¿CUÁNTOS IRAQUÍES ESTÁN MURIENDO? - norimitsu onishi
Las bajas civiles iraquíes incluyen a los que mueren en los ataques de los norteamericanos y a los que mueren en atentados de los insurgentes. Hay instancias de civiles matados arbitrariamente por los soldados, y de civiles asesinados por los insurgentes por considerar que colaboran con los norteamericanos.
Bagdad, Iraq. Comenzó el lunes pasado con el asesinato de dos civiles iraquíes en un atentado suicida contra un convoy militar estadounidense en la norteña ciudad de Mosul. Terminó el domingo por la noche cuando un coche bomba mató a siete agentes de la policía iraquí y civiles en un café de Bagdad, en el que los agentes paraban aparentemente después de interrumpir el ayuno del ramadán.
Una investigación de una semana para contar las bajas iraquíes muestra que hubo entre las víctimas soldados, insurgentes, políticos, periodistas, un juez, un doctor y trabajadores de un restaurante. Entre ellos se encontraban Dina Mohammed Hassan, una periodista de televisión asesinada por tres hombres que la llamaron colaboracionista' y el hijo y el sobrino de Ali Hussein, guardias nocturnos que murieron cuando los estadounidenses bombardearon un restaurante en Faluya.
Del 11 al 17 de octubre, se calcula que murieron 208 iraquíes en incidentes relacionados con la guerra, un número considerablemente mayor que el promedio semanal; 23 militares estadounidenses murieron en el mismo período.
La muerte de iraquíes, especialmente la de civiles, se ha transformado en un tema cada vez más delicado. Antes este mes, el ministerio de Salud dejó de entregar cifras de las bajas a periodistas, lo que antes hacía regularmente. De acuerdo a una nueva medida que el gobierno dijo que modernizaría la entrega de esas cifras -que eran claramente un bochorno tanto para el gobierno como los norteamericanos-, sólo el Secretariado del Consejo de Ministros puede hacerlo ahora.
"Es un asunto político", dijo la semana pasada un alto funcionario del ministerio de Salud.
Este artículo fue compuesto con conteos de bajas parciales del gobierno iraquí, informes de empleados iraquíes del New York Times asignados a Faluya, Mosul y Nayaf, y estadísticas de hospitales, agencias de noticias y los militares estadounidenses.
La cuenta sigue siendo imprecisa y no responde completamente a la mayoría de las preguntas más cargadas sobre la guerra. ¿Cómo distinguir a civiles de insurgentes? ¿Cómo reconciliar informes contradictorios sobre las mismas muertes?
De acuerdo a un reporte del ministerio de Salud, que comenzó a compilar cifras de todas las regiones excepto el norte kurdo en abril, en las 22 semanas que van del 5 de abril al 6 de septiembre murieron en incidentes relacionados con la guerra, 2.040 iraquíes -algo más de 138 muertes a la semana. Los muertos incluyeron 2.753 hombres, 159 mujeres y 128 niños. Estas no son cifras verificadas de muertes civiles en Iraq desde que comenzara la guerra a comienzos de 2003, pero las estimaciones más precisas, de grupos privados y de agencias de prensa independientes, colocan la cantidad de bajas civiles en el rango de 10.000 a 15.000 personas.
Aunque muchos iraquíes culpan a los bombardeos aéreos norteamericanos y otras acciones militares de terminar con la vida de inocentes, también creen que combatientes extranjeros que organizarían los atentados suicidas causan más muertes iraquíes que los norteamericanos.
Los militares estadounidense enfatizan que los blancos de sus ataques han sido los insurgentes, y también les responsabiliza de otras muertes y destrozos que resultan de tales ataques.
El jueves pasado, el mismo día que los aviones de guerra norteamericanos intensificaron su bombardeo de Faluya, de la que se piensa que es la base de Abu Musab al-Zarqawi, el militante jordano sospechoso de dirigir los ataques contra los norteamericanos, los militares norteamericanos emitieron una declaración que dice en parte: "Una alta prioridad es evitar causar bajas civiles y daños. Sin embargo, al operar y ocultarse entre civiles, los terroristas ponen en peligro a civiles inocentes y son directamente responsables de cualquier daño que se cause a las mujeres y niños detrás de los que se ocultan".
El Secretariado del Consejo de Ministros entregó sólo cifras parciales la semana pasada, proporcionando cifras de sólo cuatro días, la mayor parte de Bagdad y ciudades cercanas. Por supuesto, las cifras sobre bajas tienden a variar enormemente dependiendo de la fuente. En el primer día de un período de siete, se informó de la muerte de 12 iraquíes, incluyendo el atentado kamikaze en Mosul. Las otras muertes ocurrieron en tres localidades que resultaron ser las más mortíferas en la semana: Faluya y Ramadi, donde las tropas norteamericanas han estado atacando, y en Bagdad.
En una autopista en las afueras de Faluya, murieron cinco pasajeros de un coche en un incidente en el que estuvieron implicados soldados norteamericanos.
De acuerdo a residentes y a empleados del hospital, los cinco pasajeros -Kadhim Ahmed Hussein y sus dos hijos, Jawad y Dhiya; y Layla Awad y su hijo Ali Khalaf- provenían del área del Lago Habbaniya, donde habían buscado refugio durante los combates, y se dirigían a revisar sus casas en Faluya.
Según los militares norteamericanos, el coche se acercó a un puesto de control en una localidad que había sido acordonada por una patrulla norteamericana.
Debido a que el chofer ignoró los signos de que se detuviera mientras la patrulla era tomada bajo fuego desde otro lugar, los soldados dispararon contra el coche. Gente en Faluya, sin embargo, dicen que los cinco fueron atacados sin que mediara provocación.
El martes fueron matados, según informes, 46 iraquíes. Justo después de medianoche, un avión de guerra norteamericano destruyó el restaurante más popular de Faluya, el Hajji Hussein, famoso por sus kebabs. Los militares dijeron que era un lugar de reunión de los terroristas y que ya no era frecuentado por gente corriente. Ali Hussein, el propietario, dijo que su hijo y sobrino, que trabajaban como guardias nocturnos, murieron en el ataque.
Negó que los insurgentes visitaran el restaurante, que fue iniciado por su padre. "Este es un conocido restaurante en el centro [de Faluya]", dijo Hussein. "Tenemos siempre un montón de gente entrando y saliendo. Nadie se puede esconder aquí. Estamos en la calle principal. ¿Cómo iba a haber aquí gente de Zarqawi?"
El número más grande de víctimas, al menos 15, fueron matados en un ataque contra un puesto de avanzada de la Guardia Nacional iraquí, cerca de Qaim, en la frontera con Siria. Se cree que muchos iraquíes tienen su base al otro lado de la frontera y reciben ayuda de los sirios.
El miércoles, se informó que 10 personas fueron matadas, incluyendo a un capitán de la policía en Baquba, 56 kilómetros al nordeste de aquí.
El jueves, con 58 muertes reportadas, fue el día más mortífero de la semana y estuvo también marcado por atentados con bomba dentro de la Zona Verde, donde se ubican la embajada norteamericana y los ministerios del gobierno iraquí.
Muchos iraquíes considerados colaboracionistas con los norteamericanos o con el gobierno interino respaldado por Estados Unidos han sido asesinados, y varios fueron matados el jueves.
Al sur de aquí, cerca de Latifiya, Kamel al-Yassiri, un oficial del secular Partido de la Coalición Democrática Nacional, fue matado a balazos cuando conducía en una autopista; fue enterrado en Nayaf al día siguiente. En Mosul, un fotógrafo que había trabajado para organizaciones de prensa occidentales, Karam Hussein, 22, fue matado a balazos a la puerta de su casa.
En Bagdad, un juez fue matado a balazos cuando salía de su casa para dirigirse a su trabajo; casi a la misma hora era asesinada la señora Hassan, 38, una reportera para la red kurda de la estación de televisión Al Huriya.
Había recibido tres cartas en las que la advertían que abandonara su trabajo, dijeron colegas que esperaban en las afueras de la morgue de la ciudad para recoger su cuerpo. Se había unido a la red hace nueve meses después de trabajar largo tiempo para el ministerio de Información, dijeron.
"Hacíamos bromas de que ella debería usar el dinero que había ahorrado en arreglarse los dientes y casarse", dijo un colega, Naseer al-Timimy. "Pero como era huérfana, creía que tenía que ahorrar".
El jueves por la mañana, cuando ella y una colega esperaban afuera de su edificio de apartamentos por la camioneta de la compañía, un Oldsmobile azul con tres hombres se detuvo frente a ellas, de acuerdo al relato de la colega, que sobrevivió el atentado. Uno de los hombres la disparó con un Kalashnikov y cuando ella cayó de espalda, le volvió a disparar en la cara. "¡Colaboracionista! ¡Colaboracionista!", le gritó el pistolero.
"No se la podía reconocer", dijo Ahmed al-Hamdani, un colega que la vio minutos después de la balacera.
El viernes, el primer día del ramadán, aunque muchos habían temido un aumento de la violencia similar al del año pasado, hubo menos muertes que el jueves, con 24 personas matadas. De estas, 10 civiles murieron en un atentado con coche-bomba dirigido contra una patrulla de la policía iraquí en Bagdad.
Los muertos incluían a cuatro peones que trabajaban en un palmar cercano, dos transeúntes y una familia de cuatro en un coche, de acuerdo a los militares norteamericanos.
El sábado y el domingo, se reportaron 31 y 27 muertes respectivamente. El más grande número de víctimas fueron agentes de policía, que han sido atacados con mortal frecuencia por los insurgentes, que los acusan que apoyar a los norteamericanos.
El sábado, nueve reclutas de la policía que volvían de un curso de adiestramiento en Jordania fueron emboscado cerca de Latifiya. Luego, el domingo por la noche siete agentes de policía y civiles murieron después de que un coche-bomba explotara en las afueras de un café visitado frecuentemente por agentes de policía, poniendo fin a una sangrienta semana en Iraq.
Empleados iraquíes del New York Times contribuyeron a este reportaje desde Mosul, Faluya y Nayaf.
20 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh
Una investigación de una semana para contar las bajas iraquíes muestra que hubo entre las víctimas soldados, insurgentes, políticos, periodistas, un juez, un doctor y trabajadores de un restaurante. Entre ellos se encontraban Dina Mohammed Hassan, una periodista de televisión asesinada por tres hombres que la llamaron colaboracionista' y el hijo y el sobrino de Ali Hussein, guardias nocturnos que murieron cuando los estadounidenses bombardearon un restaurante en Faluya.
Del 11 al 17 de octubre, se calcula que murieron 208 iraquíes en incidentes relacionados con la guerra, un número considerablemente mayor que el promedio semanal; 23 militares estadounidenses murieron en el mismo período.
La muerte de iraquíes, especialmente la de civiles, se ha transformado en un tema cada vez más delicado. Antes este mes, el ministerio de Salud dejó de entregar cifras de las bajas a periodistas, lo que antes hacía regularmente. De acuerdo a una nueva medida que el gobierno dijo que modernizaría la entrega de esas cifras -que eran claramente un bochorno tanto para el gobierno como los norteamericanos-, sólo el Secretariado del Consejo de Ministros puede hacerlo ahora.
"Es un asunto político", dijo la semana pasada un alto funcionario del ministerio de Salud.
Este artículo fue compuesto con conteos de bajas parciales del gobierno iraquí, informes de empleados iraquíes del New York Times asignados a Faluya, Mosul y Nayaf, y estadísticas de hospitales, agencias de noticias y los militares estadounidenses.
La cuenta sigue siendo imprecisa y no responde completamente a la mayoría de las preguntas más cargadas sobre la guerra. ¿Cómo distinguir a civiles de insurgentes? ¿Cómo reconciliar informes contradictorios sobre las mismas muertes?
De acuerdo a un reporte del ministerio de Salud, que comenzó a compilar cifras de todas las regiones excepto el norte kurdo en abril, en las 22 semanas que van del 5 de abril al 6 de septiembre murieron en incidentes relacionados con la guerra, 2.040 iraquíes -algo más de 138 muertes a la semana. Los muertos incluyeron 2.753 hombres, 159 mujeres y 128 niños. Estas no son cifras verificadas de muertes civiles en Iraq desde que comenzara la guerra a comienzos de 2003, pero las estimaciones más precisas, de grupos privados y de agencias de prensa independientes, colocan la cantidad de bajas civiles en el rango de 10.000 a 15.000 personas.
Aunque muchos iraquíes culpan a los bombardeos aéreos norteamericanos y otras acciones militares de terminar con la vida de inocentes, también creen que combatientes extranjeros que organizarían los atentados suicidas causan más muertes iraquíes que los norteamericanos.
Los militares estadounidense enfatizan que los blancos de sus ataques han sido los insurgentes, y también les responsabiliza de otras muertes y destrozos que resultan de tales ataques.
El jueves pasado, el mismo día que los aviones de guerra norteamericanos intensificaron su bombardeo de Faluya, de la que se piensa que es la base de Abu Musab al-Zarqawi, el militante jordano sospechoso de dirigir los ataques contra los norteamericanos, los militares norteamericanos emitieron una declaración que dice en parte: "Una alta prioridad es evitar causar bajas civiles y daños. Sin embargo, al operar y ocultarse entre civiles, los terroristas ponen en peligro a civiles inocentes y son directamente responsables de cualquier daño que se cause a las mujeres y niños detrás de los que se ocultan".
El Secretariado del Consejo de Ministros entregó sólo cifras parciales la semana pasada, proporcionando cifras de sólo cuatro días, la mayor parte de Bagdad y ciudades cercanas. Por supuesto, las cifras sobre bajas tienden a variar enormemente dependiendo de la fuente. En el primer día de un período de siete, se informó de la muerte de 12 iraquíes, incluyendo el atentado kamikaze en Mosul. Las otras muertes ocurrieron en tres localidades que resultaron ser las más mortíferas en la semana: Faluya y Ramadi, donde las tropas norteamericanas han estado atacando, y en Bagdad.
En una autopista en las afueras de Faluya, murieron cinco pasajeros de un coche en un incidente en el que estuvieron implicados soldados norteamericanos.
De acuerdo a residentes y a empleados del hospital, los cinco pasajeros -Kadhim Ahmed Hussein y sus dos hijos, Jawad y Dhiya; y Layla Awad y su hijo Ali Khalaf- provenían del área del Lago Habbaniya, donde habían buscado refugio durante los combates, y se dirigían a revisar sus casas en Faluya.
Según los militares norteamericanos, el coche se acercó a un puesto de control en una localidad que había sido acordonada por una patrulla norteamericana.
Debido a que el chofer ignoró los signos de que se detuviera mientras la patrulla era tomada bajo fuego desde otro lugar, los soldados dispararon contra el coche. Gente en Faluya, sin embargo, dicen que los cinco fueron atacados sin que mediara provocación.
El martes fueron matados, según informes, 46 iraquíes. Justo después de medianoche, un avión de guerra norteamericano destruyó el restaurante más popular de Faluya, el Hajji Hussein, famoso por sus kebabs. Los militares dijeron que era un lugar de reunión de los terroristas y que ya no era frecuentado por gente corriente. Ali Hussein, el propietario, dijo que su hijo y sobrino, que trabajaban como guardias nocturnos, murieron en el ataque.
Negó que los insurgentes visitaran el restaurante, que fue iniciado por su padre. "Este es un conocido restaurante en el centro [de Faluya]", dijo Hussein. "Tenemos siempre un montón de gente entrando y saliendo. Nadie se puede esconder aquí. Estamos en la calle principal. ¿Cómo iba a haber aquí gente de Zarqawi?"
El número más grande de víctimas, al menos 15, fueron matados en un ataque contra un puesto de avanzada de la Guardia Nacional iraquí, cerca de Qaim, en la frontera con Siria. Se cree que muchos iraquíes tienen su base al otro lado de la frontera y reciben ayuda de los sirios.
El miércoles, se informó que 10 personas fueron matadas, incluyendo a un capitán de la policía en Baquba, 56 kilómetros al nordeste de aquí.
El jueves, con 58 muertes reportadas, fue el día más mortífero de la semana y estuvo también marcado por atentados con bomba dentro de la Zona Verde, donde se ubican la embajada norteamericana y los ministerios del gobierno iraquí.
Muchos iraquíes considerados colaboracionistas con los norteamericanos o con el gobierno interino respaldado por Estados Unidos han sido asesinados, y varios fueron matados el jueves.
Al sur de aquí, cerca de Latifiya, Kamel al-Yassiri, un oficial del secular Partido de la Coalición Democrática Nacional, fue matado a balazos cuando conducía en una autopista; fue enterrado en Nayaf al día siguiente. En Mosul, un fotógrafo que había trabajado para organizaciones de prensa occidentales, Karam Hussein, 22, fue matado a balazos a la puerta de su casa.
En Bagdad, un juez fue matado a balazos cuando salía de su casa para dirigirse a su trabajo; casi a la misma hora era asesinada la señora Hassan, 38, una reportera para la red kurda de la estación de televisión Al Huriya.
Había recibido tres cartas en las que la advertían que abandonara su trabajo, dijeron colegas que esperaban en las afueras de la morgue de la ciudad para recoger su cuerpo. Se había unido a la red hace nueve meses después de trabajar largo tiempo para el ministerio de Información, dijeron.
"Hacíamos bromas de que ella debería usar el dinero que había ahorrado en arreglarse los dientes y casarse", dijo un colega, Naseer al-Timimy. "Pero como era huérfana, creía que tenía que ahorrar".
El jueves por la mañana, cuando ella y una colega esperaban afuera de su edificio de apartamentos por la camioneta de la compañía, un Oldsmobile azul con tres hombres se detuvo frente a ellas, de acuerdo al relato de la colega, que sobrevivió el atentado. Uno de los hombres la disparó con un Kalashnikov y cuando ella cayó de espalda, le volvió a disparar en la cara. "¡Colaboracionista! ¡Colaboracionista!", le gritó el pistolero.
"No se la podía reconocer", dijo Ahmed al-Hamdani, un colega que la vio minutos después de la balacera.
El viernes, el primer día del ramadán, aunque muchos habían temido un aumento de la violencia similar al del año pasado, hubo menos muertes que el jueves, con 24 personas matadas. De estas, 10 civiles murieron en un atentado con coche-bomba dirigido contra una patrulla de la policía iraquí en Bagdad.
Los muertos incluían a cuatro peones que trabajaban en un palmar cercano, dos transeúntes y una familia de cuatro en un coche, de acuerdo a los militares norteamericanos.
El sábado y el domingo, se reportaron 31 y 27 muertes respectivamente. El más grande número de víctimas fueron agentes de policía, que han sido atacados con mortal frecuencia por los insurgentes, que los acusan que apoyar a los norteamericanos.
El sábado, nueve reclutas de la policía que volvían de un curso de adiestramiento en Jordania fueron emboscado cerca de Latifiya. Luego, el domingo por la noche siete agentes de policía y civiles murieron después de que un coche-bomba explotara en las afueras de un café visitado frecuentemente por agentes de policía, poniendo fin a una sangrienta semana en Iraq.
Empleados iraquíes del New York Times contribuyeron a este reportaje desde Mosul, Faluya y Nayaf.
20 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh
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