SALUDAR CON LA MANO, O CON LA MANO EN EL CORAZÓN - froukje santing
El sábado un imán le negó la mano a la ministro Verdonk (Extranjería e Integración, del VVD), en un encuentro de jefes islámicos. El resto sí se la dio. Las costumbres y reglas varían, también entre los propios musulmanes. La mayoría de los musulmanes no tienen ningún problema en dar la mano al inicio de un encuentro.
Rótterdam, Holanda. Cuánto más ortodoxo sea un musulmán, más probable es que -ya sea hombre o mujer- no desee rozar a una persona del sexo contrario. Ello se considera contrario a las enseñanzas del profeta Mahoma, según palabras del catedrático de estudios coránicos Fred Leemhuis, de la Rijksuniversiteir de Groningen. "Este dijo alguna vez que es mejor que una aguja te atraviese la cabeza que tocar a una mujer". Leemhuis: "Algunos musulmanes se lo toman al pie de la letra y consideran una absoluta prohibición rozar a otra mujer que no sea la suya. Pero la mayoría de los musulmanes hace una interpretación más amplia. Para ellos tocar' es un eufemismo; se refiere, pues, a contacto sexual".
Sobre todo los musulmanes que desempeñan una función religiosa, los imanes en una mezquita, o los juristas islamitas, se niegan casi siempre a darle la mano a una mujer. Según Leemhuis esto también empieza a ocurrir entre musulmanes conversos y fundamentalistas de Estados Unidos y -en menor medida- en Europa Occidental. "Estos se basan en el wahabbismo, el código jurídico más severo del Islam, que, no obstante, cada vez más es visto como una forma pura del Islam por musulmanes jóvenes y de buena formación, también en Occidente".
Lo que a menudo se hace en lugar de dar la mano es colocarla -la derecha- sobre el corazón, bajando levemente la cabeza, en dirección al interlocutor. A menudo son intercambiadas también fórmulas, como salam alleikum' (la paz esté con vosotros). La persona que llega de visita, o a quien uno se encuentra en una tienda, o en la mezquita, o en una cafetería, contesta diciendo alleikum salam'.
También entre judíos (ultra)ortodoxos es común que los hombres no den la mano a las mujeres, y viceversa. A veces los judíos (ultra)ortodoxos casados incluso evitan cualquier contacto físico en público.
También la costumbre holandesa de besarse tres veces en las mejillas se limita a menudo a las personas del mismo sexo. En los países sureuropeos y en los Balcanes, además de en algunos países islámicos, los hombres se tocan mucho más que en Holanda. Los saludos suelen ser también más extensos que en Holanda. No sólo se pregunta sobre el estado de salud del invitado; también sobre sus familiares. Al invitado le corresponde entonces tomar conocimiento del estado de la familia del anfitrión o anfitriona.
23 de noviembre de 2004
©nrc
©traducción mQh
Sobre todo los musulmanes que desempeñan una función religiosa, los imanes en una mezquita, o los juristas islamitas, se niegan casi siempre a darle la mano a una mujer. Según Leemhuis esto también empieza a ocurrir entre musulmanes conversos y fundamentalistas de Estados Unidos y -en menor medida- en Europa Occidental. "Estos se basan en el wahabbismo, el código jurídico más severo del Islam, que, no obstante, cada vez más es visto como una forma pura del Islam por musulmanes jóvenes y de buena formación, también en Occidente".
Lo que a menudo se hace en lugar de dar la mano es colocarla -la derecha- sobre el corazón, bajando levemente la cabeza, en dirección al interlocutor. A menudo son intercambiadas también fórmulas, como salam alleikum' (la paz esté con vosotros). La persona que llega de visita, o a quien uno se encuentra en una tienda, o en la mezquita, o en una cafetería, contesta diciendo alleikum salam'.
También entre judíos (ultra)ortodoxos es común que los hombres no den la mano a las mujeres, y viceversa. A veces los judíos (ultra)ortodoxos casados incluso evitan cualquier contacto físico en público.
También la costumbre holandesa de besarse tres veces en las mejillas se limita a menudo a las personas del mismo sexo. En los países sureuropeos y en los Balcanes, además de en algunos países islámicos, los hombres se tocan mucho más que en Holanda. Los saludos suelen ser también más extensos que en Holanda. No sólo se pregunta sobre el estado de salud del invitado; también sobre sus familiares. Al invitado le corresponde entonces tomar conocimiento del estado de la familia del anfitrión o anfitriona.
23 de noviembre de 2004
©nrc
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