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esclavitud en brasil 2


[Kevin G. Hall] A pesar de los esfuerzos de activistas, grupos comerciales y consumidores, muchos productos contaminados por el trabajo esclavo de Brasil están llegando a tiendas y hogares norteamericanos. Y probablemente del mundo.
Bethesda, Maryland. Algunas compañías estadounidenses hacen la vista gorda para comprar productos brasileños a los precios más baratos que la esclavitud hace posible. Otras compañías son como la mayoría de los americanos: lo ignoran todo sobre la esclavitud brasileña, y no les sería posible saber qué productos brasileños están contaminados por la esclavitud ni qué hacer con ello.
Ocuparse de la esclavitud brasileña es más difícil que simplemente repetir el ya clásico boycot de Nike en 1997-1998, que terminó cuando la empresa fabricante de calzado deportivo decidió mejorar las condiciones laborales de sus instalaciones asiáticas.
La esclavitud en Brasil plantea cuestiones más sutiles, y son más difíciles de combatir. Por ejemplo:
- La mayoría de los esclavos brasileños despejan terrenos en la selva amazónica para ganar a la selva tierras de ganadería o para el cultivo de soja, que los hacendados exportan a Estados Unidos. ¿Están contaminadas por ello las empresas norteamericanas que compran esos productos?
- Sólo una parte de las exportaciones de Brasil están contaminadas por el trabajo de esclavos. Los trabajadores esclavizados y los que hacen trabajos ‘degradantes' en el Amazonas producen la mayor parte del carbón brasileño, pero no todo. Empresas en el norte de Brasil usan el carbón en la producción de hierro en lingote, la mayor parte del cual es importada por empresas siderúrgicas norteamericanas.
¿Cuál es la responsabilidad de los importadores estadounidenses? ¿Y qué deben hacer los consumidores?
Como dice Thomas Donaldson, un experto en ética empresarial de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia: "Me puede preocupar que si compro un coche el puntal debajo de la rueda izquierda se haya hecho con hierro producido en Brasil, ¿pero qué hago con eso? Es una manera de preocuparse que no me dice cómo ayudar".
Donaldson opine que las empresas norteamericanas pueden controlar sus cadenas de aprovisionamiento de manera más efectiva si así lo desearan. En realidad, muchas empresas, tales como Home Depot, con sede en Atlanta, ha dejado de comprar la mayoría de los productos madereros que importaba de Brasil a menos que auditores independientes puedan certificar que las empresas exportadoras no perjudican a los trabajadores ni al medio ambiente.

El Problema Del Control
Otras empresas contactadas por Knight Ridder dijo que sus contratos con suministradores hacen imposible las actividades ilegales. Pero parecen ejercer poco control sobre los proveedores como para asegurarse de que no se hacen cómplices de violaciones de leyes laborales y sobre el medio ambiente.
"En última instancia confiamos en que nuestros proveedores cumplan las condiciones de nuestros contratos y confiamos en que los gobiernos apliquen esas leyes", dijo Dorothy Brown, portavoz de Armstrong World Industries, de Lancaster, Pensilvania, que vende láminas para pisos de maderas tropicales bajo las marcas comerciales de Hartco y Bruce.
Dan DiMicco, presidente de la Nucor Corp., en Charlotte, Carolina del Norte, declaró que si su compañía no importaba hierro en lingotes de Brasil, que entonces otra empresa lo haría.
"Es un producto que se vende abiertamente en el mercado mundial y ninguna empresa va a cambiar esa situación", dijo.
No se puede esperar que Nucor, agregó, controle a sus proveedores para determinar si explotan o no el trabajo de esclavos.
"Eso es responsabilidad de la gente con la que hacemos negocios", dijo. "Si esas empresas violan la ley, es responsabilidad de las instituciones legales involucradas dar una solución a esos problemas". Nucor importa más de 2 millones de toneladas al año de hierro en lingote, la mayor parte de Brasil.
Tommy Calvert, jefe de campañas del Comité Americano contra la Esclavitud, con sede en Boston y que se dedica a combatir la esclavitud moderna, no confía en la postura de Nucor. "Ese método de tratar de poner niveles o barreras entre ellos y los subcontratistas se está transformando en una táctica fija de la industria", dijo.
El International Labor Rights Fund ILRF, un grupo de juristas respaldado por sindicatos, propone una medida que no es probable que llegue muy lejos en el Congreso: una ley federal que obligue a las empresas a revelar sus cadenas de suministro.
El posible componente de trabajo esclavo en una importación norteamericana "es prácticamente imposible de determinar porque no existe la obligación de mencionarlo en el envase", dijo Terry Collingsworth, presidente del ILRF. "Se te exige que digas cuánto azúcar y carbohidratos hay ahí, pero no si para su producción se ha utilizado el trabajo de esclavos".

Maderas En Cuestión
Los consumidores individuales pueden votar con sus dólares por sólo un producto brasileño: las maderas duras de la selva amazónica, que se usan en pisos, recubrimientos y muelles.
Los pisos de maderas exóticas son el segmento de más rápido crecimiento del mercado de láminas para pisos, que tiene un volumen anual de 1.87 billones de dólares.
Jatoba, una madera brasileña que se vende bajo el nombre de cerezo brasileño, constituye entre un 3 a 5 por ciento de las ventas de láminas para pisos de maderas tropicales en Estados Unidos, según la Asociación Nacional de Pisos de Madera [National Wood Flooring Association] de Chesterfield, Missouri.
Otra madera amazónica, el ipe, se usa cada vez más en recubrimientos exteriores y muelles. Se la llama a veces nogal brasileño.
El año pasado casi todas las exportaciones brasileñas de maderas duras, por un total de 372 millones de dólares, provinieron del estado amazónica de Pará, donde la explotación del trabajo de esclavos y la deforestación ilegal alcanzan niveles impresionantes. Los esclavos talan a veces los árboles; pero más a menudo, despejan el terreno para que puedan acceder los leñadores y talar los árboles.
Los vendedores estadounidenses de láminas para pisos y recubrimientos, con toda probabilidad, no lo dirán -y podrían no saberlo-, dejando a muchos consumidores preocupados sin saber qué hacer, o peor aún.
El investigador en bio-medicina Robert Kotin, por ejemplo, que trabaja en el Instituto Nacional de la Salud [National Institute of Health], en Bethesda, Maryland, dijo que cuando compró su elegante piso de cerezo brasileño, preguntó sobre las condiciones en que se obtenía la madera. Le dijeron que no había problemas.
"Les creímos", dijo Kotin, 48, que compró la madera a Pennington Hardwoods, de Sellersburg, Indiana.
Kevin Pennington, el dueño, dijo que no sabía nada sobre el problema de la esclavitud en el Amazonas. De todos modos, agregó, sólo compra a empresas del sur del Brasil, a miles de kilómetros de la selva tropical. Pero su principal proveedor brasileño, Triángulo, confirmó más tarde que sus maderas duras provienen de la selva amazónica.
"Nosotros confiamos en la integridad de la empresa con la que hacemos negocios", respondió Pennington. "Somos una empresa pequeña y no tenemos recursos como para controlarla y saber si nos dicen la verdad o no'.

Stella Hopkins, del Charlotte Observer, contribuyó a este reportaje.
24 de septiembre de 2004
3 de octubre de 2004
©miami herald
©traducción mQh
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