fraude de contratistas en iraq
[Erik Eckholm] La compañía, fundada por un antiguo candidato republicano por Rhode Island, declaró facturas falsas por cientos de millones de dólares.
Los gerentes de una compañía de seguridad que consiguió importantes contratos en Iraq advirtieron en febrero a sus patrones sobre lo que calificaron como un patrón de prácticas de facturaciones fraudulentas, sugieren varios memoranda de la empresa.
Los memoranda, escritos principalmente por dos gerentes de la compañía, acusaban a la firma de seguridad Custer Battles de facturar repetidas veces a las autoridades de la ocupación por servicios no existentes o con sumas fuertemente infladas.
La compañía, que creció rápidamente y logró asegurarse contratos de seguridad por un valor de 100 millones de dólares en poco más de un año, niega las acusaciones. Dice que los gerentes confundieron intentos genuinos de documentar trabajos realizados precipitadamente en una zona de guerra con un engaño deliberado y que la compañía proporcionó todos los servicios contratados a los precios acordados.
Los memoranda y una demanda entablada por antiguos empleados mencionan varios casos específicos, incluyendo una factura a la Autoridad Provisional de la Coalición APC por 157.000 dólares por una plataforma de aterrizaje de helicópteros que de hecho cuesta 95.000 dólares, y por repintar unas carretillas elevadoras abandonadas por Líneas Aéreas de Bagdad y luego facturar a la APC miles de dólares al menos, aduciendo que las carretillas eran alquiladas.
Uno de los gerentes fue más tarde despedido por la compañía y está ahora demandando a Custer Battles por estafar al gobierno federal decenas de millones de dólares. El otro gerente, que desde entonces ha sido nombrado a una posición de alto nivel de la compañía, declaró recientemente que después de investigaciones posteriores creía que las prácticas cuestionables habían sido cometidas por unos pocos individuos y que no habían sido ordenadas por los propietarios.
El 30 de septiembre, el Pentágono, preocupado por las acusaciones presentadas por los empleados excluyeron a Custer Battles de recibir otros contratos militares, y ha suspendido el pago a la compañía de al menos 10 millones de dólares. La compañía apeló contra la exclusión.
Las acusaciones contra Custer Batlles reflejan en parte un problema que los auditores del gobierno norteamericano han reconocido: la incapacidad de la APC, sobre todo durante el primer año, para supervisar adecuadamente el funcionamiento de cientos de compañías, grandes y pequeñas, que llegaron en tropel a Bagdad tratando de conseguir contratos, desde materiales de construcción hasta guardias armados.
Los memoranda, proporcionados por un abogado de los gerentes que entablaron la demanda contra Custer Battles, acusan a la compañía de haber entregado facturas de supuestos subcontratistas o proveedores que -sin que lo supieran los funcionarios norteamericanos que pagaron la cuenta final- eran en la práctica empresas fantasmas, creadas recientemente por ejecutivos de Custer Battles y sus socios.
Custer Battles, fundada en 2001 por Scott Custer y Michael Battles, ambos en sus treinta, dice que tiene alrededor de 700 empleados.
Pete Baldwin, entonces gerentes de instalaciones en Iraq, escribió el 2 de febrero un memorándum que en una factura típica Custer Battles reclamó que una de sus compañías fantasma había instalado una plataforma de helicóptero por un valor de 157.000 dólares. De hecho, Custer Battles había contratado a otra compañía para construir la plataforma por 95.000 dólares, afirmó. Escribió que "cada ítem en esa factura", que finalmente llegó a 250.000 dólares, era "falso, inventado e inflado".
Baldwin escribió que había informado repetidas veces a Custer, el co-propietario de la compañía, sobre prácticas similares, pero que había sido en vano. Un abogado de Custer Battles, Richard Sauber, dijo que Custer había llevado contables a Iraq para revisar los libros incompletos y que no habían encontrado indicios de fraude.
Baldwin dijo en el memorándum que después de que él comenzara a dar la alarma, un ejecutivo de la compañía trató de despedirlo. Baldwin fue despedido el 20 de febrero -debido, según dijo, a sus acusaciones por la estafa. Larry Robbins, abogado de Custer Battles, dijo que había sido despedido por "incompetencia".
La semana pasada documentos liberados por el ministerio de Justicia revelaron que dos antiguos gerentes de Custer Battles, incluyendo a Baldwin, habían entablado una demanda civil en virtud de una ley federal de denuncias [que permite a particulares acusar a una compañía en nombre del estado], acusándola de estafa.
La compañía calificó esas acusaciones de carecer de fundamento y de ser obra de una "empresa competidora y de un empleado resentido". Los dos antiguos gerentes pueden ganar millones de dólares si las acusaciones son confirmadas.
En un memorándum datado del 28 de febrero de 2004, Peter Miskovich, que era gerente del contrato de 21 millones de dólares de la compañía para proteger la nueva moneda iraquí que estaba siendo distribuida, ofreció una mordaz revisión del proyecto, del que se ocupó a medio camino. Miskovich -que no hace parte de los demandantes- escribió a su superior, Charles Baumann, entonces gerente nacional, que los archivos mostraban "evidencias prima facie de conductas consistentes con actividades y propósitos delictivos".
Miskovich fue más tarde nombrado director de la nueva Oficina de Integridad Corporativa de la compañía. En una declaración jurada del 13 de octubre, dijo que después de investigaciones posteriores había concluido que las incorrecciones financieras eran más aisladas de lo que había declarado en febrero. Dijo que "no creo, basándome en lo que he investigado durante el tiempo en mi cargo" como gerente de proyectos "que Scott Custer o Mike Battles estén involucrados en esa conducta cuestionable".
Preguntado por teléfono esta semana, Miskovich se negó a hablar con un periodista. Baldwin no pudo ser localizado para que comentara estas informaciones.
La Fuerza Aérea, que suspendió el contrato con Custer Battles, escribió un memorándum mencionando que sospecha a la compañía de estafas repetidas. La Fuerza Aérea menciona el memorándum del 28 de febrero de Miskovich y califica la incorrección en la conducta de la compañía "tan seria y de una naturaleza tan concluyente que afecta su responsabilidad presente como para desempeñarse como contratista o subcontratista del gobierno".
En el caso del proyecto de cambio de moneda, dijo Sauber, el abogado de Custer Battles, la APC aceptó una cuenta final de 21 millones de dólares, pero el Pentágono retuvo el pago de 10 millones a la espera de los resultados de la investigación del contrato.
Antes este mes, el ministerio de Justicia rehusó llevar a juicio a Custer Battles, aunque la demanda civil continúa en virtud de la ley de denuncias. El ministerio no ofreció una explicación pública, pero funcionarios habían dicho previamente a los abogados de la demanda que los fiscales federales no tenían competencia porque la acusación de fraude había sido hecha contra la APC. Algunos expertos ponen en duda ese razonamiento.
Los fundadores de la compañía, Scott Custer y Michael Battles, son ambos veteranos del Ejército. Battles se presentó a candidato para el Congreso en Rhode Island en la lista republicana hace dos años. No fue elegido.
Los dos comenzaron a ofrecer servicios de seguridad a organizaciones no gubernamentales en Afganistán después de la caída de Kabul a fines de 2001.
Pero sus negocios comenzaron a marchar bien en junio de 2003, poco después de la caída de Bagdad. Los hombres consiguieron un contrato de 16.5 millones de dólares con la APC para proteger el aeropuerto de Bagdad.
El contrato de un año no fue renovado, pero la compañía ya había logrado otros, directamente con la APC o indirectamente, como subcontratista de otras empresas.
A medida que ganaba contratos rápidos y beneficiosos, Custer Battles a veces causó la irritación de compañías de seguridad con más experiencia debido a su agresivo reclutamiento de los escasos expertos en seguridad y su pretensión de ser líderes de la industria. En su página web la compañía se describe a sí misma como "la principal empresa de seguridad en Iraq".
Los dos fundadores han sido elogiados por su espíritu empresarial. Los memoranda internos dicen que al menos parte de ese éxito fue construido sobre la base de prácticas dudosas.
Un ejemplo capta algo de la niebla en el Iraq de después de la invasión. Con facturas falsas, escribió Miskovich, Custer Battles pasó cuenta por proporcionar protección del transporte por carretera de cabañas prefabricadas entre Bagdad y Mosul. Las cabinas eran urgentemente necesitadas por los equipos que realizaban la operación de cambio de moneda.
La compañía no sólo no proporcionó los guardias de seguridad para el transporte, escribió Miskovich en el memorándum del 28 de febrero, sino además el convoy estuvo extraviado durante una semana, los funcionarios en Mosul debieron dormir en tiendas de campaña y la compañía tuvo que ofrecer una recompensa para localizar las cabañas.
23 de octubre de 2004
26 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh
Los memoranda, escritos principalmente por dos gerentes de la compañía, acusaban a la firma de seguridad Custer Battles de facturar repetidas veces a las autoridades de la ocupación por servicios no existentes o con sumas fuertemente infladas.
La compañía, que creció rápidamente y logró asegurarse contratos de seguridad por un valor de 100 millones de dólares en poco más de un año, niega las acusaciones. Dice que los gerentes confundieron intentos genuinos de documentar trabajos realizados precipitadamente en una zona de guerra con un engaño deliberado y que la compañía proporcionó todos los servicios contratados a los precios acordados.
Los memoranda y una demanda entablada por antiguos empleados mencionan varios casos específicos, incluyendo una factura a la Autoridad Provisional de la Coalición APC por 157.000 dólares por una plataforma de aterrizaje de helicópteros que de hecho cuesta 95.000 dólares, y por repintar unas carretillas elevadoras abandonadas por Líneas Aéreas de Bagdad y luego facturar a la APC miles de dólares al menos, aduciendo que las carretillas eran alquiladas.
Uno de los gerentes fue más tarde despedido por la compañía y está ahora demandando a Custer Battles por estafar al gobierno federal decenas de millones de dólares. El otro gerente, que desde entonces ha sido nombrado a una posición de alto nivel de la compañía, declaró recientemente que después de investigaciones posteriores creía que las prácticas cuestionables habían sido cometidas por unos pocos individuos y que no habían sido ordenadas por los propietarios.
El 30 de septiembre, el Pentágono, preocupado por las acusaciones presentadas por los empleados excluyeron a Custer Battles de recibir otros contratos militares, y ha suspendido el pago a la compañía de al menos 10 millones de dólares. La compañía apeló contra la exclusión.
Las acusaciones contra Custer Batlles reflejan en parte un problema que los auditores del gobierno norteamericano han reconocido: la incapacidad de la APC, sobre todo durante el primer año, para supervisar adecuadamente el funcionamiento de cientos de compañías, grandes y pequeñas, que llegaron en tropel a Bagdad tratando de conseguir contratos, desde materiales de construcción hasta guardias armados.
Los memoranda, proporcionados por un abogado de los gerentes que entablaron la demanda contra Custer Battles, acusan a la compañía de haber entregado facturas de supuestos subcontratistas o proveedores que -sin que lo supieran los funcionarios norteamericanos que pagaron la cuenta final- eran en la práctica empresas fantasmas, creadas recientemente por ejecutivos de Custer Battles y sus socios.
Custer Battles, fundada en 2001 por Scott Custer y Michael Battles, ambos en sus treinta, dice que tiene alrededor de 700 empleados.
Pete Baldwin, entonces gerentes de instalaciones en Iraq, escribió el 2 de febrero un memorándum que en una factura típica Custer Battles reclamó que una de sus compañías fantasma había instalado una plataforma de helicóptero por un valor de 157.000 dólares. De hecho, Custer Battles había contratado a otra compañía para construir la plataforma por 95.000 dólares, afirmó. Escribió que "cada ítem en esa factura", que finalmente llegó a 250.000 dólares, era "falso, inventado e inflado".
Baldwin escribió que había informado repetidas veces a Custer, el co-propietario de la compañía, sobre prácticas similares, pero que había sido en vano. Un abogado de Custer Battles, Richard Sauber, dijo que Custer había llevado contables a Iraq para revisar los libros incompletos y que no habían encontrado indicios de fraude.
Baldwin dijo en el memorándum que después de que él comenzara a dar la alarma, un ejecutivo de la compañía trató de despedirlo. Baldwin fue despedido el 20 de febrero -debido, según dijo, a sus acusaciones por la estafa. Larry Robbins, abogado de Custer Battles, dijo que había sido despedido por "incompetencia".
La semana pasada documentos liberados por el ministerio de Justicia revelaron que dos antiguos gerentes de Custer Battles, incluyendo a Baldwin, habían entablado una demanda civil en virtud de una ley federal de denuncias [que permite a particulares acusar a una compañía en nombre del estado], acusándola de estafa.
La compañía calificó esas acusaciones de carecer de fundamento y de ser obra de una "empresa competidora y de un empleado resentido". Los dos antiguos gerentes pueden ganar millones de dólares si las acusaciones son confirmadas.
En un memorándum datado del 28 de febrero de 2004, Peter Miskovich, que era gerente del contrato de 21 millones de dólares de la compañía para proteger la nueva moneda iraquí que estaba siendo distribuida, ofreció una mordaz revisión del proyecto, del que se ocupó a medio camino. Miskovich -que no hace parte de los demandantes- escribió a su superior, Charles Baumann, entonces gerente nacional, que los archivos mostraban "evidencias prima facie de conductas consistentes con actividades y propósitos delictivos".
Miskovich fue más tarde nombrado director de la nueva Oficina de Integridad Corporativa de la compañía. En una declaración jurada del 13 de octubre, dijo que después de investigaciones posteriores había concluido que las incorrecciones financieras eran más aisladas de lo que había declarado en febrero. Dijo que "no creo, basándome en lo que he investigado durante el tiempo en mi cargo" como gerente de proyectos "que Scott Custer o Mike Battles estén involucrados en esa conducta cuestionable".
Preguntado por teléfono esta semana, Miskovich se negó a hablar con un periodista. Baldwin no pudo ser localizado para que comentara estas informaciones.
La Fuerza Aérea, que suspendió el contrato con Custer Battles, escribió un memorándum mencionando que sospecha a la compañía de estafas repetidas. La Fuerza Aérea menciona el memorándum del 28 de febrero de Miskovich y califica la incorrección en la conducta de la compañía "tan seria y de una naturaleza tan concluyente que afecta su responsabilidad presente como para desempeñarse como contratista o subcontratista del gobierno".
En el caso del proyecto de cambio de moneda, dijo Sauber, el abogado de Custer Battles, la APC aceptó una cuenta final de 21 millones de dólares, pero el Pentágono retuvo el pago de 10 millones a la espera de los resultados de la investigación del contrato.
Antes este mes, el ministerio de Justicia rehusó llevar a juicio a Custer Battles, aunque la demanda civil continúa en virtud de la ley de denuncias. El ministerio no ofreció una explicación pública, pero funcionarios habían dicho previamente a los abogados de la demanda que los fiscales federales no tenían competencia porque la acusación de fraude había sido hecha contra la APC. Algunos expertos ponen en duda ese razonamiento.
Los fundadores de la compañía, Scott Custer y Michael Battles, son ambos veteranos del Ejército. Battles se presentó a candidato para el Congreso en Rhode Island en la lista republicana hace dos años. No fue elegido.
Los dos comenzaron a ofrecer servicios de seguridad a organizaciones no gubernamentales en Afganistán después de la caída de Kabul a fines de 2001.
Pero sus negocios comenzaron a marchar bien en junio de 2003, poco después de la caída de Bagdad. Los hombres consiguieron un contrato de 16.5 millones de dólares con la APC para proteger el aeropuerto de Bagdad.
El contrato de un año no fue renovado, pero la compañía ya había logrado otros, directamente con la APC o indirectamente, como subcontratista de otras empresas.
A medida que ganaba contratos rápidos y beneficiosos, Custer Battles a veces causó la irritación de compañías de seguridad con más experiencia debido a su agresivo reclutamiento de los escasos expertos en seguridad y su pretensión de ser líderes de la industria. En su página web la compañía se describe a sí misma como "la principal empresa de seguridad en Iraq".
Los dos fundadores han sido elogiados por su espíritu empresarial. Los memoranda internos dicen que al menos parte de ese éxito fue construido sobre la base de prácticas dudosas.
Un ejemplo capta algo de la niebla en el Iraq de después de la invasión. Con facturas falsas, escribió Miskovich, Custer Battles pasó cuenta por proporcionar protección del transporte por carretera de cabañas prefabricadas entre Bagdad y Mosul. Las cabinas eran urgentemente necesitadas por los equipos que realizaban la operación de cambio de moneda.
La compañía no sólo no proporcionó los guardias de seguridad para el transporte, escribió Miskovich en el memorándum del 28 de febrero, sino además el convoy estuvo extraviado durante una semana, los funcionarios en Mosul debieron dormir en tiendas de campaña y la compañía tuvo que ofrecer una recompensa para localizar las cabañas.
23 de octubre de 2004
26 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh
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