DESMANTELAN FUERZA MILITAR IRAQUÍ DE FALUYA - alissa j. rubin
La maniobra, no completamente inesperada, constituye un revés para los marines, que esperaban que la brigada aplastaría la rebelión en la ciudad. La policía iraquí es plagada por las deserciones y la falta de equipos apropiados. Y son el blanco predilecto de los insurgentes.
Ramadi, Iraq. El cuerpo militar iraquí formado por los marines en un último y desesperado esfuerzo para pacificar la intranquila ciudad de Faluya ha sido desmantelada ante la continua violencia, ataques contra las fuerzas de seguridad del gobierno y evidencias de que algunos de sus miembros han estado colaborando abiertamente con los insurgentes.
La disolución de la Brigada de Faluya, creada en la primavera para evitar un ataque general contra el semillero rebelde, constituye un importante revés para los militares estadounidenses. Los estadounidenses esperaban que la brigada, compuesta por antiguos miembros del ejército iraquí y de las fuerzas especiales de seguridad de Saddam Hussein, trabajaría al lado del nuevo gobierno iraquí y ayudaría a restaurar el orden.
"La Brigada de Faluya se acabó", dijo el coronel de infantería Jerry L. Durrant, que supervisa la colaboración de la Unidad Expedicionaria de Infantería Nº1 con las fuerzas de seguridad iraquíes. "Todo este asunto de la Brigada de Faluya es un fiasco. Al principio funcionó bien, pero no fue una buena idea".
Durrant no dijo qué harán ahora los marines, pero aviones de guerra estadounidenses bombardearon el viernes Faluya por cuarta vez consecutiva y se espera que la campaña aérea continúe y posiblemente intensifique. El ataque aéreo del viernes se concentró en equipos terrestres móviles utilizados por los insurgentes para construir posiciones de ataque, declaró un portavoz de los marines.
Con la desaparición de la Brigada de Faluya -fundada por el gobierno interino iraquí y los marines- los marines se quedan sin opciones atractivas para terminar con la atrincherada insurgencia de Faluya. El movimiento rebelde se ha extendido a los pueblos aledaños y deja al gobierno interino iraquí sin el control de una de las ciudades más grandes del país al oeste de Bagdad. Los marines permanecen estacionados a cerca de tres kilómetros de Faluya, pero los insurgentes -residentes de la localidad y combatientes extranjeros apoyados por los exaltados clérigos suníes- han tenido varios meses de tiempo para atrincherarse y obstaculizar un ataque por tierra de las tropas estadounidenses y fuerzas del gobierno iraquí.
El desarrollo se produce cuando las tropas norteamericanas tratan de restablecer el control del gobierno iraquí en varios bastiones insurgentes, incluyendo Samarra, al norte de Bagdad, apenas meses antes de las programadas elecciones nacionales.
El general Abdullah Hamid Wael, el último jefe de la brigada, anunció su disolución el jueves por la noche por instrucciones del ministro de Defensa.
Wael, en una base militar iraquí al oeste de Faluya, leyó una declaración ministerial en la que se dijo que "los miembros de la brigada pueden, como individuos, incorporarse a la guardia nacional o a la policía iraquíes".
Una ola de descontento se extendió entre el grupo, muchos de cuyos miembros habían esperado que la brigada permaneciera intacta y se transformar eventualmente en una unidad del nuevo ejército. A juzgar por los comentarios de sus miembros, parece probable que algunos se unirán abiertamente a los insurgentes, con los que muchos de ellos parecen haber colaborado antes de unirse a la brigada. De hacerlo, se llevarán las armas que les proporcionaron los marines, que también les pagaban mensualmente sus salarios.
Eso hará más difícil que las tropas estadounidenses y las fuerzas del gobierno iraquí retomen Faluya -actualmente un área prohibida' para las fuerzas norteamericanas.
"No sabemos qué hacer ahora después de la disolución de la brigada por las tropas norteamericanas y el gobierno interino iraquí", dijo el general de brigada Tayseer Latief, de la brigada. "No nos dejan otra opción que unirnos a la resistencia".
El viernes funcionarios del ministro de Defensa se negaron a hacer comentarios.
Cuando se fundó la brigada, los comandantes de los marines reconocieron que muchos de los miembros eran combatientes rebeldes o tenían conexiones con ellos. Los insurgentes libraron en abril intensas batallas contra los marines.
El objetivo al formar el cuerpo fue evitar un baño de sangre permitiendo a los marines que se retiraran de la ciudad dejando una fuerza por poderes para reducir los ataques de los insurgentes y detener a los responsables del asesinato de cuatro guardias de seguridad privados [sudafricanos] el 31 de marzo.
Al principio, los comandantes de infantería dijeron que la brigada erradicaría las fuerzas anti-estadounidenses y atacaría a los combatientes extranjeros. Los marines esperaban que los miembros de la brigada, con su adiestramiento militar y orgullo en tener la responsabilidad de su ciudad harían frente a los que luchaban contra los militares norteamericanos y las fuerzas del gobierno interino.
Dando poder a un cuerpo formado por iraquíes llevaría a los "apostadores iraquíes... para tratar de contribuir a resolver algunos de los retos y problemas", dijo el coronel de infantería John Coleman en una entrevista en julio.
Coleman reconoció que la brigada era "en el mejor de los casos una fuerza militar naciente", pero que había permitido que los marines se retiraran de la ciudad donde su presencia se había transformado en un punto de unificación de los rebeldes.
Un mes después de la formación de la brigada "las actividades del enemigo en esta zona disminuyeron casi a cero", dijo. Pero entonces volvió a subir hasta alcanzar el mismo nivel que tenía antes del asesinato de los guardias privados sudafricanos, cuyos restos fueron mutilados.
Al final, fue imposible romper los lazos de lealdad previos hacia la insurgencia de la mayoría de los miembros de la brigada.
La brigada no hizo ningún esfuerzo por limitar las actividades de los rebeldes, dijeron miembros y marines. Faluya se transformó todavía más en un refugio de los insurgentes, que encontrarían refugio en la ciudad, prepararían ataques y montarían centros para la producción de bombas de coches y otros explosivos.
Formada por 1.600 antiguos miembros del ejército iraquí y de la Guardia Republicana de Saddam Hussein, la brigada fue fundada el 30 de abril.
Cuatro meses más tarde, cuando se disuelve la brigada, sus miembros están mejor armados, mejor equipados y mejor pagados. Los salarios variaban entre 260 dólares al mes para los soldados rasos a 700 dólares para los generales, dijo uno de los oficiales de la plantilla de la brigada. Los marines también proporcionaron a los miembros de la brigada nuevos rifles semi-automáticos y vehículos y equiparon una base para ellos.
La mayor parte del tiempo la brigada estuvo técnicamente bajo mando de los marines y sus oficiales de plantilla estaban en contacto casi a diario con oficiales de la infantería en el Campamento de Faluya en las afueras de la ciudad.
"Vamos a tratar de entrar y recuperar las cosas que les dimos, pero no estoy seguro de que valga la pena", dijo Durrant. "Ya se robaron el aire acondicionado".
Agregó que cuando dos helicópteros de la infantería sobrevolaron accidentalmente la base de la Brigada de Faluya hace algunas semanas, el aparato fue acribillado a balazos y "el piloto fue herido en la cara".
En un viaje reciente a Faluya quedó en evidencia que miembros de la brigada se relacionaban fácilmente con los rebeldes.
En varios puestos de control uno o dos agentes de la policía iraquí se ocultaron en una pequeña choza palapa con un soldado de la brigada cuando una pareja de hombres enmascarados armados con rifles AK-47 controlaban los coches buscando a occidentales.
La semana pasada varios miembros de la Brigada de Faluya en uniforme dispararon contra unos marines que se encontraban cerca de los límites de la ciudad. Los marines devolvieron el fuego, dijo Durrant.
Desde el inicio de la brigada muchos miembros no lograron descolgarse del movimiento rebelde. Algunos se mostraron orgullosos de haber jugado un papel en los ataques contra los marines y se fanfarronearon de su destreza en el manejo de armas de fuego. Aunque los marines les proveyeron de uniformes, la mayoría de los miembros de la brigada los desecharon, prefiriendo los uniformes marrones o verde oliva usados por las fuerzas armadas iraquíes durante el régimen de Hussein.
Aunque no se esperaba que la brigada permaneciera indefinidamente en el lugar, hubo propuestas de incorporar a sus miembros al ejército iraquí o a la guardia nacional -como unidad o individualmente, pero funcionarios del gobierno interino pensaban que para crear un ejército profesional se debía jurar primero lealtad al país, no a una unidad, ni ciudad ni provincia.
Como quedó en evidencia luego, pocos miembros de la brigada habrían sido bienvenidos en el ejército -lo que no fue mencionado como opción en el comunicado, aunque oficiales de los marines dijeron que creían que los miembros de la brigada tenían la libertad de enlistarse en él.
Tampoco parece probable que los miembros de la brigada eligieran unirse a la guardia nacional. Muchos iraquíes del área de Faluya consideran a los guardias nacionales como títeres de los estadounidenses. Los combatientes de Faluya mataron a un comandante de la guardia nacional local hace algunas semanas y secuestraron a otro, lo que condujo a que muchos guardias abandonaran sus posiciones.
Varios miembros dijeron que estaban indignados de su disolución.
"Es una violación [de los derechos] de los miembros de la brigada por tropas norteamericanas y el gobierno interino", dijo el mayor Ahmed Abed Abaas. "Al disolder la Brigada de Faluya rompieron el pacto que habíamos acordado el pasado abril cuando los norteamericanos sitiaron la ciudad.
12 de septiembre de 2004
©losangelestimes
©traducción mQh
La disolución de la Brigada de Faluya, creada en la primavera para evitar un ataque general contra el semillero rebelde, constituye un importante revés para los militares estadounidenses. Los estadounidenses esperaban que la brigada, compuesta por antiguos miembros del ejército iraquí y de las fuerzas especiales de seguridad de Saddam Hussein, trabajaría al lado del nuevo gobierno iraquí y ayudaría a restaurar el orden.
"La Brigada de Faluya se acabó", dijo el coronel de infantería Jerry L. Durrant, que supervisa la colaboración de la Unidad Expedicionaria de Infantería Nº1 con las fuerzas de seguridad iraquíes. "Todo este asunto de la Brigada de Faluya es un fiasco. Al principio funcionó bien, pero no fue una buena idea".
Durrant no dijo qué harán ahora los marines, pero aviones de guerra estadounidenses bombardearon el viernes Faluya por cuarta vez consecutiva y se espera que la campaña aérea continúe y posiblemente intensifique. El ataque aéreo del viernes se concentró en equipos terrestres móviles utilizados por los insurgentes para construir posiciones de ataque, declaró un portavoz de los marines.
Con la desaparición de la Brigada de Faluya -fundada por el gobierno interino iraquí y los marines- los marines se quedan sin opciones atractivas para terminar con la atrincherada insurgencia de Faluya. El movimiento rebelde se ha extendido a los pueblos aledaños y deja al gobierno interino iraquí sin el control de una de las ciudades más grandes del país al oeste de Bagdad. Los marines permanecen estacionados a cerca de tres kilómetros de Faluya, pero los insurgentes -residentes de la localidad y combatientes extranjeros apoyados por los exaltados clérigos suníes- han tenido varios meses de tiempo para atrincherarse y obstaculizar un ataque por tierra de las tropas estadounidenses y fuerzas del gobierno iraquí.
El desarrollo se produce cuando las tropas norteamericanas tratan de restablecer el control del gobierno iraquí en varios bastiones insurgentes, incluyendo Samarra, al norte de Bagdad, apenas meses antes de las programadas elecciones nacionales.
El general Abdullah Hamid Wael, el último jefe de la brigada, anunció su disolución el jueves por la noche por instrucciones del ministro de Defensa.
Wael, en una base militar iraquí al oeste de Faluya, leyó una declaración ministerial en la que se dijo que "los miembros de la brigada pueden, como individuos, incorporarse a la guardia nacional o a la policía iraquíes".
Una ola de descontento se extendió entre el grupo, muchos de cuyos miembros habían esperado que la brigada permaneciera intacta y se transformar eventualmente en una unidad del nuevo ejército. A juzgar por los comentarios de sus miembros, parece probable que algunos se unirán abiertamente a los insurgentes, con los que muchos de ellos parecen haber colaborado antes de unirse a la brigada. De hacerlo, se llevarán las armas que les proporcionaron los marines, que también les pagaban mensualmente sus salarios.
Eso hará más difícil que las tropas estadounidenses y las fuerzas del gobierno iraquí retomen Faluya -actualmente un área prohibida' para las fuerzas norteamericanas.
"No sabemos qué hacer ahora después de la disolución de la brigada por las tropas norteamericanas y el gobierno interino iraquí", dijo el general de brigada Tayseer Latief, de la brigada. "No nos dejan otra opción que unirnos a la resistencia".
El viernes funcionarios del ministro de Defensa se negaron a hacer comentarios.
Cuando se fundó la brigada, los comandantes de los marines reconocieron que muchos de los miembros eran combatientes rebeldes o tenían conexiones con ellos. Los insurgentes libraron en abril intensas batallas contra los marines.
El objetivo al formar el cuerpo fue evitar un baño de sangre permitiendo a los marines que se retiraran de la ciudad dejando una fuerza por poderes para reducir los ataques de los insurgentes y detener a los responsables del asesinato de cuatro guardias de seguridad privados [sudafricanos] el 31 de marzo.
Al principio, los comandantes de infantería dijeron que la brigada erradicaría las fuerzas anti-estadounidenses y atacaría a los combatientes extranjeros. Los marines esperaban que los miembros de la brigada, con su adiestramiento militar y orgullo en tener la responsabilidad de su ciudad harían frente a los que luchaban contra los militares norteamericanos y las fuerzas del gobierno interino.
Dando poder a un cuerpo formado por iraquíes llevaría a los "apostadores iraquíes... para tratar de contribuir a resolver algunos de los retos y problemas", dijo el coronel de infantería John Coleman en una entrevista en julio.
Coleman reconoció que la brigada era "en el mejor de los casos una fuerza militar naciente", pero que había permitido que los marines se retiraran de la ciudad donde su presencia se había transformado en un punto de unificación de los rebeldes.
Un mes después de la formación de la brigada "las actividades del enemigo en esta zona disminuyeron casi a cero", dijo. Pero entonces volvió a subir hasta alcanzar el mismo nivel que tenía antes del asesinato de los guardias privados sudafricanos, cuyos restos fueron mutilados.
Al final, fue imposible romper los lazos de lealdad previos hacia la insurgencia de la mayoría de los miembros de la brigada.
La brigada no hizo ningún esfuerzo por limitar las actividades de los rebeldes, dijeron miembros y marines. Faluya se transformó todavía más en un refugio de los insurgentes, que encontrarían refugio en la ciudad, prepararían ataques y montarían centros para la producción de bombas de coches y otros explosivos.
Formada por 1.600 antiguos miembros del ejército iraquí y de la Guardia Republicana de Saddam Hussein, la brigada fue fundada el 30 de abril.
Cuatro meses más tarde, cuando se disuelve la brigada, sus miembros están mejor armados, mejor equipados y mejor pagados. Los salarios variaban entre 260 dólares al mes para los soldados rasos a 700 dólares para los generales, dijo uno de los oficiales de la plantilla de la brigada. Los marines también proporcionaron a los miembros de la brigada nuevos rifles semi-automáticos y vehículos y equiparon una base para ellos.
La mayor parte del tiempo la brigada estuvo técnicamente bajo mando de los marines y sus oficiales de plantilla estaban en contacto casi a diario con oficiales de la infantería en el Campamento de Faluya en las afueras de la ciudad.
"Vamos a tratar de entrar y recuperar las cosas que les dimos, pero no estoy seguro de que valga la pena", dijo Durrant. "Ya se robaron el aire acondicionado".
Agregó que cuando dos helicópteros de la infantería sobrevolaron accidentalmente la base de la Brigada de Faluya hace algunas semanas, el aparato fue acribillado a balazos y "el piloto fue herido en la cara".
En un viaje reciente a Faluya quedó en evidencia que miembros de la brigada se relacionaban fácilmente con los rebeldes.
En varios puestos de control uno o dos agentes de la policía iraquí se ocultaron en una pequeña choza palapa con un soldado de la brigada cuando una pareja de hombres enmascarados armados con rifles AK-47 controlaban los coches buscando a occidentales.
La semana pasada varios miembros de la Brigada de Faluya en uniforme dispararon contra unos marines que se encontraban cerca de los límites de la ciudad. Los marines devolvieron el fuego, dijo Durrant.
Desde el inicio de la brigada muchos miembros no lograron descolgarse del movimiento rebelde. Algunos se mostraron orgullosos de haber jugado un papel en los ataques contra los marines y se fanfarronearon de su destreza en el manejo de armas de fuego. Aunque los marines les proveyeron de uniformes, la mayoría de los miembros de la brigada los desecharon, prefiriendo los uniformes marrones o verde oliva usados por las fuerzas armadas iraquíes durante el régimen de Hussein.
Aunque no se esperaba que la brigada permaneciera indefinidamente en el lugar, hubo propuestas de incorporar a sus miembros al ejército iraquí o a la guardia nacional -como unidad o individualmente, pero funcionarios del gobierno interino pensaban que para crear un ejército profesional se debía jurar primero lealtad al país, no a una unidad, ni ciudad ni provincia.
Como quedó en evidencia luego, pocos miembros de la brigada habrían sido bienvenidos en el ejército -lo que no fue mencionado como opción en el comunicado, aunque oficiales de los marines dijeron que creían que los miembros de la brigada tenían la libertad de enlistarse en él.
Tampoco parece probable que los miembros de la brigada eligieran unirse a la guardia nacional. Muchos iraquíes del área de Faluya consideran a los guardias nacionales como títeres de los estadounidenses. Los combatientes de Faluya mataron a un comandante de la guardia nacional local hace algunas semanas y secuestraron a otro, lo que condujo a que muchos guardias abandonaran sus posiciones.
Varios miembros dijeron que estaban indignados de su disolución.
"Es una violación [de los derechos] de los miembros de la brigada por tropas norteamericanas y el gobierno interino", dijo el mayor Ahmed Abed Abaas. "Al disolder la Brigada de Faluya rompieron el pacto que habíamos acordado el pasado abril cuando los norteamericanos sitiaron la ciudad.
12 de septiembre de 2004
©losangelestimes
©traducción mQh
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