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RENACE OLVIDADA TRIBU CUBANA - gary marx


Expertos descubren a descendientes de indios taínos, un grupo que se creía extinto hace 500 años, viviendo en la costa oriental de la isla. Así informa un reportaje de agosto de Chicago Tribune. Sin embargo, los criterios para determinar esta nuevamente descubierta identidad étnica pueden ser inciertos.
Yara, Cuba. En un húmedo campamento costeño, Alejandro Hartmann sacó una libreta de notas con espiral y comenzó a tomar apuntes mientras un campesino de la localidad le describió sus lazos familiares con un grupo indígena olvidado que vive ahora a un modesto resurgimiento.
"¿Cómo se llaman tus padres?", preguntó Hartmann a Julio Fuentes, una brizna de hombre aparcado en un banco de madera. "¿Dónde viven? ¿Qué edad tienen?"
Hartmann dispara una docena más de preguntas como parte de su intento de completar el primer censo de los descendientes de los indios taínos, un grupo indígena que en el pasado prosperaba en esta remota región oriental de Cuba y que más tarde fueron declarados extintos.
"Julio es una mezcla de españoles e indios, como mucha gente", explicó Hartmann, historiador y experto en los taínos. "Quiero eliminar de una vez para siempre el mito de que los indios ya no existen en Cuba".
Durante años los antropólogos creyeron ampliamente que los una vez poderosos indios taínos fueron exterminados poco después de que Cristóbal Colón atracara en una prístina bahía y se internara por el empinado y densamente selvático terreno hace más de 500 años.

Gentre Trabajadora
El explorador sólo pasó una semana en el área en 1492, pero describió a los taínos como gente suave y trabajadora que cultivaban la tierra y navegaban las cristalinas aguas en enormes piraguas.
Pero como es común en la historia de todas las Américas, la guerra y las enfermedades diezmaron a los taínos, cuya identidad fue arrasada por siglos de racismo y generaciones de relaciones con blancos, negros y otros que se asentaron en la isla.
Hoy es difícil distinguir a un descendiente de taínos de un campesino cubano promedio, o guajiro, como se les llama.
Sin embargo Hartmann y un grupo de expertos siguieron adelante, re-escribiendo la historia de la desaparición de los taínos en un intento por poner en orden su historia y estimular entre los 11 millones de habitantes de la isla el reconocimiento de la contribución del grupo a la vida cubana.
Con un nuevo museo, congresos universitarios y otros proyectos, también están tratando de cultivar un naciente sentido de identidad entre los cientos -quizás miles- de descendientes de taínos que se encuentran dispersos a lo largo de la empobrecida costa oriental de Cuba.
"Estamos recuperando conocimientos que habían sido olvidados, conocimientos que tenían mis padres y mis abuelos", dijo Fuentes, de 51 años. "Un montón de gente tenía ese conocimiento, pero murieron sin enterarse de su origen indio".
Los expertos dicen que la influencia taíno se advierte en todas partes.
Las chozas con techo de paja comunes en la región son similares a aquellas construidas hace siglos por el grupo indígena. Algunos campesinos todavía cultivan la tierra usando un largo y afilado palo conocido por los taínos como coa.
Fuentes dijo que él usa la coa la sacar viejos plataneros y cavar letrinas mientras planta fríjoles, camotes y otros cultivos según las cuatro fases de la luna -una creencia de origen indígena.
Algunos habitantes de la costa pescan con pequeñas redes al estilo taíno y los cangrejos son atrapados con un rudimentario aparato en forma de caja que ha cambiado poco con el tiempo, dicen los expertos.

La Cultura Impregna Cuba
Aunque la lengua taíno, el arawak, ya no se habla en Cuba, el español local está salpicado de cientos de palabras indias. Muchos de los nombres de los lugares mejor conocidos de la isla -desde La Habana hasta Baracoa- provienen del arawak.
"La cultura taína impregna la cultura de Cuba de un modo fundamental", explica José Barreiro, un estudioso afro-cubano de la historia taína. "Es la cultura base del país, junto con influencias españolas y africanas".
Los expertos dicen que los taínos emigraron desde el norte de la cuenca amazónica de América del Sur hace siglos, poblando la mayor parte de lo que hoy es Haití, República Dominicana, Puerto Rico y Cuba.
Los taínos llegaron a Cuba unos 300 años antes de Colón y finalmente contaron cientos de miles.
Organizados en aldeas bajo la autoridad de los caciques, los taínos vivían del cultivo de judías, mandioca, maíz y otros cultivos, junto con algo que llamaban cohiba -tabaco.
Cazaban tortugas, culebras, iguanas y un roedor gigante llamado jutia, mientras que también poseían un complejo conjunto de creencias espirituales cuyo principal deidad, Yucahiguama, representaba la agricultura y el mar.
Roberto Orduñez, antropólogo y director del museo taíno de Baracoa, una pintoresca ciudad colonial de 50 mil habitantes, dijo que Colón describió una emprendedora y densa comunidad de agricultores.
"Subí a una montaña y encontré tierras llanas plantadas de muchas cosas", dijo Colón, según Orduñez, en su diario de 1492. "Era un placer ver [esas tierras] y en medio de ellas vivía una gran población".
Aunque los taínos no dejaron monumentos de significación, construyeron canales de regadío, cuevas para almacenar alimentos en prevención de las sequías y una red de senderos empedrados para viajar y escapar de sus enemigos, una tribu guerrera conocida como los caribes.
Pero los taínos no tenían ninguna posibilidad contra los españoles, que trajeron a la isla la malaria, la viruela y otras enfermedades mortales, junto con armas modernas. Con todo, algunos de ellos les hicieron frente.
Un líder indígena llamado Hatuey viajó desde la isla La Hispaniola a Baracoa para advertir a los taínos de la presencia de los conquistadores. Fue capturado, se negó a convertirse al cristianismo y fue quemado en la hoguera.
Hatuey sigue siendo un personaje venerado en Cuba, donde su historia es una de las primeras lecciones que se enseña a los niños en la escuela.
"Hatuey es considerado el primer rebelde de América debido a que fue el primero en entender los abusos de los colonialistas y se rebeló contra ellos", explica Noel Cautín, un guía del museo taíno.
Un segundo líder indígena, Guama, organizó ataques de guerrilla contra los conquistadores durante una década y fue finalmente matado, quizás por su propio hermano en 1532.
Para entonces, los taínos numeraban sólo unos pocos miles, una cifra que siguió cayendo en picado. Los historiadores del siglo 19 declararon que ya no quedaban indios en la isla.
"Los que sobrevivieron se refugiaron en áreas remotas y los historiadores se encontraban fundamentalmente en las ciudades", dice Barreiro. "Los taínos también adoptaron las tecnologías y la lengua españolas".
Barreiro y otros dicen que ninguna comunidad taína permanece intacta, aunque la cultura del grupo se encuentra mejor preservada en La Caridad de los Indios y en un puñado de otras aldeas remotas en las montañas del suroeste de Baracoa.
Como una señal del creciente reconocimiento internacional, el año pasado la Smithsonian Institution devolvió unos restos óseos de siete indios taínos a la comunidad de La Caridad para que fuesen enterrados en tierras sagradas.
Juntos con miles de artefactos indígenas, los restos humanos fueron recogidos hace casi un siglo por el arqueólogo estadounidense Mark Harrington y pasaron más tarde a ser posesión del Museo Nacional del Indio Americano de la Smithsonian.
Otra fuente de orgullo es el modesto museo taíno de Baracoa, que se inauguró el año pasado en una cueva en una colina y exhibe pendientes, collares y otros artefactos pre-colombinos hechos de concha y otros materiales.
Fuentes ha visitado el museo dos veces.
"Me siento orgulloso porque yo no había visto estas cosas antes y porque soy parte de esa cultura", dijo.

10 de agosto de 2004
5 de septiembre de 2004
©>chicagotribune
©traducción mQh

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