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FASCISTAS BELGAS CAMBIAN DE NOMBRE - bart dirks


Dominado por la amargura y el odio, el comité del partido Vlaams Blok, prohibido el domingo por racismo, fundó de inmediato el partido Vlaams Belang. "Pero nuestro lema sigue siendo: Nuestro pueblo primero".
Amberes, Bélgica. En los ocho años que Frank Vanhecke ha sido presidente del Vlaams Blok, él y su partido han sido llamados de todo: moscas de la mierda y racistas, extremistas, psicópatas y tarados mentales, la escoria de la calle. "Pero", dijo Vanhecke el domingo cuando fue disuelto el partido Vlaams Blok, "nunca me he sentido tan humillado como hoy, ahora que algunos de entre nosotros nos sospechan de tener la ambición de transformarnos en políticos belgas decentes".
Pues los políticos belgas, según Vanhecke, son los que "no han tocado en décadas los problemas que tenemos, que durante décadas y sistemáticamente dejan en la estacada al propio pueblo y a los débiles de su propio pueblo. Son los que han puesto en peligro nuestro bienestar y trabajo, porque no tienen coraje de decir ‘no' a los dictados valones del Partido Socialista".
Quien esperaba o creía que la condena del Vlaams Blok por racismo y discriminación sería aprovechada "lavarnos la sangre de las manos y limpiarnos la saliva de los labios", se equivocó. El partido cambia de nombre, pero no de carácter -el Blok fue disuelto sólo porque lo ordenó el tribunal.
Apenas si hay auto-críticas aquí. El nuevo partido no necesita bravuconadas como comienzos de los años ochenta. "A veces hemos provocado para provocar un debate", confiesa Filip Dewinter, jefe del grupo parlamentario en el Parlamento Flamenco, "y hemos formulado algunas cosas de manera muy acentuada".
Pero eso no justifica, según el partido, la sentencia judicial. La amargura y el rencor dominan el ambiente. Amargura porque deben disolver el Blok, rencor hacia los "jueces injustos" que dictaron la sentencia.
El domingo por la mañana el comité del partido disolvió el Vlaams Blok, el partido que entre 1978 y 2004 subió de 0 a 24,1 por ciento de los votantes flamencos. El nuevo partido Vlaams Belang continuará la tradición del partido de extrema derecha nacionalista flamenca. Mil cuadros del partido llegaron el domingo por la tarde a la Hortazaal de Amberes.
Como siempre, destaca el odio contra los muchos "enemigos y opositores": contra los valones en general, contra los valones socialistas en particular, contra los "extranjeros" y contra la prensa (en primer lugar, el diario De Morgen) y contra la clase política que mantiene excluido al Vlaams Blok con un cordón sanitario desde 1989 y que fue "lo suficientemente cobarde" como para dejar que los jueces condenaran al Blok.
La nueva declaración de principios apenas si es diferente de la vieja. El Vlaams Belang defiende la identidad cultural del "propio pueblo" y lucha contra "el error multicultural". El Vlaams Belang quiere fundar un estado flamenco independiente con "un estrecho vínculo con Holanda". Un "Flandes para los flamencos" y una "Europa europea", y por eso no quiere Frank Vanhecke transformarse en un político decente.
La sala grita, aplaude y repite: "¡Bélgica Se Hunde!" Todo el repertorio de lemas es repetido varias veces: desde "Bélgica Se Hunde", hasta "Párenlos", "La Patria Es Nuestra" y "Propio Pueblo Primero".
El Vlaams Belang espera liberarse del cordón sanitario y tratará los próximos días de romper el cordón mediático: el partido quiere comprar espacio publicitario en los diarios, y siente curiosidad por saber si es rechazado, como lo fue antes el Vlaams Blok.
"El Vlaams Blok ha defendido siempre los intereses vlaams, y el Vlaams Belang continuará defendiendo al Vlaams Blok", dice Filip Dewinter, a gritos. "El propio pueblo primero sigue siendo nuestro lema".

15 de noviembre de 2004
©volkskrant
©traducción mQh

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