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reacciones sobre asesinato de van gogh


El autor es un marroquí amsterdamés. No habría actuado solo. Organizaciones musulmanas condenan asesinato y temen repercusiones negativas.
Ámsterdam, Holanda. Conmoción y perplejidad ha causado el asesinato de Van Gogh. Las organizaciones musulmanas de Ámsterdam temen un mayor endurecimiento de las relaciones sociales.
Uzeyir Kabaktepe, líder de la organización turca Milli Gorüs: "Estoy completamente abatido. Esto no ayuda en nada y es inaceptable. Oí decir que el hechor sería un hombre con un caftán que lo degolló. Eso no tiene nada que ver con el islam. Pero hoy ves todo el tiempo en la televisión a tipos raros que piensan que se sacrifican".
Achmed Menebhi del Consejo Urbano Marroquí está conmocionado. "La sociedad está conmocionada. Es inaceptable. El debate democrático está en peligro".
Un portavoz del Comité Trabajadores Marroquíes en Holanda no tiene palabras para describir lo ocurrido. "Nadie puede aceptar que ocurran estas cosas".
Nabil Marmouch, presidente de la rama holandesa de la Liga Árabe Europea: "No me interesa si el hechor era amarillo o negro, si llevaba un caftán o una manta rosada con una cinta. Esto es terrible. Pero gente como Wilders [diputado de extrema derecha] sacará otras conclusiones y tratará de ganar votos".
Simon Fortuyn, hermano de Pim Fortuin [líder de la extrema derecha asesinado hace dos años]: "Me ha causado terror. Esto se está yendo de las manos en Holanda. Theo tenía la lengua muy larga, pero es una locura que te maten por eso".
Gijs van de Westelaken, productor cinematográfico, dice que Van Gogh con la película ‘06-05' y la serie ‘Medea', "hizo lo mejor de su vida". "No debieran ser su testamento, pero es el mejor testamento que pudo haber dejado. Hacer películas era lo más importante en su vida. Lo demás era secundario".
Anil Ramdas, director cultural del centro De Balie piensa que "esto es peor que el asesinato de Fortuyn, debido a que se dice que el asesino es un musulmán. "Esto le da al debate entre musulmanes y el resto de la sociedad un tono muy diferente. Un tono que no estábamos esperando. Dios mío, esperemos que no sea musulmán".
El escritor Joost Zwagerman: "Lo vi hace poco y charlamos un rato. Me dijo que en otoño iría a Nueva York con su hijo. Aparte horror, tengo tristeza. Era un hombre cariñoso que decía las cosas más exageradas. Pero nunca le hizo mal a nadie".
Felix Rottenberg, amigo de Van Gogh: "Me he quedado frío. Hemos entrado en otra fase. Se han introducido culturas más crudas, en las que matas e intimidas y atemorizas. Holanda no conocía esto. Holanda se pone peligrosa".
El escritor Leon de Winter: "Es totalmente pasmado. Es completamente inaceptable. No era mi amigo, pero tiene derecho a vivir. No puedo reaccionar más que con repulsión. No debemos pensar que esto tiene algún motivo. Puede no tener motivo alguno. En nuestro tipo de sociedad puedes decir lo que quieras, por doloroso que sea, y de otro modo puedes acudir a los tribunales. Esto no puede aceptarse".
Harry Mens: ''Estoy aturdido. Algunos pensaban que podía ocurrir. Theo era un kamikaze. Ahora se confirma lo que pensábamos en silencio. Pero lo que está claro es que tienes que estar enfermo para hacer algo así. Si el hechor proviene de algún grupo de población aquí, no debe pensarse que todo ese grupo es culpable. Eso sería muy peligroso. Cuando mataron a Pim, todo el mundo dijo: ojalá el asesino no sea un joven marroquí. Eso exige disciplina para no entrar en una espiral cuesta abajo".
El escritor de novelas de detective Tomas Ross recibió hoy mismo una carta de Van Gogh. "Aún no la he leído. Esa carta seguramente gira sobre un par de cosas de la película ‘06-05', sobre el asesinato de Pim Fortuyn". Theo no quiso tomar medidas de protección, dijo Ross, a pesar de todas las amenazas. "Como Fortuyn, dijo e hizo siempre todo abiertamente; estaba incluso en la guía telefónica".
Poco después de darse a conocer la noticia se reunieron unos treinta amigos y conocidos de Van Gogh en el despacho de Column aan de Van Breestraat. La consternación era enorme. "Algunas veces hablamos sobre las amenazas", dijo Theodor Holman. Pero Gijs van de Westelaken y yo las tomábamos más en serio. Él no quería protección. Pensaba que eso limitaría mucho su libertad".

2 de noviembre de 2004
©het parool
©traducción mQh
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