imán Musa Sadr, un clérigo iraní que se estableció en el Líbano a fines de los años 1950 y logró hacer despertar a la durante largo tiempo apática población chií.
Si los líderes israelíes esperaban que con el asesinato del jeque Abbas Musawi, se quedarían con un adversario más flexible, o menos capaz, se equivocaron terriblemente. Nasrallah demostró ser no solamente un estratega militar más efectivo que Musawi, sino además ha traducido hábilmente sus éxitos militares en ventajas políticas para el Partido de Dios y su electorado chií. En 1992, inmediatamente después de asumir el poder, decidió que el Partido de Dios debería participar abiertamente en el sistema político "confesional" del Líbano, en el que los escaños parlamentarios son asignados según la identidad religiosa. Los radicales lo acusaron de traicionar los principios revolucionarios del partido, pero Nasrallah dijo que el Partido de Dios hacía mejor en trabajar dentro del sistema, que protestar desde las bandas. Y ganó la apuesta. El Partido de Dios es la más grande de las muchas facciones políticas del Líbano; conformando el grupo parlamentario más grande del país, su líder que ha emergido más fuerte que nunca.
Hoy, el Partido de Dios tiene nueve de los veinte escaños reservados a los chiís en el parlamento libanés, de 128 diputados; también controla los tres escaños adicionales, en manos de partidos aliados y ocupados por un cristiano y dos sunníes, respectivamente. Si no fuera por el apoyo de Siria no solamente del Partido de Dios sino también de su principal rival, Amal, Hezbollah tendría todavía más. (Amal, la primera organización importante chií en el Líbano, se fundó en 1974 y, junto al Partido de Dios y otros grupos, luchó contra la ocupación israelí en los años 1980. Aunque compartía con el Partido de Dios su hostilidad hacia Israel, Amal es políticamente mucho más laico. Nunca fue próximo a Irán, y libró una sangrienta guerra por zonas de influencia contra el Partido de Dios en el sur del Líbano entre 1985 y 1989. Hoy, tiene ocho diputados en el parlamento libanés, y conserva un fuerte apoyo entre los profesionales chiís, que dependen de la extensa red de mecenazgo que dirige el líder de Amal, Nabih Berri, el presidente de la Cámara).
Después de la retirada de Israel, algunos analistas predijeron -y muchos libaneses lo esperaban- que el Partido de Dios disminuiría poco a poco sus operaciones militares y se transformaría en un partido solamente político. Pero Nasrallah tiene más ambiciones que ganar más escaños en el parlamento, y cuenta con el firme apoyo de Irán y de Siria. A la vez resuelto radical y realista astuto, considera al Partido de Dios tanto como un partido libanés dedicado a asegurar el bienestar de sus electores como una vanguardia de la lucha pan-islámica para destruir Israel y devolver Palestina a sus habitantes.
Nasrallah no va a ceder un poder que cree que puede necesitar en el futuro. Aunque el Partido de Dios es un riesgo para Siria e Irán en sus actuales esfuerzos por mejorar las relaciones con el gobierno estadounidense, el arsenal del partido de cohetes katyusha de largo alcance le provee de un escudo defensivo contra Israel. En lugar de elegir entre la política y la "resistencia", Nasrallah explora las dos pistas a la vez, en una combinación de retórica extrema y discreción táctica que ha hecho del Partido de Dios la organización guerrillera más misteriosa y exitosa del Oriente Medio. El aspecto de la identidad del Partido de Dios que elije enfatizar, depende en gran medida de lo que pasa en la región.
Si algo ha convencido a Nasrallah de que ahora es tiempo de desarmarse, es la intensificada hostilidad estadounidense desde el 11 de septiembre. A principios de septiembre de 2002, Richard Armitage, el subsecretario de estado, caracterizó al Partido de Dios como el "A-Team de los terroristas", mientras "quizás en realidad el B-Team es Al Qaeda", y prometió "perseguirlos tal como un luchador persigue a sus rivales". Antes de la invasión estadounidense de Iraq, el senador demócrata Bob Graham, antiguo presidente del comité del senado sobre espionaje, dijo en el programa 60 Minutes' que el Partido de Dios constituía una amenaza más grande que Sadam Husein. El nuevo asesor en política siria de Dick Cheney, David Wurmser, un ideólogo pro-Likud, es un abierto partidario de una guerra preventiva contra Siria y el Partido de Dios, una posición que es apoyada por los neo-conservadores próximos a la administración de Bush, tales como Douglas Feith, John Bolton y Richard Perle. No es quizás coincidencia, pero se han publicado morbosos informes sobre el Partido de Dios en la prensa estadounidense. Jeffrey Goldberg, en The New Yorker, llamó al Partido de Dios una "organización dedicada a la guerra santa, no a la razón", y "podría atacar intereses estadounidenses independientemente de los intereses estadounidenses en el Líbano".[7]
La reputación del Partido de Dios de pregonar la violencia contra el Occidente es bien merecida. El grupo estuvo detrás de algunos de los más viciosos ataques contra objetivos militares y diplomáticos occidentales en los años 1980, incluyendo el atentado con bomba de octubre de 1983 contra los cuarteles de la Marina estadounidense en Beirut (en el que murieron 241 militares) y el secuestro del vuelo de la TAW (en el que un militar estadounidense que se encontraba a bordo fue brutalmente golpeado, y luego asesinado y arrojado a la pista de despegue). Oficiales del servicio secreto estadounidense creen también que a mediados de los años ochenta el grupo participó en el secuestro y asesinato de ciudadanos estadounidenses en el Líbano, tales como Terry Anderson y el jefe de la estación de la CIA, William Buckley, que fue torturado antes de su muerte. Un grupo terrorista libanés llamado Yihad Islámica reclama la autoría de muchos de esos ataques, pero el grupo comparte muchos de los líderes con el Partido de Dios, y los oficiales de la inteligencia estadounidense afirman que no era más que una cobertura del ala militar de Hezbollah.
A comienzos de los años 1990, los miembros del Partido de Dios fueron asociados a dos viciosos atentados en Buenos Aires: el atentado con bomba de 1992 contra la embajada israelí, en el que murieron 29 personas, aparentemente en venganza por el asesinato del jeque Musawi; y el atentado con bomba de 1994 contra un centro social judío, en el que murieron 85 civiles. Funcionarios estadounidenses y saudíes también han implicado al Partido de Dios en el atentado de 1994, con un camión bomba, contra las Torres de Khobar, una base militar estadounidense en Arabia Saudí, en el que murieron 19 militares estadounidenses, aunque las pruebas han sido puestas en cuestión por algunos expertos.[8] Según funcionarios occidentales, muchos de estos ataques fueron organizados por Imad Mughnieh, un misterioso terrorista pro-iraní, de quien se dice que dirigía en esa época el "aparato de seguridad externa" del Partido de Dios, un ala extremista del partido que ha organizado células y recaudado fondos en el extranjero. Supuestamente radicado en Teherán, Mughnieh es uno de los tres miembros del Partido de Dios que siguen en la lista del departamento de Estado de los 23 Terroristas Más Buscados'. Se supone que dirige una red de células terroristas y campos de adiestramiento en Asia, Europa y a lo largo de la "frontera triple" de Sudamérica, donde se cruzan las fronteras de Argentina, Paraguay y Brasil, y que pueden haber tenido algunos contactos con Al Qaeda a comienzos de los años 1990.[9]
En vista de estos atentados, son comprensibles las preocupaciones del gobierno estadounidense. Y la ideología del Partido de Dios -una incendiaria mezcla de khomeinismo revolucionario, nacionalismo chií, apología del martirio y militante anti-sionista, ocasionalmente aderezada con un anti-semitismo burdo y neo-fascista, sólo exacerba los temores sobre el potencial de violencia de la organización. Sin embargo, hay pocas evidencias de que la violencia contra objetivos occidentales en los últimos años sea financiada por el Partido de Dios mismo y la profundidad de los lazos actuales con la dirección política del Partido de Dios es un misterio. Varios expertos sobre Hezbollah con los que hablé, creen que Mughnieh trabaja ahora sólo a nombre de Irán.
Los anunciados objetivos de largo plazo del Partido de Dios -la fundación de una república islamita en el Líbano, y la eliminación del estado de Israel- no han cambiado. Pero interpreta sus principios fundadores con considerable flexibilidad, por ejemplo cuando Nasrallah dice que no saboteará un acuerdo de paz palestino-israelí. Hoy por hoy no sólo es importante en la política libanesa; es además un importante proveedor de escuelas, donde los principios del islam según la ideología del ayatollah Khamenei y el Partido de Dios son amoldados en un currículum común, aprobado por el gobierno libanés. También provee de una impresionante diversidad de servicios sociales, tales como hospitales y centros de capacitación laboral a la comunidad chií.
En un país enfangado por la cultura del patronazgo y los acuerdos secretos, el Partido de Dios es respetado por su corrección. Aunque la bandera verde-amarilla del partido -que muestra un puño blandiendo un kalashnikov, contra un fondo de globo terráqueo- todavía aboga por la "revolución islámica del Líbano", en los últimos tiempos Hezbollah ha dicho muy poco sobre el estado islamita, y comenzó a cerrar alianzas cruzando líneas religiosas, particularmente a nivel municipal y en los gremios profesionales. En 1999, por ejemplo, los militantes del Partido de Dios en el colegio de ingenieros del Líbano formaron una coalición con el Partido de la Falange, un grupo cristiano de extrema derecha, y el Partido Liberal Nacional, ambos aliados de Israel durante la guerra civil. Otro cambio que es imposible ignorar es la importancia cada vez mayor de las mujeres activistas en el partido, un desarrollo que hace que el partido se vea muy progresista para criterios musulmanes. "Uno debería ser ciego para no darse cuenta de los cambios que ha sufrido el Partido de Dios", dijo Joseph Samaha, un escritor cristiano laico que trabaja para el diario As-Safir. "¿Qué el Partido de Dios ha tratado de prohibir libros o de imponer la ley islámica sharia? Ni una sola vez. Su programa electoral es casi social-demócrata. Lo que tenemos enfrente a un partido fundamentalista muy diferente".
Además, como señala Daniel Byman, un analista de la Brookings Institution, en su artículo ¿Debería ser el Partido de Dios el próximo?' en Foreign Affairs, durante la última década el ala militar de Hezbollah ha concentrado la mayor parte de sus esfuerzos a fortalecer su capacidad defensiva; de acuerdo a Byman, desde el atentado con bomba contra las Torres de Khobar en 1996 el Partido de Dios no ha sido relacionado "con nigún ataque contra objetivos estadounidenses". En su guerra de guerrillas contra Israel en el sur de Líbano, atacaba a soldados, no a civiles, aunque se ha afirmado que entrega financiamiento y adiestramiento a Hamas.
Mientras Irán continúa proveyendo de dinero y armas al Partido de Dios, incluyendo cohetes katyushas que son internados a través de puertos sirios, ha mostrado una creciente moderación desde mediados de los 1990, cuando utilizó a agentes del Partido de Dios para atacar objetivos estadounidenses y judíos fuera de Israel. El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Kamal Kharazi, ha insistido ante Nasrallah que evite darle a Israel un pretexto para atacar al Líbano. Aunque funcionarios estadounidenses han llamado la atención sobre la presencia en Iraq de casi cien militantes del Partido de Dios, pocos creen que estén participando en la resistencia armada.[10] Todos los funcionarios del Partido de Dios con los que hablé negaron vehementemente esas informaciones, y algunos de ellos indicaron que se alegrarían con el establecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Con estos cambios, un creciente número de estudiosos estadounidenses, especialmente Augustus Richard Norton, de la Universidad de Boston; Judith Harik, de la Universidad Estadounidense de Beirut; y Sami Haijar, de la Academia de Guerra estadounidense dicen que el partido ha sufrido una genuina transformación, que no puede ser visto como un grupo terrorista comparable a Al Qaeda y que sería práctico iniciar conversaciones con Hezbollah y poner a prueba sus intenciones. Sus opiniones son compartidas tanto por diplomáticos europeos, como Giandomenico Picco, antiguo subsecretario general de asuntos políticos de Naciones Unidas, como por diplomáticos estadounidenses, como Richard Murphy, del Consejo de Asuntos Exteriores y por algunos funcionarios en el departamento de Estado. Dennis Ross, el enviado para el Oriente Medio durante las primeras administraciones de Bush y de Clinton, ha dicho que la resistencia del Partido de Dios a la ocupación israelí, a pesar de sus actividades pasadas contra objetivos occidentales, no es terrorismo. [11] Mientras Estados Unidos, Israel y Canadá clasifican al Partido de Dios como organización terrorista, los aliados europeos de Estados Unidos, incluyendo al Reino Unido, dicen que debe hacerse una distinción entre el ala política del Partido de Dios y el "aparato de seguridad externa" terrorista. En su opinión, Nasrallah y su organización política libanesa apoyan a los extremistas palestinos, pero no están directamente involucrados con el terrorismo internacional.
La diferencia entre las percepciones estadounidenses y árabes del Partido de Dios es cada vez mayor. Michel Samaha, el ministro libanés de información, insiste en que el Partido de Dios ha sido un importante aliado en la guerra contra grupos terroristas similares a Al Qaeda. De acuerdo a Samaha, que es próximo al gobierno sirio y se reúne a menudo con Nasrallah, el Partido de Dios ha entregado al gobierno libanés informaciones sobre extremistas chiís que operan en campos de refugiados en el sur de Líbano. "Lo que nos sorprende es el intento estadounidense de asociar al Partido de Dios con Al Qaeda", dijo Samaha en su despacho de Beirut. Mientras Al Qaeda es conocida en todo el mundo árabe como una organización terrorista, el Partido de Dios es vista ampliamente como una organización legítima de resistencia que ha defendido al país de las fuerzas ocupantes israelíes y se ha enfrentado sistemáticamente al ejército israelí.
Lo que no es lo mismo que decir que el Partido de Dios sea universalmente bienvenido en Beirut. Aunque el apoyo es alto entre los chiís, la paciencia para con el partido se está agotando entre muchos cristianos y algunos sunníes. Aunque pueden haber saludado la guerra de guerrillas del Partido de Dios contra las tropas israelíes en el sur del Líbano, se muestran decididamente menos entusiastas con la decisión de Nasrallah de continuar "la resistencia" después de la retirada israelí. El Líbano ha estado en paz desde la firma de los Acuerdos de Taif en 1991, pero al precio de ceder su soberanía a Siria, que mantiene miles de tropas en el Valle de Bekaa y ejerce poder de veto sobre la política exterior libanesa. Por designio sirio, el Partido de Dios es la única milicia que no ha sido desmantelada después del término de la guerra civil libanesa, y su rechazo a desarmarse después de la retirada de Israel es una causa de creciente irritación entre algunos libaneses. "Queremos volver a llevar una vida normal", me dijo Samir Qassir, un periodista del diario An-Nahar. "El Partido de Dios. "Hezbollah está usando la lucha contra Israel como una palanca para ganar poder en el Líbano".
Este agosto último, un misil anti-aéreo lanzado por el Partido de Dios después de que Alí Hussein Saleh, un enlace entre Hezbollah y grupos palestinos radicales muriera en un ataque con bomba en su coche en los suburbios del sur de Beirut -un aparente "mensaje" del servicio secreto israelí Mossad- causó la muerte de un adolescente en el norte de Israel. A Saleh, que era un funcionario de la seguridad del Partido de Dios y chofer de la embajada iraní en Beirut, se lo sospechaba de canalizar fondos hacia militantes palestinos, posiblemente con asistencia iraní, aunque su verdadero papel es poco claro. En pocos días, los aviones israelíes sobrevolaron Beirut, provocando un ensordecedor estampido sónico. Mucha gente huyó de la ciudad, aterrados de que se tratase de una invasión. Era alarma falsa, pero sobre el miedo que provocan actos como estos se puede perder fácilmente el control.
Si el Partido de Dios es, para muchos libaneses, un doloroso recordatorio de su truncada soberanía, también despierta miedos viscerales por la influencia de Irán sobre los jóvenes chiís -algunos de los cuales marcharon en tenida militar en una demostración de Hezbollah, con pañuelos rojos y rifles. "Esta gente ha sido importada de Irán", dijo Gebran Tuení, el cristiano ortodoxo y conservador editor del diario An-Nahar. "No tienen nada que ver con la civilización árabe". Como muchos cristianos, particularmente los maronitas, cuyos miembros y poder han declinado en los últimos años, Tuení cree que la evolución del Partido de Dios es solamente cosmética, y oculta una siniestra estrategia de largo plazo para islamizar Líbano y conducirlo a la ruina en una guerra contra Israel. "Pregúntele a Nasrallah si acaso habrá un lugar para los cristianos en la república islámica del Líbano", dijo. "Puede recordarle que no somos una fuerza foránea. Hemos estado aquí más tiempo que los musulmanes: ¡no somos afrikaners!"
Los temores de Tuení son comprensibles, pero han sido exagerados. Aunque el Partido de Dios ha mostrado repetidas veces su voluntad de iniciar acciones hostiles en la frontera con Israel, hasta el momento ha evitado ataques a gran escala que pudieran resultar en un conflicto mayor. Los diputados y alcaldes del Partido de Dios han evitado los llamados religiosos; en cambio, se han esforzado por mejorar el nivel de vida de las comunidades de chiís pobres. Después de la retirada de Israel, Nasrallah tomó medidas para asegurarse de que no se cometan asesinatos de cristianos por venganza en el sur, y que los cristianos que huyeron a Israel durante la guerra puedan volver a casa en seguridad, aunque algunos fueran condenados a breves penas de prisión por el gobierno libanés. Cuando le pregunté a Nasrallah sobre su visión de un estado islámico, me dijo: "Creemos que la condición de un estado islámico debe ser un anhelo popular arrollador, y no estamos hablando del cincuenta por ciento más uno, sino de una gran mayoría. Y esa mayoría no la tenemos en el Líbano y probablemente no la tendremos nunca".
Mientras que el mensaje pan-arábico de Nasrallah de luchar contra los israelíes hasta la "liberación de Jerusalén" apela a los soldados del Partido de Dios, las raíces de la popularidad de Hezbollah entre los chiís están en otra parte. Las encuestas de Judith Harik entre los chiís han mostrado que una "profunda religiosidad y fuerte apoyo de objetivos islámicos no son significativos a la hora de determinar el apoyo popular al Partido de Dios". Lo que es importante, además del éxito del partido en terminar con la odiosa ocupación, son sus servicios sociales, especialmente en los suburbios del sur de Beirut, en el Valle de Bekaa y en el sur del país, una región de unas 250 pequeñas aldeas recuperadas después de dos décadas de guerra. Al enfatizar las obras públicas por sobre la piedad, el Partido de Dios ha logrado anclarse profundamente en la sociedad libanesa, un hecho que debe tomar en cuenta cualquiera que busque enfrentarse a su ala militar.
31 marzo 2004
Notas
[1] Véase , por ejemplo, Hezbollah 2, Israel 0', 16 de febrero de 2004, de Moshe Arens, el antiguo ministro de defensa de Israel. "Es la segunda victoria sobre Israel del Partido de Dios", escribió Arens sobre el reciente intercambio de prisioneros. "Su primera victoria sobre Israel fue cuando Ehud Barak decidiera retirar las Fuerzas de Defensa Israelí del sur de Líbano".
[2] En contraste, el padre de Bashar, el fallecido dictador Hafez Assad, mantuvo a los funcionarios del Partido de Dios a distancia, castigándoles duramente cuando desobedecían sus deseos. En 1987, cuando el Partido de Dios se negó a entregar a Siria sus bases en Beirut Oeste, las tropas sirias mataron a 23 de sus milicianos.
[3] De acuerdo al Grupo de Crisis Internacional, en su informe Hizbollah: Rebel Without a Cause?', el clérigo libanés Mohamed Hussein Fadlallah era considerado como el líder espiritual del Partido de Dios durante los primeros años 1990, aunque se distanció de la jefatura del partido en los últimos años. Fadlallah, que fue el primer clérigo del mundo islámico en condenar públicamente los atentados del 11 de septiembre, está de acuerdo con el Partido de Dios en casi todos los temas políticos, pero difiere en lo que se refiere a la doctrina religiosa. Según algunos informes, ha emergido como rival del Partido de Dios en la comunidad chií libanesa, aunque algunos expertos creen que sigue siendo el mentor de miembros del partido.
[4] De acuerdo a Christoph Reuter en My Life Is a Weapon', el primer atentado suicida en Israel ocurrió en abril de 1993. Jessica Stern también dice, en Terror in the Name of God: Why Religious Militants Kill' (Ecco, 2003, p. 47) que el Partido de Dios enseñó los atentados suicidas a los palestinos.
[5] En 2002, Israel interceptó un buque con un cargamento de armas que había salido de Irán, con una tripulación adiestrada por el Partido de Dios, el así llamado cargamento Karine A; agentes del Partido de Dios han tratado también de introducir armas en la Franja de Gaza, a través de Jordania.
[6] Seymour Hersh, The Syrian Bet', The New Yorker, 28 julio 2003.
[7] Jeffrey Goldberg, In the Party of God', The New Yorker, 14 y 21 julio 2002.
[8] De todos los cargos hechos contra el Partido de Dios, su relación con el atentado de Khobar es el menos convincente. En su reciente libro Against All Enemies' (Free Press, 2004), Richard A. Clarke cita a un saudí que alegaba ante el FBI que el atentado de Khobar había sido dirigido en parte por un líder del "Hezbollah saudí" -un grupo chií saudí auspiciado por Irán; aunque Clarke sugiere que algunos miembros del Partido de Dios saudí pueden haber recibido adiestramiento en el Valle de Bekaa, no acusa al partido libanés de haber planificado el atentado. Cuando hablé con Robert Baer, un antiguo analista de la CIA asignado a Beirut y un experto en terrorismo, expresó fuertes dudas de que el Partido de Dios libanés haya participado en el atentado de Khobar, el que cree que fue el trabajo del Partido de Dios saudí, apoyado por Irán y posiblemente también por Al Qaeda.
[9] De acuerdo a la declaración judicial de Alie Abdelseoud Mohammed, miembro de Al Qaeda y antiguo sargento del ejército estadounidense, que fue detenido en septiembre de 1998, Mughnieh se reunió con Osama Bin Laden a comienzos de los años 1990.
[10] Hezbollah, in Iraq, Refrains from Attacks on Americans', The New York Times, 24 noviembre 2003.
[11] Ross declaró al diario As-Safir que Estados Unidos incluyó al Partido de Dios en su lista de grupos terroristas debido a las actividades pasadas del partido, no a su continuada resistencia a la ocupación israelí. Véase Sami Hajjar, Hizballah: Terrorism, National Liberation, or Menace?', p. 48.
Libros y artículos comentados:
Hizbollah: Rebel Without a Cause?. The International Crisis Group, 30 julio 2003.
My Life Is a Weapon: A Modern History of Suicide Bombing. Christoph Reuter, traducido del alemán por Helena Ragg-Kirkby. Princeton University Press, 200 pp., $24.95.
Hizbu'llah: Politics and Religion. Amal Saad-Ghorayeb. Pluto, 254 pp., $69.95.
Should Hezbollah Be Next?. Daniel Byman. Foreign Affairs, noviembre/diciembre 2003.
Hizballah of Lebanon: Extremist Ideals vs. Mundane Politics. Augustus Richard Norton. Council on Foreign Relations, 1999.
Hezbollah: The Changing Face of Terrorism. Judith Palmer Harik. I.B. Tauris, 241 pp., $24.95.
Hizballah: Terrorism, National Liberation, or Menace?. Sami G. Hajjar
Strategic Studies Institute, US Army War College, agosto 2002.
©new york review of books ©traducción mQh"
Pero Haririgrad', como se llama a veces el centro de Beirut, es difícilmente representativo del resto del país. A diez minutos al sur se encuentran los suburbios, una serie de sucias y atestadas chabolas que son como otro país, donde son más comunes las pañoletas islámicas hejabs que las minifaldas, donde es difícil comprar licores, y donde es más probable ver carteles de Sayyed Hassan Nasrallah, 44, secretario general de Hezbollah, el Partido de Dios, que del primer ministro Hariri. Un importante clérigo chií, astuto jefe miliciano y estratega político, Nasrallah es admirado en todo el mundo árabe porque dirigió la campaña de resistencia contra la ocupación israelí del sur del Líbano, que terminó en 2002, y por sus exitosos acuerdos con el gobierno israelí. Más recientemente, después de tres años de negociaciones interrumpidas, Nasrallah, gracias a los oficios del mediador alemán, logró convencer a Ariel Sharon de liberar a 492 prisioneros, así como devolver los cuerpos de 59 milicianos del Partido de Dios caídos en combate, a cambio de la liberación de un hombre de negocios israelí secuestrado por Hezbollah y la entrega de los restos de tres soldados israelíes muertos en el Líbano. El acuerdo provocó un día de festividades nacionales en el Líbano, y ha sido visto por algunos como una justificación para el Partido de Dios del uso de la violencia como instrumento de presión política.
La mayoría de los residentes del sur de Beirut, donde Nasrallah tiene su cuartel general, son, como el 40 por ciento de la población del Líbano, chiíes, superando tanto a cristianos como a sunníes. Hasta los años 1960, los chiíes del Líbano eran una comunidad abandonada e invisible, oprimida por señores feudales y despreciados por sus compatriotas libaneses. Hoy, son una fuerza política emergente, gracias en gran parte al movimiento político militante Hezbollah. Hoy es virtualmente un estado dentro del estado, con un ejército de varios miles de hombres, y una extensa red de servicios sociales, una popular emisora de televisión por cable llamada Al-Manar ("el Faro") y un presupuesto anual de más de 100 millones de dólares, gran parte del cual proviene de Irán, el principal patrocinador del Partido de Dios.
El movimiento surgió durante la invasión israelí del Líbano en 1982, en la que murieron entre doce mil y diecinueve mil libaneses, la mayoría de ellos civiles y muchos de ellos chiíes. Como seguidores militantes del ayatollah Khomeini, los cuadros originales fueron organizados y adiestrados por un contingente de la Guardia Republicana de Irán de 1.500 miembros, que llegaron al Valle de Bekaa del Líbano en el verano de 1982, con permiso del gobierno sirio. El Partido de Dios daba a Irán, cuyos esfuerzos de difundir la revolución islámica en el mundo árabe habían sido bloqueados por su guerra con Iraq, los medios para perfilarse como interlocutor en la política de Oriente Medio.
Por su parte, Hafez Assad, el vehemente líder laico sirio, no siente ninguna simpatía por la ideología religiosa del Partido de Dios, pero se dio cuenta rápidamente de su potencial como una milicia por delegación. Para Siria, cuyo principal objetivo ha sido recuperar las Alturas del Golán, ocupadas por Israel desde la guerra de 1967, el Partido de Dios es la única "carta" con la que presionar a su mucho más poderoso vecino. A diferencia de los partidos de izquierdas del Líbano, que hasta ese punto habían dirigido la resistencia contra los israelíes, las guerrillas del Partido de Dios no pudieron ser infiltradas por los israelíes. Y en su disciplina y voluntad de morir por la causa no tenían muchos rivales, como descubriría el mundo poco después, cuando los miembros de una clandestina Resistencia Islámica (precursores del Partido de Dios, que oficialmente todavía no existía) lanzó una serie de horrendos atentados suicidas contra objetivos estadounidenses, franceses e israelíes. Después de los atentados con bomba, las potencias occidentales partieron rápidamente de Beirut; en 1985, enfrentándose a la feroz resistencia de los milicianos del Partido de Dios, Israel se retiró hacia la así llamada zona de seguridad, una franja de territorio a lo largo de la frontera sur de Líbano que sería conocida pronto como su "zona de inseguridad". En los siguientes quince años, el Partido de Dios dirigió una guerra de guerrillas popular, eficiente y disciplinada contra los militares israelíes.
En mayo de 2000, el primer ministro israelí Ehud Barak decidió poner fin a la ocupación que había costado más de mil vidas israelíes y ordenó una retirada unilateral del sur de Líbano. La retirada no incluyó el tramo de territorio fronterizo llamado las Granjas de Shebaa, que el Partido de Dios considera parte de Líbano. Pero los chiíes libaneses (así como varios críticos israelíes de Barak) vieron la retirada como una importante victoria del Partido de Dios: "La primera victoria árabe en la historia del conflicto árabe-israelí", como a menudo proclama el Partido de Dios [1], un acontecimiento que ha ayudado a hacer de Nasrallah, el líder del Partido de Dios, uno de los hombres más importantes del Líbano.
El Partido de Dios tiene alrededor de cien mil seguidores, la mitad de los cuales son miembros del partido. Cuando Nasrallah levanta la voz, los libaneses prestan mucha atención a lo que dice, les guste o no. Se dice que Bashar Assad, el joven líder de Siria y uno de los principales patrocinadores del Partido de Dios, lo venera.[2] Aunque Nasrallah depende de las armas iraníes y del apoyo sirio para sus operaciones militares, el partido ha alcanzado un significativo grado de autonomía de ambas partes, lo que puede complicar los futuros esfuerzos para disolverlo. El Partido de Dios, que adhiere a los principios de wilayat al-faqih, o gobierno del legislador musulmán, considera al líder supremo de Irán, el ayatollah Alí Khamenei, como su líder absoluto, y guarda estrechos lazos con el régimen de Irán, especialmente con los clérigos de la línea dura que ayudaron a organizar el partido a comienzos de los años 1980.[3] Fue Khamenei quien supuestamente influyó en la decisión del Partido de Dios de conservar su brazo armado antes que concentrar todas sus energías en la política libanesa después de la retirada de Israel del sur del Líbano en mayo de 2000. Pero el Partido de Dios hace tiempo que dejó de ser una milicia controlada por Irán. (Los últimos guardias revolucionarios dejaron el Valle de Bekaa en 1998). Aunque se cree que el Partido de Dios coordina los asuntos de política exterior con las Guardias Revolucionarias de Irán, los expertos libaneses y occidentales con los que he hablado dicen que toma la mayoría de sus decisiones diarias sin consultar con Irán. Además, dicen, Khamenei no ha desautorizado nunca a Nasrallah.
El control de Siria del Partido de Dios también ha disminuido, y se supone ampliamente que Bashar Assad (un líder débil y sin experiencia que ha heredado los aires de su padre, pero no su autoridad) del respaldo' de Nasrallah, que Nasrallah del suyo. Pues, a los ojos de muchos árabes, el Partido de Dios ha logrado tener éxito donde Siria, que se enorgulleció durante largo tiempo de ser un temible rival de las ambiciones de Israel, ha fracasado: derrotar a Israel en el campo de batalla. Nasrallah es uno de los adversarios más hábiles que ha tenido Israel en toda su historia, y su exitosa guerra de guerrillas contra Israel en el sur de Líbano ha impresionado enormemente a los palestinos, que lo ven como héroe de los Territorios Ocupados, especialmente en los campos de refugiados.
Aunque los chiíes libaneses han mirado a la población palestina del sur del Líbano con sospecha, los vínculos entre el Partido de Dios y los grupos palestinos datan de más de una década. A fines de 1992, Israel expulsó del Líbano a 415 dirigentes de Hamas y de la Yihad Islámica, y durante el año siguiente, recibieron adiestramiento del Partido de Dios tanto en estrategias de combate como en la ideología del martirio. En los años 1980, el Partido de Dios había apoyado los atentados suicidas como una estrategia de resistencia legítima y efectiva, y algunos expertos sostienen que el grupo ayudó a introducir la técnica de Israel de 1993, cuando los extremistas palestinos exiliados se encontraban en el Líbano.[4]
Más recientemente, Nasrallah ha aumentado la participación de su partido en la segunda intifada. El Partido de Dios ha ofrecido apoyo logístico y adiestramiento en el uso de explosivos y de misiles anti-tanques a extremistas palestinos, especialmente a los miembros de la Yihad Islámica, y ha intentado introducido armas en los Territorios Ocupados para varios grupos, desde la Autoridad Palestina hasta Hamas.[5] En junio de 2002, poco después de que el gobierno israelí lanzara la operación Escudo Defensivo, que culminó con la invasión del campo de refugiados de Jenin, Nasrallah leyó un discurso en el que defendió y elogió los atentados suicidas contra blancos israelíes por miembros de los grupos palestinos por "crear un terror disuasivo y nivelador". Aunque no dijo que el Partido de Dios estuviese directamente implicado en los atentados, afirmó: "Nosotros [el Partido de Dios] estamos tratando de encontrar un modo de perfeccionar este instrumento, hacerlo más efectiva y eficiente, que lleve al movimiento de resistencia palestino a una fase nueva y excepcional". Agregó: "Este instrumento es hoy el arma más poderosa del pueblo palestino... que podemos tener". Funcionarios israelíes también han protestado que el Partido de Dios está haciendo proselitismo en Israel entre israelíes árabes y tratando de organizar en Palestina células terroristas financiadas por Irán conocidas como las Brigadas del Retorno, aunque ningún atentado se ha asociado con ese grupo.
La lucha de Nasrallah contra Israel no termina con la retirada de las tropas israelíes. El 22 de marzo, horas después del asesinato israelí del jeque Ahmed Yassin, el líder espiritual de Hamas, el Partido de Dios demostró su solidaridad con el grupo palestino disparando más de 65 misiles contra seis diferentes posiciones militares israelíes en las ocupadas Granjas de Shebaa. La fuerza aérea israelí respondió enviando aviones de guerra al Líbano y bombardeando bases del Partido de Dios, supuestamente desbaratando un segundo ataque con misiles del Partido de Dios. De acuerdo al diario Haaretz, la Fuerza de Defensa Israelí colocó a Nasrallah, junto a Yasser Arafat, en una lista negra de futuros asesinatos.
El Partido de Dios ha respondido enérgicamente contra otras actividades israelíes a lo largo de la frontera. En enero, un mes después de que comandos israelíes mataran a unos libaneses que habían penetrado en territorio israelí, las guerrillas del Partido de Dios dispararon contra una excavadora que había entrado varios metros en territorio libanés para desactivar una bomba al lado del camino, y mataron a un soldado israelí. Como la escritora libanesa Amal Saad-Ghorayeb subraya en su último y perceptivo libro, Hizbu'llah: Politics and Ideology', el Partido de Dios ve el conflicto con Israel como una "lucha por la existencia", como opuesta a un "conflicto de tierras". En palabras del jeque Naim Qasim, el secretario general del Partido de Dios: "Aún pasen cientos de años, la existencia de Israel seguirá siendo ilegal".
Aunque el Partido de Dios ha denunciado los atentados contra civiles occidentales (Nawaf Al-Musawi, el ministro de asuntos exteriores del partido, me dijo en términos que no se prestaban a dudas que el atentado del 11 de septiembre era un acto terrorista), hace un excepción en el caso de Israel. Como dice Nasrallah: "En una Palestina ocupada no hay diferencias entre un soldado y un civil, porque son todos invasores, colonos y usurpadores de la tierra". Cuando se le preguntó a Nasrallah si acaso estaba preparado para aceptar un acuerdo con dos estados entre Israel y Palestina, dijo en entrevistas con Seymour Hersh y conmigo mismo que él no sabotearía lo que es finalmente un "asunto palestino".[6] Pero hasta que se alcance ese acuerdo, continuará, dijo, apoyando a los terroristas kamikase palestinos. Israel lo cree un negociador íntegro, aunque irritante. (Nasrallah ha dicho cosas similares sobre los líderes israelíes, elogiando su determinación de recuperar los restos de sus soldados). Por otro lado, está claro que es ambiguo acerca de sus intenciones hacia Israel, y disfruta de la confusión que siembra en la frontera sur del Líbano.
Algunos palestinos laicos, por su parte, han hecho explícito su repulsa ante las iniciativas de Nasrallah y del Partido de Dios de influir en la causa palestina. Hablé recientemente con un alto funcionario palestino que rechazaba la analogía entre Palestina y el sur de Líbano. "No había colonos israelíes en el sur del Líbano", dijo el funcionario, e "Israel finalmente lo abandonará, con o sin Partido de Dios". El funcionario palestino, que no quiso ser identificado, criticó al Partido de Dios que animara a Hamas y a la Yihad Islámica a cometer atentados terroristas contra civiles israelíes. "No creo que eso sea resistencia", dijo el funcionario.
2.
Como la mayoría de los líderes del Partido de Dios, Nasrallah estudió tanto en seminarios religiosos en Najaf, con clérigos iraquíes próximos al partido pro-iraní, la Dawa Islámica, como en la ciudad santa de Qom, en Iraq, con los discípulos del difunto ayatollah Khomeini. Pero es un político libanés moderno, y la lengua que habla es la del nacionalismo, aunque saturado de elementos de la teología chií que enfatiza la resistencia ante la persecución, y el martirio. El culto chií del martirio es parte de una tradición que se remonta a Husein Ibn Alí, el nieto del profeta Mahoma, que fue asesinado brutalmente, junto con un pequeño número de sus seguidores, por el ejército del califa hostil Yazid, de Karbala, en 680 después de Cristo. Durante la ocupación israelí del Líbano, el Partido de Dios utilizó el culto de Husein para glorificar la auto-inmolación entre sus milicianos y lanzar ataques kamikazes, u "operaciones de martirio" contra el ejército israelí. Desde la retirada de Israel, la cultura de la victimización del Partido de Dios ha dado paso a celebraciones de victoria, aunque el grupo ha usado su canal por cable Al-Manar para fomentar la misma ideología de resistencia e inmolación entre los palestinos de los Territorios Ocupados.
Nasrallah, que se deja barba y lleva un turbante oscuro y la túnica de los clérigos chiís, me recibió en su despacho en los suburbios del sur de Beirut, en el así llamado Cinturón de Miseria. La oficina está en un edificio de apartamentos en un patio de la calle de Abbas Musawi, llamada así en honor del predecesor de Nasrallah, que fue asesinado en el Líbano en 1992 en un ataque de un helicóptero de combate israelí, en el que también murió su esposa y su hijo. La sala de recibo donde hablamos, estaba decorada con retratos de Musawi, el ayatollah Khomeini y su sucesor el ayatollah Khamenei; por razones de seguridad, todas las persianas bajadas. En la pared de afuera colgaba el retrato del hijo de Nasrallah, que murió hace seis años, a la edad de dieciocho, luchando contra soldados israelíes.
Un hombre chico y rollizo, con unos rasgos juveniles que la barba no puede ocultar, Nasrallah no tiene una pinta impresionante, aunque es un orador apasionado. Sus discursos -estudios detallados de la política árabe y de la estrategia del Partido de Dios- son análisis, no florituras. Rara vez hace afirmaciones que no pueda defender, una rareza en la región, donde la relación entre palabra y acción a veces es cómicamente endeble. Nasrallah sabe cómo dirigirse a los chiís libaneses de a pie, porque él es uno de ellos. Nacido en Beirut Este en 1960, es hijo de un tendero que era partidario del imán Musa Sadr, un clérigo iraní que se estableció en el Líbano a fines de los años 1950 y logró hacer despertar a la durante largo tiempo apática población chií.
Si los líderes israelíes esperaban que con el asesinato del jeque Abbas Musawi, se quedarían con un adversario más flexible, o menos capaz, se equivocaron terriblemente. Nasrallah demostró ser no solamente un estratega militar más efectivo que Musawi, sino además ha traducido hábilmente sus éxitos militares en ventajas políticas para el Partido de Dios y su electorado chií. En 1992, inmediatamente después de asumir el poder, decidió que el Partido de Dios debería participar abiertamente en el sistema político "confesional" del Líbano, en el que los escaños parlamentarios son asignados según la identidad religiosa. Los radicales lo acusaron de traicionar los principios revolucionarios del partido, pero Nasrallah dijo que el Partido de Dios hacía mejor en trabajar dentro del sistema, que protestar desde las bandas. Y ganó la apuesta. El Partido de Dios es la más grande de las muchas facciones políticas del Líbano; conformando el grupo parlamentario más grande del país, su líder que ha emergido más fuerte que nunca.
Hoy, el Partido de Dios tiene nueve de los veinte escaños reservados a los chiís en el parlamento libanés, de 128 diputados; también controla los tres escaños adicionales, en manos de partidos aliados y ocupados por un cristiano y dos sunníes, respectivamente. Si no fuera por el apoyo de Siria no solamente del Partido de Dios sino también de su principal rival, Amal, Hezbollah tendría todavía más. (Amal, la primera organización importante chií en el Líbano, se fundó en 1974 y, junto al Partido de Dios y otros grupos, luchó contra la ocupación israelí en los años 1980. Aunque compartía con el Partido de Dios su hostilidad hacia Israel, Amal es políticamente mucho más laico. Nunca fue próximo a Irán, y libró una sangrienta guerra por zonas de influencia contra el Partido de Dios en el sur del Líbano entre 1985 y 1989. Hoy, tiene ocho diputados en el parlamento libanés, y conserva un fuerte apoyo entre los profesionales chiís, que dependen de la extensa red de mecenazgo que dirige el líder de Amal, Nabih Berri, el presidente de la Cámara).
Después de la retirada de Israel, algunos analistas predijeron -y muchos libaneses lo esperaban- que el Partido de Dios disminuiría poco a poco sus operaciones militares y se transformaría en un partido solamente político. Pero Nasrallah tiene más ambiciones que ganar más escaños en el parlamento, y cuenta con el firme apoyo de Irán y de Siria. A la vez resuelto radical y realista astuto, considera al Partido de Dios tanto como un partido libanés dedicado a asegurar el bienestar de sus electores como una vanguardia de la lucha pan-islámica para destruir Israel y devolver Palestina a sus habitantes.
Nasrallah no va a ceder un poder que cree que puede necesitar en el futuro. Aunque el Partido de Dios es un riesgo para Siria e Irán en sus actuales esfuerzos por mejorar las relaciones con el gobierno estadounidense, el arsenal del partido de cohetes katyusha de largo alcance le provee de un escudo defensivo contra Israel. En lugar de elegir entre la política y la "resistencia", Nasrallah explora las dos pistas a la vez, en una combinación de retórica extrema y discreción táctica que ha hecho del Partido de Dios la organización guerrillera más misteriosa y exitosa del Oriente Medio. El aspecto de la identidad del Partido de Dios que elije enfatizar, depende en gran medida de lo que pasa en la región.
Si algo ha convencido a Nasrallah de que ahora es tiempo de desarmarse, es la intensificada hostilidad estadounidense desde el 11 de septiembre. A principios de septiembre de 2002, Richard Armitage, el subsecretario de estado, caracterizó al Partido de Dios como el "A-Team de los terroristas", mientras "quizás en realidad el B-Team es Al Qaeda", y prometió "perseguirlos tal como un luchador persigue a sus rivales". Antes de la invasión estadounidense de Iraq, el senador demócrata Bob Graham, antiguo presidente del comité del senado sobre espionaje, dijo en el programa 60 Minutes' que el Partido de Dios constituía una amenaza más grande que Sadam Husein. El nuevo asesor en política siria de Dick Cheney, David Wurmser, un ideólogo pro-Likud, es un abierto partidario de una guerra preventiva contra Siria y el Partido de Dios, una posición que es apoyada por los neo-conservadores próximos a la administración de Bush, tales como Douglas Feith, John Bolton y Richard Perle. No es quizás coincidencia, pero se han publicado morbosos informes sobre el Partido de Dios en la prensa estadounidense. Jeffrey Goldberg, en The New Yorker, llamó al Partido de Dios una "organización dedicada a la guerra santa, no a la razón", y "podría atacar intereses estadounidenses independientemente de los intereses estadounidenses en el Líbano".[7]
La reputación del Partido de Dios de pregonar la violencia contra el Occidente es bien merecida. El grupo estuvo detrás de algunos de los más viciosos ataques contra objetivos militares y diplomáticos occidentales en los años 1980, incluyendo el atentado con bomba de octubre de 1983 contra los cuarteles de la Marina estadounidense en Beirut (en el que murieron 241 militares) y el secuestro del vuelo de la TAW (en el que un militar estadounidense que se encontraba a bordo fue brutalmente golpeado, y luego asesinado y arrojado a la pista de despegue). Oficiales del servicio secreto estadounidense creen también que a mediados de los años ochenta el grupo participó en el secuestro y asesinato de ciudadanos estadounidenses en el Líbano, tales como Terry Anderson y el jefe de la estación de la CIA, William Buckley, que fue torturado antes de su muerte. Un grupo terrorista libanés llamado Yihad Islámica reclama la autoría de muchos de esos ataques, pero el grupo comparte muchos de los líderes con el Partido de Dios, y los oficiales de la inteligencia estadounidense afirman que no era más que una cobertura del ala militar de Hezbollah.
A comienzos de los años 1990, los miembros del Partido de Dios fueron asociados a dos viciosos atentados en Buenos Aires: el atentado con bomba de 1992 contra la embajada israelí, en el que murieron 29 personas, aparentemente en venganza por el asesinato del jeque Musawi; y el atentado con bomba de 1994 contra un centro social judío, en el que murieron 85 civiles. Funcionarios estadounidenses y saudíes también han implicado al Partido de Dios en el atentado de 1994, con un camión bomba, contra las Torres de Khobar, una base militar estadounidense en Arabia Saudí, en el que murieron 19 militares estadounidenses, aunque las pruebas han sido puestas en cuestión por algunos expertos.[8] Según funcionarios occidentales, muchos de estos ataques fueron organizados por Imad Mughnieh, un misterioso terrorista pro-iraní, de quien se dice que dirigía en esa época el "aparato de seguridad externa" del Partido de Dios, un ala extremista del partido que ha organizado células y recaudado fondos en el extranjero. Supuestamente radicado en Teherán, Mughnieh es uno de los tres miembros del Partido de Dios que siguen en la lista del departamento de Estado de los 23 Terroristas Más Buscados'. Se supone que dirige una red de células terroristas y campos de adiestramiento en Asia, Europa y a lo largo de la "frontera triple" de Sudamérica, donde se cruzan las fronteras de Argentina, Paraguay y Brasil, y que pueden haber tenido algunos contactos con Al Qaeda a comienzos de los años 1990.[9]
En vista de estos atentados, son comprensibles las preocupaciones del gobierno estadounidense. Y la ideología del Partido de Dios -una incendiaria mezcla de khomeinismo revolucionario, nacionalismo chií, apología del martirio y militante anti-sionista, ocasionalmente aderezada con un anti-semitismo burdo y neo-fascista, sólo exacerba los temores sobre el potencial de violencia de la organización. Sin embargo, hay pocas evidencias de que la violencia contra objetivos occidentales en los últimos años sea financiada por el Partido de Dios mismo y la profundidad de los lazos actuales con la dirección política del Partido de Dios es un misterio. Varios expertos sobre Hezbollah con los que hablé, creen que Mughnieh trabaja ahora sólo a nombre de Irán.
Los anunciados objetivos de largo plazo del Partido de Dios -la fundación de una república islamita en el Líbano, y la eliminación del estado de Israel- no han cambiado. Pero interpreta sus principios fundadores con considerable flexibilidad, por ejemplo cuando Nasrallah dice que no saboteará un acuerdo de paz palestino-israelí. Hoy por hoy no sólo es importante en la política libanesa; es además un importante proveedor de escuelas, donde los principios del islam según la ideología del ayatollah Khamenei y el Partido de Dios son amoldados en un currículum común, aprobado por el gobierno libanés. También provee de una impresionante diversidad de servicios sociales, tales como hospitales y centros de capacitación laboral a la comunidad chií.
En un país enfangado por la cultura del patronazgo y los acuerdos secretos, el Partido de Dios es respetado por su corrección. Aunque la bandera verde-amarilla del partido -que muestra un puño blandiendo un kalashnikov, contra un fondo de globo terráqueo- todavía aboga por la "revolución islámica del Líbano", en los últimos tiempos Hezbollah ha dicho muy poco sobre el estado islamita, y comenzó a cerrar alianzas cruzando líneas religiosas, particularmente a nivel municipal y en los gremios profesionales. En 1999, por ejemplo, los militantes del Partido de Dios en el colegio de ingenieros del Líbano formaron una coalición con el Partido de la Falange, un grupo cristiano de extrema derecha, y el Partido Liberal Nacional, ambos aliados de Israel durante la guerra civil. Otro cambio que es imposible ignorar es la importancia cada vez mayor de las mujeres activistas en el partido, un desarrollo que hace que el partido se vea muy progresista para criterios musulmanes. "Uno debería ser ciego para no darse cuenta de los cambios que ha sufrido el Partido de Dios", dijo Joseph Samaha, un escritor cristiano laico que trabaja para el diario As-Safir. "¿Qué el Partido de Dios ha tratado de prohibir libros o de imponer la ley islámica sharia? Ni una sola vez. Su programa electoral es casi social-demócrata. Lo que tenemos enfrente a un partido fundamentalista muy diferente".
Además, como señala Daniel Byman, un analista de la Brookings Institution, en su artículo ¿Debería ser el Partido de Dios el próximo?' en Foreign Affairs, durante la última década el ala militar de Hezbollah ha concentrado la mayor parte de sus esfuerzos a fortalecer su capacidad defensiva; de acuerdo a Byman, desde el atentado con bomba contra las Torres de Khobar en 1996 el Partido de Dios no ha sido relacionado "con nigún ataque contra objetivos estadounidenses". En su guerra de guerrillas contra Israel en el sur de Líbano, atacaba a soldados, no a civiles, aunque se ha afirmado que entrega financiamiento y adiestramiento a Hamas.
Mientras Irán continúa proveyendo de dinero y armas al Partido de Dios, incluyendo cohetes katyushas que son internados a través de puertos sirios, ha mostrado una creciente moderación desde mediados de los 1990, cuando utilizó a agentes del Partido de Dios para atacar objetivos estadounidenses y judíos fuera de Israel. El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Kamal Kharazi, ha insistido ante Nasrallah que evite darle a Israel un pretexto para atacar al Líbano. Aunque funcionarios estadounidenses han llamado la atención sobre la presencia en Iraq de casi cien militantes del Partido de Dios, pocos creen que estén participando en la resistencia armada.[10] Todos los funcionarios del Partido de Dios con los que hablé negaron vehementemente esas informaciones, y algunos de ellos indicaron que se alegrarían con el establecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Con estos cambios, un creciente número de estudiosos estadounidenses, especialmente Augustus Richard Norton, de la Universidad de Boston; Judith Harik, de la Universidad Estadounidense de Beirut; y Sami Haijar, de la Academia de Guerra estadounidense dicen que el partido ha sufrido una genuina transformación, que no puede ser visto como un grupo terrorista comparable a Al Qaeda y que sería práctico iniciar conversaciones con Hezbollah y poner a prueba sus intenciones. Sus opiniones son compartidas tanto por diplomáticos europeos, como Giandomenico Picco, antiguo subsecretario general de asuntos políticos de Naciones Unidas, como por diplomáticos estadounidenses, como Richard Murphy, del Consejo de Asuntos Exteriores y por algunos funcionarios en el departamento de Estado. Dennis Ross, el enviado para el Oriente Medio durante las primeras administraciones de Bush y de Clinton, ha dicho que la resistencia del Partido de Dios a la ocupación israelí, a pesar de sus actividades pasadas contra objetivos occidentales, no es terrorismo. [11] Mientras Estados Unidos, Israel y Canadá clasifican al Partido de Dios como organización terrorista, los aliados europeos de Estados Unidos, incluyendo al Reino Unido, dicen que debe hacerse una distinción entre el ala política del Partido de Dios y el "aparato de seguridad externa" terrorista. En su opinión, Nasrallah y su organización política libanesa apoyan a los extremistas palestinos, pero no están directamente involucrados con el terrorismo internacional.
La diferencia entre las percepciones estadounidenses y árabes del Partido de Dios es cada vez mayor. Michel Samaha, el ministro libanés de información, insiste en que el Partido de Dios ha sido un importante aliado en la guerra contra grupos terroristas similares a Al Qaeda. De acuerdo a Samaha, que es próximo al gobierno sirio y se reúne a menudo con Nasrallah, el Partido de Dios ha entregado al gobierno libanés informaciones sobre extremistas chiís que operan en campos de refugiados en el sur de Líbano. "Lo que nos sorprende es el intento estadounidense de asociar al Partido de Dios con Al Qaeda", dijo Samaha en su despacho de Beirut. Mientras Al Qaeda es conocida en todo el mundo árabe como una organización terrorista, el Partido de Dios es vista ampliamente como una organización legítima de resistencia que ha defendido al país de las fuerzas ocupantes israelíes y se ha enfrentado sistemáticamente al ejército israelí.
Lo que no es lo mismo que decir que el Partido de Dios sea universalmente bienvenido en Beirut. Aunque el apoyo es alto entre los chiís, la paciencia para con el partido se está agotando entre muchos cristianos y algunos sunníes. Aunque pueden haber saludado la guerra de guerrillas del Partido de Dios contra las tropas israelíes en el sur del Líbano, se muestran decididamente menos entusiastas con la decisión de Nasrallah de continuar "la resistencia" después de la retirada israelí. El Líbano ha estado en paz desde la firma de los Acuerdos de Taif en 1991, pero al precio de ceder su soberanía a Siria, que mantiene miles de tropas en el Valle de Bekaa y ejerce poder de veto sobre la política exterior libanesa. Por designio sirio, el Partido de Dios es la única milicia que no ha sido desmantelada después del término de la guerra civil libanesa, y su rechazo a desarmarse después de la retirada de Israel es una causa de creciente irritación entre algunos libaneses. "Queremos volver a llevar una vida normal", me dijo Samir Qassir, un periodista del diario An-Nahar. "El Partido de Dios. "Hezbollah está usando la lucha contra Israel como una palanca para ganar poder en el Líbano".
Este agosto último, un misil anti-aéreo lanzado por el Partido de Dios después de que Alí Hussein Saleh, un enlace entre Hezbollah y grupos palestinos radicales muriera en un ataque con bomba en su coche en los suburbios del sur de Beirut -un aparente "mensaje" del servicio secreto israelí Mossad- causó la muerte de un adolescente en el norte de Israel. A Saleh, que era un funcionario de la seguridad del Partido de Dios y chofer de la embajada iraní en Beirut, se lo sospechaba de canalizar fondos hacia militantes palestinos, posiblemente con asistencia iraní, aunque su verdadero papel es poco claro. En pocos días, los aviones israelíes sobrevolaron Beirut, provocando un ensordecedor estampido sónico. Mucha gente huyó de la ciudad, aterrados de que se tratase de una invasión. Era alarma falsa, pero sobre el miedo que provocan actos como estos se puede perder fácilmente el control.
Si el Partido de Dios es, para muchos libaneses, un doloroso recordatorio de su truncada soberanía, también despierta miedos viscerales por la influencia de Irán sobre los jóvenes chiís -algunos de los cuales marcharon en tenida militar en una demostración de Hezbollah, con pañuelos rojos y rifles. "Esta gente ha sido importada de Irán", dijo Gebran Tuení, el cristiano ortodoxo y conservador editor del diario An-Nahar. "No tienen nada que ver con la civilización árabe". Como muchos cristianos, particularmente los maronitas, cuyos miembros y poder han declinado en los últimos años, Tuení cree que la evolución del Partido de Dios es solamente cosmética, y oculta una siniestra estrategia de largo plazo para islamizar Líbano y conducirlo a la ruina en una guerra contra Israel. "Pregúntele a Nasrallah si acaso habrá un lugar para los cristianos en la república islámica del Líbano", dijo. "Puede recordarle que no somos una fuerza foránea. Hemos estado aquí más tiempo que los musulmanes: ¡no somos afrikaners!"
Los temores de Tuení son comprensibles, pero han sido exagerados. Aunque el Partido de Dios ha mostrado repetidas veces su voluntad de iniciar acciones hostiles en la frontera con Israel, hasta el momento ha evitado ataques a gran escala que pudieran resultar en un conflicto mayor. Los diputados y alcaldes del Partido de Dios han evitado los llamados religiosos; en cambio, se han esforzado por mejorar el nivel de vida de las comunidades de chiís pobres. Después de la retirada de Israel, Nasrallah tomó medidas para asegurarse de que no se cometan asesinatos de cristianos por venganza en el sur, y que los cristianos que huyeron a Israel durante la guerra puedan volver a casa en seguridad, aunque algunos fueran condenados a breves penas de prisión por el gobierno libanés. Cuando le pregunté a Nasrallah sobre su visión de un estado islámico, me dijo: "Creemos que la condición de un estado islámico debe ser un anhelo popular arrollador, y no estamos hablando del cincuenta por ciento más uno, sino de una gran mayoría. Y esa mayoría no la tenemos en el Líbano y probablemente no la tendremos nunca".
Mientras que el mensaje pan-arábico de Nasrallah de luchar contra los israelíes hasta la "liberación de Jerusalén" apela a los soldados del Partido de Dios, las raíces de la popularidad de Hezbollah entre los chiís están en otra parte. Las encuestas de Judith Harik entre los chiís han mostrado que una "profunda religiosidad y fuerte apoyo de objetivos islámicos no son significativos a la hora de determinar el apoyo popular al Partido de Dios". Lo que es importante, además del éxito del partido en terminar con la odiosa ocupación, son sus servicios sociales, especialmente en los suburbios del sur de Beirut, en el Valle de Bekaa y en el sur del país, una región de unas 250 pequeñas aldeas recuperadas después de dos décadas de guerra. Al enfatizar las obras públicas por sobre la piedad, el Partido de Dios ha logrado anclarse profundamente en la sociedad libanesa, un hecho que debe tomar en cuenta cualquiera que busque enfrentarse a su ala militar.
31 marzo 2004
Notas
[1] Véase , por ejemplo, Hezbollah 2, Israel 0', 16 de febrero de 2004, de Moshe Arens, el antiguo ministro de defensa de Israel. "Es la segunda victoria sobre Israel del Partido de Dios", escribió Arens sobre el reciente intercambio de prisioneros. "Su primera victoria sobre Israel fue cuando Ehud Barak decidiera retirar las Fuerzas de Defensa Israelí del sur de Líbano".
[2] En contraste, el padre de Bashar, el fallecido dictador Hafez Assad, mantuvo a los funcionarios del Partido de Dios a distancia, castigándoles duramente cuando desobedecían sus deseos. En 1987, cuando el Partido de Dios se negó a entregar a Siria sus bases en Beirut Oeste, las tropas sirias mataron a 23 de sus milicianos.
[3] De acuerdo al Grupo de Crisis Internacional, en su informe Hizbollah: Rebel Without a Cause?', el clérigo libanés Mohamed Hussein Fadlallah era considerado como el líder espiritual del Partido de Dios durante los primeros años 1990, aunque se distanció de la jefatura del partido en los últimos años. Fadlallah, que fue el primer clérigo del mundo islámico en condenar públicamente los atentados del 11 de septiembre, está de acuerdo con el Partido de Dios en casi todos los temas políticos, pero difiere en lo que se refiere a la doctrina religiosa. Según algunos informes, ha emergido como rival del Partido de Dios en la comunidad chií libanesa, aunque algunos expertos creen que sigue siendo el mentor de miembros del partido.
[4] De acuerdo a Christoph Reuter en My Life Is a Weapon', el primer atentado suicida en Israel ocurrió en abril de 1993. Jessica Stern también dice, en Terror in the Name of God: Why Religious Militants Kill' (Ecco, 2003, p. 47) que el Partido de Dios enseñó los atentados suicidas a los palestinos.
[5] En 2002, Israel interceptó un buque con un cargamento de armas que había salido de Irán, con una tripulación adiestrada por el Partido de Dios, el así llamado cargamento Karine A; agentes del Partido de Dios han tratado también de introducir armas en la Franja de Gaza, a través de Jordania.
[6] Seymour Hersh, The Syrian Bet', The New Yorker, 28 julio 2003.
[7] Jeffrey Goldberg, In the Party of God', The New Yorker, 14 y 21 julio 2002.
[8] De todos los cargos hechos contra el Partido de Dios, su relación con el atentado de Khobar es el menos convincente. En su reciente libro Against All Enemies' (Free Press, 2004), Richard A. Clarke cita a un saudí que alegaba ante el FBI que el atentado de Khobar había sido dirigido en parte por un líder del "Hezbollah saudí" -un grupo chií saudí auspiciado por Irán; aunque Clarke sugiere que algunos miembros del Partido de Dios saudí pueden haber recibido adiestramiento en el Valle de Bekaa, no acusa al partido libanés de haber planificado el atentado. Cuando hablé con Robert Baer, un antiguo analista de la CIA asignado a Beirut y un experto en terrorismo, expresó fuertes dudas de que el Partido de Dios libanés haya participado en el atentado de Khobar, el que cree que fue el trabajo del Partido de Dios saudí, apoyado por Irán y posiblemente también por Al Qaeda.
[9] De acuerdo a la declaración judicial de Alie Abdelseoud Mohammed, miembro de Al Qaeda y antiguo sargento del ejército estadounidense, que fue detenido en septiembre de 1998, Mughnieh se reunió con Osama Bin Laden a comienzos de los años 1990.
[10] Hezbollah, in Iraq, Refrains from Attacks on Americans', The New York Times, 24 noviembre 2003.
[11] Ross declaró al diario As-Safir que Estados Unidos incluyó al Partido de Dios en su lista de grupos terroristas debido a las actividades pasadas del partido, no a su continuada resistencia a la ocupación israelí. Véase Sami Hajjar, Hizballah: Terrorism, National Liberation, or Menace?', p. 48.
Libros y artículos comentados:
Hizbollah: Rebel Without a Cause?. The International Crisis Group, 30 julio 2003.
My Life Is a Weapon: A Modern History of Suicide Bombing. Christoph Reuter, traducido del alemán por Helena Ragg-Kirkby. Princeton University Press, 200 pp., $24.95.
Hizbu'llah: Politics and Religion. Amal Saad-Ghorayeb. Pluto, 254 pp., $69.95.
Should Hezbollah Be Next?. Daniel Byman. Foreign Affairs, noviembre/diciembre 2003.
Hizballah of Lebanon: Extremist Ideals vs. Mundane Politics. Augustus Richard Norton. Council on Foreign Relations, 1999.
Hezbollah: The Changing Face of Terrorism. Judith Palmer Harik. I.B. Tauris, 241 pp., $24.95.
Hizballah: Terrorism, National Liberation, or Menace?. Sami G. Hajjar
Strategic Studies Institute, US Army War College, agosto 2002.
©new york review of books ©traducción mQh"
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